“Confusión etílica” (por William Dodds)

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baile

Dos cuatro ocho dieciséis treinta y dos Celeste Lucía Juan. No recuerdo. Pesadez. Cabeza de pollo. De pronto regreso. Mi madre con un rodillo. La máscara que me aterroriza. La máscara que me encantaría ponerme. Mi madre y la máscara. Una mesa, Juan Celeste Lucía. Mario Luigi Yoshi. Cojudeces. La mesa. Amigos copas Celeste Lucía. Los ojos celestes de Lucía. El cabello negro de Celeste. La mirada extraña de Juan. Cojudeces otra vez. Las copas en mi cabeza y arrepentimiento.

Quiero pensar bien pero la máscara se me aparece. La música altísima. Escote montañas ojos celestes que no son de Celeste pero que quedarían muy bien con sus negros cabellos. Música y volumen. Poca resistencia. Contradicción. Copa treinta y tres. Pesadez. Conversación que no entiendo. Celeste, no, Juan, tal vez Lucía es quien habla. ¿Cuántas copas? Tres seis, nueve treinta y seis, me aburrí. Y tan bonita que está Lucía con esos ojos celestes que no son de Celeste pero que creo que ya dije que combinarían muy bien con su pelo negro. Ya no sé qué digo. Tal vez algo de un elefante. Montañas río quebradas, escote atrevido. Juan que habla. No, es Celeste. No, es Juan. ¿Qué has dicho? ¿Qué elefante?

Salgo a bailar con Celeste pero miro sus ojos celestes que ya dudo que no tiene mientras Juan me mira y te voy a pegar maldito malnacido. Escote atrevido, ¿estás o no estás? Subes y bajas tanto que dudo. Cinco diez quince veinticinco volví a aburrirme pero creo que conté menos que la vez pasada. Obligo a Celeste a darse la vuelta y seguimos bailando. Que ojalá mi mamá con la máscara que me encantaría ponerme no me vea con el rodillo en la masa y me quiera estampar a Celeste en la cara porque estamos en mi cama. Pero Juan me sigue mirando con cara de me va a pegar y Lucía con sus cabellos negros que antes no tenía y veo que sus ojos celestes que yo dudaba que Celeste tuviera lloran o sólo es sudor.

Y yo bailo con Celeste que ya no tiene pelo negro y yo la quiero tanto y bailo y sigo rogando que la máscara y el rodillo no estén cuando la lleve a mi cama y por fin le diga que la quiero y tirármela. No, no. Juan me mira mientras la beso y me va a pegar y me pegó. Celeste que me cueste este beso pero el golpe me dice que no es Celeste y que por todos los diablos besé a Lucía mientras Celeste que está en la mesa sus lágrimas me dicen que ella me ama y yo la amo a ella.

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