‘El secreto’ por Jonatan Gonzales

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Era una tarde bastante soleada. Estábamos reunidos en el comedor del instituto de contabilidad. Habíamos salido de clases. Yo no tenía ganas de estudiar pues faltaba una semana y media para las evaluaciones finales. Siempre tenía la costumbre de estudiar un par de días antes, y casi siempre me iba bien. Ahora, estábamos conversando sobre nada importante, cosas que a uno se le ocurren para matar el tiempo, cuando en eso, mientras converso con una amiga, me doy cuenta que murmuraban algo entre ellos. Me siento un poco incómodo al saber que estoy en una conversación de la que no participo. Luego, Ángel, un amigo, compañero de clases con gesto de sorpresa, terminado sus murmuros, me mira fijamente.
-¡No sabes lo que pasó! ¡No sabes lo que me dijo Jhomayra!
-¡Qué pasó! – respondo con cara de indeferencia.
-No, mejor no. Ya te vas a enterar después.
Intento no hacerle caso. Pero me deja con la sensación de que algo no tan importante tiene en mente. Reflexiono después y siento una curiosidad que me embarga. Supuse que debía ser algo relacionado a mí. Pero, bien, ya es hora de entrar a clases, intento olvidarlo y no le tomo más importancia.
Después de clases, me reúno con Julio, gran amigo desde la academia. Me presta algunos apuntes de clases, que por cierto son mucho más desordenados que los míos, pero se los presto por ser el único que copia las clases. Copia hasta el estornudo del profesor. Vamos hacia las fotocopiadoras.
-¿Tanto han avanzado en clases?
-No, algunas cosas son apuntes propios. Por cierto ¿ya te han dicho sobre Brenda?
-¿Qué hay que saber de ella?
-¿Ángel no te ha dicho nada?
-No, ¿De qué hablas?
-Ah no, entonces yo tampoco puedo decírtelo.
-Bueno, si es así.
Empiezo a sentir que algún tipo de chisme se está corriendo entre ellos y no me lo quieren decir. Eso hace que sienta más curiosidad. Sobre todo porque ahora sé que se trata de Brenda, una chica que conocía cuando ingresé al instituto. En realidad no la conocí. Pero sabía quién era. Tenía una extraña sensación cuando estaba cerca de ella. Sentía algo indescriptible por ella. Nunca pude conocerla; talvez por miedo. Era una chica bastante dulce. Con una mirada bastaba para derretirme. Todos sabían eso excepto ella, creo yo. Ahora ya no esperaba mucho por ella. Sabía que todo era una ilusión. Pero si podía conocerla podría revivir aquella ilusión.
Después de un largo día, al anochecer me encuentro con Jesús, amigo que conocí en mi barrio, pero por circunstancias de la vida lo encontré en el mismo instituto y en la misma clase que yo. Le saludé pues no lo veía desde hace tiempos.
-Hola, ¿Qué tal?
-Ahí bien. Y ¿ya te contaron sobre Brenda?
-¿Sobre ella?, no. ¿Qué es aquello que todos saben menos yo? ¿Es algo trascendental? ¿Algo malo?
-No, mejor no te lo cuento. Si no te lo han dicho no tengo porqué ser yo quien te lo diga.
-No me dejes con la inquietud de saberlo.
-Mejor quédatela.
Hay algo muy escondido que tienen en secreto. Pensé en averiguarlo cueste lo que me cueste, sin exagerar por supuesto. No podía concebir la idea de un secreto que yo no supiese. Al día siguiente voy a clases en mi día totalmente rutinal. Entro a clases, lo mismo de siempre. El profesor se para frente a la pizarra a hablar como un loco mientras todo el mundo está haciendo otras cosas. Algunos traen laptops para distraerse. Otros escuchan música con los audífonos puestos disimuladamente. Yo llenado mi crucigrama. Leyendo algunas noticias en el periódico, como siempre todo es vedettes, escándalos o sangre. De pronto, de la nada, me pongo a pensar en el secreto que todos saben menos el supuesto protagonista de éste. A la salida me propongo a esperar a Jesús. Llegan las doce del mediodía, el sol ha salido un poquito. Y pensar que hacía calor ayer. Mientras espero atentamente me quedo distraído al ver pasar a Brenda. No sé que es lo que tiene esa chica. Solo sé que cada vez que la veo tengo esa misma extraña sensación. Siento que la he visto en algún lugar. Posiblemente ya la conocí anteriormente. No me atrevería a preguntarle. No tendría suficiente valor. Cuando despierto de ese trance veo llegar a Jesús. Le detengo y le propongo ir a almorzar en grupo. Esperamos a otros compañeros mientras le conversamos sobre el tema inquietante para mí.
-Dime todo lo que sabes de Brenda. ¿Qué es ese secreto tan importante que no me lo quieren decir?
-Mira, es algo que no te lo voy decir yo. Te lo tiene que decir Ángel. ¿Por qué no se lo preguntas a él?
-Pero si no sé ni siquiera que preguntarle. Además no lo voy a encontrar sino hasta la próxima semana.
-¡Que pena! Te tendrás que esperar.
-Dime que es lo que quieres. Te invito el menú de hoy.
-No quiero. No te voy a aceptar así me ofrezcas cien menús del día.
-Entonces, qué puede ser aquello tan trágico.
-No es nada importante. No te preocupes.
Ahora, cada vez que dejo de pensar en ella recuerdo aquel supuesto secreto que esconden. Ha sido un día cansado también. Llego a mi casa por la noche. Hay que estudiar las clases. Si tan solo pudiera pasar el curso sin estudiar. Pero que fastidio, sobre todo cuando uno llega sin ganas de hacer nada. Veo la televisión por un rato, ceno junto a mi familia. Subo a mi cuarto a escuchar un poco de música. Tengo planeado abrir los libros después de todo. Pero, antes de eso enciendo la computadora y entro al Facebook. Cuántos comentarios me han dejado. Los empiezo leyendo uno a uno. Hay varios amigos que han hecho fan de “El Secreto” aquel libro de Rhonda Byrne. Como haciendo alusión a mi. Empiezo a sentirme que estoy siendo burlado. Tan secreto no debe existir. Quizá es ficticio. Lo inventaron. Cerca de la medianoche. Ángel se conecta al Facebook. No pierdo la oportunidad de preguntarle acerca de aquel secreto que yo llamo chisme.
-Ángel, ¿has ido a clases?
-Las dos últimas clases, no.
-¿Me puedes decir qué es ese secreto que todos murmuran? ¿Es sobre Brenda cierto? Nunca me dijiste que se trataba sobre ella.
-No, no es nada.
-Ah ya, así estamos.
-Me han dicho que la información proviene de ti.
-¿Qué información? Ya se que tal te lo digo el sábado después de que pases tus exámenes. No quiero perjudicarte.
-Bueno.
Por lo menos ahora, él me había dicho que lo sabía y que lo iba a decir. Sólo me quedaba esperar. Pero esta situación para mí se volvía cada vez más desesperante. Tenía que seguir preguntando. Ese día dormí pensando en ese día. A mí realmente me gustaba esa chica. Tenía un porte diferente a las demás.
Al día siguiente, el mismo trajín. Pero esta vez iba a hacer algo nuevo. Iba a intentar preguntar a Jhomayra, cuál es aquel secreto; pero, el problema era cómo se lo preguntaba. Más aún sabiendo que ella es amiga de Brenda y que no se puede enterar lo que siento por ella. Aunque realmente no siento mucho por ella por que no la conozco. Siento que si la conociera sentiría algo más grande. Entonces prefiero no hacerlo. Por lo menos no ahora. Voy a esperar a Jhomayra. Pronto ella sale del instituto, la saludo y le pregunto por los demás. Amablemente me contesta que no los ha visto en todo el día. Eso que apenas son las diez de la mañana. Es hora de preguntarle por ella, por el gran chisme recorrido por todos. No sé cómo. No me atrevo a hacerlo. Ella es mujer y no le puedo estar preguntando chismes. Así que mi intento queda frustrado por mi escasa valentía. Mejor espero a la siguiente víctima que me ha de contar el secreto.
En la tarde, después de almorzar con algunas amigas me encuentro con Julio y Jesús. Les propongo ir a jugar. De inmediato Jesús respondo que no. Pues ya sabía que el respondería negativamente. Ese el modo en que me dejara para conversar con Julio. Luego, de regreso al paradero cada uno a su casa, le pregunto nuevamente acerca de Brenda.
-Ahora sí, cuéntame todo.
-No te lo puedo decir.
-No me digas el mismo rollo que me ha estado repitiendo toda la gente.
-Pero si todavía no sabes nada.
-Pues ahora dímelo.
-Bien ¿Todavía te sigue gustando Brenda?
-Pero si no la conozco cómo esperes que me guste o que sienta algo por ella.
-Por eso te pregunto.
-Dime qué es lo que quieres a cambio.
-Yo te lo voy a decir, pero… no mejor no. No te lo puedo decir. Sería traicionar a un amigo.
-Piensa que me estás traicionando a mí como amigo. Cómo es que saben algo relacionado ami que yo no sé.
-Es que no es relacionado a ti. No de tal forma.
-Entonces qué es.
-Ya esta bien. Te lo voy a decir. Pero con una condición.
-¿Cuál?
-No se lo digas a nadie. Mira, lo que pasa es que…
-¡Que!
-Lo que pasa es que Brenda es lesbiana.
-¿Qué?
-Mentira una broma. Lo que pasa es que a Brenda le gusta un amigo de ella por supuesto, y a ese amigo suyo le gusta ella. Pero ambos no se animan. Ambos lo saben.
-¡Eso es todo? ¿Nada más? ¿Por eso es que he estado tan angustiado? No puede ser. Tiene que haber algo más.
-No hay nada más. Eso es todo. Eso es lo que no querían contarte. ¿Te sientes mejor?
-Gracias
Y pensar que eso era todo el bendito rollo por el que me tenían así. Jamás intenté buscar a Brenda. Me sentiría como un idiota estando detrás de ella. Fuera de todo esto, nunca pensé que algo tan pequeño pudiera moverme de esa manera. Ahora, todo tiene sentido, Jhomayra se lo dijo a Ángel, Ángel a los demás. Y así se fue regando. Por último convencí a Julio para que me lo dijera. Y aun así estoy descreído. Por fortuna el tipo ese no están con Brenda aún. Pero ahora me queda otra interrogante. De qué manera Ángel pudo haber obtenido ese tipo de información de Jhomayra. Ese tema es lo siguiente que tengo que averiguar. Por lo pronto estoy tranquilo de que la noticia esa no haya sido tan grave como pensaba.

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