-¿Aló?
– Mamá, ¿eres tú?
– Gustavo –su voz apenas cambió el tono-
– Hola mamá. Llamaba para saber cómo estaban por allá
– Bueno, pues te imaginarás cómo está tu papá desde que nos dijiste que
– MAMÁ, ya, entiendo. Me refería a si está bien de salud
– Gustavo, no me vuelvas a interrumpir de esa manera. Yo no te he criado así de malcriado –él alejó el auricular del teléfono de su oreja- Tu padre está bien de salud, después de todo toma como seis o siete pastillas de esas vitaminas raras cada mañana
– Qué bueno. ¿Y cómo le va en el trabajo?
– Gustavo, él es un hombre de más de sesenta años que trabaja independientemente, ¿pues cómo crees que está?
Gustavo notó el tono de reproche de su madre. Esto lo fastidió.
– Mamá, quisiera que salgamos a cenar los cuatro juntos. Solos tú, papá, Lisa y yo
– Lisa está en semana de exámenes en la universidad, tu padre se parte el alma trabajando y yo tengo que apoyar a esta familia, ¿sabes?. Gustavo, no sé qué te costaba esperar unos meses más para contarnos acerca de lo tuyo con Andrea. Tu padre está todo amargado y confundido y quién sabe cómo le afecte esto a Lisa, solo espero que salga bien en sus exámenes
– Ma, eso no es algo que haya podido esperar más. No tienen por qué preocuparse por nosotros, estamos a gusto el uno con el otro y no planeo forzarlos a aceptar nuestra relación
Hubo una pausa de casi cinco segundos en ambos lados de la línea. Él oyó un suspiro al otro lado de la línea.
– Gustavo, tengo que preparar la cena. Mañana tu papá trabajará todo el día y Lisa se quedará a estudiar en la universidad hasta tarde. Haré milanesa de pollo.
– Gracias, mami.
– Hijo, entiende que me duele el hecho de que no tendré nietos por tu parte, y que todo esto ha sido tan inesperado que la estabilidad de la familia pende de un hilo. Gustavo, sé que entiendes cómo
– Mamá –interrumpió- estate tranquila, yo soy feliz y mi felicidad les hace feliz, ¿no?
– Bueno, Gustavo, para unos padres la felicidad es cuando sus hijos se casan, trabajan y son felices, pero tú no…
. Mamá, mañana acompaña la milanesa con papas fritas, por favor.
Otros segundos más de silencio
– Gustavo, ten cuidado con Andrea, no sé de qué sea capaz un hombre como él
– Tranquila mamá, nos queremos y respetamos, eso es suficiente para cualquiera. Compraré una gaseosa para el almuerzo y la pondré en la nevera. Estaré ahí al mediodía
– Está bien hijo, descansa
– Chau mamá. Un beso para tí, para mi papá y para Lisa. Te quiero
-Y yo a ti hijo
Ambos colgaron con una sonrisa.
S/T por Giorgio Garibotto
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Andrea es un hombre ¿verdad? al inico, pensaba que era una mujer que no podía tener hijos, pero la frase que la madre de Gustavo dijo("Gustavo, ten cuidado con Andrea, no sé de qué sea capaz un hombre como él") cambió la idea y al parecer Andrea sí es hombre y ese es el problema que hay entre Gustavo y su familia.Me pareció interesante que se pueda compreder la idea sin necesidad de explicar todo por partes, ya que el dialogo a través del teléfono facilita y dificulta a la vez la comunicación entre lamadre y el hio,permitiendo ‘cortes’ o interrupciones entre ellos.
Me parece que tal vez pudiste explicar mejor la tensión familiar desde el inicio porque, evidentemente su familia está tratando de aceptar su relación homosexual, pero al parecer, al inicio, él no se muestra muy apto a ellos, pero después parece que sí qiere estabilizar el vínculo familiar.