-Toca algo-dijo la niña.
-¿Qué clase de música quieres?-preguntó el charanguero.
-No lo sé, tan solo toca algo, esta espera me está aburriendo- respondió la niña y mientras arreglaba una de sus trenzas.
-¿Qué te parece una melodía festiva? Tal vez podrías empezar a bailar-propuso el músico mientras rozaba las cuerdas de su charango con los dedos.
-Sí, sería muy divertido, pero no hay espacio, te estorbaría, no podrías tocar- y le dio un vistazo al cuartucho de metro cuadrado.
-Entonces mueve la cabeza aunque sea, y las manos también- dijo esperanzado el músico.
-No, ya no quiero; además, creo que se acerca mi turno, escucho pasos, ya vienen- se asustó.
-No importa, no creo que quisieras pasar tus últimos minutos bajo la tristeza del tedio.
-Pero, no puedo, tengo miedo, estoy casi paralizada, no podría dar un solo paso. No sé como llegaré hasta la pared, creo que me tendrán que arrastrar.
-No digas eso; vamos niña, sonríe; no te vayas triste de este cuarto, es lo único que te pido por todo este tiempo que hemos disfrutado- le tomo de las manos.
-Está bien- dijo la niña un poco calmada- bailaré, pero toca la canción de la mariposa que vuela sobre los Andes, la que tocaste el segundo día, era muy hermosa.
-Tocaré entonces esa canción, pero quiero que me prometas algo.
-¿Qué?
-Cuando este allá, por favor, no piensas en ella.
-¿Por qué?
-No quiero que las balas interrumpan el vuelo mágico de la mariposa, quiero que sea libre dentro de este cuarto y no que esté muerta fuera de él.
-Te entiendo- sonrió.
-Empezaré a tocar para ti por última vez.
S/T por Alfonso Álvarez
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Ah lo mejoraste no? A mi si me gustó, ese último suspiro de vida alegrado por un charanguito de los andes. Es bien bonito, como que realmente la muerte no parece tan fea.Lo unico que te critico es que la chiquita habla demasiado bien, diría casi como adulta.