“Camello triste” por Nuria Allemant

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Recuerdo su postura detestable de camello triste y esa voz lenta, lentísima y desesperante.
Todo el tiempo creyendo tener la razón, todo el tiempo viendo un galán de cine en su espejo mientras que el espejo reflejaba algo más parecido a un pollo recién nacido.

Al principio me gustó algo de él; debe haber sido su alegría porque no se me ocurre qué más pudo ser. Me divertía pasar momentos con él, jugábamos y reíamos hasta que lo contradecía en algo y entonces permanecer a su lado se volvía insostenible.

Hace un mes que sentí que ya no podía más y se lo dije: “no te quiero más”. Realmente era una verdad a medias porque no solamente no lo quiero sino que además lo detesto. Detesto cómo se para, que se peine todo el tiempo, que se crea un genio por cada cosa que dice y hasta la casaca que usa negro con azul que brilla.

Recuerdo que aquella tarde su voz desesperante se alejó de mí lenta, lentísima junto con su detestable postura de camello triste, un poco más triste que de costumbre.

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4 pensamientos en ““Camello triste” por Nuria Allemant

  1. Anónimo

    Chevere el relato. Se supone que todo es inventado, menos el recuerdo, porque el ejercicio era asignarle a algun personaje inventado un "yo me acuerdo" de nosotros. Pero de todas maneras creo que tanta maleteada es para alguien que de verdad fue tu ex.
    La del pollon esta buena.

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