Se la señala con índices prejuiciosos y sonrisas burlonas, se la acusa de desproporción, de torpeza. Un delicioso error de la naturaleza. Si ella escuchara tales descripciones se avergonzaría. Tan sensible su ánima de cristal quisiera convertirse en avestruz y enterrar la cabeza. Pero felizmente este no es el caso, ella no lo escucha: su amorfidad, como la llaman los más crueles, la protege de tales mofas refugiándola entre las nubes. Que cosmovisión tan amplia posee esta pequeña gigante; que envidia. Y ella, ilusa, se dedica a servir a los hipócritas, sin esperar nada a cambio. ¿Cómo lo hace? Su alargada anatomía le permite observar a lo lejos a los ansiosos cazadores y su tranquilo corazón se acelera. Logra finalmente, con terrible impaciencia, la ardua labor de doblar el cuello hasta el suelo y sacar voz de líder para guiar la huida y salvación de las victimas encadenadas a la tierra.
“La jirafa” por Ana Lucía Pinillos
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Me parece muy buena; la narración es ágil y la presentación de una animal tan común resulta sumamente original.