¿Por qué escribo? Es una buena pregunta, y nunca me la había hecho. A decir verdad, no lo sé. Tal vez ya sea parte de la rutina, pues escribo casi todos los días desde el año 2003, desde el día en que intenté escribir una obra teatral para un show del colegio (animado por las palabras de mi profesora de inglés “Ya que tú me diste la obra del año pasado, consígueme una para el Open House de este año”). Claro que de ese intento no salió nada más que una obra fallida y que hasta el día de hoy está inconclusa, pero fue el momento en que descubrí lo mucho que me gusta escribir. Plasmar en un papel cualquier idea que pueda venirse a la cabeza suele ser una experiencia interesante, en principio por el hecho de que puedo escribir lo que sea porque “el papel todo aguanta” y luego por el hecho de sentirme en control del mundo que creo en cada una de mis obras (que, por cierto, hasta la fecha, son pocas). El hecho de haberme vuelto escritor responde a mi costumbre de niño de imaginar situaciones muy inverosímiles cada vez que estaba aburrido, y este tipo de fantasías infantiles se vieron incrementadas con la aparición de la historieta japonesa en el país, lo que me llevó a imaginar más historias que antes, pero sabiendo ahora que podía ponerlo en el papel de un modo que ya está usado, por lo que no parecería ridículo, y además, que está de moda últimamente. Escribo también porque, en un futuro, pretendo ser guionista, y me gustaría tener preparados algunas historias para ese entonces. Esto no impide que, en algún momento, publique algún libro de relatos medianamente largos. Sin embargo, a pesar de todo esto, la principal razón de que yo escriba es la más simple de todas: porque me encanta escribir.
William Dodds
Deja una respuesta
[Visto: 1606 veces]