Para escribir un cuento, en el momento en el que me siento inspirada, busco un espacio aislado y abierto, tratando de escapar del estrés o el ruido. Luego, empiezo a imaginar o crear a cada personaje y les adjudico características, físicas y morales, propias de cada uno y que puedan formar parte de una historia. Finalmente, busco una forma de relacionarlos creando situaciones o conflictos necesarios para que la trama se pueda desarrollar. Muchas veces no logro terminar de escribir por falta de tiempo o porque se complica la trama de la historia, pero cuando los retomo suelo cambiar enormemente el contenido.
En general, suelo escribir para “desconectarme” del mundo, que en algunos momentos llega a ser hiriente, o simplemente porque hallé la historia perfecta, muchas veces provenientes de recuerdos familiares.
Escribo también porque es una manera de hacer catarsis y muchas veces lo considero como una especie de psicoanálisis. El escribir también me ayuda a hacer una autorreflexión de las etapas que estoy atravesando o que ya atravesé pero que me son difíciles de olvidar.
En resumen, la razón principal por la que suelo escribir es la mejora que esta me otorga al contar mi historia y tratar de ahuyentar a mis “fantasmas”.
Melissa Lazo
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