La rutina

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"Hercule et l

Libro contra la rutina una despiadada guerra sin cuartel. Ella es desde hace muchos años una opresora sin escrúpulos que al mismo tiempo, vieja zorra, ha aprendido a disfrazar astutamente su tiranía. Es una fiera venenosa que nos seduce con su regazo protector, pero que una vez que nos tiene en sus brazos, nos inocula su veneno paralizante, adormecedor. Heridos por la mordedura, nos empezamos a sentir vulnerables, y en lugar de huir de ella, a ella nos aferramos, buscando el calor, eso que llaman seguridad. Ella misma nos hinca la ponzoña, y a ella misma nos aferramos: no necesita de sus garras. Le tememos a todo lo que se encuentra más allá de sus peludos brazos de bestia. Su pelaje frondoso es un colchón mullido y caliente que nos aísla del frío exterior. Y nos acurrucamos en su seno presuntamente maternal, y cerramos los ojos, y decimos gracias.
Emprendo la carrera por alejarme de la bestia. Es veloz, y parece darme alcance, mientras mis pies avanzan dificultosamente hundiéndose en la nieve y el barro. En medio del aire gélido, me envía a través de un suave viento delicadas emanaciones de su calor, para recordarme que con ella mis brazos no tiritarán de frío, que podré seguir alimentándome de su leche fresca y caliente, que lejos de ella solamente me quedará cavar entre el hielo para arrancar los tubérculos sepultados por el invierno.
Me llama… conoce mi nombre… sabe quién soy…. Y le urge atraparme, convencerme de que todo con ella era mejor… Y cada vez el camino se hace más difícil: ya no es solamente la nieve y el barro… he de abrirme paso entre pantanos, marismas y ascender escarpadas montañas… Y cuando quiero alejarme más y ascender, descubro que ella también posee alas.
Pero existe una frontera, un límite que ella no puede atravesar, porque ella es prisionera en su reino… y lucho por cruzar esa frontera…

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Un pensamiento en “La rutina

  1. Mercedes Roman

    Vastente interesante el texto sobre la rutina -que mata- que aburre y pareciera que por buscar la seguridad una se muere -tampoco, entre las paredes hay seguridad-.
    Pero, quien escribe, ha plasmado muy bien la sensación. Quisiera que me contara como se abren las puertas de la libertad… la de vivir con alas.

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