Ha sido una constante a lo largo de estos días, especialmente en noviembre: hago una pausa en el trabajo, me levanto del asiento y me dirijo a la ventana de la oficina. Hago a un lado las persianas y miro a través de ella: supuestamente, oficialmente es primavera. Pero no hay sol. Y el techo de nubes pinta aún más de gris un incoloro paisaje de ladrillo y concreto. Cierto día no puedo evitar hacer un comentario al respecto. Y alguien me dice convencido “Yo siempre creí que la primavera es una farsa, una mentira”.
Radical la afirmación, sí. Pero ¿cómo no darle la razón? Un domingo soleado, como el de anteayer, es como una golondrina: no hace la primavera. ¿Dónde está la primavera?, me pregunto. Sólo recuerdo, y con ello me remonto a mi infancia escolar, unos lugares donde siempre la encontraba tal como se supone que es: en los libros de lectura o en los textos del curso de Lenguaje o Castellano (según sea el nombre dado ocasionalmente). Ahí estaba la primavera, hecha en base a una cantaleta de lugares comunes tomados, calcados o adaptados, no cabe duda, de fuentes escritas en lugares donde sí existe la primavera. También había canciones: Viene llegando la primavera, sembrando flores, sembrando flores… Y la farsa se completaba con la típica actuación escolar, en la que se tenía que sacrificar a alguien (en esa época mi colegio era sólo de hombres) para que ataviado con vestido largo, peluca de señora de los 70, recargado de flores y con varita mágica de hada, represente a la nueva estación . Paradójicamente, la ocasional drag queen recitando versos bajo el cielo nublado y gris, resultaba ser la mejor imagen de la primavera limeña.
Y es que no hay propiamente primavera, pese a que el SENAMHI nos recuerde todos los años que tal día a tal hora con tantos minutos, tantos segundos y cuchucientos nanopericosegundos se inicia la primavera. Pero no. El clima, lo que hace es jugar a la primavera con los atormentados habitantes de la capital peruana de la misma manera que lo hace el gato con el ratón. Por lo general, el invierno se prolonga sembrando la incertidumbre en cuanto al verdadero inicio de la estación. Este año, en cambio, parecía adelantarse: días soleados a mediados de setiembre, que nos hicieron dejar alguna prenda abrigadora en casa. La situación parecía coherente con los anuncios de un nuevo fenómeno de El Niño. Pero cuando, confiados en los días de sol precedentes, mandamos a hibernar a las mangas largas, pues resulta que la incipiente y supuesta primavera decide darse cinco minutos más para continuar con su siesta invernal y nuevamente nos encontramos con los días grises y nublados.
No, pues. En Lima no existe primavera…
Pero tampoco quiero creer que sea una mentira, una farsa. Prefiero pensar, más bien, que la primavera es un sueño, una esperanza…
¿Primavera? ¿Cuál primavera?
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Pues a mi si me gustaría pensar que existe la primavera, aunque el clima de Lima sea tan polarizado, cuaquier día en que tengas una buena actitud puede ser primavera.
bueno,,, io kreo que la primavera dejará de existir…jeje, pero ahora… ahora podemos decir que todavia existe. la primavera no nos hace mucha de todas maneras…la vida tiene que continuar sea como sea..y nada podemos hacer 😛
pd.. me parecio muy interesante tu articulo..y mas porque de hecho necesitaba un modelo para una tarea 😛
ta que son unos tontos porque yo quiero el inicio del verano y me salen cochinados…..::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::…..-_____