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EL MUNDO POST CORONAVIRUS: LO PEOR ESTÁ POR VENIR

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La Prudencia, la Resiliencia y la Mentalidad Disruptiva, como nuestros mejores aliados.

 A estas alturas el gran debate mundial, del cual no es ajeno América Latina y el Caribe (ALC), es con respecto al levantamiento de la cuarentena. En qué momento termina la etapa del martillo y comienza la etapa de la danza. Considero que entrar en esa dicotomía de elegir entre la salud y la economía, no soporta ningún sustento. Sino veamos el caso más emblemático de los países que optaron por privilegiar esta segunda opción como es EE.UU., con 1,227.430 casos confirmados de COVID-19 y 73,095 muertes registradas a abril del 2020. (Fuente: Universidad Jhons Hopkins). Bajo ese contexto, secundo lo dicho por Joe Biden hace poco: “No se puede lidiar con la crisis económica hasta que se resuelva la crisis sanitaria”.

¿Pero qué hacemos entonces? ¿Salimos o nos quedamos? En países donde el comercio informal es el predominante en la economía, se cuentan las horas para el levantamiento de la cuarentena. Y es que los esfuerzos de los gobiernos implementando políticas de subsidio social y de reactivación económica, no parecen suficientes. La mayoría de la población necesita salir a ganarse el día a día, sin importar muchas veces, poner en riesgo su propia salud y la de los demás. Por otro lado, los que se encuentran dentro del sector de la economía formal, vienen preparando sus reaperturas comerciales a través de deliverys, servicios on line, e-commerce, control de ingreso a centro de labores, regulación de los sistemas de transporte, etc.

Sin embargo, un tema que poco se está desarrollando o que casi nadie está discutiendo, es el relacionado al impacto económico mundial que deviene después de esta pandemia; y las pautas que se deben ir tomando, en cuanto al comportamiento social y las políticas públicas a implementar, de cara a enfrentar, a otro enemigo ya conocido que viene de la mano del COVID-19; la implacable Recesión Económica. ¿Cuál es el escenario socio económico que nos espera y cómo deberíamos prepararnos? A continuación, algunas capacidades que deberíamos desarrollar al respecto:

1. PRUDENCIA:

Seguramente has visto que muchos restaurantes y negocios, más allá del levantamiento de la cuarentena, desde ya, se vienen preparando para reabrir su atención al público, aprovechando las plataformas digitales y brindando sus servicios a domicilio. Sin embargo, hay que ser muy cautelosos a la hora de lanzarnos hacia un consumismo excesivo y desesperado. La economía mundial se viene “deshidratando” vertiginosamente y en este marco globalizado en el que los países operan comercialmente, el consumo se va a ver frenado en una escala sin precedentes, priorizándose la alimentación y la salud en sus formas más básicas.

Si antes Asia y Norteamérica estornudaban y América Latina y El Caribe se enfermaban de gripe, imagínense ahora que estos mercados gigantes empiecen a desarrollar un proceso de neumonía severa, nosotros, sus proveedores, vamos a esas alturas, encontrarnos en UCI y con respirador mecánico. De igual manera en el comercio interno de cada país, mientras más se alargue el proceso de aislamiento social, peores van a ser las consecuencias económicas. Es que, si no tenemos una plataforma sanitaria que garantice la realización de pruebas masivas y constantes, y el rastreo de infectados como de su entorno sea eficiente, podemos estar al borde de propiciar una nueva ola de la pandemia en cualquier momento.

El escenario más próximo es que se acelere lo que se llama “curva de la muerte minorista” (cambio de los negocios al comercio electrónico). Muchas de nuestras tiendas y restaurantes favoritos van a tener que cerrar, porque cocinar en casa se convertirá en nuestra principal alternativa, antes de salir a cenar. La única forma en que las tiendas del barrio sobrevivan a esta crisis, será utilizando plataformas digitales que le permitan interactuar con los clientes sin necesidad de cajeros ni efectivo. Todo esto forma parte de un proceso de adaptación a la disrupción tecnológica, lo cual veremos más adelante.

Nuestras economías están tan arraigadas unas con otras, que esta desaceleración del consumo de nuestros principales mercados asiáticos, europeos y norteamericano, debido al desempleo generalizado y el cierre de empresas, afectará ALC con un efecto dominó bien potente. Nuestra economía primaria exportadora irá disminuyendo, porque el consumo internacional viene bajando. Si nos enfocamos en nuestro mercado interno, este todavía se va a encontrar paralizado. El cierre de empresas locales va a ser un hecho, con eso se genera desempleo y se agudiza la pobreza extrema. Finalmente, la recaudación del país baja y las instituciones del Estado también se ven afectadas por el desempleo. Un escenario realmente catastrófico.

Mientras tanto nos queda ser muy prudentes, tanto para el consumo ciudadano, como para la implementación de protocolos sanitarios por parte del gobierno y de las empresas. Por ejemplo, Taipéi (Taiwán), es un ejemplo de cómo una ciudad puede operar, habiendo salido de su proceso de cuarentena y a la espera de un tratamiento o vacuna. Las temperaturas se toman en cada entrada de edificios, tiendas, centros comerciales, departamentos, escuelas, lugares de trabajo y oficinas; todos los movimientos son rastreados a través de los celulares, las cuarentenas por 14 días continúan con las personas que llegan al país del extranjero, entre otras medidas.

2. RESILIENCIA:

La situación que estamos viviendo muchos de nosotros es realmente crítica. Necesitamos adaptarnos positivamente y cuanto antes a esta situación adversa. Según estudios de la Universidad de Toronto, señalan que nuestra repulsión actual a las multitudes se va a ir disipando con el tiempo. Por ejemplo, después de la pandemia de gripe de 1918-1919, tuvieron que pasar más de cinco años para que las personas se sientan seguras de usar el transporte público con naturalidad. ¿Qué dejará a nuestra generación esta Pandemia de COVID-19? Quizás una obsesión a partir de ahora de usar mascarillas, jabones desinfectantes y alcohol en gel para las manos, diferentes protocolos al momento de establecerse todo tipo de reuniones, el uso de la bicicleta para el transporte urbano, etc. Y es que los cambios de nuestro comportamiento como sociedad se verán muy trastocados por un periodo regular de tiempo.

Parte de nuestra resiliencia como sociedad, se encuentra arraigada a uno de los efectos positivos que viene generando esta pandemia, y se trata de la ruptura de mentalidad con respecto a la división de la gente y el reconocimiento ciudadano de que todos estamos unidos en esta lucha. El virus ha permitido que, autoridades de gobierno, empresarios, la academia y la sociedad civil, reconozcan que se necesitan mutuamente. Es alentador que por ejemplo siete países importadores y exportadores de alimentos, hayan formado un sindicato pandémico: Australia, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Myanmar, Brunei y Singapur, acordaron mantener abiertas sus propias líneas de suministro mutuo, independientemente de las condiciones mundiales. Ejemplos que deben convertirse en tendencia global.

Nuestra fortaleza no solamente tiene que verse plasmada en medio de este lockdown, sino también después. En algún momento muy cercano, se va a levantar la cuarentena. Lo que les toca ahora a los gobiernos de ALC es mejorar sus procedimientos de rastreo y detección de posibles infectados. Por ejemplo, Alemania, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur y Corea del Sur, están tomando control del virus. Se están creando equipos de cientos de personas, que vestidos con sus trajes de protección, salen a las calles para testear el COVID-19, rastreando a cualquiera que potencialmente haya podido tener contacto con algún infectado recientemente descubierto, imponiéndose cuarentenas sectorizadas o focalizadas de ese círculo social potencialmente peligroso. En el caso de EE.UU., actual zona cero de la infección, necesitaría alrededor de 300,000 trazadores de COVID-19.

Los gobiernos de ALC deben tener bien claro y definido su plan posterior a la cuarentena. No se sabe cuántos contagiadores asintomáticos existen, por lo que es una temible amenaza. Se deben controlar esos posibles focos de infección, realizándose más pruebas y detectar a estos infectados que están en la sombra, esto con la finalidad de evitar una temida segunda oleada de la enfermedad.

Si volvemos a la estrategia de la atención de salud primaria (Los centros de salud te atienden solo si presentas cuadros de fiebre, tos y cefalea), la cual de paso se encuentra totalmente colapsada, van a seguir pasando desapercibidos los asintomáticos. “Los focos de contagio se están iniciando debido a que la gente que contagia no tiene ningún síntoma; es por eso la necesidad de que los gobiernos inviertan dinero en formar y preparar “rastreadores” en cada localidad, sino el virus puede volver a ganar la partida con la mejor carta que tiene: Su capacidad de multiplicarse a escondidas hasta que sea demasiado tarde” (Antonio Ramírez Ron, Periodista, Revista Voz Pópuli).

3. MENTALIDAD DISRUPTIVA:

Como lo mencioné anteriormente, el escenario futuro más probable post COVID-19, es el de la austeridad absoluta, la ciudadanía lo pensará dos veces antes de gastar su dinero en servicios y bienes que hacen que la vida urbana se vea más atractiva. Las altas remuneraciones, el transporte público masivo, conciertos, museos, buenas escuelas, restaurantes, bodegas, etc. Todo pende de un hilo. La gran mayoría de las personas va a priorizar sus gastos para alimentación básica y salud, frente a eventuales crisis sanitarias.

Según estimaciones, en los próximos cinco años, aproximadamente el 40% de tiendas físicas van a tener que cerrar. Los grandes jugadores que están aprovechando esta situación son empresas como Amazon, Uber, Rappi, Walmart, etc. Cuyo potencial de crecimiento es exponencial en el rubro de entrega de productos a domicilio.  Un dato importante como negocio emergente, en el cual se pueden enfocar algunos fondos de inversión, es con respecto a las “granjas urbanas”, las cuales tendrán la finalidad de brindar seguridad alimentaria a las ciudades cercanas, para que en el futuro no haya preocupaciones de abastecimiento producto de epidemias y pandemias.

Los efectos de esta pandemia en el campo de los negocios, van a acelerar varios procesos. Esta crisis va a terminar por cernir a las empresas, teniendo como principal variable de supervivencia el uso de las nuevas tecnologías. Todos aquellos empresarios que no desarrollen una mentalidad disruptiva, difícilmente sobrevivan comercialmente a esta crisis sanitaria. Todas las empresas que no puedan generar modelos de negocio más resistentes y que puedan hacerlo todo en línea, están destinadas a una inminente muerte.

La combinación de los servicios minoristas en línea, el uso del big data, la computación en la nube, la inteligencia artificial y el machine learning, son algunas de las herramientas que se van a requerir para seguir ofreciendo los mejores servicios dentro de un ecosistema digital. La digitalización ya no es un componente extra para aumentar la productividad y las ganancias, hoy es un requisito para que las empresas sobrevivan.

Definitivamente se trata de una complicada tarea sobre todo para las mipymes de la región, las cuales tendrán que destinar más recursos a innovación tecnológica, que a recursos humanos y de gestión del día a día. En tal sentido, es muy importante que los gobiernos de ALC, puedan generar los instrumentos técnicos y financieros para dotar a la mayor cantidad de empresas, de capacidades digitales para continuar operando ininterrumpidamente, durante y luego de la crisis del COVID-19. A partir de ahora, los grandes paquetes de financiamiento para mipymes por parte de los gobiernos, deben ser para el apoyo a la digitalización. El Banco Interamericano de Desarrollo – BID, junto con otras instituciones, desarrolló una plataforma de chequeo digital para empresas, con la finalidad de que estas puedan auto examinarse y auto diagnosticarse en cuanto a sus capacidades digitales, brindándose además recomendaciones y fuentes de apoyo disponibles para que las mipymes puedan implementar en sus negocios. Les dejo por acá el link: https://www.digitalizatupyme.cl/

REVOLUCIÓN DIGITAL PARA ENFRENTAR EL CORONAVIRUS

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Gobiernos, tecnología y estrategias contra la pandemia mundial.

Los usos de las nuevas tecnologías se han convertido en prácticamente una necesidad para toda la humanidad. El ataque global del COVID-19 ha acelerado los procesos de conversión y traslado del mundo físico al mundo digital. En el campo del teletrabajo, por ejemplo, la plataforma Zoom ha sustituido a las salas de reuniones; tan sólo en diciembre del 2019, los usuarios de esta aplicación para teleconferencias ascendían a 10 millones de personas; actualmente – abril 2020 – los usuarios bordean los 300 millones en todo el mundo. Igualmente, en el campo del entretenimiento, la empresa de videos de streaming, Netflix, registró un histórico de 15,8 millones de nuevos suscriptores, alcanzado a la fecha un total de 183 millones de usuarios, lo que se trasluce en ganancias netas que bordean los 709 millones de dólares en la actualidad. (Fuente: es.estatista.com).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a la utilización de nuevas tecnologías, no nos estamos refiriendo tan solo a las nuevas formas de entretenerse o comunicarse a través de Internet, tanto en el ámbito personal como en el profesional, no estamos haciendo mención a esos espacios de encuentro virtual para intercambiar mensajes y llamadas, ni a las descargas masivas que se han realizado últimamente de apps como: Microsoft Teams, Skype, Facetime, Discord o Slack; definitivamente no estamos hablamos de eso.

 1. INDUSTRIA 4.0 Y EL PODER DE LOS DATOS

 Conceptos anglosajones como: IoT (Internet of Things), Big Data, AI (Artificial Intelligence), Machine Learning, Cloud Computing, Data Analytics, Blockchain, etc. Forman parte, desde hace algún tiempo, del glosario utilizado por los usuarios de la emergente industria 4.0. Empresas, gobiernos y gran parte de aldeanos globales, comparten cada día más de los beneficios de estos recursos tecnológicos que se van integrando con mayor intensidad en la vida de todos los seres humanos, aunque la mayoría de nosotros, ni nos damos cuenta de que formamos parte activa de esta vorágine tecnológica; y que, por otro lado, nuestros datos se han vuelto en el mayor activo de grandes corporaciones como: Google, Apple, Amazon, Microsoft, IBM, Facebook, etc.

Precisamente, el uso de esta tecnológica inmersa en la Industria 4.0, viene cobrando mucha mayor relevancia, pues viene sirviendo a diferentes gobiernos y autoridades a nivel mundial, para poder rastrear los contactos de las personas infectadas con el coronavirus y al mismo tiempo determinar si se siguen las reglas de distanciamiento social. Casos como el de Corea del Sur son realmente exitosos en el manejo de estas tecnologías, lo cual se refleja en los bajos números de contagiados de COVID-19, teniendo en cuenta el tamaño de su población. En este país, por ejemplo, el trabajo de su Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte, y el Ministerio de Ciencia y TIC, han sido bien destacados al haber utilizado plataformas de rastreo de contactos, analizando los datos recopilados de cámaras y otros sensores, pudiendo identificar a los contactos recientes de un paciente detectado con coronavirus.

Parecida situación es la que se viene ejerciendo en la India, en donde el gigante tecnológico Tech Mahindra se ha convertido en un socio estratégico del gobierno hindú, en este país se vienen utilizando las cámaras de tráfico para monitorear los movimientos de las personas, además de utilizar drones para la vigilancia aérea, proporcionando información en tiempo real de aglomeración de personas, tiendas y farmacias abiertas, etc.

2. LATINOAMÉRICA Y EL USO INSIPIENTE DE TECNOLOGÍA

A nivel de América Latina y el Caribe (ALC), el primer contagiado con coronavirus se detectó un 26 de febrero en Brasil, para ese entonces ya se registraban alrededor de 82.294 casos de infectados en todo el mundo, siendo China el epicentro del contagio y concentración de la enfermedad, pero aún la OMS no había catalogado de pandemia la situación sanitaria y las medidas de protección de fronteras y aislamiento social de todo el mundo parecía una utopía. Actualmente, en esta parte del mundo, son más de 150 mil casos de COVID-19, de las cuales más de 7 mil personas fallecieron. Lideran este lamentable ranking de contagios: Brasil, Ecuador, Perú, México y Chile.

Pero ¿Cómo ha sido el despliegue tecnológico para afrontar esta pandemia por parte de los países de ALC? Según un estudio publicado recientemente por la CAF y el CEPAL titulado “Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al COVID-19”, se repasan las pocas prácticas tecnológicas utilizadas por los países de la región, la mayoría de ellos insipiente, para poder afrontar este tipo de pandemias. Estas deficiencias tienen que ver con el estado del ecosistema digital, infraestructura digital, conectividad digital para el distanciamiento social y las políticas públicas regulatorias implementadas por cada uno de los países.

Mientras en países de Europa, Asia y Norteamérica, basan su estrategia de lucha contra la pandemia soportando sus estrategias en tecnologías más disruptivas como en el uso de drones de vigilancia ciudadana, plataforma de analítica de datos, inteligencia artificial, uso de la red 5G, etc. En nuestra región, venimos experimentando problemas más básicos que tienen que ver por ejemplo con la disminución de velocidad e incremento de latencia en nuestra banda ancha e interconectividad digital, lo cual dificulta que, en este contexto de distanciamiento social, se empleen eficientemente plataformas que permitan el teletrabajo, la tele educación, la tele salud, etc.

Y si ese problema venimos sufriendo los que afortunadamente gozamos de algún tipo de servicio para interconectarnos en el mundo digital, pongámonos a pensar por un momento en las personas que, por deficiencias de infraestructura tecnológica, se mantienen al margen de todo tipo de beneficios que ofrece el internet. Según el estudio antes mencionado, alrededor del 32% de la población en la región mayormente del ámbito rural, se encuentra marginadas de todo tipo de participación en el ecosistema digital; es decir, se encuentran imposibilitados de acceder a servicios de información, educación, atención sanitaria, adquisición de insumos alimenticios de manera electrónica, etc. Realidad que se vuelve una gran barrera para afrontar esta pandemia mundial.

3. GRANDES DESAFÍOS: POTENCIAR EL ECOSISTEMA DIGITAL Y ACORTAR LAS BRECHAS

Los gobiernos de ALC, tienen una gran responsabilidad de desarrollar políticas públicas de carácter nacional y sub nacional, que permitan impulsar cambios estructurales en la digitalización de sus países, universalizando el derecho de las personas al uso de los servicios tecnológicos con un énfasis especial en las zonas rurales, garantizando el acceso a eficientes plataformas digitales, orientadas a resguardar la salud, la educación y el desarrollo productivo.

De igual forma, urgen promover los marcos jurídicos y regulatorios para fomentar la inversión pública y privada en el sector de las telecomunicaciones, optimizar las cadenas de interconexión a Internet, desarrollar infraestructura que permita mejorar nuestras comunicaciones a través de la red 5G, planificar el otorgamiento de incentivos fiscales para el diseño y operación de infraestructura de radio bases y de utilización de la fibra óptica, etc.

Esta lucha contra el coronavirus en ALC no solo depende del uso responsable ciudadano de los medios de protección personal como: mascarillas, guantes, jabones, desinfectantes y el distanciamiento social. Por otro lado, si bien es necesario el despliegue de los gobiernos para al aprovisionamiento de pruebas moleculares, camas UCI y respiradores mecánicos; esta experiencia pandémica, nos debe llevar a tomar una seria reflexión, con respecto a cómo se vienen utilizando los recursos tecnológicos como instrumentos de prevención, trazabilidad, mitigación y capacidad de respuesta, frente a afectaciones de la salud, desastres naturales, lucha contra la delincuencia; y, asimismo, permitan impulsar la estimulación del sector productivo, social y económico, acortando las brechas digitales en las zonas rurales de las regiones; garantizando que la calidad educativa, los servicios de salud y el acceso al trabajo remoto, se brinden de forma oportuna y eficiente. Esta pandemia nos debe impulsar a migrar con una mayor rapidez hacia el ecosistema digital.