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LAS OTRAS VÍCTIMAS DEL COVID-19

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¿Cómo prepararnos para afrontar la “nueva normalidad”?

“Te vas de aquí, pronto desaparecerás, te desvanecerás en una hermosa luz, porque todo el mundo está cambiando, y yo no me siento bien” (Canción: “Everybody’s changing” –  Keane).

Cada uno de nosotros estamos tratando de asimilar cómo será el nuevo mañana. Nuestra mente trabaja a mil por hora identificando las opciones que tenemos para adaptarnos y permanecer. Los gobiernos del mundo en el afán de controlar la caída de sus economías, tienen que empezar a aflojar la cuerda de las restricciones sociales. Y no es que hayamos controlado el virus, sino que necesitamos empezar a convivir con nuestro verdugo.

La nueva palabra que vamos a empezar a escuchar en diversos medios y a lo largo de estos días es: “Desescalamiento”. Y aunque en el castellano esa palabra no existe, la vamos a seguramente utilizar de manera frecuente. Y es que cuando escalamos un árbol y llegamos a lo más alto, lo natural es que nos bajemos o descendamos, pero bueno, el mundo con esta pandemia, empezará a “desescalar” hacia una nueva normalidad.

Con contadas excepciones, le hemos dado una dura batalla de contención a la enfermedad, pero lamentablemente se está llevando consigo a millones de seres humanos en todo el mundo. Algunos hemos luchado desde nuestras casas, tratando de obedecer las medidas de cuarentena, inclusive hasta limitar con la paranoia. Otros desde sus escritorios, como nuestros políticos, que, en su mayoría, están haciendo el mayor de sus esfuerzos para cumplir con su responsabilidad ante sus pueblos; y los que están todavía en la línea roja del enfrentamiento, como son nuestro cuerpo médico, las fuerzas policiales y militares, los servidores públicos, etc. La gran mayoría de alguna forma y de manera unida, le estamos haciendo frente a este enemigo común.

La humanidad está empezando a asomar desde la cueva, la luz del sol todavía molesta a los ojos, pero no va a durar mucho. Después de parpadear por un poco de tiempo, vamos a percatarnos que estamos frente a un nuevo día, frente a un nuevo amanecer. La percepción sobre nosotros mismos definitivamente a cambiado, este golpe existencial nos ha demostrado cuan fuertes y frágiles somos a la vez, y cuánto nos vamos a necesitar los unos a los otros. El futuro tras esta pandemia como nunca antes nos está empoderando como sociedad. Tenemos la oportunidad de que nuestra generación, participe en la construcción de este nuevo mundo, uno que beneficie a todos, que sea más justo, que deje atrás el odio y empiece a cultivar la tolerancia, el respeto y el amor.

Pero esta pandemia no sólo viene arrastrando con la salud de la población mundial. Existen otras víctimas que no necesariamente ven afectadas sus vidas, pero si sus oportunidades de sobrellevar esta crisis; ya sea por falta de recursos o también por el desinterés que hasta el momento muestran los gobiernos. A continuación, un repaso de las otras víctimas del COVID-19, que también necesitan atención urgente:

1. LOS EXCLUÍDOS DIGITALES:

Para algunos el traslado del mundo físico, hacia el mundo digital no ha sido tan complicado que digamos. La tele educación, el tele trabajo, la tele salud, etc. se ha convertido en la nueva plataforma que nos permite acceder a dichos servicios y darle continuidad a nuestra vida diaria. Sin embargo, la brecha digital todavía aísla y está poniendo en peligro a los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad, debido a que muchos de ellos no cuentan con acceso a la web.

En América Latina y el Caribe (ALC), son millones los hogares que producto del lockdown, se han quedado sin acceso a internet debido a que muchos de ellos dependen del servicio del prepago para hacer llamadas telefónicas o para acceder a los servicios de salud, educación, bonificaciones sociales y otros beneficios que se brindan on line. La exclusión digital que vienen sufriendo los hogares más pobres es asombrosa. Y es que la combinación de falta de recursos económicos y confinamiento, no hace posible que se acceda a los servicios que brinda el gobierno, ni que haya comunicación con la familia y amistades fuera del entorno del hogar.

Imagínense por un momento lo complicado que debe ser para una madre soltera de extrema pobreza, tener que elegir entre la comida y los servicios de datos. En muchos hogares, puede significar hasta la mitad de su presupuesto familiar el tener que recargar datos para tener acceso a los recursos de educación que brinda el gobierno a través de las plataformas digitales. Si bien es cierto la mayoría de operadores de telefonía móvil vienen dando facilidades a sus clientes con contrato postpago, son muchos los hogares sin internet y clientes prepago que no son parte de este universo.

Una de las estrategias de los gobiernos, dentro de esta “nueva normalidad” debe estar orientada a garantizar que nadie se quede rezagado producto de la exclusión digital.  En el Perú por ejemplo se hicieron promesas de proporcionar computadoras portátiles para los estudiantes de las zonas rurales, lugares donde el acceso a internet es casi nulo y lo peor aún, no se cuenta ni con abastecimiento de fluido eléctrico. Se requiere en tal sentido, soluciones que provengan de la alianza pública y privada para tratar de disminuir el impacto del COVID-19 a las personas de menos ingresos, caso contrario, todo programa alternativo e iniciativa social para promover los tele servicios públicos, serán una broma de mal gusto.

2. LAS MIPYMES:

Otras de las víctimas de esta pandemia vienen siendo las micros, pequeñas y medianas empresas – mipymes. Tras esta cuarentena más del 50% de las actividades económicas han sido paralizadas. En ALC, las mipymes representan más del 99% del tejido empresarial y generan aproximadamente el 30% del PBI en la región, por lo que requieren ser protegidas cuanto antes.

Actualmente en muchos países se han activados diversos planes de reactivación económica que de alguna manera tratan de asegurar la cadena de pagos. Recordemos que las mipymes en ALC está básicamente orientada al mercado interno y su desempeño depende mucho de factores macroeconómicos, es por eso que en tiempos de recesión como el actual que estamos viviendo, estas mipymes tienen su tendencia a desaparecer.

Esta situación ha propiciado que las medidas de reactivación económica optadas por los gobiernos, se enfoquen en dotarlas de liquidez, con la finalidad de que estas a su vez puedan cumplir con sus pagos de planillas y de proveedores. En algunos países, según recomendación del BID, también se han optado por los alivios tributarios, sobre todo para las grandes empresas. En este aspecto, el sector financiero se está comportando a la altura, con ciertas excepciones. Por ejemplo, se han ampliado las líneas de crédito para capital de trabajo, se han ampliado las garantías para facilitar los créditos y flexibilizado los procedimientos, reestructuración de créditos y ampliación de plazos para el pago de cuotas, etc. Sin embargo, todas estas medidas no van a ser suficientes, porque lo que se requiere ahora no solamente pasa por inyectar liquidez a las mipymes, sino también en reactivar las actividades productivas por completo.

En ese sentido, otra de las estrategias de gobierno debe ir orientadas precisamente a elevar el Índice de Competitividad Digital a través una política potente que promueva el desarrollo del comercio electrónico y la transformación digital de las empresas más vulnerables. Algunas empresas vienen haciendo el esfuerzo para poder incorporar plataformas digitales seguras para que los consumidores puedan adquirir sus productos con las garantías de seguridad sanitaria necesarias, pero los gobiernos no están todavía a la altura de las circunstancias.

Por ejemplo, tomando nuevamente como referencia al Perú, se emitió la Resolución Ministerial Nº 138-2020-PRODUCE, una normativa que regula el reinicio de actividades económicas, entre ellas las del comercio electrónico. De la revisión de la misma, vemos que se trata de una ley sábana que regula bajo los mismos parámetros a todas las actividades económicas por igual. ¿Tendrá necesidad una empresa que se dedica al comercio electrónico, contar con un local físico? ¿Acaso no se trata de evitar el contacto público? ¿Cuál sería el criterio para exigir a estas empresas que cuenten con su propio servicio de delivery y que no puedan contratar a operadores logísticos especializados en dicho servicio? ¿Por qué se les autoriza operar solamente a las empresas de Lima? ¿Acaso no sería una buena oportunidad para que las empresas de cada región, también puedan reiniciar sus operaciones comerciales electrónicamente? Estas son interrogantes que se quedan abiertas y que necesitan ser respondidas con acciones concretas por parte de los gobiernos, en este caso el peruano.

3. LAS GRANDES URBES:

Una de las grandes transformaciones digitales de la cual algunos privilegiados están siendo testigos, es en cuanto al trabajo remoto. Las corporaciones más importantes señalan que es bien complicado que todos sus empleados regresen a ocupar sus oficinas físicas. Por ejemplo, Google ha dejado de lado un acuerdo para comprar más de dos millones de pies cuadrados para oficinas urbanas. El CEO de Twitter, Jack Dorsey, manifestó en una reciente entrevista que se les va a permitir a sus empleados trabajar de manera remota para siempre. De igual manera Facebook está también evaluando el trabajo remoto como regla general, la cual posiblemente se convierta en tendencia y sirva como un nuevo modelo de trabajo productivo para las demás empresas del globo; las cuales irán dejando poco a poco sus oficinas urbanas.

Dentro de esta “nueva normalidad”, los empresarios y directivos están percatándose que los niveles de productividad de sus trabajadores no han disminuido en relación a su modalidad de trabajo remoto, por el contrario, se están viendo beneficiados con el ahorro de costosos alquileres de edificios y oficinas en las grandes urbes. Este cambio de paradigma lamentablemente va a perjudicar la economía de propietarios de inmuebles, centros comerciales, centros financieros, inversionistas en bienes raíces, etc. Y eso traerá consigo, el despido masivo de miles de trabajadores que dependían de esa interacción comercial producto de la gran afluencia de clientes.

Según el profesor de la Universidad de Harvard, Ed Glaeser, uno de los principales estudiosos de la economía urbana, destaca en una reciente entrevista para el Boletín Planet Money, que los principales atractivos de una gran urbe han sido: a) El ecosistema ideal para el trabajo de jóvenes profesionales; este está relacionado a la conectividad y la creatividad que se desarrolla entre las personas al momento de trabajar y aprender de manera conjunta; y b) El entretenimiento; es decir todas esas tiendas que circuncidan a los centros del trabajo urbano como son: cafés, clubes, restaurantes, etc. Los mismos que conforman un ambiente ideal para lo que se conoce como “la ciudad del consumidor”. Estos dos imanes han sido sustituidos por el Zoom y ha tenido como un efecto colateral, la migración de miles de jóvenes trabajadores que están mudándose a vivir a lugares más tranquilos, que no tengan mucho ajetreo urbano y donde finalmente puedan desarrollar sus trabajos remotos, bien remunerados y sin ataduras urbanas.

Grandes ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, Santiago, Lima, Bogotá, etc. Van a tener que replantear su futuro y adecuar sus plataformas urbanas y servicios comerciales, para no dejar que los efectos colaterales de la pandemia, terminen también por afectar sus economías y que, por el contrario, puedan replantear las mejores estrategias que permitan atraer nuevamente a la estrella urbana por excelencia: El Ciudadano.

REVOLUCIÓN DIGITAL PARA ENFRENTAR EL CORONAVIRUS

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Gobiernos, tecnología y estrategias contra la pandemia mundial.

Los usos de las nuevas tecnologías se han convertido en prácticamente una necesidad para toda la humanidad. El ataque global del COVID-19 ha acelerado los procesos de conversión y traslado del mundo físico al mundo digital. En el campo del teletrabajo, por ejemplo, la plataforma Zoom ha sustituido a las salas de reuniones; tan sólo en diciembre del 2019, los usuarios de esta aplicación para teleconferencias ascendían a 10 millones de personas; actualmente – abril 2020 – los usuarios bordean los 300 millones en todo el mundo. Igualmente, en el campo del entretenimiento, la empresa de videos de streaming, Netflix, registró un histórico de 15,8 millones de nuevos suscriptores, alcanzado a la fecha un total de 183 millones de usuarios, lo que se trasluce en ganancias netas que bordean los 709 millones de dólares en la actualidad. (Fuente: es.estatista.com).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a la utilización de nuevas tecnologías, no nos estamos refiriendo tan solo a las nuevas formas de entretenerse o comunicarse a través de Internet, tanto en el ámbito personal como en el profesional, no estamos haciendo mención a esos espacios de encuentro virtual para intercambiar mensajes y llamadas, ni a las descargas masivas que se han realizado últimamente de apps como: Microsoft Teams, Skype, Facetime, Discord o Slack; definitivamente no estamos hablamos de eso.

 1. INDUSTRIA 4.0 Y EL PODER DE LOS DATOS

 Conceptos anglosajones como: IoT (Internet of Things), Big Data, AI (Artificial Intelligence), Machine Learning, Cloud Computing, Data Analytics, Blockchain, etc. Forman parte, desde hace algún tiempo, del glosario utilizado por los usuarios de la emergente industria 4.0. Empresas, gobiernos y gran parte de aldeanos globales, comparten cada día más de los beneficios de estos recursos tecnológicos que se van integrando con mayor intensidad en la vida de todos los seres humanos, aunque la mayoría de nosotros, ni nos damos cuenta de que formamos parte activa de esta vorágine tecnológica; y que, por otro lado, nuestros datos se han vuelto en el mayor activo de grandes corporaciones como: Google, Apple, Amazon, Microsoft, IBM, Facebook, etc.

Precisamente, el uso de esta tecnológica inmersa en la Industria 4.0, viene cobrando mucha mayor relevancia, pues viene sirviendo a diferentes gobiernos y autoridades a nivel mundial, para poder rastrear los contactos de las personas infectadas con el coronavirus y al mismo tiempo determinar si se siguen las reglas de distanciamiento social. Casos como el de Corea del Sur son realmente exitosos en el manejo de estas tecnologías, lo cual se refleja en los bajos números de contagiados de COVID-19, teniendo en cuenta el tamaño de su población. En este país, por ejemplo, el trabajo de su Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte, y el Ministerio de Ciencia y TIC, han sido bien destacados al haber utilizado plataformas de rastreo de contactos, analizando los datos recopilados de cámaras y otros sensores, pudiendo identificar a los contactos recientes de un paciente detectado con coronavirus.

Parecida situación es la que se viene ejerciendo en la India, en donde el gigante tecnológico Tech Mahindra se ha convertido en un socio estratégico del gobierno hindú, en este país se vienen utilizando las cámaras de tráfico para monitorear los movimientos de las personas, además de utilizar drones para la vigilancia aérea, proporcionando información en tiempo real de aglomeración de personas, tiendas y farmacias abiertas, etc.

2. LATINOAMÉRICA Y EL USO INSIPIENTE DE TECNOLOGÍA

A nivel de América Latina y el Caribe (ALC), el primer contagiado con coronavirus se detectó un 26 de febrero en Brasil, para ese entonces ya se registraban alrededor de 82.294 casos de infectados en todo el mundo, siendo China el epicentro del contagio y concentración de la enfermedad, pero aún la OMS no había catalogado de pandemia la situación sanitaria y las medidas de protección de fronteras y aislamiento social de todo el mundo parecía una utopía. Actualmente, en esta parte del mundo, son más de 150 mil casos de COVID-19, de las cuales más de 7 mil personas fallecieron. Lideran este lamentable ranking de contagios: Brasil, Ecuador, Perú, México y Chile.

Pero ¿Cómo ha sido el despliegue tecnológico para afrontar esta pandemia por parte de los países de ALC? Según un estudio publicado recientemente por la CAF y el CEPAL titulado “Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al COVID-19”, se repasan las pocas prácticas tecnológicas utilizadas por los países de la región, la mayoría de ellos insipiente, para poder afrontar este tipo de pandemias. Estas deficiencias tienen que ver con el estado del ecosistema digital, infraestructura digital, conectividad digital para el distanciamiento social y las políticas públicas regulatorias implementadas por cada uno de los países.

Mientras en países de Europa, Asia y Norteamérica, basan su estrategia de lucha contra la pandemia soportando sus estrategias en tecnologías más disruptivas como en el uso de drones de vigilancia ciudadana, plataforma de analítica de datos, inteligencia artificial, uso de la red 5G, etc. En nuestra región, venimos experimentando problemas más básicos que tienen que ver por ejemplo con la disminución de velocidad e incremento de latencia en nuestra banda ancha e interconectividad digital, lo cual dificulta que, en este contexto de distanciamiento social, se empleen eficientemente plataformas que permitan el teletrabajo, la tele educación, la tele salud, etc.

Y si ese problema venimos sufriendo los que afortunadamente gozamos de algún tipo de servicio para interconectarnos en el mundo digital, pongámonos a pensar por un momento en las personas que, por deficiencias de infraestructura tecnológica, se mantienen al margen de todo tipo de beneficios que ofrece el internet. Según el estudio antes mencionado, alrededor del 32% de la población en la región mayormente del ámbito rural, se encuentra marginadas de todo tipo de participación en el ecosistema digital; es decir, se encuentran imposibilitados de acceder a servicios de información, educación, atención sanitaria, adquisición de insumos alimenticios de manera electrónica, etc. Realidad que se vuelve una gran barrera para afrontar esta pandemia mundial.

3. GRANDES DESAFÍOS: POTENCIAR EL ECOSISTEMA DIGITAL Y ACORTAR LAS BRECHAS

Los gobiernos de ALC, tienen una gran responsabilidad de desarrollar políticas públicas de carácter nacional y sub nacional, que permitan impulsar cambios estructurales en la digitalización de sus países, universalizando el derecho de las personas al uso de los servicios tecnológicos con un énfasis especial en las zonas rurales, garantizando el acceso a eficientes plataformas digitales, orientadas a resguardar la salud, la educación y el desarrollo productivo.

De igual forma, urgen promover los marcos jurídicos y regulatorios para fomentar la inversión pública y privada en el sector de las telecomunicaciones, optimizar las cadenas de interconexión a Internet, desarrollar infraestructura que permita mejorar nuestras comunicaciones a través de la red 5G, planificar el otorgamiento de incentivos fiscales para el diseño y operación de infraestructura de radio bases y de utilización de la fibra óptica, etc.

Esta lucha contra el coronavirus en ALC no solo depende del uso responsable ciudadano de los medios de protección personal como: mascarillas, guantes, jabones, desinfectantes y el distanciamiento social. Por otro lado, si bien es necesario el despliegue de los gobiernos para al aprovisionamiento de pruebas moleculares, camas UCI y respiradores mecánicos; esta experiencia pandémica, nos debe llevar a tomar una seria reflexión, con respecto a cómo se vienen utilizando los recursos tecnológicos como instrumentos de prevención, trazabilidad, mitigación y capacidad de respuesta, frente a afectaciones de la salud, desastres naturales, lucha contra la delincuencia; y, asimismo, permitan impulsar la estimulación del sector productivo, social y económico, acortando las brechas digitales en las zonas rurales de las regiones; garantizando que la calidad educativa, los servicios de salud y el acceso al trabajo remoto, se brinden de forma oportuna y eficiente. Esta pandemia nos debe impulsar a migrar con una mayor rapidez hacia el ecosistema digital.