“El Leviatán es un monstruo de traza bíblica, integrado por seres humanos dotado de una vida cuyo origen brota de la razón humana, pero que bajo la presión de las circunstancias y necesidades decae, por obra de las pasiones, en la guerra civil y en la desintegración, que es la muerte” (del prólogo escrito por Manuel Sánchez Sarto, de libro de Hobbes: Leviatán).
La tesis, propuesta Thomas Hobbes, de la creación del Estado es que este se origina por la renuncia voluntaria, que hacemos de ciertas libertades individuales. Al ceder parte de nuestra libertad al Estado este tiene el poder de regularlas, con la máxima finalidad de defender nuestra vida y protegernos. Cedemos derechos a cambio de protección ante invasores externos o de perturbadores de la paz interna. En esencia es una ecuación de menos libertad a cambio de mayor seguridad. Además, en un Estado moderno, la seguridad es un requisito básico para el desarrollo socio económico sostenible.
La propuesta de Hobbes, que se mantiene en un Estado moderno, es que las libertades individuales, así como el poder cedido al Estado deben estar regulados y supervisados por la sociedad civil y las instituciones que está a creado para tales fines, tales como el Tribunal Constitucional.
Estos principios están en contra de la anarquía, que es fruto de la miopía de las personas, al no otorgarle al Estado el rol y la importancia que le corresponde en la sociedad. Esto lo debilita y propicia que el caos, la delincuencia, la corrupción, entre otros males sociales, sean la causa principal de la inseguridad ciudadana que vivimos en la actualidad. El Estado está perdiendo su esencia, que es la de brindarnos seguridad y protección.
El hecho que solo exijamos derechos y no cumplamos con nuestros deberes, muchas veces propiciado por políticos que acceden a administrar el gobierno, en todos sus niveles, está debilitando al Estado en su estructura misma. Lo peor es que no nos damos cuenta que eso está ocurriendo. Al parecer hemos olvidado el por qué ha sido creado el Estado.
Debemos reformar y otorgarle el rol que le corresponde al Estado, de lo contrario, como lo dice metafóricamente Hobbes, será la muerte del Leviatán.