Como diría Lacan: “Lo obvio suele pasar desapercibido, precisamente por obvio”. Para no olvidar lo obvio aquí lo digo.
Se cierra un ciclo en el proceso político peruano. Había una tendencia que se mantenía desde 2001 en la que el candidato presidencial que quedaba segundo en las elecciones anteriores, ganaba en la siguiente elección. Así sucedió con Toledo, García y Ollanta y se rompió esta tendencia al perder Keiko Fujimori que quedó segunda en el 2011 pero no pudo vencer a Pedro Pablo Kuczynski este 2016.
Al mismo tiempo, se ha reforzado la tendencia de que quien empieza como favorito en las encuestas, no logra alzarse con la victoria. Paniagua (2001), Lourdes Flores (2006), Castañeda Lossio (2011) y Keiko Fujimori (2016) han ratificado esta tendencia.
El inicio de este ciclo coincidió con el gobierno del partido político Perú Posible (PP), también, curiosamente termina con la desaparición temporal (perdida de inscripción por no superar la valla electoral) de este partido. Los cuadros políticos y técnicos más reconocidos de este partido han migrado masivamente a otros partidos y proyectos políticos como Peruanos Por el Kambio (PPK), Partido Morado (PM), Fuerza Popular (FP), entre otros.
En términos de actores políticos, también el elector peruano ha jubilado a pesos pesados de la política peruana tales como Alejandro Toledo, Lourdes Flores y Alan García; y, al mismo tiempo, le ha dado piso a Julio Guzmán (Todos Por el Perú – TPP), Alfredo Barnechea (Acción Popular – AP) y Verónika Mendoza (Frente Amplio – FA). El primero, tuvo un discurso de renovación de clase política y entusiasmó al votante joven. Ha iniciado un nuevo proyecto político lejos de TPP y busca la inscripción de su propio partido político denominado Partido Morado (nombre elegido mediante consulta en redes sociales). Alfredo Barrenechea, no es un rostro nuevo en política (fue diputado por el APRA), sin embargo, ha logrado cautivar a un sector joven del electorado y a revitalizar las bases de un partido político con historia pero sin mucho protagonismo como Acción Popular. Finalmente, Verónika Mendoza, logró concentrar el voto del sur, que tradicionalmente es contestatario. A diferencia, de los dos anteriores, el éxito de Verónika Mendoza radica más en las circunstancias que en proselitismo político. Mérito por saber aprovechar oportunamente el río revuelto sin el cual no hubiese podido pescar los suficientes votos.
El actual gobierno electo tendrá dentro de sus principales retos el de la gobernabilidad y la legitimidad de sus autoridades. Desde el 2001, se viene experimentando en el país resultados cada vez más ajustados. En ese año Alejandro Toledo se impone a Alan García por 53.08% sobre 46.92%, una diferencia del 6.16%. En el 2006, Alan García se impone a Ollanta Humala 52.625% sobre 47.375%, una diferencia de 5.25% (0.91% menos que 2001). En el 2011, Ollanta Humala supera a Keiko Fujimori 51.449% sobre 48.551%, una diferencia de 2.898% (2.352% menos que 2006). Este año Pedro Pablo Kuczynski se impuso a Keiko Fujimori por 50.120% sobre 49.880%, apenas una diferencia de 0.24% (2.658% menos que el 2011).
La ley establece que se declare ganador al que obtenga la mitad de votos más uno de los votos válidos. Esto está claro en el espacio formal; no obstante, en el espacio informal queda un gran sector de la población con expectativas de lo que hará el gobernante electo. Como considero que aún estamos en transición democrática, se deberá usar más el guante de seda que el puño de hierro en la política de gobierno y la toma de decisiones deberá ser más participativa. Pero esto último resulta sería un imposible para el perfil del gobierno electo. Un partido inscrito apenas el año anterior a las elecciones no cuenta con los suficientes operadores políticos para tal hazaña. Más bien como señala Carlos Meléndez, se trata de una facción de técnicos. ¿Podrá esta facción de técnicos tener éxito de gobierno? Los últimos gobiernos han acudido a los “independientes” para paliar sus falencias técnicas. Se ha seguido la receta de “los técnicos se alquilan”. Este gobierno si algo tiene es técnicos pero carece de políticos. Y los políticos no se alquilan, tampoco deberían comprarse (como vimos registrados en los vladivideos). Los políticos se forman o deberían formarse porque la lealtad y confianza son necesarias para la cohesión del equipo. Un rasgo interesante es que le llegó el turno a la Universidad del Pacífico. Los últimos gobiernos desde el 2001 han salido a buscar técnicos en graduados de la PUCP. PPK parece tener una promoción muy nutrida de economistas graduados de UP en las comisiones de transferencia. Apuesta por la eficiencia y la técnica. Ese será su sello, no cabe duda.
El 2021 está aún muy lejos, en cambio el 2018 (elecciones regionales y municipales) está a la vuelta de la esquina. Los partidos tradicionales golpeados por los resultados de las elecciones han entrado en fase de “reestructuración”. Se sabe que el Apra, Solidaridad Nacional, PPC y APP han iniciado este proceso. El futuro del Frente Amplio no es claro. Dudo que su bancada de 20 congresistas con Marco Arana como vocero y Marisa Glave como alterna quede intacta. La mayoría de la bancada del FA carece de experiencia legislativa, pero no de ambiciones. Verónica Mendoza podría ayudar a fortalecer el FA o amagar e intentar formar su propia facción. Conociendo el comportamiento tradicional de la izquierda, lo más probable es que ocurra lo segundo.
PPK podría sorprendernos y hacer lo que hizo José Mujica con Uruguay. Pepe convocó a todas las fuerzas políticas y apostó por un gobierno de concertación. Dio ministerios a cada partido en proporción a los resultados electorales. PPK usó la imagen de Mujica para decir que se puede ser viejo y buen presidente, pero no es la edad sino los actos lo que te determinará el éxito o el fracaso.
Fuerza Popular podría sorprendernos gratamente y liderar la reforma política tan necesaria y postergada. Una reforma seria y bien trabajada que podrían aprobarla porque tienen los votos para hacerlo. Debemos poner de nuevo, entre otros temas, la financiación de los partidos. Que el estado entregue un dólar por cada voto que recibe un partido en las elecciones y que este dinero se use para formación de cuadros evitará por un lado que dinero oscuro financie al partido y por el otro que los partidos gocen de cuadros propios para gobernar y no alquilar a los disponibles de turno. Otro gran tema para el debate es el del voto voluntario. No es posible que llamemos proceso democrático a las elecciones si tenemos que ir coaccionados a votar por evitar una multa.