Entonces todo será de color gris y negro, y otra vez gris, pero negro no es un color, así que despertarás. Habrán pasado solo unos minutos y apenas te habrás movido desde que empezaste a dormir. Nada habrá cambiado dentro de tu aposento, los espejos sobre tu cómoda seguirán reflejando en el techo una tenue luz que casi entra por la rendija de la ventana, la computadora permanecerá apagada sobre el escritorio, tal como la dejaste, la puerta derecha del ropero dejará vislumbrar tus viejas casacas desteñidas, el celular estará sobre la mesa de noche, y no, al estirar el brazo izquierdo y coger el aparato descubrirás que son las 2:04 a.m. y aún no ha llegado esa llamada que tanto esperas, ¿se habrá quedado dormido? Quizás se le olvidó, o solo no quiere hablarte. ¿Y por qué no quiere hablarte?¿Acaso ya no te quiere? Le has entregado todo los últimos 14 meses y se han jurado amor eterno después de cada pelea y cuando hacen el amor. ¿Por qué carajos ya no te quiere? ¿Acaso es tan cobarde como para haberte hecho creer una mentira todo este tiempo? ¿O solo hay alguien más? Sin pensarlo ya estarás lagrimeando un poco y pensarás que si vas a llorar por él otra vez, no puedes dejar pasar la oportunidad de conectar los audífonos a tu celular y escuchar música que te haga llorar más, porque siempre es bueno desfogarse, bien te dijo tu mamá. Ya estarás lista para una noche como todas: el celular a tu lado derecho sobre la cama, los audífonos inundando tus oídos y la música salando tus mejillas.
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