Que te quitan el aire. Que te dejan helada. Que te llenan la vida. Que te dejan sin nada. Hay de esos que no recuerdas, y otros que mueres por volver a sentir. Hay uno tan áspero que te marca la frente, y un par de manos temblorosas que te sostienen la cara. Hay de esos que se van y sigues esperando. Y muchos de esos otros, los que no cambias por nada.
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