“Hoy, mi papá cumpliría 100 años si no se hubiera muerto hace 70” su mirada no era para mí, como de costumbre. Le pregunté cómo se llamaba, la respuesta fue Armando. Hay gente que se va antes de tiempo, como mi bisabuelo cumpleañero. Pero si algo sé es que si su mirada se pierde por ratos no es solo por su papá que murió cuando ella tenía apenas unos meses de vida, sino porque hace 3 años ya se le fue su hijo segundo, con 45 años. El hijo preferido, el que hablaba con ella todas las noches, el que se encargaba de hacerla sentir especial, el que contaba los mejores chistes, ese que residió en USA desde que tenía 30 y vino, literalmente, a morir aquí. Hay gente que se va antes de tiempo. Ella me repite casi a diario lo horrible que es enterrar a personas menores que tú, cuando ella es la que esperaba morir antes que su propio hijo. Sé que no conozco la magnitud del dolor que la embarga desde entonces. Pero, a pesar de todo, puedo apostar todo lo que tengo a que ella sigue esforzándose a diario por ser mejor, contra todos sus males, contra toda hija renegona con la que pueda discutir, ella sigue siendo la mejor abuela del mundo.
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