Por: Límberg Chero lchero@pucp.edu.pe
Contexto Histórico
Desarrollo de la Planificación Estratégica
La evolución de la planificación estratégica en el Perú se remonta al establecimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal y Transparencia (Ley 27245) en el año 2000, la cual tuvo como objetivo introducir reglas fiscales y mejorar la transparencia en los gobiernos subnacionales (GSN) [1].
Sin embargo, los desafíos en el cumplimiento se mantuvieron debido a la complejidad del marco fiscal, lo que hizo necesaria la implementación de reformas adicionales en los años siguientes. Tras la crisis financiera global, el gobierno peruano emprendió iniciativas entre 2009 y 2015 para mejorar la responsabilidad fiscal y establecer regulaciones más claras en cuanto a la presentación de informes y el cumplimiento para los GSN [1]. En 2018, el presidente Vizcarra impulsó reformas significativas dirigidas a fortalecer el sistema judicial y los procesos políticos. Su administración buscó legitimidad involucrando a la sociedad civil en la elaboración de políticas, y estableciendo comisiones para proponer reformas en diversos sectores, incluyendo el sistema de justicia y la gobernanza política [7]. Este período marcó un punto de inflexión en el panorama político del Perú, caracterizado por esfuerzos para contrarrestar tendencias autoritarias y abordar el deterioro de las prácticas democráticas [7].
Planes Nacionales de Desarrollo Estratégico
El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) fue creado para brindar asesoría técnica y contrarrestar las tendencias de ineficiencia en la gobernanza. CEPLAN es reconocido por desarrollar una estrategia integral a largo plazo, conocida como el Plan 2050, que tiene como objetivo aprovechar los recursos naturales del Perú para impulsar el crecimiento económico, al mismo tiempo que promueve un desarrollo inclusivo, el fortalecimiento de la infraestructura y la transformación digital [2].
Esta visión estratégica se fundamenta en la estabilidad macroeconómica, con la meta de elevar al Perú al estatus de país desarrollado para el año 2050, a pesar de desafíos como la desigualdad de ingresos y el acceso limitado a servicios esenciales [2].
Planeamiento Urbano y Territorial
Paralelamente a estos desarrollos, el planeamiento urbano y territorial en el Perú ha estado guiado por diversas leyes y regulaciones. El Plan Estratégico Nacional de Desarrollo – Plan Bicentenario: Perú al 2021 proporcionó un marco para abordar cuestiones de desarrollo regional, infraestructura y vivienda [9].
Esta visión integral buscaba integrar el planeamiento urbano en los niveles nacional, regional y local, facilitando la ejecución efectiva de iniciativas de desarrollo en todo el país [9].
Dinámicas Políticas y Sociales
El contexto político que rodea la planificación estratégica en el Perú también ha sido influenciado por los conflictos continuos entre los poderes ejecutivo y legislativo, lo que ha derivado en una polarización política significativa [7].
La disolución del Congreso en 2020 y las elecciones posteriores se consideraron momentos decisivos, rompiendo la relación previamente estable entre política y economía [7].
Este entorno ha moldeado el panorama de la planificación estratégica, haciendo necesaria la continuación de reformas y la participación activa de la sociedad civil para navegar las complejidades de la gobernanza y el desarrollo [7].
Papel del CEPLAN
El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) juega un rol crucial en la configuración y supervisión de los procesos de planificación estratégica en el sector público del Perú. Establecido por la Ley Nº 28522 en 2005, al CEPLAN se le encomienda la implementación de un Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico que alinee las políticas nacionales con objetivos a corto, mediano y largo plazo [10].
Su mandato se ve reforzado por el Decreto Legislativo Nº 1088 y los marcos normativos posteriores, que detallan su estructura organizacional y funciones operativas [10].
Marco Institucional
Entre las funciones del CEPLAN se encuentran el desarrollo y la evaluación de iniciativas de gestión estratégica nacional, asegurando que el planeamiento, la formulación y la evaluación de políticas y programas en el sector público sean coherentes con las prioridades de desarrollo nacional [3].
Este marco institucional es particularmente importante en el contexto de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública del Perú, que enfatiza la coordinación intergubernamental y el fortalecimiento de las capacidades de seguimiento y evaluación [3] [10].
Fortalecimiento de Capacidades y Apoyo
El CEPLAN ha recibido el apoyo activo de programas internacionales, en particular el Programa EUROsociAL II, que ha contribuido a institucionalizar la evaluación de políticas públicas en el Perú.
Mediante misiones de asesoría experta, el CEPLAN ha trabajado para identificar fortalezas y debilidades en sus capacidades de evaluación, ayudando a diseñar planes de acción que potencien sus objetivos de desarrollo estratégico [3].
Este esfuerzo colaborativo busca orientar a los gobiernos locales en la formulación y evaluación de políticas que reflejen las prioridades estratégicas nacionales.
Contribuciones a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
El CEPLAN también desempeña un papel importante en el avance de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Al formular el Plan Estratégico Nacional de Desarrollo al 2050, el CEPLAN pretende armonizar los objetivos de desarrollo sostenible en diversos sectores, promoviendo la sostenibilidad ambiental y la equidad social [11] [12].
La institución ha enfatizado la importancia del agua tanto como un derecho humano como un recurso esencial, estableciendo metas para mejorar el acceso a agua limpia y saneamiento para la población peruana [11].
Esto se alinea con los esfuerzos globales para cumplir con el ODS 6 y otras metas relevantes.
Metodología de Planeamiento Estratégico
El CEPLAN utiliza un enfoque sistemático para la planificación estratégica, que incluye una evaluación de la situación actual, el desarrollo de estrategias de cambio y la implementación de planes de acción detallados [6].
Este método fomenta la participación de los actores interesados a lo largo de todo el proceso de planeamiento, asegurando que se consideren los intereses de los diversos grupos y promoviendo el apoyo público a las iniciativas estratégicas.
Guía de Planeamiento Institucional (Revisada 2024)
La Guía de Planeamiento Institucional, revisada en 2024, proporciona un marco integral para que las entidades del sector público en el Perú puedan navegar de manera efectiva por las complejidades del planeamiento estratégico.
Esta guía enfatiza la importancia de alinear las misiones institucionales con los objetivos estratégicos, al mismo tiempo que responde al paisaje sociopolítico en rápida transformación del país [4].
Componentes Clave de la Guía
Aliniación de la Misión Institucional
En el núcleo de la guía se encuentra el principio de alineación de la misión institucional. Se alienta a las organizaciones a elaborar una declaración de misión clara y concisa que refleje sus valores fundamentales y propósito.
Esta misión sirve como referente para todos los esfuerzos de planeamiento, garantizando que las prioridades estratégicas estén estrechamente vinculadas a los objetivos generales de la organización [5].
La guía sugiere que las misiones institucionales deben revisarse periódicamente para asegurar que sigan siendo relevantes e impactantes.
Análisis del Entorno
La guía resalta la necesidad de realizar análisis ambientales exhaustivos. Se aconseja a las organizaciones del sector público evaluar tanto sus capacidades internas como los desafíos externos, identificando fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas (análisis FODA).
Esta información es crítica para informar el proceso de planeamiento estratégico y asegurar que los planes respondan a la realidad actual [6].
Participación de los Actores Interesados
Se destaca como un componente fundamental del planeamiento exitoso la participación temprana y constante de los actores interesados. La guía recomienda el uso de encuestas, grupos focales y reuniones públicas para recopilar aportes de una amplia variedad de interesados, lo que ayuda a garantizar que los planes se ajusten a las necesidades y expectativas de la comunidad [5].
Este enfoque colaborativo fomenta la transparencia y fortalece la confianza dentro de la comunidad.
Medición del Desempeño
Para asegurar la rendición de cuentas y la mejora continua, la guía aboga por sistemas robustos de medición del desempeño. Se sugiere que las organizaciones se concentren en medir los resultados, en lugar de solo los productos, para evaluar el impacto real de sus iniciativas [6].
Se deben establecer indicadores clave de desempeño (KPIs) para monitorear el progreso hacia los objetivos estratégicos, facilitando ajustes oportunos en los planes según sea necesario.
Estrategias de Implementación
Priorización y Asignación de Recursos
Una priorización efectiva es esencial para optimizar la asignación de recursos. La guía aconseja a las instituciones que definan prioridades específicas basadas en los resultados de los análisis ambientales y los aportes de los actores interesados.
Este proceso de priorización permite que las organizaciones concentren sus esfuerzos en aquellas iniciativas que tienen el mayor potencial de impacto [4] [5].
Aprendizaje Continuo y Adaptación
Un aspecto importante de la guía es el énfasis en crear una cultura de aprendizaje continuo dentro de las organizaciones. Se recomienda que las instituciones implementen programas de capacitación y desarrollo que fortalezcan las habilidades y conocimientos del personal, permitiéndoles adaptarse a nuevos desafíos y oportunidades [6].
También se recomiendan revisiones periódicas y mecanismos de retroalimentación para facilitar la mejora constante en los procesos de planeamiento.
Flexibilidad en el Planeamiento
Reconociendo la naturaleza dinámica de los entornos del sector público, la guía subraya la importancia de la flexibilidad en la planificación estratégica. Se insta a las organizaciones a desarrollar planes que puedan adaptarse a cambios políticos y sociales, asegurando que sigan siendo relevantes y efectivos en el logro de sus misiones [6].
Proceso de Planeamiento Estratégico en Entidades del Sector Público
El proceso de planeamiento estratégico en las entidades del sector público, particularmente en el Perú, es esencial para establecer objetivos claros, priorizar recursos y medir resultados que mejoren la prestación de servicios y la gobernanza.
Este proceso se desarrolla generalmente a través de varias etapas interconectadas que orientan a las organizaciones a alinear sus actividades con objetivos sociales más amplios.
Análisis Situacional y Escaneo Ambiental
El primer paso consiste en realizar un análisis situacional y un escaneo ambiental para evaluar el estado actual de la organización. Esto incluye examinar factores externos como los influencias políticas, económicas, sociales, tecnológicas, legales y ambientales.
Se utilizan herramientas como el análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) para resumir los hallazgos e identificar los desafíos críticos que deben abordarse para cumplir con la misión de la entidad [6] [8].
La recopilación de datos de diversas fuentes—como encuestas, grupos focales y consultas a expertos—proporciona información valiosa sobre las expectativas del público y las tendencias emergentes [6].
Establecimiento de Objetivos y Desarrollo de Estrategias
Tras la fase de análisis, las entidades del sector público fijan objetivos específicos y medibles basados en los problemas estratégicos y oportunidades identificadas.
Esto implica formular estrategias que delineen cómo alcanzar dichos objetivos, considerando los recursos disponibles, restricciones legales, el clima político y la opinión pública [6].
Una vinculación clara entre los planes estratégicos y las asignaciones presupuestarias es crucial para la toma de decisiones y la priorización efectiva en un contexto de recursos públicos limitados [6] [8].
Implementación
La implementación es un aspecto crítico y a menudo desafiante del proceso de planeamiento estratégico.
Requiere una coordinación meticulosa entre las diversas divisiones organizacionales para asegurar que los planes se ejecuten de manera efectiva.
Los componentes clave para una implementación exitosa incluyen la asignación de recursos, la capacitación del personal y el establecimiento de sistemas para el seguimiento del progreso [6].
La consulta regular con los actores interesados a lo largo del proceso garantiza que los planes sigan siendo pertinentes y respondan a las necesidades cambiantes del público [6].
Monitoreo y Evaluación
El monitoreo y la evaluación son partes integrales del proceso de planeamiento estratégico, ya que permiten a las entidades del sector público evaluar su desempeño frente a los indicadores clave de desempeño (KPIs) establecidos.
Estos indicadores pueden incluir tiempos de prestación de servicios, tasas de satisfacción del cliente y cumplimiento presupuestario [6] [8].
Sistemas efectivos de medición del desempeño permiten a las organizaciones identificar áreas de mejora y realizar los ajustes necesarios en las estrategias, asegurando la alineación continua con los objetivos organizacionales y las expectativas del público [6].
Adaptabilidad y Mejora Continua
Dada la naturaleza dinámica del sector público, la adaptabilidad es crucial.
Las agencias deben estar dispuestas a revisar sus planes estratégicos en respuesta a desafíos imprevistos y circunstancias cambiantes.
La implementación de marcos para la gestión de riesgos y la mejora de procesos, como las metodologías Lean o Six Sigma, puede mejorar la eficiencia y promover la innovación dentro de las organizaciones públicas [6] [8].
Fomentando una cultura de mejora continua, las agencias pueden responder mejor a las necesidades de sus ciudadanos y potenciar su efectividad general.
Desafíos y Oportunidades para la planificación estratégica en entidades públicas en el Perú
La planificación estratégica en las entidades del sector público en el Perú enfrenta numerosos desafíos que dificultan una ejecución efectiva y la asignación adecuada de recursos.
Uno de los problemas significativos es la polarización política y el conflicto constante entre los poderes ejecutivo y legislativo, lo que ha generado inestabilidad en la formulación e implementación de políticas sociales [7].
Este entorno político complica los procesos de planeamiento estratégico, ya que interrumpe la continuidad en la gobernanza y la toma de decisiones, afectando la alineación de los recursos con las prioridades públicas.
Otro desafío crítico es la baja tasa de ejecución de las inversiones públicas presupuestadas. Durante la primera mitad de 2022, solo 14 de 19 ministerios lograron ejecutar el 35 % de sus presupuestos asignados, cifra significativamente inferior a la de años anteriores [7].
Este bajo rendimiento evidencia ineficiencias sistémicas y genera inquietud sobre la capacidad de las entidades públicas para implementar sus planes estratégicos de manera efectiva.
El clientelismo y la corrupción agravan aún más estos problemas, complicando la gestión de los recursos públicos y socavando la confianza en las instituciones gubernamentales.
A pesar de estos desafíos, existen oportunidades notables para mejorar el planeamiento estratégico en el sector público del Perú.
La introducción de avances tecnológicos ofrece nuevas herramientas para el análisis de datos y la planificación de escenarios, lo que puede apoyar a las agencias en el desarrollo de estrategias más adaptables [6].
Al aprovechar estas herramientas, las entidades gubernamentales pueden realizar una priorización de iniciativas estratégicas basada en datos, asegurando que se ajusten estrechamente a las necesidades y expectativas del público.
Además, la promoción de la participación de los actores interesados a través de encuestas, grupos focales y plataformas digitales puede fomentar la colaboración y garantizar que los planes estratégicos reflejen las prioridades de la ciudadanía [6].
Este enfoque inclusivo puede mejorar la confianza en las instituciones y minimizar las oportunidades de corrupción al promover la transparencia y la rendición de cuentas.
Asimismo, el énfasis en el mapeo táctico y el incrementalismo lógico puede facilitar un enfoque más pragmático en el planeamiento estratégico, permitiendo ajustes basados en la retroalimentación en tiempo real y en circunstancias en evolución [6].
Al incorporar flexibilidad en sus marcos estratégicos, las entidades del sector público podrán responder mejor a desafíos imprevistos y capitalizar las oportunidades emergentes, mejorando en última instancia la prestación de servicios a la ciudadanía y la utilización de los recursos.
Estudios de Caso
Visión General del Planeamiento Estratégico en el Perú
La planificación estratégica en las entidades del sector público en el Perú ha ganado terreno a través de diversos estudios de caso que ilustran tanto la efectividad como los desafíos de este enfoque.
El papel del CEPLAN (Centro Nacional de Planeamiento Estratégico) es fundamental, ya que proporciona orientaciones y marcos para el planeamiento institucional, destacándose especialmente en la Guía de Planeamiento Institucional revisada para 2024.
Esta guía tiene como objetivo mejorar la capacidad de las organizaciones públicas para desarrollar e implementar planes estratégicos que sean efectivos y estén alineados con los objetivos de desarrollo nacional.
Principales Conclusiones de los Estudios de Caso
Participación de los Actores Interesados
Las iniciativas exitosas de planeamiento estratégico en el Perú han enfatizado consistentemente la importancia de involucrar a los actores interesados.
Al incluir a diversos actores—ciudadanos, funcionarios gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil—las entidades del sector público han logrado crear planes estratégicos más inclusivos y representativos.
Por ejemplo, un estudio de caso relacionado con las iniciativas de gobierno abierto demostró cómo las consultas públicas permitieron incorporar diversas perspectivas, llevando a planes que reflejan mejor las prioridades del público [13].
Flexibilidad y Adaptabilidad
La flexibilidad en la implementación de los planes estratégicos se ha revelado como un factor clave para el éxito.
La capacidad de adaptarse a entornos políticos y económicos cambiantes permite a las agencias públicas refinar sus estrategias a medida que surgen nuevos desafíos y oportunidades.
Un ejemplo notable es el uso del mapeo táctico y el incrementalismo, que desglosa estrategias complejas en pasos de acción manejables, permitiendo ajustes en el proceso [6].
Este método ha demostrado ser particularmente útil para navegar el dinámico panorama de la administración pública en el Perú.
Medición del Desempeño
El establecimiento de métricas claras de desempeño es esencial para evaluar la efectividad de los esfuerzos de planeamiento estratégico.
En varios estudios de caso, como los realizados en los sectores de salud y educación en el Perú, la vinculación entre estrategia y medición del desempeño reveló conclusiones significativas.
Estas métricas facilitaron la rendición de cuentas y la transparencia, permitiendo a las agencias gubernamentales demostrar el valor de sus iniciativas ante la ciudadanía y los contribuyentes [8].
Además, el uso de herramientas como el análisis FODA ayudó a las organizaciones a identificar fortalezas y debilidades, informando futuras decisiones estratégicas.
Desafíos en la Implementación
Si bien existen casos de éxito, aún persisten desafíos en el proceso de planeamiento estratégico dentro del sector público peruano.
Por ejemplo, las restricciones de financiamiento y la inercia burocrática a menudo dificultan la ejecución oportuna de los planes estratégicos.
Un estudio de caso enfocado en el sector del transporte destacó las dificultades para vincular los objetivos estratégicos con las asignaciones presupuestarias reales, ilustrando la desconexión que puede existir entre el planeamiento y la implementación [8].
Además, la necesidad de fortalecer continuamente las capacidades de los líderes del sector público es fundamental para fomentar una cultura de planeamiento estratégico eficaz.
El futuro de la planificación estratégica para las entidades públicas del Perú
La Planificación Estratégica No Es Neutra
El planeamiento estratégico no es solo una cuestión técnica o metodológica. Cada decisión en el proceso de planificación tiene una dimensión ética que impacta directamente en la calidad de vida de las personas y en la confianza en las instituciones.
El gran desafío hacia el futuro no es solo mejorar la técnica, sino fortalecer la ética en la planificación estratégica. Esto implica asumir un compromiso real con la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la sostenibilidad.
El desarrollo del Perú en el siglo XXI no dependerá únicamente de qué tan bien diseñados estén sus planes estratégicos, sino de qué tan genuina y responsablemente se implementen en beneficio del bien común.
Entre la Adaptabilidad y la Ética
El panorama del planeamiento estratégico en las entidades del sector público en el Perú está en proceso de transformación, a medida que las instituciones enfrentan un entorno en constante cambio. Este contexto plantea no solo retos operativos y técnicos, sino también desafíos éticos fundamentales sobre la forma en que se concibe, diseña y ejecuta la planificación en el sector público.
La Ética como Pilar de la Planificación Estratégica
Si bien la planificación estratégica es un instrumento técnico, su legitimidad descansa en la confianza pública y en la integridad de sus procesos. En un entorno caracterizado por crisis de confianza en las instituciones, inestabilidad política y demandas crecientes por mayor transparencia, la ética en la planificación estratégica ya no es un valor agregado, sino una condición esencial para su éxito.
La gran pregunta que enfrentan las entidades públicas no es solo cómo diseñar planes efectivos, sino cómo asegurar que esos planes respondan a principios de justicia, equidad e inclusión. La planificación estratégica no puede convertirse en un ejercicio burocrático vacío, ni en una herramienta al servicio de intereses políticos de corto plazo. Debe ser, en cambio, un mecanismo para garantizar el bien común, basado en decisiones informadas, honestas y socialmente responsables. Está en manos de los que hacen la planificación no sólo pensar en que “quede bonito” el documento, si no que sea un REAL documento de gestión en el que se pueda hacer seguimiento a cómo avanzan o no los objetivos y actividades.
Enfoque en la Misión Institucional: La Misión No Puede Ser un Adorno Retórico
A medida que las instituciones peruanas emprenden sus procesos de planeamiento estratégico, es esencial alinear sus esfuerzos con una misión institucional claramente definida. No basta con que la misión sea inspiradora o esté bien formulada; debe ser operativa y vinculante en la toma de decisiones.
Sin embargo, en la práctica encontramos instituciones cuyos colaboradores no conocen los objetivos estratégicos de su entidad, y mucho menos cómo estos se traducen en impactos concretos en la ciudadanía. Esta desconexión entre la misión declarada y la realidad operativa plantea un dilema ético: ¿hasta qué punto una entidad pública está realmente cumpliendo su propósito si sus propios actores desconocen su rumbo?
El reto no es solo identificar objetivos estratégicos, sino generar los mecanismos para que estos sean comprendidos, interiorizados y aplicados en la gestión cotidiana. Una misión que no influye en la toma de decisiones es, en última instancia, una declaración vacía.
Énfasis en la Adaptabilidad: ¿Flexibilidad o Inconsistencia?
En un contexto socioeconómico volátil (VUCA, BANI), es crucial que los marcos de planeamiento incorporen mecanismos de revisión y adaptación. Sin embargo, la flexibilidad en la planificación también puede ser un arma de doble filo: ¿dónde se traza la línea entre la adaptabilidad legítima y el oportunismo político que distorsiona la planificación estratégica?
Por un lado, es evidente que los planes deben evolucionar en respuesta a nuevas realidades. Pero también es cierto que, en muchos casos, los cambios en los planes estratégicos obedecen más a intereses políticos coyunturales que a un análisis técnico riguroso. La rotación frecuente de autoridades y equipos técnicos puede generar alteraciones constantes en los planes, no por razones legítimas, sino por la necesidad de imprimir una nueva “marca política” en cada gestión.
Esta práctica no solo socava la continuidad de las políticas públicas, sino que debilita la credibilidad del planeamiento como instrumento de desarrollo sostenible. La ética en la planificación exige encontrar un equilibrio entre la flexibilidad y la responsabilidad institucional, asegurando que los cambios en los planes respondan a criterios técnicos y no a conveniencias políticas de corto plazo.
Involucrar a los Actores Interesados: ¿Participación Real o Simulada?
Uno de los principios fundamentales del planeamiento estratégico es la participación de los actores interesados. En teoría, esto significa que la ciudadanía, los gremios, la academia y otros sectores deben tener un rol activo en la formulación y seguimiento de los planes.
Sin embargo, en la práctica encontramos procesos participativos que son meramente simbólicos, donde la consulta a los actores es un trámite formal sin impacto real en la toma de decisiones. ¿Es ético validar planes estratégicos mediante procesos de participación simulada? ¿Qué tan legítimos pueden ser los planes si han sido diseñados sin una consulta auténtica a los actores clave?
Para que la participación sea efectiva, no basta con abrir canales de consulta. Se requiere compromiso real de las instituciones para escuchar, incorporar y rendir cuentas sobre cómo se han integrado los aportes recibidos. De lo contrario, la planificación se convierte en un ejercicio de fachada que solo reproduce las desigualdades existentes.
Abordar las Transiciones Económicas: ¿Qué Significa un Crecimiento Justo? ¿De verdad vamos a la Properidad?
La planificación estratégica en el Perú debe abordar una de sus transiciones económicas más urgentes: el paso de la informalidad a la formalidad. Actualmente, una gran parte de la actividad económica del país sigue operando en la informalidad, lo que plantea enormes desafíos para la generación de empleo, la recaudación fiscal y la sostenibilidad del desarrollo.
El dilema ético aquí es claro: ¿cómo se puede promover la formalización sin imponer cargas desproporcionadas sobre los pequeños emprendedores? Un enfoque puramente normativo podría resultar en medidas que, aunque bien intencionadas, terminen excluyendo a sectores vulnerables del mercado laboral y productivo.
El desafío es planificar escenarios que permitan dar el paso a estrategias de formalización que no solo impongan reglas, sino que ofrezcan incentivos y mecanismos de apoyo para que el tránsito a la formalidad sea viable y beneficioso para todos.
Compromiso con el Desarrollo Sostenible: ¿Retórica o Acción Concreta?
En la actualidad, es políticamente correcto que todas las instituciones declaren su compromiso con el desarrollo sostenible. Sin embargo, existe una diferencia entre declarar compromisos y asumir responsabilidades reales.
Muchos planes estratégicos incluyen referencias a sostenibilidad, resiliencia y cambio climático, pero en la práctica estas ideas quedan relegadas a un segundo plano cuando entran en conflicto con otras prioridades de corto plazo. ¿Es ético hablar de desarrollo sostenible mientras se continúan promoviendo proyectos sin una evaluación real de sus impactos ambientales y sociales? Es ético aceptar compromisos de inversión cuando los profesionales de planta y contratados no tienen las condiciones adecuadas para garantizar su buena marcha?
El futuro de la planificación estratégica exige una mayor coherencia entre lo que se declara y lo que se implementa. Las entidades públicas deben dejar de tratar la sostenibilidad como un simple componente de marketing institucional y asumirla como un eje transversal que realmente oriente la toma de decisiones.
Referencias
[1]: Building Public Sector Management Capacity and Empowering Subnational …
[2]: BTI 2024 Peru Country Report
[3]: Peru’s Strategic Development Plan Towards 2050: Leveraging Natural …
[4]: Urban planning system of Peru | Urban and Cities Platform
[5]: History of Planning | PDF | Strategic Planning | Peru – Scribd
[6]: Peru’s CEPLAN advances in strengthening its monitoring and evaluation …
[7]: CEPLAN: Peru’s strategic development plan achieves 80% of SDGs
[8]: Peruvian National Development Strategic Plan that implements the 2030 …
[9]: Public Sector Strategic Planning [9]: Public Sector Strategic Planning
[10]: Long Range Institutional Planning in a Time of Change: Seven Points of …
[11]: Strategic Planning – SCUP
[12]: Strategic Planning in Public Sector: Key Insights for Effective …
[13]: Peru Action Plan Review 2023-2025 – Open Government Partnership
[14]: Lima Roadmap to Promote the Transition to the Formal and Global …
[15]: Plan Estratégico de Desarrollo Nacional al 2050
[16]: DL 1436 [16]: DL 1436
[17]: Agencias Regionales de Desarrollo
[18]: V Plan de Acción de Gobierno Abierto