Por Dante Nieri
La selección peruana tras clasificar al Mundial ha saldado una larga deuda, con creces en términos de motivación, haciéndonos sentir orgullosos, cuando cantan el himno, nunca antes lo había visto en una selección peruana de fútbol, mostrando rebeldía contra la adversidad y, como consecuencia de esto, obteniendo una serie de resultados inesperados para la lógica y la estadística… Palmas para los jugadores y su comando técnico.
Hoy en día, ya no se ve en nuestra selección falta de compromiso dentro y fuera del campo, sino todo lo contario… Este conjunto de personas en el camino se ha ido depurando y evolucionando hasta convertirse en un equipo con un objetivo común, que está por encima de los intereses particulares sintiendo que pertenecen a algo más grande que ellos, que cree y sigue a su líder. También se observa un importante progreso en la gestión emocional con una autorregulación importante. Pero en el fútbol como en la vida aparecen nuevos retos. Esta generación de jugadores nunca en sus vidas estuvo en una situación deportiva, a nivel de selección, así.
Esto generó importantes dosis de estrés y ansiedad. La selección de todos nos ilusionó con su fútbol y la rebeldía ante la adversidad, mostrando fortaleza mental en los dos últimos partidos para superar el vendaval argentino y para empatar a Colombia cuando parecía que no teníamos con qué. Pero desapareció lo que nos llevó con vida a esas últimas fechas dobles, nuestro fútbol. La hipótesis que planteamos es que la responsabilidad ha sido mucha y el estrés y ansiedad se han dejado sentir, lo cual es normal y esperable pero no por eso menos trabajable.
En el fútbol y en los deportes colectivos los estados psico-fisiológicos se contagian, para lo bueno y para lo malo. Se puede contagiar la confianza pero también las preocupaciones, angustias y/o miedos. El estrés quita soltura, afecta la toma de decisiones, la precisión la coordinación a nivel personal y colectivo. Y a nosotros nos quitó alegría, fútbol, espontaneidad y sorpresa. La ansiedad agota, consume y drena al jugador; y es muy preocupante si se presenta con mucha anticipación antes del partido. El sobre pensar agota y consume la energía mental y física.
Sería muy importante, de cara al Mundial, trabajar mucho en estos dos puntos (fútbol y estrés-ansiedad), no sólo en consultorio sino en campo en trabajo integrados (se llama así a las diferentes combinaciones que se pueden dar en los entrenamiento en las cuatro áreas a trabajar, técnica, táctica, físico y psicología), con muchos trabajos de campo de juegos en integrados físicos-táctico-psicológicos, con muchas variables de situaciones específicas de partido con altos niveles de estrés, diferentes momentos claves para anticiparse a las diferentes dificultades que podrían presentarse.
Será de mucha importancia que para Rusia 2018 el equipo reencuentre su fútbol, lo va a necesitar más que nunca, por fuerza no les vamos a ganar a los neozelandeses (tiene una genética privilegiada en tamaño y fuerza), y su identidad de juego… pero esto estará muy condicionado por el manejo del estrés, ansiedad y niveles de activación, porque no se han olvidado de jugar al fútbol sino no están pudiendo mostrar lo que saben y han trabajado por estos fenómenos psicológicos, hay una responsabilidad muy grande y se siente. Por ejemplo en el partido contra Colombia se sintió mucho, a pesar del apoyo de la gente y de los medios todo el mes, que ya desenfocaban con tanto elogio merecido pero desbordado para nuestros intereses deportivos. Este contexto periodístico y el aliento de la gente generaba el efecto contrario, no ayudaba a pensar, a tener calma, sino contribuía a aumentar la ansiedad, a apurarnos, a la imprecisión y al descontrol; las ganas estaban, no era falta de motivación como otras veces, era dificultad para regular todo el coctel de sustancias bioquímicas que producía el cuerpo y reiteramos que esto es entrenable y seguramente lo vienen trabajando. El reto es jugar como saben con alto estrés. El estrés y la exigencia no va cambiar, los que pueden evolucionar a un siguiente nivel, de los muchos que ya han pasado, son ellos, los jugadores (con el trabajo del comando técnico, obviamente), potenciando sus herramientas, recursos y factores protectores ante este contexto.
Deben regresar a su esencia: “pensar en lo que deben hacer y no en lo que significa”. Esto queda para los hinchas, los jugadores a hacer su tarea y como consecuencia de hacer su tarea se obtuvo el premio final que todos deseamos.
Sobre el autor:
Dante Nieri es un psicólogo (C.Ps.P. 14601) especialista en rendimiento y deporte, con estudios en Australia, Argentina, España, Perú y USA, con más de quince años de experiencia en el área a nivel aplicado, trabajando con deportistas, padres, entrenadores, comandos técnicos y dirigentes, con publicaciones (Argentina, España y Perú), es docente universitario – pregrado y postgrado – (ISIL, PUCP, UL, UPC), conferencista nacional (PUCP, UDEP, UL, UNMSM, UPC) e internacional (Argentina, Colombia y Chile). Ha laborado con más de veinte deportes, a nivel base (formativo y competitivo) y alto rendimiento (profesionales, mundialistas y olímpicos). Ha trabajado con medallistas nacionales, bolivarianos, sudamericanos, panamericanos y mundialistas.
Para más obtener más información específica sobre él:
- Web: dantenieri.pe
- Dante Nieri Romero
- Dante Nieri psicólogo del deporte