*Publicado en Punto.Edu Año 6 N°172. Del 5 al 11 de abril, 2010
Por José Carlos Picón

Amartya Sen

El filósofo y Premio Nobel de Economía, Amartya Sen (India, 1933), desplegó, quizás, con más amplitud que otros autores “el enfoque de las capacidades” para aproximarse a la compleja y multidimensional realidad del ser humano. Según sus postulados, este es visto como un “agente” que tiene la capacidad de elegir con libertad (positiva) la manera en que llevará adelante su vida con todo aquello que valora, apelando a una gama de posibilidades que encarnan alternativas de vivir. Es en esta idea que Sen vincula el aproximarse a la libertad con el “desarrollo humano”.

Uno de los puntos más resaltantes de la propuesta del Nobel bengalí radica en las críticas a las teorías económicas imperantes que revisan la producción capitalista y la generación de riqueza como principal fin para el adecuado desenvolvimiento de una estructura social. ¿Somos más libres porque tenemos acceso al consumo? ¿Es la posesión de bienes materiales un elemento determinante para estimar positivamente categorías como el placer, la felicidad o el cumplimiento de los deseos?

En su ensayo “Desarrollo como libertad: invitación a la interdisciplinariedad” —que inicia el volumen Desarrollo humano y libertades. Una aproximación interdisciplinaria (Fondo Editorial de la PUCP, 2009)—, Javier Iguíñiz sostiene que Sen ha demostrado que hay logros en capacidades que no requieren de riqueza previa. En regiones pobres, refiere Iguíñiz, se puede ser saludable, alfabeto o ciudadano de un régimen democrático sin que el ingreso per cápita tenga que ser alto. “El subdesarrollo no es una excusa válida para justificar el estancamiento en desarrollo humano”.

Para comprender las “capacidades” pensamos oportuno mencionar algunas —a la luz del universalismo ético aristotélico de Martha Nussbaum— y que Pepi Patrón, también en uno de los aportes del volumen aludido, recuerda: vida, en el sentido de no morir prematuramente; salud física (no hambre, protección, vivienda); integridad física (seguridad contra la violencia, libertad de desplazarse); sentidos, imaginación, pensamiento y educación; emociones; razón práctica (comprometerse con una reflexión crítica); afiliación (convivencia, autorrespeto y no humillación); respeto a la vida de otras especies; capacidad de reír, jugar y disfrutar; capacidad de participar en procesos y opciones políticas; capacidad de tener propiedades; derecho a buscar empleo. Patrón considera pues, que una vida carente de estas capacidades, no ha de ser buena de ningún modo.

Otro de los conceptos básicos que Amartya Sen desarrolla es el de “libertad de agencia” que en este libro está convenientemente acotado por Fidel Tubino, Gonzalo Gamio y Patricia Ruiz-Bravo. Por un lado, Tubino diferencia el concepto con el de “libertad de bienestar” tomando en cuenta que aquel no implica que una persona en calidad de “agente” deba guiarse solo por su propio bienestar ya que pueden existir metas sociales que no necesariamente lo proporcionen. La libertad de agencia, parafrasea a Sen, es la capacidad de uno mismo para potenciar metas que uno desea potenciar.

Por su parte, Gamio hace énfasis en la dimensión culturalista del debate en torno al desarrollo y aborda la pertenencia cultural y la identidad desde un punto de vista en el que puede considerárseles como riesgosas para la libre elección de una cultura: ¿el encuentro con lo diverso puede potenciar un cambio de perspectiva en lo relativo a la valoración de las propias tradiciones? La discusión da para largo.

Ruiz-Bravo, a su vez, desde un análisis de campo en la comunidad puneña de Santa Rosa, señala que las mujeres de esta localidad implementan sus espacios de “agencia” mediante los cuales son reconocidas socialmente y emprenden actividades en pro de su comunidad y dignidad personal.

Por otro lado, Juan Ansión reflexiona, desde la perspectiva de la aculturación, las opciones de elección que los diversos contextos culturales ofrecen sumergiéndose en el ámbito del abandono de presupuestos culturales y de adopción de constituyentes de identidad en los que se filtran categorías como habitus y los hábitos.

Estos son solo algunos trabajos incluidos. Otros abarcan además, la ética, la psicología y las aplicaciones prácticas en respuesta a una necesidad de trazar un eje multidisciplinario que dé sentido al desarrollo humano y las capacidades.

Finalmente, ¿es posible aterrizar la propuesta de Sen en nuestro país? ¿Es el régimen social peruano una plataforma adecuada para la operacionalización de la utopía del desarrollo humano? Al parecer, nuestros soportes institucionales refuerzan el hecho de que los sectores excluidos no tengan un debido acceso al ejercicio de la libertad y agencia con miras a una mejora de sus condiciones de vida. Más no seamos pesimistas. Como arguyó uno de los autores de esta iniciativa interdisciplinaria, el cambio que propiciaría las condiciones óptimas para el desarrollo humano y las capacidades requiere de una reformulación de nuestro paradigma cultural. Hacia allí vamos.

Ficha:
Desarrollo humano y libertades. Una aproximación interdisciplinaria
Patricia Ruiz-Bravo, Pepi Patrón, Pablo Quintanilla (compiladores)
294 pp. | S/. 54
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HACIA UNA UTOPÍA REAL: DESARROLLO HUMANO Y LIBERTADES. UNA APROXIMACIÓN INTERDISCIPLINARIA *

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