¿Qué impulsa a los fieles a dejar la Iglesia católica para migrar hacia los grupos evangélicos? ¿Cómo comprender las dinámicas de conversión al evangelismo en la actualidad? La filósofa Veronique Lecaros nos explica qué está pasando con las religiones en el Perú.
Veronique nació en Marruecos y es hija de padres franceses. Ha estudiado en París, EEUU e Inglaterra, en este último país conoció a quien fue su esposo, el embajador peruano Armando Lecaros de Cossío. Fue así que nació su vínculo con el Perú y sus investigaciones sobre la religión en nuestro país. Conversamos con ella sobre su libro y esto fue lo que nos dijo.
¿Cómo se puede definir el fenómeno de conversión?
En las últimas décadas se ha observado un fenómeno nuevo en el campo religioso. Este es el cambio (o conversión) de la religión católica al evangelismo. Empleo el término evangélico, como se hace en general en Perú, para designar a los cristianos que no son católicos, lo cual excluye —entre otros— a mormones, adventistas y testigos de Jehovah. Según los censos nacionales, en 1972 habían 96.4% de católicos y solo 2.5% de evangélicos; mientras que en 2007 se ve un cambio importante en estas cifras: 81% y 12% respectivamente. Las últimas encuestas mencionan que los 81% se han reducido a un 75% de católicos.
Este fenómeno no se presenta solo en Perú sino también se manifiesta en toda América Latina y, por cierto, en otras regiones como en África subsahariana. En América Latina, según los países, las condiciones varían mucho. En América Central (Honduras, Guatemala, El Salvador), el movimiento empezó en la década de 1960 y hoy la proporción de evangélicos es casi idéntica a la de los católicos. En otros países, como México, Argentina o los países andinos, el crecimiento ha sido más tardío y lento. Además en cada país, hay zonas donde los evangélicos tienen más éxito. En Perú, por ejemplo, en la selva, los barrios jóvenes de las grandes urbes, entre otros.
La religión católica ha sido por muchos años la religión que ha tenido más número de fieles en el Perú. ¿En qué contexto se explica el rápido crecimiento de la comunidad evangélica en nuestro país?
El crecimiento evangélico se produce en un contexto de debilitamiento del tejido social al final del siglo XX. La explosión demográfica y el terrorismo empujan a cientos de miles de personas a abandonar el campo para buscar una mejor vida en las ciudades (en particular en Lima); es lo que Matos Mar llamó el “desborde popular”. Además la mundialización y el neoliberalismo contribuyen a romper solidaridades tradicionales, ofreciendo nuevas formas de vida que en las telenovelas parecen muy envidiables. En resumidas cuentas, concretamente, millones de individuos se encuentran viviendo en condiciones precarias y en el proceso de migración pierden, con el enraizamiento y muchas tradiciones comunitarias, la orientación existencial de su vida.
La Iglesia Católica confrontada a divisiones internas y a la crónica escasez de cuadros formados (sacerdotes y monjas) no logra atender las necesidades espirituales de los migrantes. Entre tanto, muchos misioneros evangélicos (en particular norteamericanos) llegan a América Latina. Después de la revolución de Mao, abandonan la China como tierra de misión y focalizan sus esfuerzos sobre nuestro continente.
¿Existe una conexión real entre pobreza y evangelismo en el Perú?
Si uno observa la repartición de los evangélicos en el mapa del Perú, y de Lima en particular, existe una conexión innegable entre pobreza y evangelismo. En San Isidro, un barrio muy homogéneo de clase media, media alta, hay solamente 4% de evangélicos mientras que en los barrios jóvenes hay mínimo 15% y hasta mucho más.
Sin embargo, reducir el tema a la ecuación simple “pobreza implica evangelismo” es un grave error. Hay muchas zonas rurales del Perú muy pobres y muy católicas. Aunque según los casos puedan interferir múltiples factores (la presión familiar por ejemplo), uno de los conceptos más pertinentes, para analizar la situación actual, es el de exclusión y mejor dicho la exclusión consciente y padecida que se torna humillación. La pobreza en las grandes urbes es un factor muy importante de exclusión pero no es el único, también cuenta el lugar de origen, la “raza” y múltiples otros parámetros… Como la exclusión conlleva una dimensión subjetiva, permite dar cuenta de la conversión de personas aparentemente bien integradas a la sociedad. He encontrado por ejemplo, varias personas católicas que se han vuelto a casar se convirtieron al evangelismo por sentirse excluidas en su comunidad.
Bajo la premisa de que gran parte de la comunidad evangélica es gente excluida y pobre, ¿cómo podemos comprender la figura del diezmo en estas comunidades?
Por las palabras que San Pablo atribuye a Jesús en Hechos de los Apóstoles (He 20, 35): “Hay más felicidad en dar que en recibir”. Dar procura una felicidad que humaniza y representa para los pobres una manera de recuperar su dignidad. Sienten entonces: “nosotros no somos una tara, un peso muerto para este mundo; podemos aportar, contribuir a la venida del Reino de Dios”.
Sin embargo, el tema del diezmo es complejo, no se debe abordar en pocas palabras. Según las situaciones, presenta muchas aristas, desde los fieles manipulados y hasta engañados hasta los fieles que se sienten valorizados e involucrados en la construcción de algo maravilloso y donan con orgullo y alegría.
¿Cuál es la teoría filosófica con la que se puede estudiar este fenómeno?
En el curso de mis investigaciones, me di cuenta que la teoría del filósofo Axel Honneth sobre el reconocimiento (La lucha por el reconocimiento) me ofrecía un marco teórico pertinente. Este autor considera el reconocimiento como un proceso dinamizador que logra transformar las condiciones objetivas y subjetivas de los seres humanos, ayudándoles a pasar de un estado de exclusión, humillación a una situación de integración comunitaria y finalmente social. El proceso se desarrolla en tres etapas, empieza por una fase de recuperación de la autoestima, sigue con la inclusión en una comunidad de pares y culmina con el compromiso activo y el trabajo en pro de esta comunidad y de sus ideales. El evangélico suele contar su conversión como un camino que lo ha llevado a dejar sus antiguas costumbres y su círculo de amistades para encontrar en otra comunidad, nuevos sentidos a su vida poniéndola al servicio del ideal cristiano.
Sin embargo, Honneth no toma en cuenta en su teoría el proceso del don, lo cual considero una limitación, “un impensado”. Por este motivo, para dar cuenta de algo tan fundamental en los grupos evangélicos que funcionan solamente gracias a la generosidad y a la dedicación de los fieles, tuve que recurrir a los trabajos de Marcel Mauss y Paul Ricoeur quienes han considerado el don como factor de reconocimiento.
¿Existe una influencia evangélica en la política peruana?
Basta seguir las noticias de las últimas elecciones desde 1990 para darse cuenta del peso del voto evangélico o mejor dicho de la influencia de los temas evangélicos en el proceso de elección de un candidato. Los políticos suelen “cortejar” a los evangélicos, adoptando algunos puntos de sus agendas. Está bien visto recibir el respaldo de los pastores y figurar en fotos con ellos.
Sin embargo, se trata de un tema complejo que he tratado en un libro a punto de ser publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
¿Qué otros aspectos importantes se pueden estudiar a partir de este proceso de conversión religiosa?
La investigación que he desarrollado analiza mecanismos de integración y de identificación en una comunidad. Puede ser aprovechada en múltiples campos. Algunos líderes evangélicos lo leen y lo comentan. Sacerdotes deseosos de entender el “secreto” del éxito de los grupos evangélicos me han pedido presentar el resultado de mis estudios. También, he visto en Internet que algunos grupos islámicos en Europa se interesan por mis trabajos. Da algunas pistas para entender los resortes del voto evangélico. Sin embargo, desde mi perspectiva, lo principal no es esto. Espero estimular una reflexión sobre la generosidad, el profundo deseo del don de sí que mora en todo ser humano. Somos altruistas por naturaleza y a menudo lo olvidamos.
¿Considera que en el futuro el evangelismo podría ser la religión mayoritaria en América Latina?
Ha habido varias predicciones y ninguna se ha cumplido. En 1990, se pensaba que se trataba de un maremoto y que el crecimiento evangélico iba a seguir en progresión geométrica. No ha ocurrido en ninguna parte. Otros consideraban que el crecimiento iba a llegar a un tope, de alrededor 20% (máximo 25%) y que se llegaría a un equilibrio con los católicos. Tampoco, ha ocurrido. En centro América, los evangélicos están llegando casi a la par de los católicos. En Argentina, corresponden a alrededor de un 10% de la población. En Perú, el crecimiento evangélico se mantiene pero a un ritmo más lento que hace 15 años.
Sin embargo, nadie vislumbró un nuevo fenómeno que cambia totalmente las perspectivas. El número de católicos sigue disminuyendo fuertemente, el numero de evangélicos crece lentamente pero una nueva categoría de personas, los sin religión, ha aparecido. Será un tema para el próximo libro.
¿Desea agregar algún comentario?
Quisiera felicitar a la directora del Fondo Editorial Patricia Arévalo y todo su equipo por su profesionalismo y agradecerles por el gentil apoyo que me han brindado.
Sobre la autora:
Veronique Lecaros es máster en Filosofía por la Universidad de la Sorbona y por la Universidad de Standford (EE.UU.), doctora en Historia del Arte por el EHESS y doctora en Teología de la Universidad de Estrasburgo. Actualmente desarrolla programas de investigación en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), además de enseñar en la PUCP. Es autora de varios artículos y libros sobre América Latina, especialmente sobre el Perú.
Sobre su libro:
La conversión al evangelismo (2016)
Análisis del contexto contemporáneo de la religiosidad en América Latina, sobre todo, del fenómeno de la conversión de los files católicos a los grupos evangélicos.
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Mi querida Doctora Veronique he leído con interés el articulo publicado y tiene razón en el titulo, ” La Pobreza no implica necesariamente convertirse al evangelismo”, que es lo que hace que una persona se cambie de religión? , considero que es la promesa de cambio, un cambio palpable y real, un cambio que se puede ver, basado en la fe en un ser eterno. ¿Que ofrece el evangelismo que otras religiones no, y que está atrayendo a muchísima gente? . Si analizamos lo que predican tanto la religión católica como la evangélica la diferencia radica justamente en la promesa de cambio en las personas, las finanzas, la salud etc. En cambio en la iglesia católica nos encontramos con ritos que se repiten una y otra vez sin resultados y se falla justamente en guiar a los fieles a ese cambio que es lo que las personas necesitamos. Hay una sensación de desamparo y falta de efectividad en las iglesias de hoy, a lo cual se añade la libertad que tienen las generaciones actuales para juzgar y elegir lo que mas les conviene o convence, esa situación, creo yo, es lo que impulsa a una persona a buscar alternativas a lo que ya conoce y es allí donde entran las nuevas ideologías basadas en la fe en alguien que es inconmovible y eterno. Las religiones y las creencias cambian, se adaptan, progresan así como todo en esta vida y si no lo hacen quedan relegadas y al final se pierden.