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Raquel Braverman, filósofa  y autora del libro Levinas: de la morada a la justicia, conversó con nosotros y nos contó cuál es la importancia de conocer el pensamiento de Levinas en la actualidad. En este post les compartimos sus interesantes reflexiones.

¿Quién fue Emmanuel Levinas y por qué es importante conocer su legado?

Emmanuel Levinas fue un filósofo judío lituano (1906-1995). Le tocó vivir los progroms rusos y la barbarie de la Segunda Guerra Mundial, donde los campos de concentración nazis se convirtieron en verdaderas industrias de la muerte.
Frente a esta situación se preguntó: ¿qué sucedió en la cultura y en el espíritu de Occidente para que permitiera esta deshumanización?, ¿qué sucedió en la filosofía, la política y la moral para que Occidente terminara en la barbarie?; ¿qué sucedió con la indiferencia del resto del mundo?, ¿cómo debemos entender la condición humana? Él dedicó su vida a responder estas preguntas para que la barbarie no se olvide ni se repita. El pensamiento de Levinas no solo interpela a la Ilustración o a la Modernidad Occidental, sino a toda la tradición metafísica, desde los griegos hasta Heidegger. Cuestiona la primacía del ser y a la ontología, la autonomía del individuo y el egoísmo. En lugar de la totalidad, Levinas postula la apertura del infinito; y en lugar de la primacía de la ontología, privilegia la ética como filosofía primera. Esto significa una transformación radical de la filosofía que de amor a la sabiduría se transforma en sabiduría del amor.  En suma, es importante conocer su legado porque vivimos en un mundo convulsionado, donde los seres humanos son indiferentes y la barbarie sigue existiendo.

¿Por qué Levinas criticó tanto a la filosofía occidental por haber buscado “el ser por el saber”?

Levinas critica a la filosofía occidental porque para explicar la realidad se ha referido al ser, que es anónimo e impersonal, y no ha tomado en cuenta al otro hombre. Piensa que la filosofía occidental ha concebido al hombre como un individuo egoísta, y esta situación lo ha conducido a la tiranía y a la guerra. Critica a la filosofía occidental, no para abolirla, sino para cuestionar su primacía y orientarla hacia una vocación superior a la búsqueda de la verdad o la comprensión del ser. Levinas cuestiona la ontología y busca orientar a Occidente hacia el llamado de la bondad, esto es, la responsabilidad por el sufrimiento del otro. Por ello, sin negar el legado de Occidente, busca decir en griego lo no griego, es decir, lo que proviene de la tradición judía. Por tanto, se trata de pensar radicalmente las dos raíces espirituales de la civilización Occidental: la griega y la hebrea; Atenas y Jerusalén; la verdad y la bondad.

Levinas

Según lo que argumenta en su libro, la Torah contempla muchos significados. ¿Hay alguno en especial que se relacione con el pensamiento de Levinas?

El término Torah significa en primer lugar instrucción y en segundo lugar ley. Por ello, la Torah instruye, enseña un conjunto de normas que se deben realizar diariamente en todos los aspectos de nuestras vidas, y en este sentido es una guía en nuestras relaciones personales y sociales. Pero, la instrucción y el aprendizaje que nos ofrece la Torah no sirven de nada si no son llevados a la práctica y encaminados a la justicia. Por ello, la Torah tiene también un aspecto normativo: la ley. Ahora bien, los dos aspectos inseparables de la Torah, que son la instrucción y la ley, constituyen una unidad que permite entenderla como el camino de vida orientado hacia la justicia (Tzedaka). El judaísmo desde sus inicios ha mantenido como idea central la pasión por la justicia. Y éste es el sentido primordial que Levinas extrae de la Torah.

Actualmente, en el Perú y el mundo, observamos que la corrupción es una práctica habitual. ¿Cómo el pensamiento de Levinas puede influir en la transformación de una sociedad en ese aspecto?

El pensamiento de Levinas es un llamado a la justicia, pero no a una justicia simétrica, contaminada por el ser y el egoísmo, sino a una justicia de otro modo, orientada por las prescripciones del bien. Se trata de una justicia que se preocupa por la situación desvalida del otro hombre, cuyas imágenes bíblicas son: la viuda, el huérfano, el extranjero y el pobre. Pero, esta preocupación no sólo es individual, sino que tiene un sentido colectivo. Por ello, la justicia debe ser económica, social y política. La justicia económica consiste en la no indiferencia frente a las necesidades materiales y espirituales de los otros, y en la lucha por la erradicación de la pobreza. La justicia social consiste en tomar en cuenta la unicidad del otro, esto es, el carácter único de su rostro, su individualidad irrepetible, de modo que la libertad no termine en egoísmo ni en fratricidio, y la igualdad no termine en indiferencia entre los seres humanos. Finalmente la justicia política consiste en la responsabilidad y la obligación de moralizar el espacio político. Y es aquí donde entra la lucha contra la corrupción. La moralización de las instituciones debe tomar en cuenta que el rostro es anterior a la ciudadanía y que una ciudad humana no se puede conseguir solo con ciudadanos. Es preciso partir de la responsabilidad. Primero, en la educación, que no solo debe ser intelectual y física sino también moral, que vele por el cuidado del otro y los otros, y atienda a la alteridad. Y segundo, en la administración de la justicia positiva. Es necesario impartir la justicia simétrica de la ley positiva. Antes del juicio, con jueces honrados, competentes e incorruptibles. Pero esto no es suficiente. Después del juicio, es preciso velar por el sentenciado, por sus condiciones materiales y espirituales, para ayudarlo a que tenga la oportunidad de rehabilitarse y quizás reintegrarse a la sociedad. Ahora bien, la labor no puede quedar solo en manos del Estado y sus instituciones; se requiere una tarea continua y vigilante por parte de quienes integramos la ciudad, una actitud atenta a las decisiones y los actos de los gobernantes, porque cuando se trata de la justicia y del gobierno toda mano humana es precaria e insuficiente y debe ser vigilada. Por ello, todos y cada uno de nosotros somos responsables de lo que sucede en la sociedad, en el Estado y en las instituciones.

¿Cómo la experiencia de la barbarie nazi impactó en la vida personal y profesional de Levinas?

La distancia de Levinas con el nazismo comienza en la década de 1930, cuando el nazismo llega al poder, y sobre todo cuando Heidegger, comprometido con el nazismo, asume el Rectorado de la Universidad de Friburgo entre los años 1932-1933. La barbarie nazi aniquiló a la familia directa de Levinas (padres y hermanos) en los campos de concentración; su esposa y su hija se salvaron de morir porque se refugiaron en el convento de Orleans, en Francia. Él, como capitán del ejército francés, fue capturado y llevado a un campo de concentración para militares, donde fue obligado a trabajos forzados.
Estas experiencias tan inhumanas calaron profundamente tanto en su persona, como en su pensamiento. Trató de explicarse cómo la gran Ilustración Europea, había terminado de manera tan cruenta. Por ello, su obra madura y más importante tuvo como punto de partida esta preocupación. A Heidegger lo admiró siempre, pero nunca le perdonó su nazismo. Concluyó que el pensamiento de Heidegger, centrado en el ser, era parte de la tradición ontológica que venía de los griegos y que piensa la verdad de las cosas, pero olvida la condición del otro hombre. El pensamiento de Levinas busca una nueva visión del hombre, pero no del individuo, del sujeto, sino un humanismo del otro hombre. Frente a la ontología, que piensa la totalidad y —según él— termina el totalitarismo, hay que colocar la ética como filosofía primera, es decir, una reflexión sobre la alteridad, que parta del sujeto, no como individuo egoísta y centrado en sí mismo, sino abierto al llamado del Otro, interpelado por su situación, responsable de su condición y comprometido con la justicia.

¿Cuál es la frase de Levinas que compartiría con nuestros lectores?

“El hombre libre está consagrado al prójimo; nadie puede salvarse sin los otros”.
(Levinas: Humanismo del otro hombre)

 

Foto de Emmanuel Levinas: Arena blog

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“Todos somos responsables de lo que sucede en la sociedad”, dice Raquel Braverman
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