La actual clase política está enfrascada en una guerrilla política, de la reforma y contra reforma política, se paso a los pedidos de vacancia presidencial semanales, por tantas denuncias periodísticas que aparecieron, aparecen y aparecerán, que empezó con el caso Cisneros (“swing) y por ahora, el ultimo, es un decir, referido a caso del Hospital de Moquegua.
Esta carrera contra el tiempo, con o sin, votos o investigación del congreso, pretende que el presidente del congreso asuma la presidencia, a menos de seis meses de las elecciones generales, prometiendo no postergarlas; si el congreso no investiga, aumentando su acostumbrado desprestigio, la prensa y ahora la fiscalía lo vienen haciendo; igual vacar quieren, a quien cerró el congreso, luego de una anterior confrontación política; antes y ahora con señalamientos de mutua corrupción.
Las elecciones deben zanjar esta interminable confrontación política, el imperativo de la renovación de autoridades en la fechas previstas en la ley, en el ejecutivo y congreso, y luego en los gobiernos regionales y locales, evidencia el valor de la democracia, aún con sus insuficiencias, incluso sin mucha reforma política, muchas de las mismas reglas electorales y hasta los de siempre actores y agrupaciones políticas, a veces incluso deslegitimadas; elecciones haber deben.
Es probable se elija a representantes, similares a los electos en los últimos años; las elecciones internas de las organizaciones a cargo de la Onpe, resuelve el cumplimiento de las formas estatutarias previstas por cada organización; las elecciones generales resuelven el cumplimiento de formas electorales, como el voto obligatorio.
Esperando estamos, la reforma política, que complemente el registro de agrupaciones (las nuevas) de afiliados (y cuadros políticos), más no el anterior registro de agrupaciones de adherentes (entiéndase, en el mejor de los casos, simpatizante ocasional); reforma política que incluya elecciones internas más representativas (con votación general), el voto voluntario que obligue a legitimarse a quien pretenda elegirse, la renovación por tercios del parlamento que retroalimente las posibilidades de su legitimidad, entre otras posibilidades más, como la banalizada y poco popular bicameralidad, que esperaran un tiempo más.
Mientras pasamos del debe ser, al ser, podemos empezar a informarnos y elegir bien, lo que hay también es responsabilidad nuestra, parece …
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