Cuando era niña, solía ir los fines de semana junto a mis hermanos a pasear por las galerías de la ciudad. Nuestra última parada siempre fue un lugar lleno de máquinas de juegos, donde gastábamos algunas monedas de nuestras propinas semanales. Nos fascinaba los caracteres que participan en los juegos, lo que podíamos hacer con unos cuantos botones, los colores, los movimientos, etc.
Yo siempre elegí los relacionados a los autos: las carreras.
Era genial la sensación de maniobrar el timón, este me permitía definir la dirección que debía recorrer mi auto; controlar los pedales para aumentar la velocidad y emprender la misión de ganarle a otros autos en un circuito cerrado, que yo misma podía elegir. El reto era procurar no chocarme y llegar a la meta antes que se acabe el tiempo.
La concentración era necesaria para controlar mis movimientos, el mínimo error resultaba en un auto estrellado en las tribunas.
Sin embargo, el juego duraba poco tiempo y solía consumir la mayor parte de mis propinas . Ello me entristecía mucho, a mi me hubiera gustado tener un poco más de tiempo para seguir jugando.
Al parecer, mis deseos se hicieron realidad con la llegada de mi primera PC y la conexión a Internet. El aparato me cautivó, parecía una pequeña máquina de juegos.
Mi regreso a las pistas de carrera aconteció casi por casualidad. En clases, siempre escuchaba a mis amigos que decían que encontraro tal y tal juego en Internet, que eran divertidos, que tenían un montón de niveles y sobre todo que eran gratis.
Sin embargo, tenía cierto temor en preguntarles cómo podía encontrar un juego divertido en línea, pues yo pensaba que siendo niña ellos se iban a burlar de mi por preguntar esas cosas, cuando podría haber sido lo contrario (eso lo descubrí siendo un poco más grande a los chicos le gustaba eso, pero eso es otra historia).
Esa idea siguió rondando por mi mente unos días. Un día el profesor de Computación nos dejó una tarea de investigación y nos sugirió que además de ir a la biblioteca encontráramos recursos en Internet. El sostenía que solo era necesario saber que información buscar.
Entonces, digité la palabra autos en el buscador y aparecieron un montón de páginas que vendían autos. No obstante, eso no era lo que yo buscaba así que recordando lo que dijo el profesor mejore mi búsqueda: juegos de carros.
Mi sorpresa fue enorme al comprobar la cantidad de páginas de juegos que habían, en ese momento probé varios juegos hasta encontrar alguno que me gustara. Finalmente encontre esta pagina para jugar: superjuegosdeautos.com
Desde ese día, no crean que me envicio con ellos, juego para relajarme unos cuantos minutos al día superando niveles y probando las funcionalidades de otros.