Mucho se ha escrito y se ha de escribir acerca del asesinato de esta activista feminista.
Lo primero que me viene a la mente, es que toda la estructura jurídica (feminicidio, equidad de género) y mediática no funciona para nada y mas bien se ha constituido en fuente de gastos, cuando en otras esferas, se tiene justamente una carencia de recursos, como justificación más importante para no “actuar”.
Podría sumergirme en un monólogo jurídico que muestre la invalidez e inequidad que persiguen los instrumentos legales a los que tan insistentemente se recurre y también el millonario desembolso publicitario (la propaganda en medios, así como su creación cuestan fuerte); pero como dice un viejo adagio: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”
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