Entrevista a Jorge Bossio, Docente de la Especialidad de Ciencias de la Información y Coordinador de Diálogo Regional sobre Sociedad de la Información (DIRSI)
Presentamos la entrevista realizada al Mg. Jorge Bossio en el Boletín del Foro e-Gobierno OEA, dedicado a la temática de la Gobernanza de Internet(http://www.suboletin.com/contentsoea/docs/Boletin_49/TemadelMes49.htm)
1.- ¿Cuál es el rol de su organización en el FGI?
DIRSI, como red de investigación, tiene la misión de generar conocimiento y estimular el debate de los temas relevantes para la agenda de las TIC para el desarrollo con una visión pro-pobre y pro-mercado.
Durante el presente periodo de investigaciones se busca fortalecer los procesos regulatorios para favorecer la expansión de los beneficios de la sociedad de la información a los sectores de bajos ingresos de América Latina.
Las áreas de investigación de DIRSI relativas a la promoción del acceso se enmarcan dentro de las áreas trabajadas en el FGI desde la perspectiva de “Acceso y diversidad”. Los trabajos de DIRSI sobre accesibilidad de servicios y el uso de la telefonía móvil por parte de las poblaciones pobres de América Latina buscan incidir en la toma de decisiones nacionales y regionales en materia de telecomunicaciones.
DIRSI también busca fortalecer las capacidades locales para la producción académica en materia de gobernanza de las TIC a través de la formación de jóvenes investigadores. Por otro lado, a través del Mecanismo de Asistencia para la Regulación de las Telecomunicaciones en América Latina (MARTA) se financian investigaciones que aporten directamente a los temas que vienen abordando los reguladores de la región.
2.- ¿Cuál cree usted que es la significación fundamental del FGI?
Luego del proceso de la CMSI, el FGI se constituye prácticamente en el único foro global abierto para discutir los temas pendientes y emergentes relacionados con Internet, las TIC y los derechos de las personas en la Sociedad de la Información. Creo que su principal virtud está en que nació abierto y participativo. Más allá de su contribución o no a la reducción de la brecha, el FGI permite escuchar las voces de las organizaciones e individuos que no pueden participar en otros foros globales (como la Unión Internacional de Telecomunicaciones) y plantear sus opiniones y recomendaciones.
Al ser un foro global funciona también como una plataforma de difusión y debate para las organizaciones civiles. Mientras se mantenga como un espacio de debate, su mayor riesgo es que el debate se torne insustancial, lo que representaría una pérdida de tiempo para los participantes.
Aprecio que aún no ha logrado hacer que el debate salga de un salón con un grupo muy reducido de participantes (siempre los mismos), ni que los temas lleguen a ser comprendidos y discutidos por el ciudadano de a pie.
Las instituciones de gobernanza global en los últimos años han mostrado cierto nivel de ineficacia. La crisis financiera actual es la mejor muestra de ello. Ya Stiglitz había señalado que el principal problema de la gobernanza de los bienes públicos globales es cómo se financia su gestión y si de ello depende la participación en las decisiones entonces la situación se tornaría más complicada aún. Por otro lado existen temas sensibles relacionados con las políticas culturales, por ejemplo, que son de suma importancia para muchos estados que prefieren no delegar esos aspectos de su soberanía.
Aún cuando el FGI tiene la posibilidad de formular recomendaciones, el problema de hacerlo sería que tendría que adoptar un proceso interno que les aporte legitimidad. Establecer reglamentos y procedimientos a estas alturas del proceso podría resultar contraproducente.
3.- ¿Cuál es la significación del FGI para LAC?
En nuestros países se debate muy poco internamente (digo debate sustentado en evidencias y conocimiento) y mucho menos se participa en los debates globales. La agenda global es manejada fuera de nuestro alcance y muchas veces cuando se llega al debate las decisiones ya están tomadas. Lo ideal sería formar capacidades de carácter regional, es decir lograr entendernos entre los latinoamericanos, reconocer los puntos de relevancia común y concentrar nuestra discusión en ellos, de esta forma podríamos pensar en impulsar parte de la agenda global desde la región.
4.- ¿Qué recomendaciones haría usted hoy en cuanto a la continuidad del FGI tras sus primeros cinco años de trayectoria?
Mi principal recomendación sería concentrar la agenda y extender el debate. El ejercicio de priorización que se realizó recientemente es un avance para concentrar la agenda en los aspectos más relevantes para la mayoría (al menos de quienes respondieron). Sin embargo si se decidiera que sólo esos temas forman parte de la agenda se podría estar estableciendo límites al debate, y ello sería peligroso. Extender el debate significaría llevarlo más cerca del ciudadano, involucrar a redes de investigación, grupos de usuarios y consumidores, etc. Si bien Internet tiene 40 años y cerca de 2 mil millones de usuarios, es claro que sus potencialidades e implicancias son aún desconocidas por la gran mayoría de las personas, si no para todas.
5.- ¿Cuáles cree usted que son los temas fundamentales para LAC en torno a la GI?
América Latina comparte fundamentalmente un idioma y una historia cercana que configura su cultura. Pero al mismo tiempo comparte la realidad de ser hoy prácticamente sólo usuaria de productos tecnológicos. Allí hay dos puntos que podrían formar la agenda común: contenidos e innovación.
Sin embargo noto que los gobiernos de nuestra región están de espaldas a los procesos de GI. Varias pueden ser las razones: quizás les resulta difícil participar en un proceso tan abierto en condición de igualdad con otros actores; quizás esperan que el debate concluya en toma de decisiones de carácter bilateral o multilateral y en ese momento participar; quizás (y esto es muy probable) no se logra conciliar el discurso de las organizaciones y personas que participan en el FGI con la problemática institucional y política de los gobiernos. Sin embargo, esta actitud resulta preocupante, pues mientras más tiempo pasa mayor es la brecha que separa a los gobiernos de este debate y puede llegar el momento en que esa brecha sea insalvable. Lo importante del proceso, para América Latina, no está en Sharm el-Sheikh; está aquí.