Henri Nouwen, ex catedrático de la Universidad de Harvard, escribe acerca de su caminar personal, en base a sus reflexiones ante el cuadro: “El regreso del Hijo Prodigo” de Rembrandt.
La historia ocurre a finales de 1983 en el pueblo de Trosly (Francia), en un albergue para enfermos mentales, lugar donde realiza una evaluación personal profunda sobre su sentido de la vida.
Las vivencias del autor en el albergue confrontan a Nouwen con un vació personal de amar, de establecer relaciones auténticas y de su verdadera vocación como persona. Nouwen relaciona su caminar espiritual, con los personajes del cuadro de Rembrandt y las relaciones entre ellos.
El profesor plantea que Dios desea que cada persona realice la jornada espiritual de dejar de ser el hijo menor (buscar la auto gratificación infantil promovido por la sociedad consumista), o el mayor (distante y crítico), para ser un padre espiritual, misericordioso (con manos q perdonen) a otros.
Sin embargo, existen dos cosas reales: (1) Que a veces nos comportamos como el hijo menor o el mayor; y (2) Que en la iglesia y en sociedad hay una presión a continuar siendo hijos dependientes.
El llamado, es que me convierta en padre acogedor, en vivir su divina compasión en mi vida cotidiana. Entrar en el lugar del padre y ofrecer a otros la misma compasión que él me ofrece, transformarme en su imagen: ello es el núcleo del evangelio, y el último paso del viaje espiritual… dejar de ser hijo y convertirse en padre para otros, lo cual es una elección consciente.
¿Qué características tiene ese padre espiritual?
• Da la bienvenida
• Perdona
• Es generoso
• Es misericordioso
En definitiva, asumir una paternidad espiritual es ser un adulto responsable; es ser misericordioso como nuestro padre es misericordioso (Lucas 6:36), es una invitación a ser como Dios, a ser tan misericordiosos como él.
Referencia: “El regreso del Hijo Prodigo. Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt”. Henri J. M. Nouwen.
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