Otro reboot. Este sacado del baúl de la nostalgia. Las tortus ninjas fueron furor en los noventas, primero como cartoons; y después, como más cartoons. Porque hubo una versión humanizada que, fuera del soundtrack, no dio mucho qué hablar.
Pero eran Las Tortugas Ninja, ¿acaso ha habido nuevas creaciones del entretenimiento tan encantadoras como estos reptiles practicantes de las artes marciales que llevan nombres de pintores europeos del Renacimiento?
Pues de nuevo el reboot (el volver a lanzar una historia cambiando la mitología propia y tratando de hacerla creíble) y, la nueva película, a mí que tengo casi cincuenta años terminó pareciéndome una reverenda porquería.
Comienza la historia. De nuevo el asunto genético, leit motiv de mil películas desde que Los niños del Brasil mostrara una verdadera historia intensa. Idéntico a la nueva versión de Spiderman, la heroína es hija del supercientífico que era amigazo del malo y bla bla bla.
Una explicación de una mala historia japonesa muy a lo Kung-fu Panda, luego los ataques villanos en versión subdesarrollada de GI Joe. La secuencia del camión en el barranco es GI Joe 2 (hasta güeva me da buscar el nombre completo y el año de mis referencias; en verdad, no vale la pena hacerlo).
Luego, el super villano es un samuray mecanizado a lo Wolverine, la pelea final a lo Spiderman 1 (del reboot), y las caídas del edificio esos son clichés bien quemados en la historia… todo es una reverenda idiotez.
La única escena simpática es cuando los reptiles rapean en el elevador. Y no entiendo porqué al periodista le pasan tantas cosas mala onda si él se entrega por ayudar.
¡Ahhhh! Y canción icónica al final, como siempre; Happy together de The Turtles.
Conclusión: Si vas a hacer un reboot, copia todos los nuevos reboots y busca una canción de los sesentas y setentas; toda la gente que no sabe nada asistirá al cine y dirá “¡aahhhhhhhhhhhhh!”