LA INTERCULTURALIDAD EN LIMA

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En la década de los 70 se inicio el desplazamiento de los pobladores de las regiones andinas a Lima. El asentamiento humano de Villa El Salvador (VES) era un arenal en el cual las condiciones de vida eran difíciles, sin embargo en la actualidad es un emporio comercial con exportaciones de muebles en melamine y madera que cumplen con los estándares europeos.

El antiguo Centro de Lima dejo de ser un lugar a pasible para convertirse en un centro de comerciantes ambulantes. Se iniciaron las ventas de comidas al paso, los carretilleros, las paraditas, etc. El día sábado se convirtió en un lugar de fiestas chichas en los garajes como existen en la Avenida Abancay en donde los grupos como Los Shapis, Vico y su Grupo Caricia y Alturas daban conciertos por no ser reconocidos socialmente como grupos culturales.

En la actualidad el reconocido cantante autor denominado “Tongo” con su “tengo una pituca” ha calado en los estratos B y C de Lima de tal manera que se ha convertido en la imagen comercial de Telefónica. El aceptar su dimensión corporal y comunicativa le permite realizar empatía con los usuarios como el adulto intermedio provinciano progresista en una empresa trasnacional.

El denominado desborde popular nos ha convertido en una combinación sui generis de fusión de grupos étnicos. Es difícil encontrar habitantes que tengan los cuatro abuelos de origen limeño lo cual es un indicador que la imagen de Ricardo Palma, el primer limeño autentico, es solamente un antiguo recuerdo.

Dentro de este recambio étnico surgen nuevas posturas. Los provincianos de tercera generación tienen gustos sofisticados y presentan un paradigma de inversionistas y emprendedores frente a sus agrestes contextos locales. Su idea es ser reconocidos de manera valida y licita destacando sus raíces ancestrales como los nuevos ciudadanos de Lima.

Sin embargo surge una perspectiva negativa, es decir, no todos los inmigrantes son resilientes y asertivos. Entonces aparece la figura del “achorado”y del “vivo”. El primero actúa en forma agresiva y recurre a la sorna discriminadora para defenderse ante sus pares a fin de evitar de evidenciar sus limitaciones socio afectivas.

El segundo es una persona esquizoide buscando sacar la mayor ventaja posible de sus pares amicales o laborales. En realidad, trata de ocultar sus limitaciones personales ridiculizando a todos aquellos que no sean de su entorno de confianza o cómplices.

Finalmente, la interculturalidad es un tema abierto el cual solo es solucionable si establecemos políticas de aceptación a las diferencias, concertación en los desacuerdo y tolerancia ante lo no ortodoxo.

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