He llegado a casa bastante cansado, la academia es insoportable, tantas horas encerrado no es una actividad que yo realizaría si no estuviese obligado. Afortunadamente hoy presente mi pedido de tolerancia a la encargada del turno mañana, no vivo cerca a si que es lo mínimo que se le puede conceder a un “fijo”. Saludo a mi anciana abuela mientras se lava la boca, saludo a mi madre que empieza a calentar mi comida, voy al cuarto de los padres y saludo a mi padre quien trabaja en el ordenador, finalmente busco a mi hermanito, probablemente esta en casa de mis tíos jugando o lavándose la boca junto a mi abuela. Voy a mi dormitorio, dormitorio que es sala y comedor todo junto a la vez, me desnudo y me visto con la ropa de casa (un polo blanco con algunas manchas y un pantalón de tela azul). Mi madre coloca la comida caliente encima de la mesa y yo recojo el plato y lo coloco sobre mis piernas cruzadas mientras me siento en el sillón, pruebo un poco, la comida de mi casa nunca es mala, pero tampoco es lo suficientemente buena, termino y llevo el plato al fregadero. Me lavo la boca con el gastado cepillo verde y un poco de la pasta de dientes a la que mi madre le confía mi salud bucal, me enjuago la boca, y paso a despedirme de mis padres, primero mi padre, luego mi madre y finalmente me acomodo en mi cama, mi cuerpo esta muy cansado y quiere ya descansar, más juego un rato con mi hermano y le quito a Soledad (un perro de peluche del que asumimos que es hembra aunque su rostro de peluche diga lo contrario), el grita un poco y se la devuelvo, ahora si debo irme a dormir, buenas noches mundo, mi celular hace mucho que no suena, no importa, me digo aunque yo mismo no lo crea, no importa, buenas noches.
” ¿Tu carné?,… ¿mi carné?,… Sí, tu carné,… listo aquí está su ticket, gracias…
Apúrate monito, apúrate, que vamos a perder la cola,… voy, si, ya voy. Me acerco y abrazo por la espalda a la muchacha de lentes de marco grueso, ella sonríe, recojo una bandeja para ella y una bandeja para mi, ella recoge los cubiertos, recojo su plato y el mío, ella coloca los vasos de bebidas en la bandejas y las servilletas, ella sonríe, yo estoy serio,… ¿comemos afuera?,…. claro, vamos, ahí hay un espacio (señalo un espacio vacío al frente del comedor), nos sentamos y empezamos a comer, ella me charla sobre lo que pasó en su casa, yo charlo sobre realidad nacional, mis clases, mi casa, cualquier cosa, yo charlo sobre cualquier cosa, ella sonríe, yo estoy serio y de cuando en cuando esbozo en mi rostro una sonrisa…
Ella saca un recipiente de su bolso y lo destapa, unas galletas de color canela se asoman cada vez más mientras ella termina de abrirlo, una nota escrita sobre un papel con temática de Naruto: Para el Yachayo más soberbio que conozco. Wayri Yaku. Las hice yo misma, me dice, están buenas, le digo…”
Me levanto con una fuerte jaqueca, hay algo que no esta bien en todo esto, hay algo que no encaja, me recuesto contra la pared de mi cuarto y empiezo a pensar, mi cuarto esta muy desordenado, eso es, el orden, ese sueño no esta en orden, pienso, no esta en orden, así no sucedieron las cosas, mucho antes de comer en el pasto ella me dio las galletas, mucho antes de que yo le abrazara por la espalda, mucho antes de que Jenny pidiera el carné, el incidente de las galletas fue mucho tiempo atrás, ¿Yaku?, ¿Ernesto?, un cisura se dibuja entre las escenas y un simiesco peluche femenino que pone: Eres especial, cae a mi lado, mi celular suena, un mensaje, “buenas noches, te quiero”. Hoy tampoco podré dormir.