Me he vuelto a mi mismo como cuando no me podia volver en nadie… Casi fracasado, cansado, vagabundo he de errar por minutos en las sórdidas y cienagosas páginas de internet. Ya me empieza a hartar el sin sentido, la quietud, y si hay algo que no pienso negar es que soy perversamente sincero, perversion que comparte tiempo con mi estupidez, con mi infinita soberbia y descuido. Soy perversamente sincero, perversamente honesto, perversamente bueno. No puedo desligar, al momento al que he llegado, mi yo de mi YO, del superYO y el otro YO y todas esas cosas psicológicas que hacen la personalidad. Soy tan perversamente sincero que el sentido común que tantos han anhelado deshacer lo he deshecho en un segundo, he sido totalmente irrespetuoso y poco precavido, me he hundido de a poquitos y en la perversión de la perversidad me he descubierto: bueno. No puedo hacer más que escuchar, aunque tú no me escuches, no puedo hacer más que caminar a tu lado, aunque tú no lo notes. No puedo hacer más que ayudar, aunque ni tú ni yo lo queramos.
Ayer di un perverso examen de cálculo 1 y debo ser perversamente sincero… voy a jalarlo.