Me agrada caminar por la ciudad, me agrada y me da miedo, tal vez sea la soledad, tal vez sea que me siento un bicho raro, extraño, ajeno; me agrada caminar por la ciudad y ver a los otros a la cara, confrontarles con la mirada, asaltarlos con mi curiosidad y seguir andando en busca de una nueva víctima.
Me gusta caminar y cruzarme con los niños, hacia mucho que no soy uno, no recuerdo si alguna vez lo fui, y que me miren como a un “grande”, ser un “señor” para ellos y seguir siendo un niño para los que realmente dicen ser señores y ellos ser niños para los más ancianos y la cadena continua…
Cruzarme con ellos, ir a un parque de atracción (he estado en alguno antes pero esta muy díficil recordarlo, sobretodo si tienes una memoria de 2 años hacia atrás como límite), caminar un poco, verlos divertirse, jugar, reír, caminar, tomarse fotografías con sus padres, sus amigos (es una roca no ser fotogénico, no quieres que te tomen fotos, nunca).
Salir y ver los exorbitantes precios de una exorbitante vida, una marioneta de payaso ¿5 soles? es muy cara para mí, en mi bolsillo sólo hay 4 monedas y todas son muy pequeñas.
El cielo se esta cayendo, oigo decir, mejor me refugio en el supermercado…