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Cultura de culturas

VIII Congreso Nacional de Sociología

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VIII Congreso Nacional de Sociologia

La Escuela de Sociología de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huánuco convoca a los sociólogos y profesionales de ciencias sociales del Perú a participar en el VIII Congreso Nacional de Sociología y en el VI Simposio Internacional, a llevarse a cabo en la ciudad de Huánuco entre el 20 y 24 de junio del 2011.
OBJETIVOS
1. Realizar reflexiones sobre las nuevas visiones teóricas de la sociología en el siglo XXI.
2. Analizar el impacto de la globalización y de la crisis del neoliberalismo en contextos de América Latina.
3. Examinar las políticas sociales, la desigualdad social, la exclusión, la violencia y la inseguridad ciu-dadana en contextos de la realidad nacional.
4. Evaluar los principales problemas económicos, sociales, ambientales, políticos y culturales de la sociedad peruana en la primera década del siglo XXI
5. Examinar la formación profesional de los sociólogos con perspectivas a su acreditación.
METODOLOGIA
El Congreso se desarrollará en torno a los siguientes ejes temáticos:
1. El impacto del modelo económico neoliberal en la sociedad peruana en la primera década del siglo XXI.
2. La desigualdad social, la pobreza, la violencia, la inseguridad ciudadana en contextos nacionales.
3. Democracia, gobernabilidad y cultura política.
4. Desarrollo de ciudades en el Perú y su problemática.
5. Desarrollo rural en el Perú y su problemática.
6. Multiculturalidad y movimientos sociales.
7. La formación profesional de los sociólogos en el siglo XXI.
Los contenidos de los ejes temáticos se discutirán en las Mesas de Trabajo, las cuales estarán a cargo de sociólogos de las escuelas académico profesionales existentes en las diversas universidades del país, de ONGs, investigadores de las ciencias sociales, profesionales y otros actores que intervienen en programas y proyectos referidos a la temática del congreso.
Las mesas de trabajo estarán a cargo de un Coordinador, un relator y un vocal, quienes darán los criterios orientadores de la exposición de las ponencias y de su discusión, presentando el informe correspondiente.
Se encuentra abierta la recepción de propuestas para mesas de trabajo indicando la institución responsable y la participación de ponentes.
El Simposio Internacional abordará los siguientes temas:
1. Globalización y crisis neoliberal siglo XXI: Visiones de la Sociología.
2. Perspectivas de la Sociología Latinoamericana en el siglo XXI.
MESAS DE TRABAJO DEL CONGRESO NACIONAL
1. Desnacionalización Económica y el rol de los empresarios.
2. Neoliberalismo y Educación. La exclusión educativa.
3. La Universidad Peruana: Problemas y Perspectivas.
4. Reforma del Estado y lucha contra la corrupción.
5. Centralismo y Regionalización: Problemas y Perspectivas.
6. Los Gobiernos Locales: Problemas y Perspectivas.
7. Democracia, Concertación Social y Gobernabilidad.
8. Sociedad Civil, Cultura Política y Participación Ciudadana.
9. Precarización del Trabajo y Políticas Laborales.
10. Pobreza, Desigualdad Social y Políticas Sociales.
11. Violencia y Seguridad Ciudadana.
12. Desarrollo de Ciudades y su Problemática.
13. Sociología Rural: Problemas y Perspectivas.
14. Familia: Infancia, Juventud y Desigualdad de Género.
15. Sociología de la Salud: Políticas y Problemas.
16. Sociología del Consumo, de la alimentación y Calidad de Vida.
17.Multiculturalidad:Protestas,acción colectiva y movimientos sociales.
18. Formación Profesional del Sociólogo en el Siglo XXI .
COMISION ORGANIZADORA
Presidente Ejecutivo: Pedro Saquicoray Avila
Vicepresidente: Rogelio Alvarado Dueñas
Secretaria: Emma Reeves Huapaya
Coordinador Académico: Ortzi Lovón Rondón
Héctor Huaranga Navarro
Isabel Dávila Cárdenas
Coordinador de Logística: Mario Aguilar Pari
Coordinador Interinstitucional: Carmen Zavalaga Bustos
Coordinador de Turismo: Rocío Chávez Cabello
Coordinador de Economía: Angel Calero Luis
Coordinador Actividades Sociales: Fermín Vásquez Cipriano
IX Congreso Nacional de Sociología 2013
HACIA UNA AGENDA SOCIOLÓGICA PERUANA Y LATINOAMERICANA COMPARTIDA
Jaime Ríos Burga
La Dirección de la Escuela Académico Profesional de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en nombre de la Comunidad Sanmarquina agradece la confianza de la comunidad profesional y académica sociológica peruana de elegirnos como los organizadores del IX Congreso Nacional de Sociología 2013. Nuestro agradecimiento especial a todos los presentes en el VIII Congreso Nacional de Sociología en Huánuco, a los representantes institucionales de la sociología latinoamericana y peruana: Presidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología Dr. Alberto Bialakowsky, Decano del Colegio de Sociólogos del Perú Pedro Pablo Ccopa, Decanos regionales de Lima, Julio Calderón; Puno, Felipe Supo; Huánuco, Carmen Zavalaga; Directores de Escuelas, Docentes y alumnos de Cajamarca, Lambayeque, Huancayo, Huaraz, Lima, Puno, Arequipa, entre otras delegaciones por confiarnos ser la sede del nuevo Congreso Nacional de Sociología.
El IX CONGRESO NACIONAL DE SOCIOLOGÍA tiene varios desafíos que cumplir. Profundizar la reflexión crítica y el debate sobre los problemas centrales y los desafíos de la sociología como ciencia y profesión. Afirmar el desarrollo institucional de la sociología en el país y América Latina. Evaluar y actualizar los debates teóricos y temáticos sobre las situaciones y problemáticas centrales de la vida peruana y latinoamericana. Promover el diálogo comparativo entre nuestras propias experiencias locales y regionales del Perú y las otras experiencias nacionales de América Latina. Contribuir a rescatar y construir desde nuestra especificidad el desarrollo teórico sociológico Latinoamericano en diálogo y debate con otras experiencias teóricas mundiales, es decir, ubicar nuestra rica tradición teórica sociológica latinoamericana en el debate mundial como expresión de la unidad y la diversidad de la ciencia social.
El IX CONGRESO NACIONAL DE SOCIOLOGÍA contribuirá asimismo a lograr una mayor integración entre el Colegio Nacional de Sociólogos del Perú, los Colegios Regionales y las Escuelas de Sociología del país. Organizarnos como un sistema integrado inteligente de comunidad sociológica peruana. Superar el viejo centralismo colonial limeño dando paso a la participación activa de cada una de nuestras regiones. Tenemos también el desafío de promover nuestra integración con los otros países hermanos de la comunidad sociológica latinoamericana. Y, desde la especificidad de nuestras regiones construir una agenda sociológica peruana y latinoamericana compartida en todos los campos y niveles. En otras palabras, el desafío de contribuir a institucionalizar el intercambio profesional y académico de la sociología como ciencia y profesión en el Perú y Latinoamérica.
San Marcos es hoy el Perú de todas las sangres. La primera cátedra de sociología se creó el año de 1896 bajo la dirección de un puneño: Mariano H. Cornejo. Le siguieron otros destacados peruanos limeños y provincianos: Joaquín Capelo, Carlos Wiesse, Mac Lean Stenos, José Mejía Valera, Aníbal Ismodes Cairo, Julio Cotler, Aníbal Quijano. Maestros sanmarquinos que bajo la influencia de los grandes pensadores peruanos: Francisco Ventura García Calderón, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre y Víctor Andrés Belaunde, encarnan nuestra rica tradición intelectual diversa, contradictoria y conflictiva.
La modernidad colonialidad del poder y saber buscó siempre destruir e invisibilizar nuestra creatividad histórica cultural civilizatoria andina y latinoamericana. Corresponde hoy descolonizar esta mentalidad e ideología en la universalidad del cambio civilizatorio de lo humano. La sociología arguediana mítica, utópica y racional de todas las sangres vive con nosotros. Nos da aliento para hacer del IX Congreso Nacional de Sociología una convergencia colectiva desde nuestras diversidades.
Estamos seguros que con su apoyo contribuiremos a cumplir con la promesa de la vida peruana: Peruanizar y universalizar al Perú como sociedad política diversa. Un acto teórico-práctico de vida que a la vez que descoloniza el imaginario colonial construye el nuevo imaginario transcultural de una civilización de vida. En la fecundidad creativa del diálogo y debate de saberes y bajo la herencia milenaria andina, afroperuana, criolla, asíatica, indoeuropea, shipiba, aguaruna, bora, ashaninka, machiguenga, entre otros actores contribuiremos a proponer soluciones reales a los problemas históricos del Perú y América Latina.
Bajo este espíritu transcultural universal que une lo diverso bajo una cultura civilizatoria de vida, la comunidad sociológica sanmarquina los espera con alegría en el IX Congreso Nacional de Sociología del Perú 2013.
Los Congresos Nacionales de Sociología
El Primer Congreso Peruano de Sociología se realizó en la Universidad Nacional Faustino Sánchez Carrión de Huacho en 1981.
El Segundo Congreso de Sociología tuvo lugar en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa en 1987.
El Tercer Congreso de Sociología se realizó en la Universidad Nacional de Cajamarca en diciembre de 1995.
El Cuarto Congreso de Sociología fue organizado por la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, en octubre de 1998.
El Quinto Congreso de Sociología se realizó en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno en octubre del 2002.
El Sexto Congreso de Sociología tuvo lugar en la Universidad Nacional del Centro de Huancayo en noviembre del 2004.
Y finalmente el Sétimo Congreso de Sociología se realizó en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque en noviembre del 2006.
La Universidad Nacional Hermilio Valdizán UNHEVAL de Huánuco realizó el VIII Congreso Nacional de Sociología entre los días 20 y 24 de junio del 2011.
La sociología en marcha
El determinismo está muerto en las ciencias sociales. A pesar del gran interés en las estructuras y mecanismos sociales, en sus formas de perpetuarse, todos sabemos que el hombre no está totalmente dominado por ellas. El mundo cambia, y ese cambio depende en gran medida de la acción e imaginación del hombre.
Para que la sociología siga siendo útil tiene que contribuir a entender ese cambio, y cambiar también ella misma. La sociología está en marcha y tiene que estar porque el mundo, las sociedades, los actores colectivos e individuales lo están.
“Sociología en marcha” significa que nuestra disciplina contribuye a la comprensión de nuestro mundo, definiendo nuevos objetos de investigación, creando nuevos métodos y revalorizando su rica herencia. Esto implica una nueva apertura hacia otras disciplinas y hacia problemas normativos. La Asociación Internacional de Sociología ofrece una inmensa variedad de enfoques en cuanto a culturas, género y generación. Todos ellos contribuyen a la vitalidad de nuestra disciplina.

Revista Sociológica

Profesionales sirviendo al país
El Colegio de Sociólogos del Perú tuvo como primer Decano Nacional a Henry Pease García, Doctor en Sociología por la PUCP, y quién fuera Presidente del Congreso de la República.
En segundo lugar, le tocó dirigir los destinos de la Directiva del Colegio al Dr. Sinesio López Jiménez, quién luego ocupó la Dirección de la Biblioteca Nacional del Perú, logrando inaugurar el nuevo local de esta entidad en la Avenida Javier Prado.
En 1998, fue elegido Decano Nacional, el Dr. Nicolás Lynch Gamero, quién como militante de Perú Posible fue designado Ministro de Educación el 2001.
Iniciando el siglo XXI, entre los años 2000 y 2004, se desempeñó como Decano Nacional, el Dr. Cesar Germaná Cavero, destacado académico que ha sido también Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En los años 2005 y 2006, el Colegio de Sociólogos del Perú fue dirigido por la Dra. Narda Henríquez Ayin, profesora de la Pontificia Universidad Católica; quién fue sucedida por el Dr. Gonzalo Portocarrero Maish, quien ha impulsado la Campaña Pro Local propio del Colegio.
Al conmemorar los 20 años de nuestro Colegio, tuvimos como Decano Nacional al Soc. Custodio Arias Nieto; y actualmente tenemos al Dr. Pedro Pablo Ccopa Antay.
XVII Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina y Amazónica en Huacho
La UNMSM organizó el Primer Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina, gracias a la feliz iniciativa de su maestro epónimo Dr. Luis E. Valcárcel, reunión que tuvo lugar en Lima, en 1972. Luego en 1974 se realizó el II Congreso organizado por la Universidad Nacional de Trujillo. Por la carencia de la siguiente sede, la UNMSM organizó con éxito, el III Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina entre el 31 de enero y el 5 de febrero de 1977, cuyas Actas y Trabajos Científicos fueron publicados en cinco tomos en 1978, gracias a la decidida gestión del Dr. Ramiro Matos Mendieta.
En las tres últimas décadas, los Congresos Peruanos del Hombre y la Cultura Andina, se llevaron a cabo con cierta regularidad en distintas sedes de universidades del país. Como proposición del pleno del XIV Congreso organizado por la Universidad Nacional de Huancavelica, en 2004, se acordó la necesidad de denominar Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina y Amazónica, ratificando las reuniones bianuales que contribuyan a la mejor difusión e intercambio de los avances científicos y académicos logrados en ese lapso. El XV Congreso fue organizado por la Universidad Católica Santa María de Arequipa, del 29 de octubre al 2 de noviembre de 2007.
Para este evento académico y científico convocamos a todas las Universidades nacionales y privadas, al Instituto Nacional de Cultura y a sus filiales, a los directivos de los Museos nacionales y privados, a los intelectuales de las ciencias sociales, a los Institutos Tecnológicos Superiores, instituciones turísticas y entidades culturales, a participar en las Conferencias Magistrales, Simposios, Mesas Redondas, Mesas de Trabajo, Exposiciones artísticas, arqueológicas, históricas, etnológicas y ecológicas, asistir a las representaciones del folklore andino, costeño y amazónico, visitas a museos y sitios arqueológicos, que serán debidamente programados antes y durante el desarrollo del Congreso.
OBJETIVOS
a)Dar a conocer los últimos avances en las disciplinas de las ciencias sociales, tanto en el ámbito teórico, metodológico y tecnológico.
b)Difundir los últimos descubrimientos y estudios realizados en el campo de la arqueología, historia, antropología, sociología, geografía y trabajo social, a través de simposios, mesas redondas y temas libres.
c)Promover actividades e investigaciones realizadas en el campo del folklore y el turismo como disciplinas conexas a las ciencias sociales.
d)Evaluar el desarrollo de la arqueología, historia, antropología, sociología, geografía y trabajo social, centrado en las investigaciones realizadas en el Perú de la última década.
e)Defender, evaluar la identidad andina y amazónica.
f)Promover un proyecto nacional sistemático acerca del estudio de las sociedades y tradiciones andinas y amazónicas en proceso de extinción.
g)Promover el intercambio de experiencias y metodologías acerca de las investigaciones andino-amazónicas.
h)Propiciar recomendaciones para la formulación de un Proyecto Nacional conducente a una eficiente y eficaz defensa y preservación de nuestro patrimonio arqueológico, histórico, cultural y natural.
Sociedad, Cambio y Cultura en América Latina
El Rectorado, el Programa de Estudios Básicos y el Departamento de Humanidades de la Universidad Ricardo Palma organizaron el I Foro Internacional y el Encuentro Pre-Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, teniendo por finalidad convocar a un profundo intercambio de ideas y debate colectivo sobre los problemas centrales de América Latina para contribuir a la elaboración de propuestas de soluciones.
Los cambios políticos, económicos, sociales y culturales que se viven en la región están transformando nuestras sociedades a un ritmo que supera nuestra capacidad de comprensión y sistematización de las experiencias y aprendizajes sociales en los procesos de cambio. No obstante, la originalidad y capacidad de aporte de la sociología y las ciencias sociales latinoamericanas a la construcción de alternativas, se da dentro de esos escenarios signados por la incertidumbre y la sorpresa.
En ese sentido, América Latina ofrece un observatorio privilegiado que viene configurando nuevos sujetos, donde los movimientos sociales son portadores de nuevos formatos de organización social y de ciudadanía; de creación y recreación de instituciones; de otras maneras de ejercer el poder y el gobierno; y de manifestar intersubjetividades en la diversidad cultural.
Las ponencias del Foro Internacional han sido publicadas por la Universidad Ricardo Palma en un libro que lleva por título: Sociedad, Cambio y Cultura en América Latina.
Coloquio de Egresados
La Facultad de Ciencias Sociales PUCP cumplió 45 años de vida institucional, formando tres generaciones de investigadores y profesionales en las áreas de las ciencias sociales y un coloquio es la perfecta oportunidad de congregar a este gran colectivo de profesionales e investigadores para exponer sus ideas sobre lo que hay de nuevo en el Perú. Podríamos decir que es un deber inherente a nuestra vocación, reflexionar sobre los problemas que encontramos en nuestra sociedad. Lo hacemos en nuestro trabajo profesional, venimos haciéndolo hace décadas, pero es importante mirar de manera renovada algunas de las preguntas de siempre.
El Dr. Víctor Nomberto Bazán, miembro del Colegio de Sociólogos del Perú- Región Lima Callao y representante de los Colegios Profesionales en la Comisión Nacional sobre Cambio Climático, expuso acerca de las Transformaciones religiosas en Lima Este.
Parejas se pelean por cambio climático
Aumentan los conflictos de parejas y las peleas familiares por temas verdes, dicen terapeutas estadounidenses.
Por los niños, por las vacaciones, por los suegros, por quién lava los platos… Los temas por los que discuten las parejas son infinitos. Sin embargo, en los últimos años, analistas, terapeutas y sociólogos han notado un aumento en las peleas conyugales por “asuntos verdes”.
Robert Bruller, profesor de Medio Ambiente y Sociología de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, Estados Unidos; le dice a BBC Mundo: “Entre mis estudiantes de doctorado el índice de divorcios es del 50%”.
Lo que sucede es que “a medida que los alumnos van avanzando en el programa, aumenta su nivel de conciencia sobre la problemática ambiental y como resultado, muchos empiezan a cambiar sus hábitos. Esto suele generar un conflicto dentro del matrimonio que a veces se resuelve y a veces no”, señala Bruller.
Calentamiento, ¿invento o realidad?
¿De qué discuten? Ni sobre cuánto aumentará el nivel de los mares ni sobre si el Estado debe o no impulsar el desarrollo de energías limpias.
“El debate se centra en cosas tan básicas como si el calentamiento global es real o no”, dice Bruller.
“La gran mayoría asocia la buena vida a tener una casa grande en las afueras, a tener un cuatro por cuatro, a volar a donde quiera que sea. Pero para quienes no dudan de la veracidad del cambio climático, a raíz de la actividad humana, las opciones para la vida cotidiana son otras y esto sin duda plantea un conflicto”.
“Si no te puedes poner de acuerdo con tu pareja en qué auto comprar, o si poner en la mesa comida procesada o producida localmente, temas que dentro de una familia son fundamentales…”, estás en problemas, añade el experto.
Hasta el momento no se han hecho estudios para cuantificar en qué medida la temática ambiental se ha filtrado en los conflictos familiares.
Pero en opinión de Thomas Doherty, psicólogo estadounidense que -al igual que Bruller- habla a partir de su propia experiencia profesional, “las parejas claramente están hablando más del tema”.
“Dada la prominencia de las noticias ambientales y del cambio climático en los medios, era de esperar”, señala Doherty.
Aunque para él esto no tiene que ser necesariamente un problema.”Si hablamos de una relación saludable, donde hay respeto y donde las necesidades emocionales de ambos están satisfechas, es muy probable que uno de los miembros de la pareja sea más flexible si el otro adopta una conducta verde, como por ejemplo la de reciclar”, dice el terapeuta.
“Cuando una pareja tiene conciencia sobre el medio ambiente y puede compartir este interés, esto funciona también como un elemento que fortalece la relación”, agrega, aunque esto no quita el “potencial que tienen estos temas para generar un conflicto, ya que las diferencias por ellos pueden ser más serias” incluso que las diferencias políticas.
Hombres y mujeres
A Kari Marie Norgaard, profesora de Sociología y Estudios Ambientales del Whitman College, en Washington, EEUU; el hecho de que las parejas discutan más en torno a la temática ambiental tampoco le sorprende.
Norgaard destaca como una posible causa la diferencia de género frente al problema medioambiental.
“Las mujeres tienen una preocupación mayor por el medio ambiente que los hombres. Un estudio reciente sobre los diferentes grados de emisiones de CO2 de hombres y mujeres llevado a cabo en Alemania, por ejemplo, mostró que el estilo de vida que llevan las mujeres genera menos emisiones”.
Según la socióloga, hay una serie de investigaciones que muestran que como las mujeres están más involucradas en la crianza de los niños, también tienden a tener mayor conciencia sobre los riesgos que los problemas ambientales pueden representar para ellos, como en el caso de los productos tóxicos o los pesticidas.
“Por eso no me llama la atención que esta diferencia genere tensión dentro de la pareja”, concluye Norgaard.
Fuente: BBC Mundo y http://www.colegiodesociologosperu.org

Mapa Etnolingüístico del Perú

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Mapa Etnolinguistico Perú 2009
Perú cuenta con 1,786 comunidades campesinas e indígenas
Mil 786 comunidades indígenas, ubicadas en once departamentos, fueron identificadas geográfica y cartográficamente en los censos nacionales 2007: XI de Población y II de Comunidades Indígenas, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Ancestralmente en la Amazonía peruana se asienta población indígena perteneciente a 13 familias lingüísticas: arahuaca, cahuapana, harakmbut, huitoto, jíbaro, pano, peba-yagua, quechua, tacana, tucano, tupi-guaraní, zaparo.
Ello convierte al Perú en el país más diverso de América, pues no existe otro en este continente con más familias lingüísticas, no obstante se comparte con otras naciones de América algunas de las familias mencionadas.
Estas familias lingüísticas agrupan 60 etnias como la amuesha, asháninka, ashéninka, caquinte, chamicuro, culina, matsiguenga, nomatsiguenga, piro, resígaro, chayahuita, jebero, amarakaeri, arazaeri, huachipaeri, kisamberi, pukirieri, bora, huitoto-meneca, huitoto-murui, achual, aguaruna, candoshi-murato.
Igualmente, huambisa, jíbaro, amahuaca, capanahua, cashibo-cacataibo, mayoruna, parquenahua, pisabo, shipibo-conibo, yagua, lamas, quichua, kichwaruna, aguano, ticuna, muniche, omagua, arabela, iquito y taushiro, entre otros
.
Los resultados del censo permiten tener información de las 13 familias lingüísticas y de 51 etnias de las 60 existentes, pues no se empadronó a nueve de ellas, debido a que algunas ya no forman comunidades al ser absorbidas por otros pueblos, y por lo difícil de llegar a ellas por su situación de aislamiento.
Después de la ejecución de los censos, el INEI llevó a cabo una investigación de la existencia de dos pueblos étnicos no empadronados: los omagua y muniches (ambos en Loreto), encontrando personas mayores de 50 años que dijeron ser originarios pero que dejaron de hablar su lengua natal por la convivencia con no indígenas, con lo que pasaron a formar parte de la sociedad mestiza.
Si bien la clasificación etnolingüística resulta precisa, los asentamientos a través de las comunidades indígenas no siempre se presentan con personas de una misma etnia, sino algunas con más de dos etnias.
Así, de las mil 786 comunidades censadas, 21 presentan asentamientos poliétnicos, es decir, en una comunidad existen chamicuros y cocama-cocamilla; y en tres comunidades jeberos y chayahuitas, por citar dos casos. La población nativa amazónica representa el 1.2 por ciento del total de habitantes de Perú.
El jefe del INEI, Aníbal Sánchez, y el representante en Perú del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Esteban Caballero, presentaron un estudio sobre las Características Sociodemográficas de los Grupos Étnicos de la Amazonía Peruana, en el que se precisa que esta población está dispersa en el 62 % del territorio peruano que abarca la Amazonía.
La edad media en estas comunidades indígenas es de 16 años, mientras que la mitad de la población nativa total tiene menos de esa edad.
Además, la población en edad escolar de 6 a 11 años de edad, representa el 34 % y la población adolescente, de 12 a 17 años de edad, significa el 26 %, indicó el estudio del INEI.
Los nativos en edad de trabajar ascienden a 182,666 personas, de los cuales 53 % están ocupados laboralmente y 1.6% figuran como desocupados, mientras que los demás cumplen labores en su hogar, sin remuneración.
La región que tiene mayor población nativa es el departamento de Amazonas, con el 13.9 % de sus habitantes, luego viene Loreto, con el 11.9 %, y Ucayali, con el 9.4 %.
En total, Perú tiene 1,786 comunidades indígenas, que están agrupadas por sus familias lingüísticas y son reconocidas legalmente por el Ministerio de Agricultura.

Fuente: INEI e INDEPA.

Martha Giraldo Alayza

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Martha Giraldo Alayza

Puno, región liberada
Por Fernando Rospigliosi
Puno está fuera del control del Estado. El contrabando, el narcotráfico y la minería ilegal campean a sus anchas. Los caudillos locales se imponen por la violencia.
Los revoltosos lograron su objetivo, que hubiera muertos y heridos, tras casi dos meses de disturbios. Fueron escalando la violencia sistemáticamente, provocando al gobierno y a las autoridades que actuaron con desinterés, negligencia y cobardía. El ataque al aeropuerto de Juliaca obligó a la Policía a responder, con el saldo trágico conocido.
Contrariamente a lo que dicen los humalistas e izquierdistas, lo que ha ocurrido en Puno no es una rebelión de las masas pobres, oprimidas y excluidas contra el Estado opresor. Es también una revuelta de grupos que viven y medran de los múltiples negocios ilegales, y que son prepotentes, violentos y racistas.
Las palabras de Martha Giraldo, puneña, antigua militante cristiana de izquierda, describen con exactitud lo que ocurre en Puno:
Los saludo con mucho cariño, afectada y desconcertada con lo que vivimos en este aciago mes y disculpen, si altero su tranquilidad y les quito tiempo, pero necesito compartir con ustedes acerca de los sucesos que han colocado a Puno en la vitrina de la actualidad socio-política y como muchas veces anteriores, mostrando el rostro de la intransigencia y violencia injustificada. Podrían, a partir de la última frase, pensar que estoy subjetivizada, nada de eso, esta carta es para contarles de manera coloquial todo lo que he podido averiguar acerca de los entretelones de la demanda “No a la minería, No a la explotación petrolera, No a los proyectos hidro-energéticos”, origen de los sucesos que aún no concluyen y que son tan sólo una arista de la problemática. Inicialmente pensé escribir un artículo, he desistido, aquí no hay prensa local que lo publique, pocos leen, nadie debate con argumentos y muchos agreden, así que opto por este camino de confianza. Sin duda alguna, debe haber mucha información que desconozco; aquella de la que no tengo certeza, la pongo en condicional y las afirmaciones, son informaciones verificadas.
Puno en la encrucijada
“La economía de Puno descansa en la producción agropecuaria (papas, carnes, lácteos, cebada, pastos, quinua, oportuno mencionar a los laboriosos productores de la nuevas cuencas como Taraco, Progreso, Macarí, Umachiri, Llalli Mañazo,etc), artesanía (tejidos a mano y pequeñas máquinas y telares, mucha de la cual se exporta y es producida mayormente por miles de mujeres quechas y aymaras), minería formal (Minsur, Arasi, Aruntani, Huacotto, etc), turismo (hoteles, hospedajes, agencias de viaje, restaurantes, destinos rurales, guías, transporte), pesca artesanal y acuicultura, una fábrica de cemento, la única industria de la región, algunos talleres de confecciones, una cooperativa cafetalera en Sandia, algunos centros comerciales formales en Juliaca y Puno; empleo en servicios, negocios diversos, en entidades públicas, ongs y algunas empresas de transporte formales.
Paralelamente, un gran contrabando, de tales volúmenes que se distribuye hasta Arequipa, Lima, Cusco, Madre de Dios, Abancay, que cuenta con soporte logístico de almacenes, camiones, buses, camionetas, talleres de reparación, tiendas de repuestos, seguridad, etc. y del que todos los ciudadanos de Puno nos servimos alegremente en la medida de nuestras necesidades (por ejemplo, licores, galletas, chocolates, sábanas, artefactos, caprichos para el buen comer y vivir); minería informal descontrolada (quebradas amazónicas y al pie de glaciares en Ayapata, Coaza, Sina, Limbani, Phara, Patambuco, San Gabán, Ananea/ Rinconada, solo aquí se calculan más de 30 mil extractores y que se proveen de explosivos, botas, cascos, mamelucos, gas, combustible, linternas, miles de celulares, vía el contrabando), cocales en expansión en los valles de Sandia, San Juan, San Ignacio, San José, Putina Punko, San Gabán, Ayapata, Coaza, es vox populi que ahora se transforma en cocaína y se exporta hacia Bolivia. Una compleja, desigual y tensa convivencia entre un pequeño sector empresarial formal y una gran masa de hábiles y avezados productores y comerciantes informales, ilegales, a los que el Estado no ve, no siente, no huele. Gastón Acurio afirmó en TV que ser empresario era ‘un privilegio, un honor y una responsabilidad’; y efectivamente así es, pero en Puno, reconocerse empresario es un acto de estoicismo, porque hay que resistir epítetos como ‘testaferro, explotador, miserable, vendepatria’. Estos calificativos son endilgados a los mestizos formales, sean locales o venidos de fuera. Los miles de empresarios informales simplemente no son empresarios, son parte del pueblo sufrido y excluido del sistema, aunque movilizan millones de dólares en mercadería ilegal, tengan flotas de buses, camiones, tráilers, maquinaria pesada, usufructúan yacimientos mineros informales, cocales, cafetales, tiendas y mercados, casas de cambio, cientos de tiendas de computadoras y teléfonos, inmensas ferreterías, no solo en Puno, en Arequipa, Tacna, Moquegua, Madre de Dios, Cusco, llegando incluso hasta La Paz, Río, Sao Paulo. Ser quechua o aymara, es garantía de contar con una patente étnica para todo lo permitido, legal pero también y sobre todo, para lo ilegal e informal que se pueda hacer. El normal, tradicional y ancestral intercambio fronterizo, ha devenido en economía paralela que mueve millones, corrompe y ejerce presión a todo nivel, de la misma forma que los grupos mineros informales y cocaleros.
No es casual ni fruto del abandono estatal y/o privado que no haya inversiones productivas en la región (excepción de algunas mineras y hoteles), no se puede invertir en Puno, no se pueden comprar tierras, no se pueden instalar industrias porque fracasan frente a la competencia del contrabando, no hay mano de obra calificada, no hay proveedores primarios de calidad y formales. Siendo la mayor zona productora de fibras y lanas, ni una sola planta que las lave y las industrialice, ¿por qué? Ni una planta de beneficio de carnes, siendo la primera región productora de carne de res y ovino. Si no fuera porque están Marcos Degen y los curas de Juliaca, no habría ni trucha ni quinua envasada (empresas con asistencia, por ello pueden operar esforzadamente).
Puno es una zona emisora de gente emprendedora, laboriosa y triunfadora, ¿dónde no hay puneños exitosos sobre todo como comerciantes?. En todo el Perú están con florecientes industrias, tiendas, galerías, ferreterías, incansables viajeros itinerantes los que quedan en el campo, como agricultores y ganaderos, son los viejos, los abuelos, los discapacitados, los menos favorecidos en habilidades, capacidades y proyectos, como decimos entre nosotros, los huesos, ellos, son quienes en representación de los que están fuera, pero que nunca pierden la propiedad de tierras, casas y ganados, son quienes sufren el rigor de las actividades que descansan casi completamente en el uso de la energía humana como fuerza motriz, ya tenemos entonces un déficit en el campo, excepción de las zonas ganaderas modernas como Taraco, Mañazo, Cupi, Llalli, etc.
La profesionalización de miles de hijos del campo, en todas las profesiones existentes, sea en la universidad nacional pero sobre todo en las particulares de la región (4) y las sucursales de más de 12 de otras regiones, e incluso de 2 de Bolivia. Tod@s legítimamente aspiran a un título profesional, aunque luego no ejerzan y se dediquen, por ejemplo, a los negocios, blanqueando el dinero del contrabando, del oro ilegal, la coca. Y otro gran sector como triciclistas, moto taxistas, ambulantes, cobradores, etc que prefieren las ciudades al campo, éste, cada vez con menos brazos para el trabajo agropecuario y allí miles de hectáreas abandonadas o subutilizadas, no hay tecnología que reemplace la tracción humana”.
¡No a todo!
En este panorama, ya desmotivador y preocupante, en el que es frecuente la emergencia sea por frío, sequía o inundación, se grita a todo pulmón ¡No a las concesiones mineras, petroleras, hidroeléctricas! ¡No a la presencia de empresarios foráneos! ¡No a las empresas chupasangre! ¡No al turismo que sólo beneficia a las grandes cadenas chilenas! ¡No a todo!
En Puno, tanto en el campo como en la ciudad, entre aymaras, quechuas y mestizos, la circulación de rumores y afirmaciones alejadas de la verdad es increíblemente profusa, ni la típica chismografía limeña se puede comparar y solo para que se hagan una idea, unas cuantas perlas: “Toda el agua es propiedad privada de García Pérez, que la vende al mejor postor y que es socio de las empresas que compran”; “El lago Titicaca está vendido a los chilenos”; “Los hoteles Libertador son propiedad de Fujimori y sus socios chilenos”; Casa Andina, cadena hotelera chilena”; “La isla de Suasi ha sido vendida a los chilenos”; “Desde Suasi se bombea agua al norte de Chile; “Las empresas mineras pagaron canon solo en la época de Toledo”; “García para incentivar la inversión extranjera, ha exonerado de impuestos, canon y regalías, a todas las empresas extranjeras”; “Todo el Perú está concesionado y vendido para la explotación minera”; “Las empresas mineras llegan de golpe y porrazo a tomar posesión de las tierras de los campesinos, y los comuneros súbitamente se enteran que no son más dueños de ellas”; “Los canadienses de Santa Ana, nunca realizaron la consulta previa y no lograron la licencia social”; “Arasi es de chilenos”; “Minsur no paga canon porque son amigos de Jiménez Sardón y Garrido Lecca” y hasta el infinito. En este contexto ¿qué papel juegan los medios? A la radio acceden todos, en el campo y las ciudades. Existe infinidad de emisoras que en muchos de sus programas (en quechua y aymara especialmente) difunden como “noticias” afirmaciones alucinadas; la TV da cabida a dirigentes, líderes, profesionales que sin rigor ni objetividad dan por ciertas dichas afirmaciones y elucubran análisis y teorías de despojo, venta, saqueo, entreguismo de parte de empresarios y funcionarios. Hace 25 años me propuse, por salud mental y tranquilidad espiritual, no escucharlas, pero, desde que vine a Suasi no puedo evitarlas, porque quienes colaboran conmigo las tienen encendidas. No me sorprende el impacto en el alma, corazón y pensamiento de miles de profesionales, comerciantes, contrabandistas, narcotraficantes, etc.

Aeropuerto Manco Capac

Los actores
“¿Quién es Walter Aduviri Calizaya? Hijo de comuneros de Mazocruz (provincia de El Collao), contador público, docente universitario, alpaquero a la distancia (pastores cuidan su rebaño ¿Cuántas alpacas? no pude averiguar), regidor saliente de la Municipalidad de Mazocruz. Durante los sucesos de abril de 2004, que culminaron con el asesinato de Cirilo Robles, alcalde de Ilave, destacó por sus capacidades de organización y movilización de la juventud, dando muestras de arrojo, audacia y osadía. Una vez elegido el nuevo alcalde, los tenientes gobernadores (verdadero poder en la zona aymara), impusieron a Aduviri -considerando los méritos reconocidos y la formación profesional de contador- como jefe de almacenes de la municipalidad de Ilave, durante su gestión mostró otras facetas como prepotencia, intimidación, abuso y soberbia, se dice que habría cometido peculado y llevado doble control, por lo que fue despedido y tendría un juicio y el expediente estaría en Contraloría. La ciudad de Ilave no se sumó a las movilizaciones, ¿será porque conocen a Aduviri? Nunca olvidan que quienes lideraron la huelga que culminó en el asesinato de Robles fueron los tenientes gobernadores.
¿Cuándo, dónde, quienes y con qué objetivos se formó el Frente de Defensa de los Recursos Naturales que preside Aduviri y a nombre del cual en supuesta defensa de la madre tierra recusa toda actividad minera? Poco o nada se conoce sobre dicho frente, todo hace suponer que es una organización que se activa en función de eventos concretos, tal vez importante cuando rechazaron la creación de la Reserva Aymara Lupaka; fuera de la comunicación enviada y tramitada por Lezcano al INRENA en 2004 firmada por Aduviri, no he podido recabar nada más al respecto. Los presidentes Jiménez, Fuentes y Rodríguez, autoridades regionales grises, incapaces y demagogos, junto a consejeros, alcaldes y regidores, nada efectivo han hecho por la región. En campaña, todos sin excepción, ofrecen promesas sin límites y todos también apelan al electorado quechua y aymara por ser abrumadoramente mayoritario tanto en el campo como en las ciudades. Los dos ex presidentes regionales y el actual han tenido discursos antimineros, antiempresa y anti inversiones y han alentado posiciones de enfrentamiento con el gobierno central por su lejanía, desinterés y ausencia. Ninguno propuso cambios que desarrollen la región, solo pequeñas obras y mucho asistencialismo, que ahonda la conducta pedigüeña, mendicante y de victimización de líderes y comuneros”.

Saqueo Inkafarma

“Respecto de Vasty Lescano Ancieta, Abraham Ccauna, Hermes Ccauna, públicos agitadores senderistas que sin hipocresías ni medias tintas participan de la actual asonada, ¿qué puedo decirles? Que andan sueltos y sin temores. Que andan sueltos y sin temores. Ayer lunes salió un artículo en el diario Los Andes quiénes están detrás de Aduviri? Hay que leerlo para tomar conciencia de hacia dónde apuntan verdaderamente las acciones aymaras. Decirles con tristeza que no imaginan cómo los campesinos aymaras se portaron en la ciudad los días del paro, que fueron de una verdadera ocupación: agresivos, racistas, intolerantes, abusivos con todos quienes se atrevieran siquiera a vender panes; tomaron por asalto plazas, parques, óvalos y ahí mismo instalaron cocinas, dormitorios, comedores y baños. A varias cuadras a la redonda de la Plaza de Armas, los hedores eran insoportables. Me pregunto: ¿tienen derecho a agredirnos de esa manera? Luchar por sus reivindicaciones ¿les da derecho a atropellar los de otros? Un valiente y humilde chofer aymara, responsable de conducir la ambulancia del hospital de Juli, comentó indignado que llevaba un niño aymara enfermo a Puno, y ¿qué hicieron los del piquete? Desinflaron las llantas, le pegaron y aún no repuesto de la golpiza fue testigo de los correazos que les propinaron a unos turistas italianos que, desesperados por llegar a Puno, decidieron caminar y además los desvalijaron sin reparos. Saben de mi entrañable identificación con Puno, su geografía, el legado de los Caluyo y Pukaras, sus paisajes, la música única y que emociona hasta las lágrimas, pero desde tiempo, siento que con muchas de sus gentes, menos cosas me unen; respeto las diferencias culturales, pero también creo que hay valores universales como la verdad, el respeto, la tolerancia, la alegría por el éxito ajeno, el cuidado de niños y ancianos, la amistad sincera. El aire está enrarecido y no por la altura sino por el racismo y el odio increíbles. Eso es lo que he visto y escuchado en rostros de personas que creía amigas y eso me lacera el alma, por ello, es probable que salga de Puno, al menos por un buen tiempo, necesito sanar las heridas y renovar mi esperanza y alegría.
Les mando un abrazo fuerte, inmenso y curativo como el Titikaka.
Con afecto
Martha”.

Aimaras

Aduviri
Por María Cecilia Villegas
En un Estado de Derecho todos somos iguales, tenemos la obligación de respetar las leyes y cumplir con los mandatos judiciales. ¿Qué corona tiene un líder aimara para instalarse en un canal de televisión evadiendo la orden de detención emitida por un fiscal, ser declarado huésped por el gerente del canal y recibir la visita de congresistas como si estuviese en la sala de su casa? Más aún, ¿con qué autoridad los congresistas le exigen a la Fiscalía de la Nación que el fiscal viaje a Lima para tomarle su declaración?
Desde el canal un alzado Aduviri amenazó con que de ser detenido habría un Baguazo en Puno que ocasionaría la muerte de 30 personas. Mientras en Puno, otros líderes llamaban a la insurgencia y la sublevación. El resultado: la Corte Superior de Puno revocó la orden de detención y Aduviri abandonó Canal 5. ¿Es este un Estado de Derecho?
En toda investigación fiscal existen mecanismos para garantizar que los derechos de los ciudadanos sean respetados. Atrincherarse en un canal de Tv y amenazar al Estado Peruano, mientras se es protegido por congresistas y por el gerente del canal, no es uno de ellos.
Los líderes políticos tienen un grave error de concepto: democracia no es sinónimo de impunidad. Cuando un ciudadano comete un delito, éste no puede ser desestimado porque el Ejecutivo envíe una comisión ministerial a negociar. El diálogo y la concertación no tienen cabida una vez que se ha abierto una investigación fiscal.

Walter Aduviri

Meses atrás sostuve en esta columna, que en el Perú para que las cosas funcionen hay que levantarse, tomar rehenes, masacrar policías, hacer manifestaciones, volar torres y tomar carreteras. Aduviri es una prueba de ello y el presidente García uno de los responsables. Durante su gobierno hemos visto constantes enfrentamientos sociales, y un muy mal manejo por parte del Estado.
Democracia no significa no aplicar la ley cuando se trata de líderes indígenas ni de darles privilegios porque amenacen al Estado. ¿Qué autoridad puede imponer un gobierno que es amenazado por un líder indígena y que cede a sus demandas? Más aún, los congresistas y el gerente del canal interfirieron en una investigación fiscal, y eso es un delito. En un Estado de Derecho el gobierno debe garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, no los caprichos de un líder indígena.
El presidente electo recibió 77.5% de los votos en Puno. Considerando lo que está en juego, ¿no sería mejor que en lugar de gira latinoamericana trate de calmar el sur? Recordemos que los congresistas protectores de Aduviri son de la Alianza Gana Perú-Perú Posible. ¿Es este el Estado de Derecho que implementará el 28 de julio?

Young Mi Lee

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Young Mi Lee

Por Julio César Quijhua
Posee, acaso, la mirada más franca que conozco. La doctora Young Mi Lee, natural de Corea del Sur, es una persona sencilla, de sonrisa fácil e inteligencia aguda, capaz de reconocer en las cotidianidades comunes las cosas importantes, significantes de la vida. Su estadía en nuestro país va camino de sobrepasar los diez años; en Puno en particular, los cinco años. Esta es la razón que nos instiga a rendirle un afectuoso homenaje.
Nacida en Seúl, Corea del Sur, Young Mi es Master Of Arts – Antropología, título con el que egresó de la Universidad Nacional de Seúl, que fue revalidado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, una vez que llegó a nuestra patria, y que reforzó con un doctorado en la misma área con la tesis “Identidad étnica como derecho a ser diferente”, que basa su experiencia de campo en el altiplano puneño.
Sobre esto, y con una sonrisa que desprende una emoción profunda que deviene en seriedad, anuncia: “quisiera morirme en Puno; estoy aquí, en esta ciudad, primero como persona y luego como profesional; mi sueño es formar una familia académica; en Corea es una tradición que una docente tenga hijas e hijos académicos”.
Elogiada por sus colegas como una persona lúcida y aguda para con los temas que se manejan en esta ciencia, ella gusta de estar con sus estudiantes, en los que ve amigos y compañeros. “Vivo en Puno para compartir la vida, para entender sus costumbres”, señala, destacando el enorme parecido que existe entre la cultura de su país con la nuestra.
“Como el tema de la complementariedad, que es un concepto que se maneja en el Taoísmo, existen diversos aspectos culturales que convergen con las costumbres de aquí. Esto fue algo que me sorprendió de Puno y que, en el largo plazo, me enamoró de esta tierra”, explica, mientras llama a sus hijas académicas.
De otra parte, dice que lo que más le dolió cuando llegó a nuestra región fue el trato entre los mismos pobladores, que se sentían y se trataban de diferentes, teniendo un origen común. Es por ello que comenta, un poco a modo de confesión y un poco a modo de broma, “cuando llegué a Puno me dolía la cabeza, sangraba por la nariz y todo mi cuerpo estaba hinchado; el proceso de adaptación fue difícil, pero lo hice con mucho cariño”.
Es preciso destacar que Young Mi Lee actualmente ejerce la docencia en la Universidad Nacional del Altiplano – Puno y que, entre sus metas a futuro, tiene planeada la realización de un proyecto en acuerdo con una pobladora de Juli, que trata de enseñarle al mundo la riqueza de la artesanía en nuestra región. “Quiero enseñarle al mundo, en nombre del Perú y Puno, la riqueza que hay aquí”, sentencia.
Asimismo, manifiesta que el actual cargo que desempeña en la primera casa de estudios de Puno, como docente contratada, lo considera más una realización vocacional que ha logrado, que un trabajo, ya que se considera “casada con la Antropología” y con un compromiso hacia ella que le disuade de contraer nupcias con alguien.
De pronto lo que urge añadir es parte de su historial académico, trabajo social y demás, para comprender y admirar el cariño que le tiene a nuestra tierra: fue ponente en el V Congreso Internacional Cultura y Desarrollo en defensa de la Diversidad Cultural, en el Palacio de Convenciones en La Habana- Cuba; lo mismo en el 52 Congreso Internacional de Americanistas, Pueblos y Culturas de las Américas: Diálogo entre globalidad y localidad, en España; y así en otros países, como México y Japón.
De la misma forma, es de destacar su apoyo en el seguimiento de casos y capacitaciones brindadas a las mujeres que han experimentado violencia familiar, en la asociación “Justicia con Humanidad” de la ciudad de Puno, el año pasado; así como otros servicios gratuitos en beneficio de la población puneña y peruana, en general.
John VidalAtención: nos espera tiempo extremo

Por John Vidal, quién dirige la sección del Ambiente en el diario británico The Guardian y es autor de McLibelo: la cultura de la hamburguesa en el banquillo (1998), además de haber colaborado en numerosos libros sobre temas tan diversos como la Guerra del Golfo, la nueva Europa y el desarrollo.
Tornados, incendios sin control e inundaciones se consideraban antaño situaciones insólitas. Pero los desastres ambientales son señales llamativas de un ‘enrarecimiento global’ del clima.
Muchas zonas de Inglaterra y Gales se han declarado en alerta por sequía, pero Escocia acaba de registrar el mes de mayo más húmedo de su historia. La primavera británica más cálida en los últimos cien años llegó después de uno de los inviernos más fríos en el Reino Unido en los pasados trescientos años. Junio ha sido en Londres más frío que marzo. Febrero fue lo bastante cálido como para andar quitándose ropa en Snowdon, donde sin embargo nevó el pasado sábado.
Sean bienvenidos al carrusel del clima, o a lo que se está definiendo como “nueva normalidad” del tiempo. Lo que hasta hace bastante poco tiempo era el tiempo británico previsible, templado, suave y constante, tendente a buen seguro a lo cálido y lo húmedo, lo que garantizaba prados verdes en agosto, ahora ve invertidas las estaciones y batidas las marcas registradas en temperaturas y lluvias casi cada año. Cuando [el condado británico de] Kent recibe casi tanta lluvia (4 mm.) como Tombuctú en mayo, Manchester tiene más sol que Marbella, y los suelos del sur de Inglaterra están más secos que los de Egipto, es que está pasando algo.
Los sobrios científicos gubernamentales de los centros de hidrología y ecología están utilizando abiertamente términos como “notable”, “sin precedentes” y “espantoso” para describir el estado físico reciente de Gran Bretaña este año, pero los extremos de los que estamos siendo testigos en 2011 no son nada comparados con la escala de lo que ha estado sucediendo últimamente en otros lugares.
El año pasado se abrasaron más de dos millones de kilómetros cuadrados de Europa Oriental y Rusia. Otras 50,000 personas murieron cuando las temperaturas permanecieron durante muchas semanas 6 grados centígrados por encima de lo normal, las cosechas quedaron devastadas y se desataron gigantescos incendios sin control. Aumentó el precio del trigo y de otros alimentos, mientras dos tercios del continente sufrían el verano más caluroso en cerca de quinientos años.
Este año le toca a Europa Occidental sufrir una enorme ola de calor, que hace que 16 países, entre los que se cuentan Francia, Suiza y Alemania (y Gran Bretaña en la periferia) experimenten una extrema sequedad. La culpa recae en El Niño y La Niña, fenómenos de origen natural, pero mal comprendidos, que siguen al calentamiento y enfriamiento del Océano Pacífico cerca del Ecuador, y que traen inundaciones y sequías.
Ingentes zonas de Europa han recibido menos de la mitad del volumen de lluvia de lo que es costumbre en marzo, abril y mayo, las temperaturas han estado fuera de lo corriente en esta época del año, las centrales de energía nuclear han corrido peligro de cerrarse debido a la gran necesidad de agua de los ríos que necesitan para poder enfriarse, y muchas embarcaciones de los principales cursos fluviales europeos han quedado en tierra debido al escaso caudal. La semana pasada, la gran sequía primaveral europea se interrumpió para dar paso a enormes tormentas y crecidas que convirtieron en torrentes las calles alemanas y francesas.
Pero para encontrar verdaderas situaciones extremas en 2011, veamos el caso de Australia, China y el sur de los EE. UU. en estos últimos meses. El estado australiano de Queensland, una zona del tamaño de Alemania y Francia juntas se inundó en diciembre y enero en lo que se consideró “el peor desastre natural del país”. Le supuso a la economía del país un coste de 30,000 millones de dólares australianos, destrozó el sustento de muchos y todavía se está limpiando el estropicio.
En China, una sequía en las regiones meridionales y centrales de las de “una vez cada cien años” ha desecado cientos de embalses, ríos y cursos de agua, evaporando suministros de agua potable y agitando las tensiones políticas. El gobierno respondió con una operación masiva destinada a provocar lluvia, lanzando miles de cohetes a fin de “sembrar” las nubes con yoduro de plata y otros elementos químicos. Puede que haya funcionado: por la razón que fuere, se abrieron los cielos la semana pasada, y en algunos lugares cayó la insólita cantidad de 30 cm. de lluvia en 24 horas, murieron debido a las inundaciones y avalanchas de lodo 94 personas y decenas de miles de personas han perdido sus hogares.
Mientras tanto, la estación de tornados más mortífera y destructiva de la historia norteamericana ha visto seiscientos “twisters” solamente en abril, y 138 muertos en Joplin, estado de Misuri, a causa de un torbellino de una milla de ancho. Los habitantes de Arizona luchaban esta semana contra algunos de los mayores incendios sin control que hayan conocido, y continúan las mayores inundaciones registradas en la historia de los EE. UU. en varios tramos del río Misuri. Y todo esto sucede mientras se verifica una sequía cada vez mayor en Tejas y otros estados del Sur, octavo año de sequía “excepcional” en los últimos doce.
“No sé qué más podemos aguantar”, cuenta John Butcher, agricultor de cacahuetes y algodón cerca de Lubbock, en Tejas. “Nunca lo habíamos visto todo tan seco. No recuerdo nada parecido. Podemos perderlo todo”.
Las repercusiones del tiempo extremo son mayores en los países pobres, que esta semana han estado intentando afianzar un acuerdo sobre el clima en las conversaciones reanudadas en Bonn. En México las temperaturas alcanzaron 48.8 º (119.8 Fahrenheit ) en abril, las más calurosas de todo el mundo en ese mes, y casi la mitad del país se ve afectado por la sequía. Ha habido casi 9,000 incendios, y el mayor sindicato agrario dice que más de tres millones y medio de agricultores están al borde de la quiebra porque no pueden alimentar al ganado ni cultivar sus cosechas.
“Nos abruman las adversas repercusiones del cambio climático”, declara un negociador del grupo G77 de países en desarrollo que prefiere permanecer en el anonimato. “Los estados en primera línea se encuentran con una presión doble debido al calor del clima y la pobreza. Pero los países ricos siguen sin querer darnos el dinero que prometieron para adaptar o reducir las emisiones”.
Dondequiera que miremos, el clima parece hiperactivo, y patrones climáticos más contundentes se adueñan de zonas cada vez mayores durante más tiempo, con fenómenos que van de un extremo a otro. El año pasado, de acuerdo con el meteorólogo norteamericano Jeff Masters, cofundador de Weather Underground, una página digital puntera en el seguimiento del clima, afirma que diecisiete países experimentaron temperaturas récord. Colombia, la cuenca amazónica, Perú, Cuba, Kenya, Somalia y muchos otros países han registrado un volumen de lluvias bastante mayor o menor u olas de calor de envergadura en los últimos años. Las temperaturas en Bangladesh han estado cerca de máximas históricas, causando al menos 26 muertos la semana pasada; Kuwait ha visto temperaturas por encima de los 50º y Rajastán, en la India, 49.6º, mientras que hay partes de Canadá, incluyendo Toronto, que crepitaban con máxima insólitas de 33º.
Los países ricos pueden sentirse más o menos inmunes a corto plazo debido a que el sistema de comercio mundial les garantiza alimentos y el acceso a la electricidad les permite disponer de aire acondicionado, pero en zonas de Etiopía, Kenia y Somalia, millones de personas disponen de poca o nula cantidad de alimentos este año tras varias estaciones seguidas de escasas lluvias. La semana pasada las agencias internacionales de ayuda advirtieron de un desastre inminente.
Los escépticos sostienen que siempre ha habido sequías e inundaciones, tiempo raro, olas de calor y temperaturas extremas, pero lo que preocupa a la mayoría de los científicos y observadores del clima es que los fenómenos de meteorología extrema se están sucediendo con mayor frecuencia, su intensidad crece y todas las tendencias sugieren cambios a largo plazo a medida que los gases de invernadero se asientan de forma regular en la atmósfera.
Mortíferas sequías y olas de calor, nevadas más intensas, inundaciones más amplias y temperaturas extremas son hoy la “nueva normalidad”, afirma Nikhil da Victoria Lobo, de la empresa Swiss Re, un gigante del sector de los seguros, que el mes pasado estimaba que las pérdidas debidas a desastres naturales han aumentado pasando de cerca de 25,000 millones de dólares anuales en la década de los 80 a cerca de 130,000 anualmente en la actualidad. “Globalmente, lo que presenciamos es una mayor volatilidad”.
La gente que vive en las zonas más afectadas no está desde luego esperando que los científicos del clima les confirmen que el cambio climático tiene lugar para irse adaptando a ello. En Nepal, donde las lluvias son más intensas de lo que eran, los tejados planos están dejando paso a los tejados a dos aguas, y los aldeanos de unos Andes cada vez más propensos a sufrir sequías están construyendo embalses y cambiando de cultivos para sobrevivir.
Nuevos análisis de desastres naturales en 140 países muestran que el clima se está volviendo más extremo. El mes pasado Oxfam informó de que, si bien una serie de desastres “geofísicos” tales como terremotos y erupciones volcánicas han permanecido más o menos constantes, los causados por inundaciones y tormentas han aumentado desde cerca de 133 al año en la década de 1980 a más de 350 al año en la actualidad.
“Está sobradamente claro que los desastres de origen meteorológico se han ido incrementando en algunos de los países más pobres del mundo, y este aumento no se puede explicar del todo porque se lleve mejor el recuento”, declara Steve Jennings, autor del informe. “Dondequiera que se eche un vistazo a las cifras, se encuentra un ascenso significativo en el número de desastres emparentados con el clima. Han ido en aumento y empiezan a empeorar a medida que el cambio climático intensifica aun más los riesgos naturales.
“Creo que ‘enrarecimiento’ global (global ‘weirding’) es el mejor modo de describir lo que estamos viendo. Estamos acostumbrados a determinadas condiciones y hay muchas cosas en movimiento en estos tiempos que no son aquello a lo que estamos habituados, que rebasan nuestro marco de referencia”, declara Katharine Hayhoe, científica del clima de la Tech University de Texas.
Han ido apareciendo nuevas tendencias durante la última década o antes incluso, afirma la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas. “En Europa, la tendencia se dirige a primaveras más secas. La sequía de este año llega tras años excepcionalmente secos como 2007, 2009 y 2010″, en palabras de uno de sus portavoces.
Aunque ningún científico culpe al cambio climático de un suceso meteorológico concreto, hay muchos que sostienen que estos fenómenos son ejemplos de libro de la suerte de repercusiones que pueden esperarse en un mundo que se va calentando. Hechos naturales como La Niña y El Niño, afirman, se están viendo exacerbados por el trasfondo de calentamiento del mundo.
“Resulta casi imposible ubicar con detalles sucesos concretos…y afirmar que los ha causado el cambio climático”, afirma William Chameides científico de la atmósfera de la Duke University, que actuó como vicepresidente del consejo nacional de investigación que elaboró un estudio con fondos del gobierno norteamericano sobre las opciones climáticas de los EE. UU., entregado el mes pasado. “Por otro lado, sabemos que debido al cambio climático esta clase de sucesos tienen muchísimas probabilidades de volverse más corrientes, más frecuentes, más intensos. Así que lo que podemos decir es que este tipo de fenómenos son coherentes con el cambio climático”.
Chameides goza de un sólido respaldo en Europa. “Tenemos que empezar a acostumbrarnos a estas condiciones meteorológicas extremas, a medida que se intensifique el cambio climático”, afirma Friedrich-Wilhelm Gerstenhage, director ayudante del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, en Alemania. “Habrá tormentas y riadas violentas en el norte de Alemania con una frecuencia dos o tres veces mayor que en el pasado”.
“Siempre hemos tenido fenómenos como el El Niño y una variabilidad natural, pero el trasfondo con el que operamos ahora es diferente. [La Niña y El Niño] se dan hoy en un mundo más caliente [lo que significa mayor humedad en la atmósfera],” declaró David Jones, jefe de vigilancia y previsión atmosférica de la Oficina Australiana de Meteorología en Melbourne, a la agencia Reuters después de las inundaciones de Queensland.
David Barriopedro, investigador del Instituto Dom Luiz de la Universidad de Lisboa, comparó el mes pasado la ola de calor europea con la que asoló el continente en 2003 y calculó que la probabilidad de que un verano europeo experimente una “megaola de calor” se incrementará de cinco a diez veces en los próximos cuarenta años si continúan las tendencias de calentamiento. “Este tipo de sucesos se volverán más corrientes”, afirma. Las “megaolas de calor” serán más frecuentes e intensas en el futuro”.
Pero puede que haya alguna tregua de un tiempo tan extremo debido a que los episodios de El Niño/ La Niña se están desvaneciendo rápidamente, de acuerdo con la OMM. “Es poco probable que la pauta meteorológica a la que se culpa de los aguaceros extremadamente intensos de Australia, el sudeste asiático y Sudamérica a finales de 2010 y principios de 2011 vuelva a desarrollarse a mediados de 2011; en la actualidad no hay indicios de que haya aumentado el riesgo de El Niño o La Niña en la segunda mitad del año”.
La OMM concluye, a tientas, que la meteorología global volverá ahora a algo parecido a lo normal. El problema es que nadie está ya demasiado seguro de lo que es normal.

Dr. Manuel Marzal Fuentes SJ

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Manuel Marzal SJ
Manuel Marzal nació el 27 octubre de 1931, en Olivenza (Extremadura), España y a los diecisiete años ingresó a la Compañía de Jesús en Aranjuez (Madrid) el 12 septiembre de 1949. De nacionalidad peruana desde 15 de octubre de 1960, su trayectoria académica tiene como destino América Latina. Estudia en Perú, Ecuador y México.
Manuel Marzal arriba a nuestro país y se establece como residente el 15 de junio de 1951 para hacer estudios en el Instituto de Humanidades Clásicas de Jesuitas en Lima (1951-1954). Posteriormente se traslada a Ecuador para estudiar Filosofía (1954-1957) en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ya en México, Marzal estudia Teología en el Instituto Teológico de Jesuitas en México, DF (1961- 1964). En este periodo es ordenado sacerdote, el 26 de octubre de 1963. Finalmente hace estudios en antropología social entre 1965 y 1968 en la Universidad Iberoamericana de México.
Los grados académicos obtenidos por el Padre Manuel Marzal a lo largo de su vida son los de Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador en el año 1964, para lo cual presentó la tesis: El problema del indio ecuatoriano desde la doctrina social de la Iglesia. También se Licenció en Teología en el Colegio Máximo Cristo Rey de la provincia mexicana de la Compañía de Jesús en octubre de 1964.
Finalmente se recibió como Magíster en Antropología Social en la Universidad Iberoamericana de México el 30 de marzo de 1968 con la tesis titulada: La aculturación de los otomíes del Mezquital. Un intento de evaluación del Patrimonio Indígena del Valle del Mezquital.
Su labor docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú, desde el segundo semestre de 1968, incluye la creación de la especialidad de Antropología en la Facultad de Ciencias Sociales y posteriormente del Diploma de Estudios Antropológicos (DEA). Fue nombrado profesor principal y a tiempo completo en octubre del año 1975. Dictó diversos cursos en la Facultad de Ciencias Sociales, tales como: Introducción a la Antropología, Seminario de Trabajo de Campo, Etnología Ibérica, Etnología Mesoamericana, Doctrina Social de la Iglesia, Antropología de la Religión, Pensamiento Antropológico I, II y III. En la Escuela de Graduados dictó el Seminario de Sistemas Religiosos en el Magíster en Antropología; así como Antropología y Educación en el Magíster en Educación.
Manuel Marzal también se vinculó académicamente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), dictando los cursos de Antropología de la Religión, Pluralismo Religioso de América Latina; así como Religión y Cultura Andina y Amazónica, todos ellos en la Escuela de Graduados.
En la Universidad Católica se desempeñó además como Coordinador del área de Antropología (1969-1970)(1975); Director Universitario de Proyección Social (1973-1979); Coordinador del Diploma de Estudios Antropológicos -DEA (desde 1974); Director Universitario de Régimen Académico de Profesores (1979-1984); Representante del Episcopado en el Consejo Universitario (1984-1990); Director Académico del Régimen Académico de los Profesores (1990-junio 94); Coordinador del Doctorado de Antropología PUCP (2001-agosto 2002) y finalmente Profesor Emérito de la Pontifica Universidad Católica del Perú (otorgado en mayo del 2003).
En 1971 publicó El mundo religioso de Urcos (Cusco), editado por el Instituto de Pastoral Andina. Seis años después la PUCP publicó Estudios de religión campesina en Lima. El estudio “El sistema religioso del campesino bajopiurano” se tradujo al alemán en 1985. Hacia 1981 se publicó Historia de la antropología indigenista: México y Perú, que fue reeditada en Barcelona, en Anthropos, y luego en formato CD-ROM, en Madrid, por la Fundación Histórica Tavera en 1996. En 1983 publica La transformación religiosa peruana. Luego y dos años después El sincretismo iberoamericano. En 1988 se edita Los caminos religiosos de los inmigrantes de la Gran Lima; en 1992 y 1994: La utopía posible indios y jesuitas en la América colonial, en dos tomos. Para la Colección Forjadores del Perú pública en 1995: José de Acosta. Al año siguiente se da la publicación de Historia de la Antropología Social, y casi de manera consecutiva (en 1997) la de Historia de la Antropología Cultural. En 1991 como editor se encarga de publicar El rostro indio de Dios, que será reeditado en 1990 Quito, Abya-Yala; 1992 La Paz, Cipca-Hisbol; 1994 México, Universidad Iberoamericana y traducido al portugués (1989, Sao Paulo, Vozes), italiano (1992, Assisi, Citadella Edit.), alemán (1992, Frankfurt, IKO-Verlag für Interkulturelle Kommunikation) e inglés (1996, New York, Orbis Book). Finalmente, en el 2003 publica Tierra encantada, tratado de antropología religiosa.
Para poder llevar a cabo sus publicaciones Manuel Marzal se aventuró en múltiples trabajos de campo e investigaciones como la realizada en 1968 en Quispicanchis, Cusco, para El mundo religioso de Urcos. También planteó proyectos de desarrollo social como el llevado a cabo en Agosto de 1970 en el Callejón de Conchucos (Ancash). En 1971 realizó un trabajo de campo en Melgar (Puno) sobre “La imagen de Dios en Ayaviri” y “El servinakuy andino“. Trabajó un estudio socio-cultural del Bajo Piura para el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), fundado el 29 de mayo de 1972. En 1975 realiza una investigación en el Archivo de Indias de Sevilla y otros de Madrid para preparar un libro sobre La transformación religiosa peruana, con beca de Adveniat. Para 1982 realiza un trabajo de campo en México, Sevilla y Salvador (Bahía), con fondos del programa Wals-Price Fellowship de los PP. Maryknoll. En 1986 hace trabajo de campo en El Agustino, con fondos de la Ford Foundation, para preparar Los caminos religiosos de los inmigrantes de la Gran Lima. Cuatro años más tarde, en 1990, preparó una antología sobre las misiones jesuitas coloniales de España, Portugal y Francia, en el Institutum Historicum Societatis Jesu (Roma) y en Casa de Escritores S.J. (Madrid). La última investigación conocida la hizo en el año 1997 y se llamó “Al filo del milenio: antropología y religión en América Latina”.
Manuel Marzal S.J. falleció y resucitó ante el Señor, el 16 de julio de 2005; se desempeñaba como Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

Fuente: IV Congreso Nacional de Investigaciones en Antropología 2005.

Niklas Luhmann: La religión de la sociedad
Editorial Trotta. 2007.
Los autores clásicos de la sociología ya habían concedido un lugar de especial relevancia a la sociología de la religión en el contexto de la teoría social y, sobre todo, en los estudios consagrados a la sociedad moderna, supuestamente ajena a lo religioso. Esta orientación fue retomada y reelaborada por Niklas Luhmann en esta obra póstuma; continuación de sus volúmenes sobre la ciencia, el arte, el derecho y la economía, en la que trabajaba poco antes de su muerte. La religión es aquí descrita como un sistema de comunicación autónomo en el seno de la sociedad moderna empleando conceptos que destacan la codificación binaria de su comunicación mediante la distinción entre inmanencia y trascendencia: «Puede decirse que una comunicación es religiosa siempre que contempla lo inmanente bajo la perspectiva de la trascendencia». El sugerente análisis de Luhmann contribuye a una valoración sobre la situación y el futuro de la religión en el mundo contemporáneo.

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Ministerio de Cultura e interculturalidad

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Doctor Juan Ossio
El antropólogo Juan Ossio Acuña es un experto en culturas amazónicas y andinas, pobreza y empresas mineras. Conduce el flamante Ministerio de Cultura, un cargo que ha generado mucha expectativa en un país diverso y con un gran legado histórico.
Señaló que “debemos sacar un porcentaje del canon minero para la cultura y con ello daremos un mensaje al mundo, que en lugar de armarnos promovemos nuestras manifestaciones culturales”. También expresó: “estoy conjugando dos áreas bajo mi cargo, el Instituto Nacional de Cultura (INC) y el Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (INDEPA)“.
Doctor en Filosofía, Ossio es catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y se ha definido en el pasado como un liberal.
Ossio participó en la comisión presidida por Vargas Llosa que investigó la matanza de ocho periodistas en la remota localidad de Ucchuraccay, en la región de Ayacucho, en 1983, en los primeros años del terrorismo en Perú (1980-2000).
Además, fue colaborador del conocido escritor en el Movimiento Libertad, la iniciativa política que condujo al autor de “Conversación en La Catedral” a la candidatura presidencial en 1990.
El diario “El Comercio” señaló que Vargas Llosa fue una de las primeras personas a las que el Presidente Alan García pidió asumir el ministerio de Cultura. Sin embargo, el escritor declinó la propuesta.
Ossio, de 67 años, ha publicado numerosos libros desde la década de los setenta, entre ellos “Ideología Mesiánica del Mundo Andino” (1973), “Familia Campesina y Economía de Mercado” (1985), “Los Indios del Perú” (Madrid, 1992), “Empresas Mineras y poblaciones rurales,(1998), “Protocolo de Relacionamiento para pueblos aislados en la reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros” (Lima, 2004) y “El códice Murúa” (Madrid, 2004).
También ha sido profesor visitante de diversas universidades de Estados Unidos, la Ecole Practique de Haut Etudes de París, y se ha desempeñado como profesor de la Maestría en Estudios Amerindios del Aula Bartolomé de las Casas, de Madrid.
Ossio, quien recibió varias becas de varias fundaciones, entre ellas la Guggenheim, la Ford y la Fundación para la Investigación Antropológica, ha sido asesor en asuntos indígenas de la ex primera dama Elianne Karp, esposa del presidente Alejandro Toledo (2001-2006); y del actual presidente peruano, Alan García.
En la actualidad forma parte, una vez más junto a Vargas Llosa, de la Comisión de Alto Nivel encargada de desarrollar el proyecto de un Museo de la Memoria que debe homenajear a todas las víctimas del conflicto armado que entre 1980 y 2000 enfrentó a las fuerzas de seguridad y a Sendero Luminoso y que dejó 25,000 muertos.
Tras la creación del Ministerio del Ambiente en 2008, esta es la segunda cartera creada por el actual gobierno de Alan García.
Los límites de la interculturalidad
Por José Rafael Sáez March
Licenciado en Pedagogía y Máster en Investigación
Psicopedagogo de Menores y Profesor Universitario.
España siempre ha sido multicultural, lo cual no equivale a que haya sido, ni sea, intercultural. La multiculturalidad consiste tan sólo en el hecho objetivo de que en una comunidad humana cohabitan personas culturalmente diversas. Para empezar, la población que hoy llamamos nativa, local, natural o autóctona de España es fruto de un variopinto mestizaje de muchos pueblos. España ha sido, es y con toda probabilidad será, un espacio de cruce de razas y culturas. Su situación geográfica y su historia la llaman a la diversidad.
Nuestra sempiterna multiculturalidad, de la que antes apenas se hablaba, ha adquirido mayor peso en la conciencia popular por haberse acentuado de forma vertiginosa en las últimas décadas por los contingentes de inmigrantes que han llegado a nuestro territorio. Pero, insisto, no por ello somos un país intercultural. Multiculturalidad e interculturalidad no son conceptos sinónimos, aunque muchos, incluso algún “especialista”, los confundan y los citen como tales. En los últimos años se ha generado una ingente cantidad de literatura sobre el tema, para todos los gustos y no siempre acertada.
La talla humana, sociológica, antropológica, pedagógica, política y ética de la interculturalidad dista tanto de la simple multiculturalidad como un sistema sanitario dista de una epidemia. La interculturalidad es una manera de vivir la diversidad cultural mucho más exigente que la mera coexistencia multicultural. Sin necesidad de recurrir a florituras etimológicas, he de decir que el prefijo “inter” nos da la clave. “Multi” sólo significa “muchos” o “varios”, pero “inter” implica interrelación, reciprocidad. La interculturalidad requiere el respeto mutuo, pero también de la convivencia constructiva y la cooperación de todos.
Una sociedad intercultural no obliga a nadie, sea nativo o extranjero, a renunciar a sus propios esquemas culturales y reemplazarlos por los de la sociedad receptora o los de la cultura en ella dominante (asimilacionismo). Tampoco consiste tan sólo en admitir en su seno la presencia de grupos culturales diversos, aislándolos en guetos o condenándolos a ser ciudadanos de tercera (segregacionismo). Menos aún se trata de alcanzar una síntesis de culturas –ni siquiera entresacando “lo mejor” de cada una– para construir una “monoculturalidad”, una cultura única universal (sincretismo).
El sincretismo cultural que pretenden implantar ciertos grupos o corrientes, como la masonería o la “new age”, son rodillos aplastadores de las diferencias culturales, de la gran riqueza que supone la diversidad cultural humana. Son formas de globalización descarada e indeseable que, paradójicamente, no son criticadas por los grupos anti-globalización, sólo preocupados por la también indeseable colonización cultural mundial por el “american way of life”, el estilo de vida norteamericano. Cada ser humano es único e irrepetible. Tan valiosa es nuestra igualdad como nuestra diversidad. Toda “clonación cultural” es una terrible pérdida.
Una sociedad intercultural debe detectar y rechazar los prejuicios y estereotipos culturales y evitar el racismo y la xenofobia. Además, la interculturalidad exige que los distintos grupos culturales se relacionen entre sí con toda normalidad más allá de la mera coexistencia pacífica, que exista una comunicación fluida entre ellos, que sean capaces de negociar objetivos comunes y perseguirlos juntos, y que la diversidad cultural, lejos de ser una dificultad social, se acepte como una riqueza humana de la que todos pueden beneficiarse si media la humildad y la buena voluntad.
La tan cacareada “tolerancia” se propone constantemente como un valor estelar de la democracia y de la interculturalidad, pero en ella está precisamente uno de los puntos en los que topamos con los límites que dan título a este artículo. Desde hace unos años, el indefinido, sobreestimado y malentendido valor de la tolerancia ha tenido que ser “reajustado” con la aparición de numerosas “tolerancias cero”, entre otras las relativas a las distintas formas de violencia. No podía ser de otra forma, pues no todo es tolerable. En una democracia, cada uno puede pensar lo que quiera, pero de ninguna forma puede hacer lo que le venga en gana.
En los regímenes autoritarios, el autócrata o la oligarquía de turno imponen tanto las normas de juego, como un pensamiento único: el de quién ejerce el poder. En un régimen libertario, nadie impone ninguna de ambas cosas, dejándolas desde un necio “buenismo” al libre arbitrio de las personas. En los regímenes verdaderamente democráticos, debe existir la libertad de pensamiento, de religión y de ideología, junto al derecho a la libre expresión y al culto. Pero la democracia exige unas normas estrictas para asegurar su propia esencia, para que los derechos y libertades de todos estén garantizados y no puedan ser aplastados por nada ni por nadie.
La democracia requiere imponer algunos implacables límites a la libertad. La libertad individual acaba allí donde resulta amenazada la libertad y los derechos del otro. Un gigantesco logro de la sociedad noroccidental es haber conseguido consensuar y redactar una Declaración Universal de los Derechos Humanos, que recoge el mejor sentir ético de toda una civilización. Los países que se han adherido a ella, como España, han trasladado esos principios a sus Cartas Magnas, como es el caso de la Constitución Española de 1978 (todavía vigente, por si alguno no lo recuerda). Estos son los marcos normativos irrenunciables que deben presidir la convivencia social y la actividad política.
Trasladado todo esto a la interculturalidad, debemos afirmar que también ésta tiene límites, pues no toda costumbre o práctica puede ser aceptada y consentida, por muy propia que sea o muy arraigada que esté en determinados grupos culturales. Por desgracia, siempre aparecen posturas extremistas, en casi todos los asuntos humanos, que sacan de quicio las cosas desde planteamientos ideológicos irracionales. Hay quien se empeña, por ejemplo, en negar todo derecho al inmigrante en igualdad con los de la sociedad receptora. Y en el otro extremo, hay quien justifica toda costumbre cultural, por muy cruel o indeseable que sea, hasta ablaciones y lapidaciones.
Pues miren, no, ni lo uno, ni lo otro. La interculturalidad también tiene sus “tolerancias cero”, sus límites y sus exigencias, que obligan tanto a la sociedad receptora o mayoritaria, como a las personas y grupos culturalmente diversos que desean vivir en un país democrático. El respeto no es unidireccional, sino bidireccional y recíproco. Todos, sin excepción, sean nativos o extranjeros, mayorías o minorías, deben cumplir las reglas de conducta y convivencia que se derivan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Constitución. Una sociedad intercultural no exige a nadie que renuncie a su forma de pensar, pero sí que se ajuste en su forma de actuar.
Bienvenidos sean, por tanto, todos aquellos que deseen compartir con nosotros nuestra tierra, nuestros fines, nuestras ilusiones, nuestros problemas y nuestro trabajo y respeten nuestros principios éticos, que siglos de historia y mucho esfuerzo y sangre nos han costado construir. Nuestra sociedad está llena de defectos, como todas, y también incumplimos demasiadas veces los Derechos Humanos de los que tanto hablamos, pero estos siguen siendo el ideal colectivo de humanidad al que queremos llegar y el contexto normativo en el que debemos movernos. Todos aquellos que no quieran respetar estos límites, ya saben dónde tienen la puerta.

Fuente: Análisis Digital – Fundación García Morente. Sigue leyendo

Mistura fusión

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Gaston Acurio Jaramillo

Lo que une a todos los peruanos
Si bien podríamos pensar que los recursos naturales con los que cuenta nuestro país han sido una bendición, la historia nos ha enseñado siempre lo contrario. Alguna vez fue el caucho, otra vez el guano, hoy son los minerales. Sin embargo cuando éstos se acaban, con ellos termina un ciclo económico de bonanza y aparece esa odiosa debacle e incertidumbre que destruye democracias y da origen a falsos caudillos.
Nos queda claro entonces que el crecimiento, la estabilidad y la riqueza de un país nunca estarán del lado de los recursos naturales sino de los productos que se elaboren con ellos. Por ello los suizos compran recursos como el cacao o el oro y con ellos elaboran chocolates, joyas o relojes y por ello los japoneses y coreanos compran minerales para luego transformarlos en electrodomésticos y automóviles.
Si embargo estos países y todos los países industrializados entendieron también que la gran riqueza no esta sólo en la elaboración de productos genéricos sino más bien en la creación de marcas cuyo reconocimiento en términos de calidad les permitiera expandirse por todo el mundo. Por ello Suiza compró cacao y oro y sus ciudadanos los convirtieron en chocolates Nestlé y en relojes Rolex. Japón y Corea compraron minerales y su gente los convirtió en Toyota, Nissan o Samsung; y en épocas aún mas recientes el nortamericano Howard Shultz compró café por el mundo y se lo devolvió convertido en Starbucks.
Pues bien, la gastronomía peruana fue hasta muy poco justamente eso. Un gran recurso. Muy querido por todos, un orgullo para todos y muy apreciado por algunos extranjeros que descubrían anecdóticamente sus bondades en visitas de trabajo por el Perú.
Sin embargo, nuestra gastronomía no es afortunadamente sólo un gran recurso sino una suma de cocinas y conceptos que en muchos casos aun esconden un gran potencial que, una vez desempolvado, creado el marco conceptual y puesto en valor, podrían ser exportados por todo el mundo.
Así es, detrás de nuestra entrañable cocina criolla, de nuestras pollerias, de los chifitas de barrio, de la cocina novo andina, de las picanterías arequipeñas, de los anticuchos, de los sanguches, de la cocina nikkei o de las cebicherias, existen oportunidades inmensas de crear conceptos que trasciendan su ámbito local para convertirse en productos, productos peruanos de exportación que no sólo aspiren a codearse con conceptos ya instalados globalmente como pizzerías, hamburgueserías, sushi bares o taquerias mejicanas, sino que además generen al Perú enormes beneficios tanto económicos como de marca país.
Hasta aquí creo que podemos entender cómo nuestra gastronomía, un gran recurso, con productos con gran potencial está lista para expandirse por el mundo. Sin embargo, qué falta para el despegue final, qué sucede que aún no despegamos como quisiéramos.
Por qué si todos los estudios de mercado hechos fuera del Perú por empresas internacionales indican que el concepto culinario más en alza en el mundo es el peruano, que la demanda del consumidor internacional por conceptos peruanos rebasa largamente a su oferta, que invertir en un restaurante peruano bueno es casi invertir con cero riesgo en cualquier ciudad norteamericana o europea.
Por qué si dentro del Perú hemos vivido una revolución editorial y educativa en términos culinarios que nos ha llevado a publicar en los últimos diez años más libros de cocina que en toda su historia editorial; y si en Lima se han abierto en los últimos 5 años, 22 escuelas de cocina con reconocimiento oficial, lo que la convierte en la ciudad con más escuelas de cocina en el mundo.
Por qué si este año el 30 por ciento de los turistas que visitó el Perú para ir a Cuzco decidió quedarse en Lima un par de días adicionales sólo por todo lo que había leído y escuchado acerca de su gastronomía, qué pasa que a pesar de que los periodistas más importantes de todo el mundo son enviados a cubrir esta revolución culinaria y publican artículos y emiten programas de TV deslumbrados por lo que ellos consideran la inminente invasión peruana de sabores por todo el mundo. ¿Por qué a pesar de todos esos indicativos aún esto no se traduce en restaurantes peruanos por todas partes?
Fuente: Discurso de Gastón Acurio Jaramillo en la Universidad del Pacífico, durante la apertura del año académico 2006. Chef y empresario culinario peruano, nació en Lima el 30 de octubre de 1967, está casado y tiene dos hijas. Comenzó a cocinar para convertirse en una mejor persona y mirarse mejor en el espejo. Se define como un empecinado defensor de la comida peruana casi por mandato genético. Después de abandonar sus estudios de leyes en Lima, estudió cocina en el Hotel Trade School Sol de Madrid en España y en el Cordon Bleu de Paris. «Estudié lo que quise en el mejor lugar del mundo, pero no hay nada más fascinante que desarrollarte donde está tu suelo. Vivir en el Perú, para mí, no es cuestión de beneficios. Simplemente es un desafío, porque aquí está todo por hacerse».

Teoría de la interculturalidad

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Teoría de la interculturalidad

Este proceso presenta contradicciones; estas se resuelven mediante el respeto, el diálogo, la escucha mutua, la concertación y la sinergia. La interculturalidad no se ocupa tan solo de la interacción que ocurre, por ejemplo, entre un chino y un boliviano, sino además la que sucede entre un hombre y una mujer, un niño y un anciano, un rico y un pobre, un marxista y un liberal, etc.
Por supuesto, la interculturalidad está sujeta a variables como: diversidad, definición del concepto de cultura, obstáculos comunicativos como la lengua, políticas integradoras de los Estados, jerarquías sociales, sistemas económicos inclusivos o excluyentes.
La interculturalidad tiene que ver con problemas comunicativos entre personas de diferentes culturas y en la discriminación de etnias, principalmente. Otros ámbitos de los Estudios Interculturales son aplicados en el ámbito de la educación, los estudios de mercado y su aplicación en el diseño de políticas en Salud. Según Almaguer, Vargas y García (2007), la interculturalidad del siglo XXI tiene referentes precisos en los modelos de comunicación de masas en la segunda mitad del siglo XX, la integración europea, los modelos de comunicación intercultural y migración. Otro elemento presente en los modelos y los procesos de gestión intercultural, son los desarrollados por los pueblos indígenas. Según el sociólogo y antropólogo Tomás R. Austin Millán: “La interculturalidad se refiere a la interacción comunicativa que se produce entre dos o más grupos humanos de diferente cultura. Si a uno o varios de los grupos en interacción mutua se les va a llamar etnias, sociedades, culturas o comunidades es más bien materia de preferencias de escuelas de ciencias sociales y en ningún caso se trata de diferencias epistemológicas”.
Otras variables a las que se expone son: inserción e integración. En la primera se asume la presencia física de las personas en un determinado espacio donde prevalece la cultura dominante o mayoritaria. En el segundo caso, no solo se acepta sino que entra en juego la disposición a interactuar de manera intelectual, psicológica y cultural, al no solo dar por aceptados los nuevos elementos culturales; sino además disponerse a conocer, respetar y aprender en interacción mutua entre mayorías y minorías culturales, dando como resultado un proceso intercultural (entre culturas). Una de las posiciones sobre la interculturalidad es planteada desde el seno de las teorías críticas, y es ver a la interculturalidad como movimiento social.
La interculturalidad se consigue a través de tres actitudes:
•Visión dinámica de las culturas
•Considerando que las relaciones cotidianas se producen a través de la comunicación.
•Construcción de una amplia ciudadanía, sólo aceptada con la igualdad de derechos como ciudadanos.
El enfoque intercultural tiene tres etapas:
•Negociación: es la simbiosis. Compresiones y avenencias necesarias para evitar la confrontación
•Conversión: salirse del lugar de uno, para tomar el punto de vista del otro.
•Descentralización: perspectiva en la que nos alejamos de uno mismo, a través de una reflexión de si mismo.
La interculturalidad no se refiere tan solo a la interacción que ocurre a nivel geográfico sino más bien, en cada una de las situaciones en las que se presentan diferencias”.
1. Libro Blanco sobre el Diálogo Intercultural “Vivir juntos con igual dignidad”
2. Interculturalidad, educación y plurilingüismo en América Latina
3. Interculturalidad, educación y ciudadanía perspectivas latinoamericanas
4. Interculturalidad. Un desafío
5. Educación intercultural. Perspectivas y propuestas
6. Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior. Experiencias en América Latina, Daniel Mato
7.  La educación intercultural, Rafael Saenz Alonso
8. Políticas educativas interculturales y lingüísticas en Latinoamérica
Bibliografía:
Breuvart, J.M. & M. Blanc. L‘interculturalité, un concept à réinventer. En: J.M. Breuvart & F. Danvers (dir.): Migrations, interculturalité et démocratie, pp. 11-35. Paris: Presses Universitaires du Septentrion. 1998.
Dhazayeri, H. L‘interculturalité et la question de la construction de l‘identité. En: J.M. Breuvart & F. Danvers (dir.): Migrations, interculturalité et démocratie, pp. 89-108. Paris: Presses Universitaires du Septentrion.1998.

Evangelización intercultural en África

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Africa
Como ateo, creo verdaderamente que África necesita a Dios
Por Matthew Parris, Premio Orwell de Periodismo.
“Los misioneros, no el dinero, son la solución al mayor problema de África: la aplastante pasividad de la mentalidad de la gente”
Poco antes de Navidad regresé, tras 45 años de ausencia, al país que conocí de niño como Nyasaland. Hoy es Malawi. Viajé allí para ver el trabajo de una pequeña ONG británica conocida como Pump Aid (www.pumpaid.org), que ayuda a comunidades rurales a instalar pozos sencillos para proporcionar agua limpia.
Este viaje, además de renovar mi fe en las organizaciones de ayuda al desarrollo, me refrescó otra creencia que he intentado en vano desterrar de mi vida, que siembra la confusión en mi ideología, se niega testarudamente a encajar en mi visión del mundo y ha dejado en mal lugar mi idea de que Dios no existe.
Aunque soy un ateo convencido, tengo que reconocer la enorme contribución que el cristianismo realiza en África: totalmente distinta del mundo de las ONGs seculares, los proyectos gubernamentales y los esfuerzos de ayuda internacional. Todos los anteriores, por sí mismo, no bastan. En África, el cristianismo cambia los corazones de la gente y trae una transformación espiritual, un nuevo nacimiento y un cambio que es real.
Hace años intenté evitar confrontarme con esta verdad limitándome a aplaudir el trabajo práctico de las misiones en África. Solía razonar así: es una pena que la salvación sea parte de esta labor, porque los cristianos —blancos y negros— que trabajan en África curan a los enfermos, ayudan a la gente a leer y escribir; y únicamente los laicistas más radicales podrían ver un hospital o una escuela de una misión y decir que el mundo sería un lugar mejor sin estas instituciones.
En aquella época yo concedía que si la fe motivaba a los misioneros, muy bien; pero lo que contaba era la ayuda, no la fe. Pero me he dado cuenta de que esto no corresponde a la realidad. Teníamos amigos misioneros, y cuando yo era niño a menudo nos quedábamos con ellos en la aldea africana. En la ciudad, teníamos empleados africanos que se habían convertido y que eran unos grandes creyentes.
Los cristianos siempre eran diferentes. Su fe, lejos de haberlos achantado, parecía haberlos relajado y liberado. Eran personas que tenían una vivacidad, una curiosidad, un compromiso con el mundo y una manera directa de tratar a los demás que parecían estar ausentes en la vida tradicional africana.
Cuando tenía 24 años, un viaje largo por el continente me reafirmó en esta impresión. De Argelia a Níger, Nigeria, Camerún, República Centroafricana, Congo, Ruanda, Tanzania y Kenia. Viajé por tierra en un land rover con otros cuatro amigos estudiantes. Cada vez que entramos en un territorio donde había misioneros teníamos que reconocer que algo cambiaba en las caras de la gente que encontrábamos y con los que hablábamos: algo presente en sus ojos, la forma de acercarse a ti directamente, sin bajar la cabeza ni tener la mirada perdida.
Esta vez en Malawi ocurrió lo mismo. No encontré a ningún misionero. Nadie se los encuentra en los salones de los hoteles de lujo discutiendo documentos de desarrollo estratégico, como ocurre con las grandes ONG. Sin embargo, me di cuenta de que un puñado de los miembros africanos más activos de Pump Aid confesaba, en privado, ser personas de firmes convicciones cristianas. Digo “en privado”, porque la ONG es totalmente aconfesional y nunca dicen nada sobre la religión durante su trabajo en las aldeas. Pero recogí algunas referencias sobre el cristianismo durante nuestra conversación. Uno de ellos leía un libro devocional durante el viaje en coche. Otro, los domingos iba a la iglesia para acudir a oraciones que duraban dos horas.
Encajaría mejor en mi mentalidad pensar que la honradez, diligencia y optimismo que derrochaban en su trabajo no tenía conexión con su fe personal. Pero, aunque su trabajo era secular, estaba influido por lo que eran, y su ser estaba influido por una concepción del lugar del ser humano en el universo enseñada por cristianos.
La ansiedad, el miedo a los malos espíritus…penetra profundamente toda la estructura del pensamiento africano tradicional, donde un enorme peso cae sobre el individuo, sofocando su curiosidad y haciendo que la gente no tome la iniciativa y no lleve las riendas de su vida.
El cristianismo, después de la Reforma y después de Lutero, con su enseñanza de un vínculo personal y directo entre el individuo y Dios, sin pasar por ninguna otra autoridad humana, rompe este marco filosófico-espiritual, y ofrece una base sobre la que apoyarse a los que quieren liberarse de la mentalidad tribal. Por eso el cristianismo libera.
Los que quieren que África camine con la cabeza alta en el siglo XXI deberían pensar que los medios materiales y lo que llamamos desarrollo, no efectuarán el cambio por sí mismos. Primero, hay que suplantar todo un sistema de creencias. Una África sin cristianismo dejará el continente a merced de la nefasta fusión entre Nike, el hechicero, el teléfono móvil y el machete.

Fuente: The Times.

Asesinan 500 cristianos en Nigeria

Más de 500 muertos deja ataque de musulmanes fundamentalistas a cristianos en Nigeria
Más de 500 víctimas mortales han contado hasta ahora las autoridades locales del estado de Plateau, donde estallaron los disturbios de índole religiosa, otra vez cerca de la ciudad minera de Jos. La mayoría de muertos son mujeres y niños.
La violencia entre cristianos y musulmanes despierta abruptamente al país más poblado de África, con 146 millones de habitantes; de un sueño sobre la armonía entre ambos grupos religiosos, que representan cada uno a 50 por ciento de la población.
Los disturbios ocurren cada vez en periodos más cortos. Hace algunas semanas sólo la rápida intervención de tropas del gobierno estacionadas en la región impidió nuevos choques, después de que un grupo de jóvenes cristianos atacó una marcha fúnebre. Los musulmanes querían enterrar a un niño en un cementerio reclamado por ambos bandos religiosos.
Todavía se desconoce la causa de la nueva matanza. En general, los atacantes pueden contar ampliamente con la impunidad. Aunque el presidente interino, Goodluck Jonathan, anunció que los responsables de la matanza serían castigados, hasta ahora nadie ha sido acusado formalmente ni siquiera por la primera gran matanza de 2001, que dejó más de mil muertos.
Plateau está justo en el límite entre los territorios del sur, de mayoría cristiana, y el norte musulmán. Ambos grupos religiosos cuentan con una representación más o menos similar en el estado central nigeriano.
Los fulani hausa, originarios de Jos, se sienten presionados por la llegada de los cristianos. Las causas reales del conflicto suelen ser el éxito económico del otro, la competencia por el acceso a las fuentes de agua o los territorios fértiles para la agricultura y el ganado.
Debido a las proporciones étnicas de su población, Nigeria intenta mantener un equilibrio de fuerzas para que ningún grupo pueda dominar al otro. En la jefatura de Estado, por ejemplo, se alternan el poder un cristiano y un musulmán.
Un año antes de las elecciones presidenciales, ese equilibrio empieza a desplomarse. Debido a una larga enfermedad del presidente constitucional, el musulmán Umaru Yar Adua, el cristiano Jonathan ocupa el cargo desde hace algunas semanas. Los líderes musulmanes del norte observan la situación con desconfianza y advierten contra un posible dominio de los cristianos.

Fuente: Agencia DPA. Sigue leyendo

Relaciones de Género en la Sociedad Awajún

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Autora: Norma Fuller Ph.D.
Capítulo 1. La Sociedad Awajún hasta inicios del siglo XX
1.1 Generalidades
Con una población de 45,137 personas; los Awajún constituyen el grupo con el mayor volumen poblacional después de los Asháninka. Los asentamientos Awajún poseen una población promedio de 264 personas, aunque existen diferencias significativas entre el asentamiento más poblado (982 personas) y el de menor volumen poblacional (siete individuos).
Los actuales Aguaruna se denominan Awajún para distinguirse de otros grupos nativos como los Huambisa, los Chayahuita y los Cocama. Pertenecen a la familia lingüística de los Jíbaros, integrada por subgrupos étnicos expandidos por la región norte de la amazonía peruana, específicamente las regiones de Loreto, Amazonas y San Martín, así como la región sur del territorio amazónico del Ecuador.
Hasta inicios del siglo XX, la principal fuente de sustento del pueblo Awajún era el bosque tropical, de donde se obtenían los recursos necesarios para su reproducción física y cultural, a través de actividades como la horticultura, la cacería, la recolección y la pesca. Como muchas otras sociedades amazónicas, actualmente los Awajún están experimentando un rápido proceso de cambio cultural, económico y ecológico.
1.2 El sistema de género tradicional awajún
Junto con los Jíbaros, los Awajún figuraban entre los grupos sociales más guerreros de la región amazónica. Solían organizar expediciones contra otros Jíbaros como los Huambisa, con el fin de matar enemigos y robar mujeres.
En dichas excursiones, las cabezas de los hombres asesinados eran cortadas y convertidas en tsantsa (cabezas reducidas mediante un tratamiento ritual). Las mujeres robadas eran esclavizadas aunque, con el correr del tiempo, se asimilaban al grupo y pasaban a ser esposas de un varón de la comunidad en la que residían.
Las mujeres no podían usar armas y, por lo tanto, no se organizaban en grupos de combate. En realidad, no existía ninguna instancia que las organizase en grupos más allá de sus familias. Los varones, en cambio, monopolizaban el uso de las armas y se organizaban en grupos de combate contra las mujeres y varones de los grupos rivales, contra los varones del grupo acusados de hechicería o de robar la mujer de un Awajún, y contra las mujeres Awajún acusadas de infidelidad. Dado que se trataba de una sociedad guerrera, sus valores ensalzaban esta actividad y conferían mayor valor a quienes la ejercían: los varones. Al ser consideradas presas de guerra y esclavas volvía muy frágil la posición de las mujeres. Por un lado, su grupo debía vigilarlas contra ataques enemigos, lo que coactaba su libertad. Por el otro, el hecho de ser esclavizadas las ponía en una situación de marcada inferioridad frente al marido y las mujeres Awajún, y las privaba de la protección de su grupo. Es probable que el hecho de que fuesen vistas como posibles presas contribuyese a la desvalorización del género femenino entre los Awajún. En los siguientes acápites se verán algunos aspectos específicos del sistema de género tradicional en la sociedad Awajún.
1.2.1 Familia y parentesco
En la medida en que el sistema de parentesco se funda en la división femenina- masculino para ordenar la reproducción, el matrimonio, la residencia, la división del trabajo y los grupos de cooperación, su análisis resulta esencial para entender la organización de las relaciones entre los géneros.
El sistema de descendencia tradicional del grupo indígena Awajún era de filiación bilateral o cognaticia, es decir, se reconocían como cualitativamente iguales las relaciones del lado del padre y las del lado de la madre. De este modo, el grupo estaba constituido por la parentela bilateral egocentrada, formada por la combinación de las redes de parientes paternos y maternos de cada individuo.
La relación entre parientes patrilineales desempeñaba un papel fundamental en la definición de los asentamientos Awajún. Muchas comunidades Awajún se formaban alrededor de un núcleo patrilineal; por ejemplo, un grupo de hermanos o un hombre y sus hijos adultos. Ello les permitía movilizar a sus parientes consanguíneos y afines para repeler ataques enemigos, planear expediciones guerreras y emprender trabajos comunales.
Residencia
Los Awajún, al igual que los otros grupos Jíbaros, vivían en caseríos semidispersos que, generalmente, consistían en viviendas aisladas llamadas jibarías, situadas a lo largo de un río o quebrada. Usualmente se construían en terrenos altos rodeados de chacras, como medio de defensa ante posibles ataques. Sin embargo, las exigencias de defensa mutua y un deseo de sociabilidad llevaba a que las unidades domésticas se congregaran en vecindades vinculadas de manera suelta. Los relatos más antiguos en español cuentan que en ellas habitaban entre 250 y 300 personas (Ross 1976: 68. En: Brown 1984: 24).
Una alianza local de jibarías formaba un grupo local o vecindad. Los miembros de un grupo local se ayudaban mutuamente en labores de cierta envergadura, tales como la construcción de una casa o la limpieza de una nueva chacra, y compartían invitaciones a tertulias y fiestas religiosas. Generalmente, los encuentros entre comunidades ocurrían en las grandes fiestas.
Los factores que las unían eran el parentesco y el matrimonio. Una unidad domestica típica o jibaría consistía en un varón, una o más esposas, y sus hijos e hijas. En la familia nuclear independiente y en la familia poligínica independiente el varón era el cabeza de familia, y con su nombre se identificaba a toda la casa. Existían también unidades domésticas extensas compuestas por un varón, su esposa o esposas y las hijas casadas con sus esposos e hijos. En estos casos, el cabeza de familia era el hombre mayor, al que llamaban kakajam (“gran hombre”). La fortaleza y bienestar de una jibaría dependía de la habilidad del kakajam para organizar y hacer efectivas las obligaciones que se le debían, y de mantener y formar alianzas para asegurar su territorio y proteger a sus habitantes contra invasiones guerreras (Bant 1994).
Matrimonio
Los Awajún distinguen entre parientes cercanos y parientes lejanos, y entre estos últimos se consideraba adecuado el matrimonio. La regla matrimonial daba preferencia a los parientes lejanos, primos cruzados bilaterales reales o clasificatorios: la hija del hermano de la madre o la hija de la hermana del padre. Desde el punto de vista de los suegros, el sobrino cruzado (aweg) era la mejor elección, porque pensaban: ¿Cómo no me va a servir bien el hijo de mi propia/o hermana/o? (Bant 1999). Asimismo, existía la regla del levirato, según la cual, cuando muere un hombre, su hermano mayor tiene el derecho de casarse con la viuda después de un periodo de luto.
El varón era quien se acercaba a la mujer o hablaba con el padre para que le concediera a su hija. A menudo no se consultaba la opinión de la futura esposa, y ello podía ser fuente de conflicto. Las uniones conyugales eran muy frágiles durante los primeros años debido a que, con frecuencia, los jóvenes no se adaptaban a su pareja. Las dos únicas formas en que un hombre podía conseguir esposa sin tener que trabajar para el suegro eran casándose con una huérfana o robando una mujer.
El futuro esposo debía realizar el servicio de la novia, es decir, residir en la casa de los suegros durante unos años, etapa durante la cual estaba bajo la autoridad del suegro. Cuando la pareja podía construirse una casa, se instalaba por separado y formaba una nueva unidad neolocal cerca de la casa del padre del esposo. Esto no constituía un cambio dramático para la mujer porque, por lo general, la esposa estaba emparentada con el grupo del marido. El cambio de residencia, además, era un hecho recurrente en la vida familiar, pues cada cinco a quince años se construía una nueva casa y se abrían chacras en otro lugar.
El matrimonio marcaba el ingreso a la edad adulta para ambos cónyuges. A las mujeres las hacía esposas y madres. Para el hombre, el matrimonio significaba recibir una mujer que estaría bajo su autoridad y le daría hijos que más tarde le permitirían formar una unidad familiar extensa. De ahí la importancia que tenía para los varones conseguir una esposa. En efecto, estar casado resultaba indispensable para ingresar al círculo de los varones, ya que ello dependía, en gran medida, de la posibilidad de invitar a los vecinos a consumir masato, bebida ligeramente alcohólica a base de yuca preparada por la mujer.
Dentro del matrimonio existía un fuerte desbalance: el varón tenía la posibilidad de rechazar a una esposa por ser ociosa, adúltera o, simplemente, vieja, lo que determinaba que la esposa debiera irse a la casa de un pariente; en cambio, la mujer no tenía libertad para romper un matrimonio insatisfactorio.
Si bien ella podía irse a la casa de sus padres, el marido tenía el derecho de buscarla y obligarla a regresar. La familia, en general, no se inmiscuía, excepto cuando se trataba de matrimonios muy recientes. En cambio, si se trataba de una unión de muchos años y los parientes de la mujer no acudían en su ayuda, sus únicas posibilidades eran huir con otro hombre o suicidarse.
Se practicaba la poliginia aunque, por lo general, esta se restringía a los varones de mayor prestigio. Había una preferencia por la poliginia sororal, es decir, que las esposas fueran hermanas entre sí. Facilitaba esta situación el que el varón debiera vivir en la casa de los suegros durante unos años: si probaba que era un buen yerno, podía aspirar a que se le cediese otra hija.
También se daba la poliginia con mujeres que no eran hermanas, el matrimonio con una mujer no emparentada, con una huérfana o con una mujer robada de otro grupo (Brown 1984: 85). Las uniones poligámicas implicaban reconocerles a los hombres un derecho que se les negaba a las mujeres: mientras estas últimas no podían sostener relaciones fuera del matrimonio, ellos podían hacerlo si así lo deseaban.
En resumen, el patrón de filiación era equilibrado, ya que consideraba tanto el lado femenino como el masculino. En cuanto al lugar de residencia, eran los varones quienes decidían dónde residiría la pareja al separarse de la casa paterna. Sin embargo, el hecho de que la pareja recién constituida habitara en la casa del padre de la novia permitía que la mujer contase con ayuda de su familia, así como protección en caso de conflicto durante los primeros años. Por otro lado, cuando se cumplía la regla del matrimonio con el primo cruzado, la mujer estaba emparentada con los miembros de la jibaría de su esposo, lo que le aseguraba la protección de sus familiares.
Puede afirmarse que los patrones de filiación y residencia otorgaban a las mujeres la posibilidad de construir alianzas con sus parientes femeninos y masculinos, así como avanzar en el logro de sus intereses. Sin embargo, el matrimonio implicaba un fuerte desbalance entre los géneros, debido a la costumbre de robar esposas, la férrea autoridad ejercida por el varón, la práctica de la poliginia y el hecho de que el servicio de la novia brindaba a los varones la posibilidad de constituir grupos de guerra y de trabajo con sus hijos y yernos.
1.2.2 Género y cosmovisión
La división sexual del trabajo organizaba la producción en actividades masculinas y femeninas. Aunque en las actividades femeninas (crianza de hijos, animales y plantas, y fabricación de cerámica, entre otras) y masculinas (guerra, caza, pesca, fabricación de herramientas, canastas y tejidos, y construcción de viviendas, entre otras) participaban personas del sexo opuesto en alguna etapa del proceso, el producto se consideraba como “de hombres” o “de mujeres”. Esta separación conceptual de las actividades estaba siempre presente en el discurso de los Awajún (Bant 1999: 87) y se reflejaba en su simbolismo religioso, que se caracterizaba por la estricta separación de los espíritus femeninos y los masculinos. Los dioses principales eran nugkui (espíritu de la tierra), etsa (sol) y tsutki (espíritu del río y fuente de poderes chamánicos) (Brown 1984: 29-35). Nunkui es la divinidad asociada a lo femenino,
Etsa se asimila a lo masculino y tsutki está vinculado a ambos géneros y al poder chamánico que puede ser detentado tanto por hombres como por mujeres que deseen desarrollar sus capacidades visionarias. Las creencias religiosas tradicionales enfatizaban el contacto directo con el mundo espiritual -con prescindencia de la mediación de especialistas religiosos- con la ayuda de alucinógenos. En efecto, desde el punto de vista Awajún, cada ser humano debía buscar el conocimiento de su propio destino por medio de su esfuerzo personal, y lo lograba recurriendo a plantas alucinógenas (ayahuasca, poé y tabaco). La fuerza y el conocimiento transmitidos por las visiones permitían que las personas de ambos géneros orienten su futuro e, igualmente, adquieran habilidades tales como el manejo de cantos rituales, el cultivo de la chacra o la cacería de animales. También promovían su salud, su éxito y su popularidad. Las caídas de agua eran los lugares reservados para las visiones de los hombres, mientras que los huertos eran los de las mujeres. Las actividades religiosas de los hombres ponían el acento en la lucha y la caza; los rituales de las mujeres, en el cultivo y en la fertilidad de las chacras.
1.2.3 Ciclos de vida femenino y masculino
Hombres y mujeres socializaban de manera similar hasta los seis años. Durante la primera infancia, los niños permanecían cerca de la madre y se dedicaban, principalmente, al juego. Entre los seis y los diez años, los niños varones cambiaban de orientación y se acercaban al padre. A partir de los once años se congregaban en pandillas de amigos y, a veces, organizaban viajes al monte para cazar pájaros. El padre empezaba a mostrar mayor interés en su desarrollo y a llevarlo consigo a pescar y a cazar.
Al llegar a la pubertad, los niños debían pasar por un periodo de varios meses de vida de pureza y sacrificio personal, durante el cual consumían alucinógenos (poé y ayahuasca) y tenían visiones que les permitían encontrarse con un ajutap (el dios tutelar que los protegería en su vida) y convertirse en waymaku, alguien que ha tenido una visión. La búsqueda de visiones se daba en lugares alejados y de manera individual.
Participar en una excursión contra un grupo enemigo y adquirir un tsantsa era necesario para que el hombre gane prestigio social, realice todo su potencial espiritual dentro de su sistema de creencias religiosas y para que pueda buscar esposa.
Un varón adulto iniciaba el proceso de acumulación de prestigio a través de su participación en excursiones guerreras y en trabajos comunales, y mediante invitaciones a masatear (tomar masato). Este proceso culminaba cuando tenía yernos bajo su autoridad y se convertía en jefe de una unidad doméstica extensa.
El nacimiento de una niña era bien recibido, y se la trataba con tanto afecto como a los niños. Sin embargo, la niña era iniciada tempranamente en las tareas femeninas: a los cuatro o cinco años se esperaba que cuide a un hermano menor; y a los siete u ocho ayudaba a su madre en la chacra, acarreaba agua y, ocasionalmente, servía el masato a su padre, hermanos mayores o visitantes. La mujer contribuía a la unidad doméstica a una edad más temprana que el varón.
Después de la primera menstruación, se celebraba una fiesta de iniciación en el poblado. La adquisición de la fuerza y el poder femeninos estaba asociada principalmente con las visiones de Nunkui, el arutam (divinidad o dios tutelar) que transformaba a la muchacha en una mujer fértil, valiente y en una hábil cultivadora (Belaúnde 2005).
Cuando la niña llegaba a los once o doce años, comenzaba a atraer la atención de los hombres mayores. Una mujer joven debía ser cuidadosa para no dañar sus perspectivas de matrimonio. Generalmente se casaba a los catorce años, aunque, en algunos casos, lo hacía a los once. Cuando una joven se emparejaba, dejaba de trabajar en el huerto de su madre y disponía de una chacra para su propio uso. No obstante, si se casaba a una edad muy temprana, continuaba su educación tradicional en las técnicas de cultivo junto a su madre hasta que fuese capaz de cultivar el huerto por sí sola.
Una mujer recién casada era honrada mediante la ceremonia Nuwatsagku (Karsten 1935: 191-207. En Brown 1984: 30). En esta fiesta, la mujer tomaba jugo de tabaco para tener visiones con las que podría lograr que su chacra prospere. En ese momento, recibía las piedras nantag, objeto de grandes cuidados y secretos, utilizadas para promover el crecimiento de las plantas en las chacras, especialmente el de la yuca (Belaúnde 2005: 123).
Desde la perspectiva Awajún, las cualidades más apreciadas en una mujer eran que fuese trabajadora, que supiera cultivar la chacra y criar animales, que no tuviera un historial muy amplio de aventuras amorosas y que fuera atractiva físicamente. El conocimiento de las plantas medicinales, el tratamiento de enfermedades menores y la magia de la chacra eran saberes muy cotizados y respetados. Las mujeres adultas que llegaban a la menopausia se encontraban en una posición más favorable que las más jóvenes, ya que tenían hijas que la ayudaban en las tareas más pesadas y yernos que acarreaban el agua por ella y la abastecían de carne fresca y artículos silvestres. Las mujeres mayores, especialmente las viudas, tenían mayor libertad para hacer bromas a los hombres y para ir de visita a otras casas sin levantar sospechas de adulterio.
1.2.4 Género y producción
Tanto los hombres como las mujeres de la familia participaban en las tareas de subsistencia. A los hombres les correspondía la caza, la pesca, la roza de las chacras, el tejido, la cestería, y la confección de armas y herramientas.
Las mujeres se ocupaban de la chacra, el huerto, la producción de cerámica, la cocina, la elaboración de masato y el cuidado de los niños. El trabajo femenino implicaba un esfuerzo diario y sostenido, mientras que las tareas masculinas eran más esporádicas.
Se trataba de un ordenamiento recíproco y complementario: los hombres necesitaban a las mujeres para las tareas agrícolas, que proveían de yuca y otras plantas comestibles; y las mujeres, por su parte, necesitaban a los hombres para cargar la leña, preparar la chacra y aprovisionar carne. En la práctica, la mujer y el varón adultos no podían vivir solos, razón por la cual, ante el divorcio o la muerte de un miembro de la pareja, el que quedaba solo estaba obligado a vincularse con otra unidad doméstica.
Los miembros de un grupo local se ayudaban mutuamente en aquellas labores que demandaban un gran esfuerzo, como por ejemplo la construcción de una casa o la limpieza de una nueva chacra. Asimismo, compartían invitaciones a tertulias y fiestas religiosas. Las mujeres participaban en estas actividades preparando y sirviendo la comida y, sobre todo, el masato, indispensable en las tareas colectivas.
El masato no solo constituía parte de la dieta diaria, sino que, además, desempeñaba un importante papel en el patrón de invitaciones mutuas entre los hombres, así como en el trabajo comunal y las celebraciones de pre y posguerra. La yuca, base del masato, le pertenecía a la mujer, que la usaba en parte como alimento para ella y sus hijos y, en mayor medida, para su esposo, que la necesitaba para crear y reforzar sus relaciones con otros hombres.
Así, a mayor número de esposas, más aliados podía invitar un hombre a su casa para beber masato (Heise et. Al. 1999). Por esta razón, una predisposición positiva de la esposa hacia el lazo marital era de gran importancia para el éxito social del hombre.
En suma, la producción de alimentos era un ámbito en el que los intereses de mujeres y varones coincidían, porque ellos la necesitaban para crear y mantener sus redes sociales. Tal situación proveía a las mujeres de un punto de partida para ejercer mayor poder de negociación en las relaciones familiares y grupales, dominadas, principalmente, por los intereses de los hombres (Bant 1994).
Las mujeres casadas no tenían la obligación de colaborar entre ellas ni de distribuir sus productos entre todos los miembros del grupo doméstico. Las obligaciones de hombres y mujeres, en este punto, eran asimétricas: el hombre producía para sus afines, incluyendo a su esposa; en cambio, la mujer producía solo para su familia nuclear, su esposo e hijos. Sin embargo, la obligación del varón era temporal: duraba solo hasta que se independizaba del suegro; en tanto que la obligación de la mujer frente a su esposo e hijos, hasta que se casaran, era permanente (Collier, 1988 en: Bant 1994). En consecuencia, mientras que el padre de una joven que se casaba aliviaba su carga laboral por la llegada de un yerno, la madre de la misma joven perdía una ayuda porque la hija, aunque se quedaba en casa, ahora producía solo para su familia nuclear.
Las formas de cooperación entre las mujeres no eran tan elaboradas como las de los hombres. Existía la ayuda mutua y el intercambio de bienes entre mujeres casadas, principalmente consanguíneas; e, igualmente, las hijas solteras ayudaban a sus madres. Una mujer realizaba sus labores diarias en compañía de su madre y de sus hermanas. Sin embargo, no cooperaban para realizar una producción común: cada mujer tenía su propia chacra y su hogar en la casa familiar extendida, y producía, en primer lugar, para su esposo y sus niños (Heise et Al. 1999).
En la esfera productiva las mujeres eran más prestigiosas, conservaban áreas de autonomía y tenían poder de decisión (Bant 1994: 95). Ellas monopolizaban los saberes asociados con el cultivo de los alimentos y con las plantas medicinales utilizadas en el cuidado de la salud y en las enfermedades que no se asociaban con la hechicería. Por otro lado, se les atribuía conocimientos sobre salud reproductiva, como la preparación de pociones para evitar la menstruación y la concepción, el cuidado de embarazos y partos, y las dolencias asociadas con el amamantamiento. En consecuencia, podían usar su posición estratégica en la producción alimentaria y sus conocimientos de medicina y magia como espacios de maniobra para alcanzar sus intereses dentro de la comunidad.
1.2.5 Género y política
En la sociedad Awajún no existía un jefe que regulase la vida diaria de toda la comunidad; los problemas eran solucionados por cada jefe de familia. Solamente en circunstancias de guerra surgía un líder general del grupo, que ganaba tal posición a través de la demostración de su fuerza, valentía y liderazgo. Asimismo, el hombre ganaba autoridad mediante sus habilidades chamánicas, su capacidad de trabajo y la acumulación de familiares sujetos a él. El desarrollo de la influencia política de un hombre estaba estrechamente vinculado con el tamaño de su unidad doméstica: junto con sus yernos e hijos adultos, el hombre formaba una facción formidable dentro de la comunidad (Brown 1984: 54-56). Sin embargo, a pesar de su título y de sus redes de parentesco, el poder coercitivo del líder era relativamente modesto porque no podía imponer su voluntad, solo podía tratar de convencer.
Tanto la posición de jefe de familia como la de líder guerrero eran ocupadas exclusivamente por varones. Ellos controlaban las decisiones grupales, lo que contribuía a perpetuar su dominación. Sin embargo, las mujeres conservaban cierto poder de negociación a partir de su control de la producción de alimentos, de su rol como mediadoras en los conflictos entre los grupos, de sus poderes chamánicos asociados con las deidades femeninas y de sus conocimientos médicos. En otras palabras, las mujeres practicaban formas de resistencia y mantenían áreas de autonomía, esferas en las que tenía poder de decisión y podían influir en el grupo (Bant 1994: 95).
1.2.6 Tensiones entre los géneros
Los conflictos entre los géneros fluctuaban entre las separaciones, la infidelidad femenina, la violencia doméstica y la poligamia. La respuesta era el ejercicio de la violencia del hombre contra la mujer. Para los hombres Awajún, el control de la libertad de movimiento y de la conducta de sus mujeres era parte de sus prerrogativas. Las mujeres tenían que mostrarse circunspectas frente a otros hombres. Entre las acusaciones más comunes estaban el que se pasearan de casa en casa y que se rieran demasiado durante el masateo; en otras palabras, que mostraran un comportamiento “ligero”.
Como las mujeres no tenían derecho a poner fin al matrimonio, una de sus alternativas era huir con otro hombre. La fuga de una mujer casada era un acontecimiento serio que afectaba a todos. Cuando la comunidad se daba cuenta del hecho, los hombres perseguían a la pareja para recuperar a la mujer y castigar a ambos. Con suerte, los fugitivos llegaban a otra aldea donde uno de ellos tuviera algún pariente que los acogiese. Pero, si los hombres de la comunidad los hallaban, la mujer era arrastrada a su población, donde era violentamente castigada: generalmente, se le cortaba el cuero cabelludo, de modo que la cicatriz consecuente fuese una señal perenne de su conducta infiel.
El hecho de que las disputas entre los hombres surgieran por una acusación de infidelidad o la huida de una mujer traía dos consecuencias: en primer término, las mujeres podían ser acusadas -y castigadas- porque se las percibía como causantes de peleas entre los hombres; y, en segundo lugar, las mujeres, a falta de otros recursos, trataban de imponerse con la amenaza de irse con otro hombre. Estos argumentos aparecen insistentemente tanto en la tradición oral como en la mitología amazónica, en las que, a menudo, las mujeres son representadas como causantes de las luchas entre los varones y como personas interesadas que optan entre maridos y amantes según la capacidad de cada uno de satisfacer sus expectativas.
Por su parte, el suicidio era una práctica común en la sociedad Awajún. Entre los hombres ocurría cuando se les negaba la posibilidad de casarse con una mujer6 o cuando cometían alguna falta que les acarreaba la desaprobación de la comunidad. Entre las mujeres, se asociaba con el pesar por la muerte de un ser querido o con la presión familiar para casarse con alguien que no era de su gusto; o constituía una forma de protesta frente a un marido que la maltrataba o planeaba tomar otra esposa (Brown 1986, Bant 1999, Belaúnde 2005).
Existen indicios de que la amenaza de suicidio era un medio femenino de ejercer presión sobre el marido y sobre sus parientes cercanos masculinos. Generalmente, por este medio trataban de lograr que sus parientes masculinos acepten su negativa a casarse o su pedido de divorciarse, o que su esposo desista de su intención de tomar una segunda mujer. Estos propósitos podían revestir tal importancia para la mujer, que incluso ameritaban poner en riesgo su propia vida con tal de alcanzarlos. Bant (199: 94) sugiere que la amenaza o intento de suicidio podría considerarse como un importante mecanismo social por el que las mujeres entraban en el ámbito de la política en una sociedad en que la mayoría de las decisiones eran tomadas por los hombres.
1.3 Salud reproductiva
La revisión del material etnográfico existente ha permitido reconstruir las creencias de la cultura Awajún sobre el origen de las enfermedades y la manera de tratarlas, la clasificación de las enfermedades asociadas con la fertilidad, las fórmulas para evitar o propiciar la concepción, el embarazo, y las prácticas relacionadas con el parto, el puerperio y la lactancia.
1.3.1 El origen de las enfermedades y sus expertos
De acuerdo con el sistema de conocimientos médicos de la cultura Awajún tradicional, las enfermedades podían ser causadas por accidentes, fallas en el funcionamiento corporal o por brujería.
A las personas adultas, especialmente a las mujeres, se les buscaba expresamente para pedirles consejo y asistencia médica. Las mujeres estaban a cargo de las plantas medicinales y las ancianas, generalmente, tenían la reputación de haber acumulado más variedades de plantas y mayores conocimientos sobre su preparación y uso. Asimismo, ellas tenían más experiencia con las enfermedades propias del embarazo y del parto. Mientras que toda mujer mayor era considerada poseedora de algún conocimiento médico, algunas eran particularmente solicitadas como expertas en medicinas.
Por lo general, cuando una enfermedad seria atacaba a una persona, se pensaba que detrás de ella había brujería, por lo que se recurría al chamán. El curandero o curandera chamán o iwhishin era un importante integrante de la sociedad Awajún, reconocido públicamente como capaz de causar o aliviar una enfermedad. Según las creencias locales, los brujos podían, secretamente, introducir pequeñísimos dardos en los cuerpos de sus víctimas, que supuraban y producían el mal (Brown 1990: 66). En esos casos se recurría al iwhishin para su diagnóstico y cura. Con este fin, el experto bebía una infusión de alucinógenos datem (banisteriopsis Chapi) y yayi (B: Cabreraza) a fin de entrar en el trance que le permitiría buscar los dardos en el cuerpo del paciente y extirparlos.
Al parecer, los tabúes alimenticios tenían un papel importante en el cuidado de las enfermedades, el control de la fertilidad, el puerperio y el amamantamiento. La observación de estrictas prohibiciones dietéticas acompañaba el uso de plantas medicinales y plantas controladoras de la concepción, el embarazo, el puerperio y la lactancia.
1.3.2 Concepción y fertilidad
De acuerdo con la mitología Awajún, en cada periodo menstrual un ser poderoso llamado Etse cortaba el útero de las mujeres, lo que causaba el derramamiento de sangre y posibilitaba el embarazo (Belaúnde 2005: 118). Durante la menstruación las mujeres se encontraban en estado de impureza, y los hombres debían evitarlas para no inhalar su Etse y así debilitarse. Se consideraba que el primer periodo menstrual de una joven se producía después de haber tenido relaciones sexuales, pues estas abrían el útero y permitían que la mujer quedase embarazada. La concepción tenía lugar cuando, mediante el coito, un hombre introducía en el útero de una mujer un feto no desarrollado bajo la forma de semen. Durante el periodo de gestación la mujer alimentaba al semen con su sangre para que desarrolle y se convierta en un bebé.
La conclusión de Elois Ann Berlin (1980), quien realizó un estudio etnográfico sobre el control de la fertilidad entre los Awajún, es que esta nación poseía una sofisticada comprensión de los procesos reproductivos, así como un sistema de manejo y control de la fertilidad basado en derivados de plantas, que pueden dividirse en seis categorías generales: anticonceptivos, antimenstruantes, abortivos, afrodisíacos, activadores y auxiliantes de partos.
La sociedad Awajún consideraba que tanto el hombre como la mujer contribuían físicamente a la concepción, y que ambos podían modificar la fertilidad, aunque de maneras diferentes. Así, la manipulación de la reproducción en el hombre se limitaba a disminuir o aumentar la frecuencia de sus relaciones sexuales, porque ello, a su vez, disminuía o aumentaba las posibilidades de embarazo. El incremento de la respuesta sexual masculina se lograba mediante el uso de afrodisíacos, el más común de los cuales era la corteza de chuchuwasi hervida y consumida como infusión. Se consideraba que dicha bebida acentuaba la excitación sexual e incrementaba la potencia para repetir el acto sexual. En sentido contrario, los hombres solo podían disminuir las posibilidades de embarazo a través de la abstinencia.
Por su parte, las mujeres podían manipular la fertilidad mediante el uso de drogas, que causaban dos tipos de efectos: el control voluntario de la concepción y la eliminación, también voluntaria, de la menstruación. Los efectos deseados eran la amenorrea y la esterilidad reversible. Las plantas utilizadas para controlar la fertilidad eran la súa (Genipa americana), el jengibre (Zingiber oficinale), la jícama (áchyrrhizus tuberosus) y varias especies de Carex y Cyperus. Se administraban por vía rectal, desde donde se difundían por el organismo.
La planta considerada como más efectiva para producir amenorrea era el búkuchap ajeg (Carex spp o Cyperus spp). Se suponía que, después de ser consumida, el flujo menstrual cesaba y el útero se secaba. De otro lado, el katsútai ájeg suspendía la menstruación durante un tiempo prolongado, y no existía un consenso general sobre si también funcionaba como anticonceptivo.
Entre los anticonceptivos, el súa (Genipa americana) era considerado como el más efectivo. El anticonceptivo mencionado con más frecuencia era el kaga ajeg (Zingiber oficinales). Se creía que, después de usar esta planta, el útero se secaba y se endurecía a semejanza de la carne ahumada. El Uchig mátai pijiptg, otro tipo de Carex Cyperus, era utilizado para revertir los efectos de los anticonceptivos previamente utilizados a fin de lograr un embarazo.
De todos abortivos, solo las semillas de la jícama nabáu (Pachayrhizus tuberosus) eran consideradas efectivas. Por ser muy venenosas, se las usaba con gran precaución: una sobredosis podía causar la muerte.
1.3.3 Embarazo y parto
La mujer Awajún sospechaba que estaba embarazada cuando llevaba tres meses sin haber menstruado o cuando sentía que el bebé se movía en su vientre. Su vida cotidiana no cambiaba mayormente. Los pocos tabúes asociados con el embarazo aparecían durante las últimas cuatro o seis semanas.
En ese momento, la mujer dejaba de tener relaciones sexuales con su esposo y se privaba de ciertos alimentos que podían causarle un aborto o hacerle daño al niño Se decía que una mujer embarazada no debía comer mucho porque el feto engordaría y ello dificultaría el parto. El esposo no tenía que respetar tabúes alimenticios hasta que el niño naciera.
Asimismo, se consideraba que, si bien el feto tenía alma desde la gestación, sus posibilidades de movimiento eran muy limitadas, y podía morir fácilmente por aborto espontáneo (o usupagbau). Inmediatamente después de nacer, la condición del niño era aún muy débil, debido a que su alma no estaba bien fijada a su cuerpo y podía ser asustada por experiencias negativas o injuriada por espíritus. El alma del infante estaba muy unida a la de sus padres, razón por la cual estos debían observar una serie de restricciones en sus actividades diarias y seguir una dieta especial con el fin de protegerlo (Brown 194: 174-5).
En su trabajo etnográfico, Brown da cuenta de las enfermedades asociadas con el embarazo y el parto entre las poblaciones Awajún del Alto Mayo en la década del setenta del siglo pasado: el Waitiya dapu, que se manifiesta con un fuerte dolor abdominal en la mujer embarazada; y el Ikichi dapu, consistente en dolores agudos en el abdomen y sangrado luego de dar a luz. Estas dolencias se contraían cuando otra mujer les echaba mal de ojo, y se curaban mediante la identificación de la culpable, a quien se le forzaba a revertir el daño. Finalmente, el Usupagbau (aborto) consistía en dolores de estómago o abdominales causados por la insatisfacción del deseo de ingerir un cierto alimento. Participaban en la curación varios miembros de la familia.
Si bien no existe una investigación exhaustiva sobre las prácticas del parto y sobre la mortalidad materna entre los pueblos amazónicos, sí se cuenta con estudios de casos e información dispersa o anecdótica.
De acuerdo con la información recogida, al igual que en otras etnias de la Amazonía, las mujeres Awajún solían parir solas o con la ayuda de su madre y una mujer cercana a ellas (Belaúnde 2005: 121). Se preparaba una barra horizontal atada a dos palos, a la cual la mujer, en cuclillas, se sujetaba. Se la ayudaba con masajes en el vientre y hierbas que aceleraban el parto, tales como una infusión preparada con una mezcla de mayanch y un tipo de jenjibre llamado esek. También se masticaban pequeñas porciones de la raíz y se frotaba la pulpa por la rabadilla para aminorar el dolor. En el caso de que el bebé estuviera en mala posición, se le daba a la madre el ikish ájeg en forma de té y se llamaba a una mujer anciana con experiencia para ayudar a colocar al feto en la posición adecuada para el alumbramiento (Brown 1984: 184). Luego del parto, las mujeres Awajún descansaban de dos a siete días en su casa, durmiendo junto al fuego y cuidando a su recién nacido.
Después del parto, ciertas plantas podían ser combinadas en enemas para lograr efectos particulares: el ikish ajeg ayudaba a regresar el útero a su tamaño normal y reducía la hemorragia (ikish = abdomen); el Ñagki pijipig (Carex sp) se utilizaba para controlar la hemorragia posparto; y el más fuerte, el Ñantu o pijipig (Carex sp), que significa juncia de luna, controlaba las hemorragias anormales, como aquellas que resultan de la retención de pedazos de placenta.
1.3.4 Lactancia
Los Awajún consideraban que la madre aseguraba la salud del niño a través de la lactancia, porque, de esa manera, le transmitía todos los alimentos que ella consumía. Por esta razón, la lactancia era percibida como indispensable para la salud del recién nacido, que así sería sano, fuerte, gordo, bello. Por el contrario, quien no recibía leche materna sería desnutrido, flaquito, calladito, enfermizo, dañadito. La madre que podía dar de lactar y no lo hacía era considerada mala, y su decisión podía traer riesgos para su propia salud, como hinchazón o dolor de senos, fiebre y riesgos aun mayores. Sin embargo, se reconocía la posibilidad de que algunas madres no pudieran dar de lactar a sus bebés, ya sea porque no tenían suficiente leche, por tener heridas en los senos, por tener muntsu dapu (senos adoloridos mientras amamantan) o por mal de ojo.
Capítulo 2. La Sociedad Awajún actual
2.1 Aspectos generales
La transformación de la sociedad Awajún ha seguido el ritmo de los cambios de la sociedad nacional. Los primeros contactos se dieron con las misiones jesuíticas en los siglos XVII y XVIII, aunque estas no fueron particularmente exitosas. Ante una sucesión de fracasos, en 1704 se prohibió a los jesuitas continuar con su labor misionera entre estas poblaciones. La guerra de independencia en el siglo XIX interrumpió la acción misionera en la selva, y los Jíbaros quedaron desconectados del resto del país hasta mediados de ese mismo siglo. En 1865, el Gobierno peruano estableció una colonia agrícola en Borja (Loreto), destruida un año después por un ataque de los Aguaruna Huambisa.
A inicios del siglo XX, el comercio cauchero afectó a los Awajún en menor medida que a otras etnias como los Yagua, los Bororo y los Shipibo. El trabajo de los integrantes de estos grupos como peones y el intercambio de madera, pieles y frutos del bosque por armas y otros productos manufacturados fue la forma predominante de relación entre ellos y los colonos criollos y los comerciantes de Rioja y Moyobamba.
Durante el siglo XX, la sociedad Awajún fue abandonando sus prácticas guerreras debido a que el Estado nacional fue asumiendo el control del uso de la violencia. Varias etnias, que estaban en guerra constante, en la actualidad están unidas en federaciones multiétnicas, como el Consejo Awajún- Huambisa en el Alto Marañón (Paredes 2005: 24).
En 1925 se estableció en la zona una misión protestante nazarena. En 1947, el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) envió un grupo de lingüistas al territorio Awajún, quienes llevaron a cabo su obra de evangelización y, al mismo tiempo, de formación de profesores bilingües entre la población. En 1949 se estableció una misión jesuítica en Chiriaco (actual capital del distrito de Imaza, provincia de Bagua, Amazonas). En el año 1953 se creó la primera Escuela Primaria Bilingüe y, en 1972, se implantó oficialmente esta modalidad educativa. Así, llegaron los primeros maestros Awajún bilingües, quienes expandieron la doctrina evangélica a lo largo de la década del setenta.
En los años ochenta la mayoría de la población Awajún se declaraba cristiana, aunque había reinterpretado esta religión de acuerdo con su particular visión del mundo. Adicionalmente, en la actualidad también se verifica la presencia de grupos otros religiosos: católicos, nazarenos, evangélicos, adventistas, sabatistas e israelistas, algunos de los cuales desarrollan, además de las labores pastorales y evangelizadoras, labores educativas, sanitarias, promocionales, asistenciales y de asesoría, ejerciendo influencia en la marcha de las comunidades y sus organizaciones.
En la década del setenta, el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS) y el Ministerio de Agricultura emprendieron diversas campañas para capacitar y ayudar a que los Awajún del Alto Mayo introduzcan cultivos destinados al mercado, lo que significó un cambio radical en el sistema productivo. Asimismo, a partir de 1970, muchos Awajún trabajaron en la construcción del oleoducto transandino y de la carretera Olmos–Río Marañón lo que, junto con un programa de colonización militar, permitió una fuerte penetración de la sociedad occidental. La carretera marginal volvió accesible el territorio Awajún, y trajo consigo un flujo migratorio de colonos provenientes de Cajamarca y Amazonas, quienes ejercieron una fuerte presión sobre la tierra y los recursos de los Awajún del Alto Mayo.
Todos los cambios señalados afectaron decisivamente los patrones de asentamiento, la organización política, la educación, la cosmovisión local y la socialización de niños y niñas del pueblo Awajún. Dichas transformaciones, a su vez, incidieron en las relaciones e identidades de género. Actualmente, los grupos que habitan en el departamento de San Martín están integrados al sistema de carreteras, lo cual “ha modificado de manera significativa sus patrones productivos y los sistemas de aprovechamiento de los recursos naturales.
Han incluido formas de producción agrícola mas intensivas, ganadería, y están más integrados a los mercados de tierras y capitales”. Por otro lado, existe también un intenso flujo de migrantes provenientes de la sierra y otras regiones, quienes, igualmente, ejercen una fuerte presión poblacional. Todas estas migraciones han generado un gradual mestizaje.
En consecuencia, en la actualidad las poblaciones Awajún de San Martín están atravesando por un proceso de urbanización que está cambiando la cultura local. En contraste con la situación de San Martín, las poblaciones Awajún del departamento de Amazonas que habitan en la zona fronteriza se han mantenido aisladas hasta fechas más recientes, y se dedican principalmente a la agricultura. Se trata de un espacio mucho más “cerrado” al ingreso de la población foránea debido a las dificultades de comunicación: las vías de acceso a dichas comunidades son muy escasas. La carretera tan solo llega hasta Nieva, capital del distrito de Santa María de Nieva. Desde esta capital solo se puede acceder a los pueblos por vía fluvial, medio muy costoso e irregular, puesto que no existen horarios establecidos, además de peligroso en tiempos de lluvia. Los medios de transporte fluvial más rápidos son inaccesibles a la mayoría de la población indígena por sus elevados precios. Sin embargo, pese a que existe una sola vía de acceso, la población de dichas comunidades no se encuentra totalmente aislada; existe cierta movilidad, especialmente entre los varones, quienes se desplazan principalmente a Nieva, Bagua Chica, Chiclayo y Lima para realizar trabajos temporales.
A partir de la década del setenta, la población Awajún empezó a conformar organizaciones. Así, en 1977 se fundó el Consejo Aguaruna y Huambisa (CAH). En los años ochenta surgieron nuevas federaciones como la Organización Central de Comunidades Aguarunas del Alto Marañón (OCCAAM), la Federación de Comunidades Huambisa del Río Santiago (FECORHSA), la Federación de Comunidades Nativas Aguarunas del Río Nieva (FECONARIN), la Organización Central de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (ODECOFROC) y la Federación de Comunidades Aguarunas del Río Domingusa (FAD). Estas organizaciones, a su vez, estaban afiliadas a la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) o a la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP), las dos asociaciones nativas con nivel nacional. Recientemente se han creado la Organización de Desarrollo de las Comunidades de Alto Comainas (ODECUAC) y la Organización de Desarrollo de las Comunidades Indígenas Numpatkaim y Alto Comaina (ODECINAC). Sin embargo, estas asociaciones se han fraccionado por desavenencias entre los líderes políticos; y, al mismo tiempo, su legitimidad se ha deteriorado debido a fallas de las dirigencias, y a que las autoridades estatales se están validando como instancias que ofrecen servicios tangibles como, por ejemplo, servicios de salud y ayuda económica a través de la inscripción de las familias en JUNTOS, Programa Nacional de Apoyo Directo a los más Pobres. Por su parte, la participación femenina, paulatinamente, está ganando espacios, a pesar de la oposición de la población masculina y de las mujeres mayores. Así, en el año 2002 se fundó la Federación de Mujeres Aguarunas del Alto Marañón (FEMAAM) en el distrito de Imaza (provincia de Bagua, Amazonas), como una instancia de representación política para la defensa y reivindicación de las mujeres indígenas.
2.2 Cambios en el sistema de género Awajún
En los siguientes acápites describimos los cambios que ha atravesado el sistema de género Awajún durante las últimas décadas.
2.2.1 Familia y parentesco
Residencia: Los patrones de asentamiento han cambiado, y la tendencia actual consiste en formar núcleos poblados en los territorios de las comunidades reconocidas por ley, muchas de ellas ubicadas en las orillas de los ríos mayores (Paredes 2005).
Matrimonio: Para la década del setenta se había abandonado la regla del matrimonio entre primos cruzados, probablemente porque había pocas mujeres pertenecientes a esta categoría. En 1978, aproximadamente el 15% de las uniones eran poligámicas y, de estas uniones, el 64% eran poligamias sororales. En la actualidad ya no se encuentra este tipo de uniones, aunque las continúas denuncias de bigamia entre los varones llevan a pensar que no se ha renunciado totalmente a esta práctica.
La inestabilidad que caracteriza a las uniones conyugales ya se presentaba en el sistema tradicional. Los datos del Alto Mayo recogidos por Brown en 1978 indican que ya entonces existía un alto índice de separaciones y divorcios. Las disputas conyugales giraban en torno a las acusaciones de adulterio y a la negativa de la esposa a la pretensión del marido de tomar otra esposa. En la actualidad, estas se concentran en acusaciones de incumplimiento de las tareas domésticas por parte del varón hacia la mujer, infidelidad, bigamia, falta de cumplimiento de la obligación de mantener a los hijos y violencia por parte de la mujer hacia el varón.
2.2.2 Género y cosmovisión
La relación con la fe evangélica trajo como consecuencia el abandono de las bebidas alucinógenas. Persiste, sin embargo, la creencia en las habilidades mágicas de los chamanes, aunque, en la actualidad, se los asocia con prácticas negativas. De este modo se encuentra que, en muchos casos, las matanzas tradicionales han sido sustituidas por imputaciones de brujería. La acusación de recurrir a estas prácticas equivale a un ultimátum que condena a la persona al exilio. Si el acusado permanece en la comunidad, corre el riesgo de ser asesinado por sus vecinos (CARE; SAIPE; IPEDEHP; 2004).
2.2.3 Ciclos de vida femenino y masculino
En la actualidad, la educación bilingüe es parte integrante de la niñez Awajún. A partir de los seis o siete años, los niños y niñas ingresan a la escuela primaria. Ahí establecen sus primeros contactos con el idioma castellano y con la cultura nacional.
Las niñas van a la escuela a la misma edad que los niños aunque, hasta la década del ochenta, su educación formal se consideraba menos importante que la de un niño. Era común que los padres retirasen a sus hijas de la escuela porque necesitaban que cooperen en la casa o porque tenían miedo de que se enreden en aventuras románticas con los muchachos. Entre los Awajún de la región de Amazonas persisten las diferencias en el nivel de escolaridad de niños y niñas.
Los jóvenes ya no practican la mayoría de ritos de pasaje masculinos ni femeninos, ni creen en las antiguas deidades. La ruptura generacional es muy marcada debido a los cambios en el patrón de residencia y de producción.
En las comunidades Awajún más urbanizadas del Alto Mayo, los jóvenes de ambos sexos no practican la caza ni la pesca, no están familiarizados con las actividades agrícolas, no saben los nombres de la mayoría de especies de flora y fauna en su lengua materna y no adquieren destrezas vinculadas con las artesanías. En conjunto, han perdido los referentes del conocimiento marcado por género que caracterizaban a la cultura Awajún tradicional (Brown 1984: 143). Por lo general, las mujeres son más conservadoras en lo que a cultura se refiere que los hombres, lo que se explica porque tienen menos oportunidades de viajar a los pueblos mestizos e, incluso, a otras comunidades nativas. En las comunidades Awajún de la región Amazonas se mantienen patrones de vida más tradicionales; sin embargo, su creciente integración a las vías de comunicación los acerca más a los centros urbanos y propicia la migración de colonos mestizos.
2.2.4 Educación y escuela
La escuela formal empezó a instalarse en la sociedad Awajún en la década del cincuenta. Desde entonces, el Estado ha ido expandiendo los servicios educativos con la finalidad de que lleguen a toda la población. Sin embargo, existen diferencias de acuerdo con las facilidades de acceso a las comunidades. De este modo, entre las poblaciones Awajún del Alto Mayo y de San Martín se aprecian mayores niveles de escolaridad que en aquellas de la región Amazonas.
El proceso de integración a la educación formal ha sido más difícil para las mujeres que para los varones, debido a que la escuela se contrapone con los deberes domésticos de las niñas, al temor de los padres a que se envuelvan en aventuras amorosas, a que, en ocasiones, se convierten en madres siendo muy jóvenes y deben abandonar la escuela y, finalmente, al poco interés que, en general, existe con relación a la formación escolar de las niñas.
A pesar de estas dificultades, se observa que el porcentaje de niñas que va a la escuela ha crecido sostenidamente en las dos últimas décadas, de modo tal que, en la actualidad, la proporción entre mujeres y varones es equilibrada.
Sin embargo, no se cuenta con datos sobre deserción escolar ni sobre el número de años de estudio según el género. Es probable que la deserción femenina siga siendo más alta que el masculino dado que se conservan los patrones de maternidad temprana.
Igualmente, no se cuenta con datos de estudios técnicos o universitarios de la población Awajún. El Programa Frontera Selva, que se verá en detalle más adelante, implementó un programa de becas que consideraba especialmente a las mujeres. Sin embargo, aún no se han publicado sus resultados.
Las mujeres Awajún de los departamentos de Amazonas y San Martín reconocen que la mayoría de ellas cuenta con un bajo nivel educativo. Efectivamente, las zonas con población Awajún presentan altas tasas de analfabetismo femenino:
Por el contrario, las tasas de matrícula para el año 2004 en las zonas de intervención del Programa Frontera Selva denotan un alto porcentaje de inscripciones escolares tanto en varones (90% en Napo, 98.5% en Condorcanqui) como en mujeres (94% en Napo, 98.5% en Condorcanqui). Como se puede ver, incluso ocurre que en Napo el número de mujeres matriculadas supera al de varones. Sin embargo, las cifras no dan cuenta del grado de deserción escolar femenina.
2.2.5 Género y producción
En la década del setenta, el Ministerio de Agricultura y el SINAMOS propiciaron el cultivo de arroz y maíz como una alternativa para el desarrollo local, ya que se trataba de productos que podían ofrecerse a los mercados de la costa. En la actualidad se cultiva café en las zonas altas, arroz en las zonas bajas y se ha introducido el cacao y la soya. La agricultura comercial afectó los roles sexuales porque la responsabilidad de los nuevos cultivos y de su comercialización recayó en los hombres. Por su parte, las mujeres siguen estando a cargo de la agricultura de subsistencia, y si bien cultivan arroz, lo hacen en chacras de menos de una hectárea (Works 1984), y raramente participan en el cultivo de áreas mayores o en la comercialización del producto.
Aunque la producción de las mujeres sigue siendo vital para la dieta diaria, sus cultivos perdieron el valor y el prestigio de antaño al no participar en la economía de mercado y, por lo tanto, no generar ingresos monetarios.
El hecho de que los hombres controlen los cultivos dedicados al mercado así como su comercialización implica entrar en contacto con los mestizos y realizar actividades fuera de la comunidad.
Sin embargo, el rol de la mujer se han transformado, y ahora, además de ejercer las típicas actividades femeninas, las Awajún son también profesoras, técnicas sanitarias y comerciantes, además de desempeñar tareas dirigenciales como apus y vicepus (jefe y subjefe de la comunidad, respectivamente).
De manera similar, a los roles clásicos masculinos de caza y pesca, ahora se adicionan las ocupaciones de profesor, comerciante, motorista, dirigente indígena o trabajador del gobierno local. Los nuevos roles asumidos por el hombre y la mujer Awajún van acortando las brechas existentes anteriormente, y tienden a poner en crisis la legitimidad del varón como único jefe del hogar frente a la comunidad (CARE Perú 2007).
2.2.6 Género y política
La organización política del pueblo Awajún atravesó cambios importantes debido a que las aldeas locales debieron organizarse según la Ley Nacional de Comunidades Nativas, que se promulgó en 1974. En este periodo, el SINAMOS otorgó a los Awajún los títulos de sus tierras, y los ayudó a organizarse como comunidades y a avanzar en sus derechos ciudadanos. Cada una de las comunidades Awajún se organizó bajo el nuevo sistema nacional de comunidades nativas, según el cual debían elegir a un apu, un viceapu y un tesorero. Los criterios de elección, antes centrados en el prestigio guerrero, favorecieron a aquellos varones mejor relacionados con el mercado y con el sistema educativo nacional.
En la actualidad, las comunidades nativas Awajún están organizadas en torno a la figura del apu o jefe y su junta directiva. Elegida por un periodo de dos años, esta autoridad administra la justicia comunal, organiza mingas (trabajo colectivo con fines de utilidad social), participa en las asambleas de las organizaciones, etcétera. Además, existe un Consejo de Sabios, formado por personas notables que son convocados para la resolución de casos trascendentes y complejos que involucran a toda la población indígena del distrito. Aunque sin mayor poder político, otra figura importante y prestigiosa fue, y es, el profesor bilingüe. Para fines de la década del setenta cada comunidad contaba con un maestro para la educación primaria. Todos eran nativos y habían recibido parte de su entrenamiento en el ILV. Su educación y su experiencia en el mundo no nativo les otorgaba gran ascendencia en la comunidad. No obstante, para fines de la década del noventa su influencia política había decrecido debido a que la diferencia económica entre maestros y nativos había disminuido y, cada vez, había más personas bilingües.
En los últimos tiempos, la exclusión de las mujeres de los espacios de gestión comunal está cambiando por exigencia externa. En efecto, los diferentes proyectos de desarrollo han impuesto la participación femenina y, así, han proliferado los clubes de madres, comités de vaso de leche, comedores populares, etcétera. Asimismo, se han implementado campañas que promueven que la población Awajún se inscriba en los registros civiles. Dichas campañas han resultado bastante exitosas, y han permitido que las mujeres Awajún reclamen su derecho a la identidad.
Sin embargo, su participación en los ámbitos comunales y federativos está supeditada a la opinión -favorable o desfavorable- de sus esposos. Existe en los varones mucho reparo para compartir su poder con las mujeres, pues ello representa no solo la pérdida de estatus político, sino de los fondos de estos proyectos.
En el año 2000 se creó la Secretaría de la Mujer Indígena. En el 2003, luego de veinte intentos, se formó la FEMAAM (CMP 2006: 44). Esta iniciativa es todavía muy incipiente, y las mujeres recién empiezan a asumir puestos de liderazgo, razón por la cual tienden a buscar el apoyo de las federaciones de varones para aunar esfuerzos. A la larga, esta situación tiende a reproducir la dominación masculina, porque las mujeres pierden una oportunidad de adquirir habilidades de liderazgo (Manrique 2004).
A pesar de las dificultades señaladas, la población Awajún en general, y las mujeres en particular, están ahora mejor informados sobre sus derechos a algunos servicios sociales, tales como el acceso a la justicia local, a la educación y a la salud.
2.2.7 Tensiones entre los géneros
En la década del setenta, Brown estudió el fenómeno del suicidio entre los Awajún, y señaló que su tasa de incidencia era muy alta y afectaba a las mujeres más que a los hombres, particularmente a las adolescentes y jóvenes.
Esta problemática, lamentablemente, se ha mantenido. Así, entre los años 1997 y 1999, las tasas de suicidio en el centro poblado de Chipe (Amazonas) fueron de 4.5, 6.2 y 8.9 por cada mil. Por otro lado, en el año 2000, en toda la microrred de Imaza, el suicidio fue la primera causa de mortalidad en comparación con otras patologías. Según señalan los residentes, esta decisión extrema es el producto de una gran humillación, infelicidad o un gran disgusto, que no puede ser comprendido por la comunidad.
Diversos estudios sugieren que el aumento de esta práctica se debe al contacto de las poblaciones Awajún con la sociedad nacional, en tanto la integración en la economía de mercado privilegió a los hombres y les ofreció posibilidades de empleo y de adquisición de prestigio e influencia política que no eran accesibles a las mujeres. El incremento del suicidio femenino sería una respuesta al arrinconamiento social y a la incapacidad de organizar una reacción colectiva frente a los conflictos contemporáneos. Sin embargo, no existen pruebas fehacientes de que esta práctica, efectivamente, haya aumentado.
La situación de la mujer Awajún ha sido precaria desde tiempos inmemoriales, y parece ser que una de las salidas que encontraban para protestar, amenazar o huir era, y es, quitarse la vida.
La violencia contra la mujer y las violaciones sexuales tienen una alta incidencia en las comunidades Awajún. En la primera mitad del año 2006 se presentaron 447 denuncias por violencia familiar en las comisarías de la Policía Nacional del Perú en Amazonas; de estas, el 41% de los afectados eran niños, niñas y adolescentes. Por su lado, estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han determinado que, de un grupo de 578 hogares entrevistados, el 100% de las mujeres manifestó ser víctima de maltrato conyugal o de violencia por parte de familiares cercanos (CARE 2007). Asimismo, existen constantes denuncias de abuso del alcohol, bigamia e incumplimiento de la manutención de los hijos por parte de los varones.
Por otro lado, en los últimos años se ha observado un alarmante incremento de las denuncias de violaciones sexuales a menores de edad que involucran directamente a los docentes de las escuelas rurales, principalmente los de las comunidades nativas de Condorcanqui y Bagua (Amazonas).
Desde el año 2004, en la provincia de Bagua se vienen abriendo procesos administrativos contra docentes por violación sexual en agravio de alumnas indígenas. En muchas ocasiones, estos reclamos no son tomados en cuenta por las autoridades locales, quienes consideran estas prácticas como parte de las tradiciones familiares. Las instituciones educativas son complacientes con los acusados y le quitan importancia a lo sucedido una vez que se ha compensado al padre de la agraviada.
Sin embargo, la Defensoría del Pueblo ha planteado la implementación de Defensorías Comunitarias en aquellos espacios rurales donde la presencia del Estado para la protección de estos derechos es nula. Los buenos resultados alcanzados por esta iniciativa en el río Santiago han generado la instalación de nuevas Defensorías en las cuencas de los ríos Cenepa, Domingusa y Marañón en los distritos de El Cenepa, Nieva e Imaza.
2.3 Salud reproductiva en la sociedad Awajún actual
El sistema médico tradicional Awajún ha recibido la influencia de la medicina occidental desde sus primeros contactos. De acuerdo con Berlin (1980), los conocimientos y usos introducidos por misioneros y comerciantes tuvieron una amplia aceptación debido a que la población Awajún creía que toda enfermedad aparecía junto con el remedio para curarla. En tal sentido, según ellos todas las dolencias traídas por los foráneos debían traer su propia terapia.
Por otro lado, esta población ha sido intensamente evangelizada, y las prohibiciones religiosas han afectado tanto las prácticas mágicas como las creencias asociadas con ellas, con el consiguiente desprestigio del iwishin o chamán.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, el Estado y el mercado se han expandido a gran velocidad, trayendo consigo servicios de salud y productos farmacéuticos industriales. Así, el técnico sanitario de la región o aldea es aceptado como una especie de especialista médico al que se recurre para recibir tratamiento moderno (Brown 1984). Esta situación ha ido relegando a un segundo plano el sistema médico y farmacológico Awajún, y ello, a su vez, ha tenido consecuencias en las relaciones entre los géneros, porque ha desplazado a las mujeres como proveedoras de las medicinas caseras y portadoras de los conocimientos sobre el uso de las plantas medicinales y cuidados del parto, puerperio y lactancia. Entretanto, los hombres se han constituido como los proveedores de medicinas, al ocupar los puestos de técnicos sanitarios y promotores de salud hasta la década del ochenta (Seitz Lozada 2005: 141). Actualmente, la situación se está revirtiendo gracias a iniciativas como el Programa Frontera Selva, que buscan la recuperación de los saberes y prácticas tradicionales mediante el trabajo con parteras y la capacitación de las mujeres como promotoras de salud.
Hoy en día, la población Awajún combina ambas tradiciones: por un lado, reconoce la existencia de plantas medicinales propias y sigue utilizando regímenes alimenticios para acompañar su uso; y, paralelamente, recurre al curandero para identificar la causa o causante de su mal y, en última instancia, busca el auxilio de la medicina occidental.
Sin embargo, las mujeres Awajún, sobre todo aquellas que viven en comunidades rurales, muestran reluctancia a acudir a los centros de atención de la gestación, del parto y del cuidado perinatal. Entre las razones, se encuentran el difícil acceso geográfico, la falta de recursos para afrontar los gastos que implica, la poca confianza en los especialistas y las diferencias culturales. Muchas aldeas se encuentran en lugares remotos, y sus pobladores deben viajar durante varios días para llegar al puesto de salud más cercano. Ello, a su vez, implica gastos que no están en posibilidades de cubrir.