Por Martha Meier Miró Quesada- Diario Expreso.
La operación política “Tapa Jato” intenta proteger a los saqueadores de miles de millones de nuestro país, en contubernio con la mafia constructora brasilera. Dice el analista Víctor Andrés Ponce que “se viene el deslacrado del informe ‘Lava Jato’ que, según diversas versiones, se convertirá en una bomba nuclear en contra de las administraciones de Toledo, Humala, PPK y Villarán, así como de los grandes bufetes de abogados”.
Los “Tapa Jato” son una banda compuesta por periodistas amantes del dinero y no de la verdad y cuya incapacidad de análisis avergüenza, sumados a los naturales detractores del fujimorismo, de ciertos abogados y del deseo de la minoría parlamentaria para hacerse de la mesa directiva; de hecho, la noche del viernes estos se reunieron en casa de Víctor Andrés “Vitocho” García Belaunde para “conversar” sobre tal posibilidad.
“Tapa Jato” está encabezada por oenegés marxistas y su red de fiscales y jueces serviles, y cuenta con el respaldo de cierta prensa. Esta banda ha montado una campaña de desprestigio contra Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, partido que encabezó la comisión “Lava Jato” y cuyas conclusiones no dejan pollo con cabeza en lo más alto del empresariado y políticos de diestra y siniestra.
El fiscal Domingo Pérez, cercano a IDL-Reporteros, ha montado un circo contra Keiko mientras Odebrecht estaría por hacerse de más de cuatro mil millones de dólares por la venta de algunas de sus obras en Perú. Así es la nuez. No es descabellado pensar que millones de dólares estarían pasando bajo la mesa para comprar periodistas, “testigos”, lobistas, fiscales, jueces y congresistas.
Si Vizcarra aspira al poder absoluto es solo para asegurarse el éxito de “Tapa Jato” pues estaría involucrado en algunos casos; solo esto explica su vocación de demoler la organización democrática, la división e independencia de poderes, el respeto a la presunción de inocencia, entre otros.
La democracia depende de frenos y contrapesos al poder de turno; requiere de jueces imparciales, transparencia de las cuentas públicas y una prensa libre, pero ¿qué tan libre puede ser una prensa subvencionada por el de turno?
La persecución contra Keiko y el fujimorismo no es casual. Aquí hay “criminalización de la política” como recientemente mencionó ella. Le achacan inexistentes delitos e inventadas vinculaciones con Montesinos. Se trata de asesinar su reputación al estilo de cualquier dictadura, pero la verdad saldrá a luz. Paciencia y Fe.
Operación “Tapa Jato”
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