¡No corran! Marcha del Orgullo supera misas del Cardenal
Por Wendy Milla Loo– Radio Programas del Perú.
El sismo sorprendió a todos los peruanos, entre ellos los fieles devotos que se encontraban en la Catedral de Lima. Los feligreses participaban de la misa dominical impartida por el arzobispo Carlos Castillo, cuando inició el movimiento telúrico.
En las imágenes de TV Perú se ve a los fieles participar de la eucaristía; sin embargo, fueron sorprendidos por el fuerte movimiento.
Tras iniciarse el sismo, el resto de los feligreses, que se encontraban sentados, empezaron a salir de la Catedral para intentar ponerse a buen recaudo.
Archivamiento por supuesta inmunidad diplomática
La denuncia fue admitida en julio de 2024 y nuestra declaración se llevó a cabo el 18 de septiembre ante el fiscal designado.
En octubre de 2024, el fiscal provincial, Sandro Ruiz Herrera, se inhibió de llevar el caso, argumentando que Jordi Bertomeu tenía rango de ministro por pertenecer a una misión diplomática del Vaticano, citando el DS N°0007-82-RE, que establece la inmunidad diplomática.
Sin embargo, el fiscal no incluyó que el mismo reglamento señala que la inmunidad diplomática requiere que la misión diplomática esté debidamente acreditada por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Nuestro abogado solicitó dicho ministerio información sobre la acreditación de Bertomeu, y a finales de noviembre se confirmó que ingresó al país con visa oficial. El motivo de su viaje era una “visita a la Nunciatura Apostólica de Lima”, sin haber solicitado la acreditación como misión diplomática.
A inicios de diciembre de 2024, la Fiscal de la Nación, Delia Espinoza, revisó la información y devolvió el caso al fiscal Sandro Ruiz Herrera. La Fiscal de la Nación expuso que el denunciado Jordi Bertomeu Farnós no es un alto funcionario y no cuenta con la prerrogativa del antejuicio político.
El 17 de diciembre de 2024, el abogado de Jordi Bertomeu se presentó por primera vez en el proceso y pidió el archivamiento de la denuncia, argumentando la inmunidad diplomática. Presentó tres documentos:
1. Una fotocopia del pasaporte diplomático. Tener pasaporte no te da inmunidad automática.
2. Fotocopia de una solicitud enviada desde la Nunciatura Apostólica del Perú a la Dirección General de Protocolo y Ceremonial del Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores para que se haga una atención protocolar en la Sala VIP del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima para la delegación compuesta por Monseñor Scicluna y Jordi Bertomeu. Como este documento dice que son diplomáticos, Jordi Bertomeu, por medio de su abogado, pretende justificar que esto es sustento de su inmunidad.
3. Fotocopia de un documento en italiano con el encabezado del Dicasterio de Doctrina de la Fe que parecería ser una solicitud o agenda de reunión entre Monseñor Scicluna y el Padre Jordi Bertomeu con el Papa Francisco que se titula “Sodalicio de Vida Cristiana”. Al final del documento se encuentra un pedido al Papa para que les garantice inmunidad diplomática. El Papa firma el documento el 5 de julio de 2023. Este documento tampoco sustenta la inmunidad diplomática pues esta no es el resultado del acto unilateral de un Estado.
Ante lo presentado, nuestra defensa sustentó que en su visita de julio de 2023, Jordi Bertomeu Farnós no fue acreditado para gozar de inmunidad diplomática.
El 20 de enero de 2025, nos enteramos que el sacerdote Jordi Bertomeu estaba en Lima. Al día siguiente, nuestro abogado solicitó que se le cite a declarar, pero nos sorprendió que la denuncia había sido archivada, siendo informados por la prensa y no por la Fiscalía. El 23 de enero, confirmamos que la denuncia había sido archivada el 13 de enero.
La razón del archivamiento fue que el fiscal consideró a Jordi Bertomeu como diplomático.
Reiteramos que la misión con la que llegó no fue acreditada y que el fiscal ha omitido la información del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Fiscal de la Nación.
Ante esta situación, presentamos una impugnación argumentando que el fiscal omitió información clave del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Fiscal de la Nación. La justicia peruana ha aceptado ahora esta impugnación, lo que permitirá que el caso continúe en evaluación.
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco
*Caccia y Blanco han reiterado que no tienen vínculos con el Sodalicio de Vida Cristiana y han solicitado al sacerdote Bertomeu que deje de evadir la justicia y responda a las acusaciones en el marco del debido proceso legal.
Carta de León XIV
Estimados hermanos y hermanas:
Con profundo respeto y reconocimiento, poco más de un mes del inicio de mi Pontificado, pero recordando con gratitud los casi 40 años desde mi primera misión vivida en el Perú, me uno al estreno de la obra Proyecto Ugaz, que da voz y rostro a un dolor silenciado durante demasiado tiempo.
Esta obra no es solo teatro: es memoria, denuncia, y sobre todo, un acto de justicia. A través de ella, las víctimas de la extinta familia espiritual del Sodalicio y los periodistas que las han acompañado —con valentía, paciencia y fidelidad a la verdad— iluminan el rostro herido pero esperanzado de la Iglesia.
La lucha de ustedes por la justicia es también la lucha de la Iglesia. Porque como escribí años atrás, “una fe que no toca las heridas del cuerpo y del alma humana, es una fe que no ha conocido aún el Evangelio”. Hoy, esa herida la reconocemos en tantos niños, jóvenes y adultos que fueron traicionados donde buscaban consuelo; y también en aquellos que arriesgaron su libertad y su nombre para que la verdad no fuera enterrada.
Quiero agradecer a quienes han perseverado en esta causa, incluso cuando fueron ignorados, descalificados o incluso perseguidos judicialmente. Como dijo el Papa Francisco en su Carta al Pueblo de Dios en agosto de 2018: “El dolor de las víctimas y de sus familias es también nuestro dolor, y por tanto es urgente reafirmar nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos vulnerables”. En esa misma carta, mi Predecesor, que habló de la estimulante diferencia entre el delito y la corrupción, nos llamó a todos a una conversión eclesial profunda. Esa conversión no es retórica, sino camino concreto de humildad, verdad y reparación.
La prevención y el cuidado no son una estrategia pastoral: son el corazón del Evangelio. Es urgente arraigar en toda la Iglesia una cultura de la prevención que no tolere ninguna forma de abuso —ni de poder o de autoridad, ni de conciencia o espiritual, ni sexual. Esta cultura solo será auténtica si nace de una vigilancia activa, de procesos transparentes y de una escucha sincera a los que han sido heridos.
Para ello necesitamos a los periodistas. Hoy quisiera agradecer particularmente a Paola Ugaz por su valentía en acudir el 10 de noviembre de 2022 al Papa Francisco y pedirle amparo ante unos ataques injustos que sufría junto a otros tres periodistas, Pedro Salinas, Daniel Yovera y Patricia Lachira por denunciar los abusos cometidos por parte de un grupo eclesial radicado en varios países, pero nacido en Perú. Entre las numerosas víctimas de abusos, también las había de abusos económicos, los comuneros de Catacaos y Castilla, lo cual hacía aún más intolerable lo denunciado.
Desde el inicio de mi pontificado, cuando tuve el privilegio de dirigirme por vez primera a los periodistas reunidos tras el cónclave, subrayé que “la verdad no es propiedad de nadie, pero sí es responsabilidad de todos buscarla, custodiarla y servirla”. Aquel encuentro fue más que un saludo protocolario: fue una reafirmación de la misión sagrada de quienes, desde el oficio periodístico, se convierten en puentes entre los hechos y la conciencia de los pueblos. Incluso con grandes dificultades.
Hoy, vuelvo a elevar la voz con preocupación y esperanza al mirar hacia mi amado pueblo del Perú. En este tiempo de profundas tensiones institucionales y sociales, defender el periodismo libre y ético no es solo un acto de justicia, sino un deber de todos aquellos que anhelan una democracia sólida y participativa.
La cultura del encuentro no se edifica con discursos vacíos ni con relatos manipulados, sino con hechos narrados con objetividad, rigor, respeto y valentía.
Exhortamos, pues, a las autoridades del Perú, a la sociedad civil y a cada ciudadano a proteger a quienes, desde las radios comunitarias hasta los grandes medios, desde las zonas rurales hasta la capital, informan con integridad y coraje. Donde se silencia a un periodista, se debilita el alma democrática de un país.
La libertad de prensa es un bien común irrenunciable. Los que ejercen esta vocación con conciencia no pueden ver apagada su voz por intereses mezquinos o por miedo a la verdad.
A todos los comunicadores peruanos me atrevo a decirles con afecto pastoral: no teman. Con su trabajo pueden ser artífices de paz, unidad y diálogo social. Sean sembradores de luz en medio de las sombras.
Por ello, hago mis votos para que esta obra sea un acto de memoria, pero también un signo profético. Que despierte corazones, remueva conciencias, y nos ayude a construir una Iglesia donde nadie más deba sufrir en silencio, y donde la verdad no sea vista como amenaza, sino como camino de liberación.
Con mi oración, mi afecto y mi bendición apostólica, León PP. XIV
Roma, 2025
Comunicado de monseñor José Antonio Eguren, arzobispo emérito de Piura y Tumbes
En el día de ayer, el diario «El Español», publicó una reveladora y comprometedora fotografía, tomada en la ciudad de Roma, en la casa de los periodistas John Allen Jr. y Elise Ann Harris de Allen, directivos del portal estadounidense de noticias eclesiales «Crux». En dicha fotografía, aparece celebrando junto con Pedro Salinas, Paola Ugaz, los Allen y el ex sodálite Renzo Orbegozo, el investigador vaticano, monseñor Jordi Bertomeu, miembro de la Sección Disciplinar del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Junto con Monseñor Charles Scicluna, Monseñor Bertomeu conformó la «Misión Especial» que en julio de 2023 investigó al Sodalicio de Vida Cristiana. En aquella ocasión fui llamado a declarar ante dicha «Misión Especial».
Como hice de público conocimiento en mi anterior comunicado, de fecha 2 de febrero de 2025, fue en base al informe de dicha «Misión Especial», hasta hoy desconocido, y de las supuestas acusaciones que habrían en él contra mi persona, que primero se me pidió mi renuncia al oficio pastoral como arzobispo metropolitano de Piura y después se decretó mi expulsión del Sodalicio de Vida Cristiana. Como lo he reiterado en no pocas ocasiones, la «Misión Especial Scicluna-Bertomeu», estuvo en mi caso llena de irregularidades, tanto de forma como de fondo, lo cual no me permitió ejercer mi derecho a la legítima defensa. No hubo justicia sino abuso de poder.
La foto publicada ayer por «El Español», no refleja un mero brindis, sino que es expresión de la estrecha colaboración y coordinación entre el investigador vaticano y los periodistas Salinas y Ugaz y sus portavoces de «Crux». Todos ellos, me vienen difamando desde hace varios años, a través de una sostenida campaña mediática, lo cual me llevó a querellar en su momento a Pedro Salinas ante el Poder Judicial peruano, el cual fue condenado en primera instancia por «difamación agravada», el año 2019.
Ante las revelaciones de «El Español», me pregunto: ¿Qué imparcialidad se puede esperar de un investigador vaticano, como Monseñor Jordi Bertomeu? ¿Qué justicia se puede esperar de quien participa de una reunión celebratoria un día después de consumarse la expulsión de un grupo de sodálites entre los cuales figuro yo? ¿La foto publicada no manifiesta a todas luces una evidente parcialidad de Monseñor Bertomeu con la posición de los periodistas Salinas, Ugaz, Allen y Harris siendo que por el encargo eclesial que tiene debería guardar neutralidad? ¿No hay un evidente conflicto de intereses?
¿Tan seguro se siente Monseñor Bertomeu en el poder que ejerce, que no piensa que una conducta como la suya compromete no sólo a su persona sino al mismo Santo Padre que ha depositado su confianza en él, y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe en la sección que se ocupa nada menos que de los delitos reservados a la Santa Sede?
A la luz de lo ocurrido, elevo mi voz para pedir lo justo: la verdad, el respeto a la dignidad de las personas, y la revisión de los procesos eclesiales que, lejos de edificar la comunión, parecen responder a intereses ajenos al Evangelio y al sentido de justicia que debe animar dichos procesos en la Iglesia.
Después de haberme apartado de mi querida Iglesia particular de Piura y Tumbes y de mi comunidad Sodálite, hasta hoy continúan una serie de acciones que buscan hacerme daño. Espero en Dios que la verdad se abra paso totalmente, y que por el bien de todos podamos finalmente conocerla. Estoy seguro que de ser así llegarán a su fin arbitrariedades y el acoso que vengo sufriendo.
La asistencia a la Marcha del Orgullo supera en decenas de miles a las misas del Cardenal. La gestión pastoral del arzobispo de Lima es desastrosa.