Por Luciano Revoredo- LaAbeja.pe
En los últimos días, la gestión del alcalde Rafael López Aliaga al frente de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) ha sido objeto de un ataque infundado por parte de sectores opositores, quienes han intentado desacreditar su liderazgo al afirmar que la ciudad está en peligro debido a la supuesta mala gestión de fideicomisos y la emisión de bonos municipales a 20 años.
Estas acusaciones carecen de sustento técnico y reflejan una agenda política más que un análisis objetivo de los hechos. La emisión de bonos ha sido un éxito rotundo, por qué los fideicomisos no comprometen la sostenibilidad fiscal de Lima y cómo el plan de inversión liderado por López Aliaga posiciona a la capital como un referente de desarrollo urbano.
El comunicado oficial de la MML deja en claro el éxito de la colocación del Programa de Bonos Municipales en el Mercado de Capitales Internacional. Este proceso culminó con una sobredemanda cercana al doble del monto emitido, lo que evidencia la confianza de los inversionistas globales en la capacidad de la municipalidad para honrar sus compromisos. Este nivel de sobredemanda no es un accidente; refleja una percepción positiva del riesgo crediticio de Lima, respaldada por la asignación de un Grado de Inversión por parte de las prestigiosas clasificadoras internacionales Fitch y Moody’s.
El Grado de Inversión, un indicador clave para los inversores internacionales, implica que los bonos emitidos por la MML (calificados como Baa3 por Moody’s en la emisión de hasta S/1,300 millones a 20 años) son considerados activos de bajo riesgo relativo dentro de los mercados emergentes. Este estatus es crucial, ya que garantiza acceso a capital a tasas de interés competitivas, reduciendo el costo financiero para la ciudad. Los críticos que señalan una supuesta “degradación” del emisor a categoría no inversora (como Ba1 según Moody’s para la entidad en sí) omiten un detalle técnico fundamental: la calificación de la emisión específica mantiene el Grado de Inversión, lo que es lo que verdaderamente importa para los mercados. Esta distinción técnica desmantela la narrativa alarmista de la oposición, que busca confundir a la opinión pública al ignorar la estructura del fideicomiso que respalda los bonos con flujos de efectivo garantizados.
La oposición ha difundido la idea de que los fideicomisos constituidos para respaldar esta deuda representan una “bomba de tiempo” que comprometerá las finanzas de las próximas cinco administraciones municipales. Este argumento carece de rigor económico. Los fideicomisos, estructurados bajo la legislación peruana, utilizan ingresos recurrentes como la alcabala y el impuesto al patrimonio vehicular como garantía, lo que asegura que el servicio de la deuda no dependa de presupuestos anuales volátiles. Este mecanismo es una práctica estándar en financiamiento de infraestructura a largo plazo, ampliamente utilizada por gobiernos en mercados emergentes con éxito, como lo demuestran casos en Brasil y México.
Además, el monto total de la deuda proyectada (hasta S/4,000 millones según el plan de inversión) representa menos del 4.5% de los ingresos corrientes anuales de la MML, un nivel que está dentro de los parámetros prudenciales establecidos por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). La oposición caviar y sus voceros exageran al sugerir un “sobrendeudamiento” sin presentar un análisis que respalde sus afirmaciones. Por el contrario, el uso de fideicomisos permite a la municipalidad alinear los flujos de caja de la deuda con los beneficios económicos de los proyectos de infraestructura, optimizando la relación costo-beneficio a largo plazo.
El comunicado de la MML detalla cómo los recursos de esta emisión financiarán proyectos estratégicos de infraestructura vial que revolucionarán la movilidad en Lima Metropolitana. Entre ellos destacan la Vía Expresa Sur (Barranco, Surco, SJM), la Vía Expresa Norte (SMP, Comas, Los Olivos), la Vía Expresa Grau (Cercado de Lima, La Victoria), el puente Ñaña al puente Morón (avenida Huaylas, Chorrillos), el viaducto Wiesse (SJL) y la avenida Juan Pablo II-Pista Nueva (SJM-VMT). Este ambicioso plan, que proyecta una inversión total de S/5,300 millones para el período 2023-2026, incluye la construcción de autopistas aéreas, un modelo inspirado en infraestructuras europeas que eliminará cuellos de botella y mejorará la eficiencia del transporte público.
Estos proyectos no solo incrementarán el valor económico de la ciudad al reducir tiempos de traslado y costos logísticos, sino que también generarán un efecto multiplicador en el empleo y el comercio local. La oposición, al desprestigiar esta iniciativa, ignora el impacto positivo que tendrá en la calidad de vida de los limeños, un objetivo central de la gestión de López Aliaga. Las acusaciones de “endeudamiento irresponsable” son una cortina de humo que busca socavar un plan técnico y visionario, respaldado por el reconocimiento internacional recibido por el alcalde en Nueva York como el “Subnational Deal of the Year” por LatinFinance en 2024.
La MML ha dejado claro que se reserva el derecho de emprender acciones legales contra quienes difundan información confusa o malintencionada que perjudique el desarrollo de la ciudad. Esta postura es justificable, dado que las campañas de desinformación no solo afectan la imagen del alcalde, sino también la confianza de los inversionistas internacionales en la estabilidad financiera de Lima. Los críticos, desde sectores políticos con agendas ocultas, deben ser confrontados con datos: la emisión de bonos ha sido un éxito financiero, los proyectos están financiados de manera sostenible y el Grado de Inversión asegura la viabilidad a largo plazo.
Rafael López Aliaga ha demostrado ser un gestor competente al transformar la MML en un actor activo en los mercados de capitales internacionales, asegurando recursos para proyectos de impacto estructural sin comprometer la salud fiscal de la ciudad. Las acusaciones de la oposición son un intento desesperado por desviar la atención de un plan de inversión claro y ambicioso. Lima no está en peligro; al contrario, está en el umbral de una modernización histórica gracias a una estrategia financiera sólida y un liderazgo visionario. Quienes persistan en desprestigiar esta gestión deberán responder ante los hechos y la evidencia económica, no ante narrativas vacías de contenido.
López Aliaga transformador
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