Presidentes de los EE.UU.

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Por Álvaro Merino.
Desde que la Constitución de los Estados Unidos entró en vigor en 1789, el país ha estado gobernado por un total de 45 presidentes que han protagonizado a su vez 47 presidencias. Grover Cleveland, que sirvió en dos mandados no consecutivos entre 1885 y 1897, era hasta ahora el único jefe de Estado y de Gobierno de los Estados Unidos que había repetido en el cargo, pero la nueva victoria de Donald Trump ha incorporado un nuevo nombre a esa lista.
La vuelta de Trump está marcada por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, dos meses después de su derrota en las elecciones presidenciales contra el demócrata Joe Biden. De haberse consumado, la insurrección, alentada por el propio Trump, hubiera marcado un antes y un después en la historia norteamericana, que a pesar de lo que pueda parecer a primera vista y del caos que reina en los últimos años en la política del país se caracteriza por la estabilidad -el mandato presidencial medio es de algo más de cinco años- y un turnismo pacífico entre demócratas y republicanos.
En más de dos siglos de historia, tan solo un presidente estadounidense se ha visto obligado a dimitir: fue el republicano Richard Nixon en 1974 tras el escándalo del Watergate, una trama de espionaje y sabotaje orquestada desde su Administración contra el Partido Demócrata. Aparte de su renuncia, cuatro líderes murieron en el cargo -William Henry Harrison en 1841, Zachary Taylor en 1850, Warren G. Harding en 1923 y Franklin D. Roosevelt en 1945- y otros cuatro fueron asesinados -Abraham Lincoln en 1865, James A. Garfield en 1881, William McKinley en 1901 y John F. Kennedy en 1963-.
Durante los primeros años tras la guerra de independencia (1775-1783) no existían partidos políticos en el país, aunque diversas facciones comenzaron a aumentar la presión sobre la presidencia de George Washington (1989-1797), el primer jefe de Gobierno norteamericano. Sin embargo, Washington se mantuvo imparcial y rechazó afiliarse a cualquier movimiento político que pudiera poner en peligro la frágil unidad sobre la que se sostenía el incipiente Estado. Su mandato, que se extendió hasta finales del siglo XVIII, fue el único de toda la historia estadounidense que no se produjo bajo ningún color político.
La división de poderes en Estados Unidos
Los Padres Fundadores y la Constitución no contemplaron la politización de los asuntos públicos estadounidenses, pero tan pronto como surgieron opiniones enfrentadas sobre el curso que debía seguir el país los consejeros de George Washington buscaron en los partidos políticos apoyo a sus reivindicaciones. De esta forma, Alexander Hamilton y sus seguidores fundaron el Partido Federalista para sustentar su defensa de un Gobierno central fuerte que favoreciera el comercio, la industria y las relaciones con el Reino Unido. James Madison y Thomas Jefferson, por su parte, impulsaron el Partido Democrático-Republicano, que prefería una república agraria con un limitado poder del Ejecutivo federal.
Los jeffersonianos, como también eran conocidos los partidarios de la formación democrática-republicana, acabaron imponiéndose y borrando del mapa a los federalistas, aunque más tarde se dividieron entre el Partido Demócrata (1828) y el Partido Whig (1833). En la década de 1850 el debate sobre la abolición de la esclavitud se llevó por delante a este segundo grupo, que optó por dejar a los ciudadanos de cada territorio elegir su posible encaje legal y fueron arrasados en la urnas por la candidatura demócrata de Franklin Pierce en 1852.Mapa de la guerra de Secesión en Estados UnidosEl mapa de la guerra de Secesión en Estados Unidos
Muchos whigs unieron entonces fuerzas con el recién creado Partido Republicano (1854), que rechazaba frontalmente la esclavitud y que logró la presidencia de Estados Unidos en 1860 con Abraham Lincoln a la cabeza. Su Administración sería la que acabaría finalmente la esclavitud, pusiera fin a la Guerra de Secesión y abriera un periodo político protagonizado por los partidos Demócrata y Republicano que sigue vigente en la actualidad.
Desde entonces, solo ha habido un cambio de calado en el esquema de partidos estadounidense, aunque esencial para comprender la política actual del país. Tras la guerra de Secesión, el Partido Republicano, que había abanderado la lucha por la abolición de la esclavitud con Lincoln, comenzó un giro elitista que le ha llevado a ser refugio de conservadores y libertarios. Por su parte, el Partido Demócrata pasó de ser el sostén del sistema agrario del sur esclavista a liderar la lucha por los derechos civiles en los años sesenta del siglo pasado.

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