Política de optimistas tóxicos

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Por Martha Meier Miró Quesada- Diario EXPRESO.
Bajo el eufemismo de la cuestión de confianza, el Congreso recibió un inesperado golpe del premier Aníbal Torres. Ocurrió al día siguiente de que el Legislativo admitiese a trámite una denuncia constitucional de la Fiscalía contra el presidente Castillo, acusándolo de ser el líder de una organización criminal enquistada en el Gobierno.
El periodista Eloy Marchán, escribió en ‘Hildebrandt en sus Trece’ que: “Si el Congreso no aprueba la cuestión de confianza, el gobierno podrá aducir que enfrenta una ‘dictadura parlamentaria’ (abriendo) la posibilidad para que, en caso de otra negativa, Castillo pueda cerrar constitucionalmente el Congreso. Y si la oposición aprueba el pedido de confianza, el gobierno podrá volver a agitar calles y plazas con el fantasma de la Constituyente. En el Ejecutivo están seguros que han sembrado para cosechar”.
Roger Scruton (1944-2020), filósofo británico y profesor de estética en la Universidad de Oxford, es autor del libro ‘El peligro de la falsa esperanza’ (2010), donde arremete contra el optimismo exagerado que “crea una sensación más confortable que conocer la verdad”; sostiene que existe una muchedumbre intoxicada de optimismo. Siguiendo esa lógica podemos afirmar que el Ejecutivo es parte de esa muchedumbre. Pensar que “el pueblo” saldrá a pedir una Constituyente después del fracaso de la “Toma de Lima” es ingenuo; la gente está harta de los líos de comadres entre el gobierno y el congreso, porque su prioridad es ganarse el pan cotidiano. Si bien Castillo, con su grotesco ejercicio del poder, está creando una base de clientelaje, está aún muy desorganizada así que creer que puede cosechar apoyo es apenas un espejismo.
La oposición padece, también, de optimismo tóxico si alucina que al grueso de la población le interesa que se esté intentando obstruir a la justicia para evitar la investigación de la organización criminal denunciada por Fiscalía, que todo esto amenace a la Constitución, al Parlamento o sea el preámbulo de una Constituyente, pues vale recordar que esa fue la promesa electoral de la pandilla cerrón-castillista con la intención de perpetuarse en el poder, y que por eso, buena parte del Perú votó por el Lápiz.
El jurista Enrique Ghersi, en el programa ‘Beto a Saber’, dijo “Podemos estar en el inicio de la pérdida de la democracia de nuestro país y tenemos que movilizarnos para evitarlo”. Lastimosamente, las grandes mayorías no entienden de qué va la democracia (o un asunto que no le interesa tampoco a la élite perucha, cada vez más alejada de asumir cargos políticos. Con su optimismo tóxico creen que Castillo “se irá”, que no es “tan” comunista y que sobrevivir a Velasco es muestra de que superaremos a “éste”, olvidando que recuperarnos de la tragedia económica velasquista tardó casi tres décadas, y que “éste”, o sea Castillo, es parte de un proyecto continental.
Aquí perdemos todos: oficialismo y oposición, y un monstruo puede colarse por la ventana.

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