Valiente y oportuna declaración

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Por José Delgado- Político.pe
Quisiéramos ocuparnos solo de la pandemia pero hay otros temas que, una vez derrotado el COVID-19, siguen siendo determinantes para el futuro del país. Hace unos días, en un tuit que hacía alusión a otro de Marisa Glave, el actor Christian Meier escribió: “Querido joven peruano: El Perú no tuvo ‘guerra social’ ni conflicto armado’. Lo que hubo en tu país en los 80 y 90 fue terrorismo organizado y comandado por el genocida Abimael Guzmán, quien hoy cumple cadena perpetua por eso”.
Qué importante es resaltarlo toda vez que la izquierda radical y la caviarada en general aprovechan cada oportunidad para torcer la historia, mintiendo descaradamente cuando afirman que lo que pasó en nuestra patria fue “un conflicto armado interno”. Por supuesto, eso se enmarca en su lucha –planificada y permanente– por el poder y en la infiltración del aparato estatal. De hecho, ya tendrían puestos a un premier, un ministro de Salud, jueces, fiscales, etc.
Por poner algo parecido en mi último artículo algunas personas, muy contemplativas y que no ven la realidad, ridiculizaban mi opinión. Decian que mi temor era exagerado: bueno, la sola presentación del hábeas corpus (aunque denegado) para liberar a Abimael Guzmán fue otro campanazo. El Perú tiene que despertar antes que sea demasiado tarde. Es necesario mandar un mensaje claro a los senderistas y sus acólitos, terrucos o proterrucos asolapados, o algunos despistados en el Congreso.
Tolerancia cero a actos violentos o marchas en apología al terrorismo, a las mentiras sobre el genocidio que cometió Sendero Luminoso. Eso necesitamos. Toda la sociedad, la oposición, los verdaderos demócratas, inclusive algunos miembros del gobierno, todos al unísono debemos siempre hacerles al frente. El Perú no quiere comunismo.
La intención de Meier fue llegar a los jóvenes y para ampliar ese mensaje debemos pedirle a los personajes conocidos que hagan una declaración similar: cantantes, actores, emprendedores exitosos, etc. Hoy somos testigos de cómo la izquierda radical internacional, promocionada por Cuba y Venezuela, viene repitiendo en Estados Unidos LO MISMO QUE HICIERON EN CHILE (esta información habría sido obtenida de muchos de los detenidos por el FBI).
Que la izquierda radical, intolerante, malcriada y malandrina entienda que no puede hacer lo que le da la gana.
Oremos a diario por los que sufren los estragos de la pandemia.

EXTRAORDINARIA CARTA DE MONSEÑOR VIGANÒ A DONALD TRUMP

Monseñor Carlo María Viganò es uno de los  más reconocidos representantes de la jerarquía católica. Entre los años 1992 y 2009, con San  Juan Pablo II, fue Nuncio Apostólico de S.S. en Nigeria; luego, Benedicto XVI lo nombró Secretario General de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y posteriormente lo envió como Nuncio de Su Santidad en Washington cargo que ocupó  entre el 2011 y el 2016.
A tenido siempre una posición muy valiente de defensa de la Iglesia denunciando los casos de pederastía y el lobby gay al interior de la misma.
Ahora he remitido una extraordinaria carta al Presidente de los Estados Unidos Donald Trump. Documento que reproducimos por considerarlo de enorme interés para nuestros lectores.

Señor Presidente: 
En los meses recientes hemos sido testigos de la formación de dos bandos opuestos, a los que llamaría Bíblicos: los hijos de la Luz y los hijos de la Oscuridad. Los hijos de la Luz constituyen la parte más conspicua de la humanidad, mientras que los hijos de la Oscuridad representan una minoría absoluta. A pesar de ello, los primeros son objeto de una especie de discriminación que los coloca en situación de inferioridad moral con respecto a sus adversarios, quienes a menudo ocupan posiciones estratégicas en el gobierno, la política, la economía y en los medios de comunicación. De una manera aparentemente inexplicable, los buenos son tomados como rehenes por los malvados, lo mismo que por aquellos que ya sea por interés propio o por temor, ayudan a los malos.
Estos dos lados que tienen una naturaleza Bíblica, siguen la clara separación entre la descendencia de la Mujer y la descendencia de la Serpiente. Por un lado están los que aunque teniendo miles de defectos y debilidades, están motivados por el deseo de hacer el bien, de ser honestos, de formar una familia, de dedicarse al trabajo, de dar prosperidad a su tierra natal, de ayudar los necesitados y en obediencia a la Ley de Dios, de merecer el Reino de los Cielos. 
Por otro lado están los que se sirven a sí mismos y que no tienen principios morales. Ellos quieren demoler a la familia y a la nación; explotar a los trabajadores con el propósito de hacerse excesivamente ricos; fomentar divisiones internas y guerras, y acumular poder y dinero. Para ellos la ilusión falaz del bienestar temporal -si no se arrepienten-, algún día cederá ante el terrible destino que les espera lejos de Dios, en la condenación eterna.
En la sociedad, señor Presidente, estas dos realidades opuestas coexisten como enemigos eternos, como enemigos eternos son Dios y Satanás. Parece que los niños de la Oscuridad -a quienes podemos identificar fácilmente con el Estado Profundo, al que usted se opone sabiamente y que en estos días está librando una guerra feroz contra su persona- han decidido, por así decirlo, mostrar sus cartas y revelar sus planes. Pareciera que ellos tuviesen la certeza de tener todo bajo control, al punto de haber abandonado esa circunspección que hasta ahora se había encargado de ocultar de manera parcial, sus verdaderas intenciones.
Las investigaciones que ya están en curso, revelarán la verdadera responsabilidad de quienes manejaron la emergencia del Covid, no solo en el área de la atención de la salud sino también en la política, la economía y en los medios de comunicación. Probablemente descubriremos que en esta colosal operación de ingeniería social, hay personas que han decidido el destino de la humanidad, arrogándose el derecho de actuar en contra la voluntad de los ciudadanos y de la voluntad de sus representantes en los gobiernos de las naciones.
También descubriremos que los disturbios de los recientes días, fueron provocados por aquellos que al ver que el virus se desvanecía inevitablemente y que la alarma social de la pandemia estaba disminuyendo, han tenido -necesariamente- que provocar revueltas sociales a las que les seguiría  una represión que -aunque legítima- sería condenada como una agresión injustificada en contra la población.  En perfecta sincronía, esto mismo está ocurriendo en Europa. Es absolutamente claro que el uso de las protestas callejeras es un instrumento para lograr los propósitos de aquellos que desean ver electo en las próximas votaciones presidenciales, a alguien que encarne los objetivos del Estado Profundo y que se dedique a expresar con convicción y fielmente, dichos propósitos.
Que no nos sorprenda si en unos meses aprendemos -una vez más- que escondidos detrás de estos actos de vandalismo y violencia, se hallan quienes esperan beneficiarse de la disolución del orden social, con el fin de construir un mundo sin libertad, tal y como lo enseña el adagio masónico: Solve et Coagula.

Aunque pudiera parecer desconcertante, las alineaciones opuestas que he descrito anteriormente, también se encuentran presentes en los círculos religiosos. Hay Pastores fieles que cuidan al rebaño de Cristo, pero también hay infieles mercenarios que buscan dispersar al rebaño y entregar a las ovejas para que sean devoradas por hambrientos lobos. No es sorprendente que estos mercenarios sean aliados de los hijos de la Oscuridad y que odien a los hijos de la Luz. Así como hay un Estado Profundo, también hay una Iglesia Profunda que traiciona sus deberes y que repudia sus propios compromisos ante Dios. Así como los buenos gobernantes luchan en los asuntos públicos contra el Enemigo Invisible, también en la esfera eclesiástica, Éste es combatido por los buenos Pastores.Es una batalla espiritual de la que hablé en mi reciente llamamiento que fue publicado el pasado 8 de mayo.
Por primera vez, los Estados Unidos tienen -en usted- a un Presidente que defiende valientemente el derecho a la vida; que no se avergüenza de denunciar la persecución de los cristianos en todo el mundo; que habla de Jesucristo y del derecho de los ciudadanos a la libertad de culto. Su participación en la Marcha por la vida, y más recientemente, su proclamación del mes de abril como el Mes Nacional de Prevención del Abuso Infantil, son acciones que confirman en qué lado desea luchar, por lo que me atrevo a creer que en esta batalla, nosotros dos estamos del mismo lado aunque con diferentes armas.
Por esta razón creo que el ataque al que fue sometido después de su visita al Santuario Nacional de San Juan Pablo II, es parte de la narrativa orquestada por los medios de comunicación, los cuales no buscan combatir el racismo ni contribuir al orden social, sino agravar las tendencias. No para traer justicia, sino para legitimar la violencia y el crimen. No para servir a la verdad, sino para favorecer a una facción política. 
Es desconcertante que haya Obispos -como aquellos a quienes denuncié recientemente- que con sus palabras prueban que están alineados en el lado contrario. Ellos están subordinados al Estado Profundo, al globalismo, al pensamiento del Nuevo Orden Mundial al cual invocan cada vez con mayor frecuencia, en nombre de una hermandad universal que no tiene nada de cristiano, pero que evoca los ideales masónicos provenientes de quienes quieren dominar el mundo, a través de la expulsión de Dios: de los tribunales, de las escuelas, de las familias y quizás incluso, de las iglesias.
El pueblo estadounidense es maduro y ahora ha entendido qué tanto es que los medios de comunicación se niegan a difundir la verdad, buscando silenciarla y distorsionarla, difundiendo la mentira que es útil para los propósitos de sus amos. A pesar de ello es importante que los buenos -que son la mayoría-  despierten de su pereza y rechacen ser engañados por una minoría de personas deshonestas, con propósitos inconfesables. Es necesario que los buenos, los hijos de la Luz, se unan y hagan oír sus voces. ¿Qué manera más efectiva existe de conseguir esto, señor Presidente, que rezando y pidiéndole al Señor que lo proteja a usted, a los Estados Unidos y a toda la humanidad, de este enorme ataque del Enemigo?  Frente al poder de la oración los engaños de los hijos de las Tinieblas se derrumbarán, sus complots serán revelados, su traición será exhibida. Su poder aterrador terminará en nada. Saldrá a la luz y quedará expuesto como lo que es: un engaño infernal.
Señor Presidente, mi oración se dirige constantemente a la amada nación estadounidense, en donde tuve el privilegio y el honor de ser enviado como Nuncio Apostólico, por el Papa Benedicto XVI.  En esta hora dramática y decisiva para toda la humanidad, estoy rezando por usted, lo mismo que por todos los que están a su lado en el gobierno de los Estados Unidos. Confío en que el pueblo estadounidense esté unido conmigo y con usted, en la oración a Dios Todopoderoso.
Unidos contra el Enemigo Invisible de toda la humanidad, los bendigo a usted, a la Primera Dama, a la amada nación estadounidense, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Fuente: LaAbeja.pe

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