Hermenéutica neoliberal

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¿Cuál es el motivo de las versiones contradictorias de la periodista Paola Ugaz?

En una entrevista radial del 16 de octubre de 2018, la periodista Paola Ugaz afirmó haber sido la productora del documental “The Sodalitium Scandal”, realizado con financiación y difundido por la cadena de noticias Al Jazeera. Textualmente dijo Ugaz en aquella ocasión: “El segundo hecho por el que me denuncian es porque yo fui productora del documental ‘The Sodalitium Scandal’, que hizo Al Jazeera, pero en el que participan más de quince personas. Es un documental, digamos, en el que yo fui la productora, pero el reportero era el célebre periodista de investigación Daniel Yovera”.
Siempre cabe la posibilidad de que las expresiones de la periodista puedan ser malinterpretadas, o que simplemente pudo haber repetido lo que otros dicen de ella, pero aquí la afirmación es inequívoca. Lo dice dos veces: la segunda seguida por una conjunción adversativa con la que introduce una oración para aseverar que el reportero fue el señor Yovera. Esta forma de expresarse implica y reafirma la veracidad de la primera afirmación: efectivamente ella fue la productora, pero el reportero fue otra persona.
Tres meses después, el 24 de enero de 2019, la señora Ugaz se presentó a declarar como testigo en una audiencia de la querella por difamación interpuesta por monseñor Eguren a Pedro Salinas. Cuando fue interrogada sobre si ella fue productora del mencionado documental afirmó textualmente: “No fui parte de la cadena Al Jazeera; no he trabajado con ellos. Salí en la entrevista del documental y toda afirmación que habla vinculándome como productora es incorrecta”.
Puede revisar los audios haciendo clic aquí.
Entonces, pareciera que tenemos un caso de mentira 101 que no merecería mayor atención -pues gente mentirosa hay en todos lados, y periodistas mentirosos abundan- si no fuera por dos cosas. En primer lugar, la periodista Paola Ugaz miente en una audiencia judicial, ante un juez, habiendo hecho -en su calidad de testigo- un juramento de decir la verdad. No se trata, pues, de una conversación amical en un bar, o de una opinión ligera vertida sin mayor consideración; es una declaración hecha bajo juramento. ¿Estamos, por tanto, ante un caso de perjurio?
En segundo lugar, que una persona formada para ser periodista, y en el ejercicio activo de su profesión, se sienta con la “libertad” de negar ante un juez lo que poco tiempo antes había afirmado en un medio de comunicación abierto es un indicador preocupante. ¿Qué indica? Que la señora Ugaz cree que goza de cierta impunidad para actuar de esa manera. ¿Acaso ser periodista -y, además, autodenominada “de investigación”- no debería más bien comprometerla con la búsqueda y expresión de la verdad? A juzgar por los hechos, es totalmente lo contrario.
Su proceder da la impresión de que se cree investida de algún tipo de prerrogativa que la faculta para negar descaradamente (¡en un contexto judicial!) lo que ella misma había afirmado. Por otro lado, su persistencia en desligarse del documental de Al Jazeera, que la ha llevado incluso a mentir ante una autoridad del sistema de justicia, ¿acaso manifiesta que finalmente se ha dado cuenta de que el reportaje carece de solidez probatoria?
Ojalá que la Sociedad Interamericana de Prensa tome cartas en el asunto. Casos así denigran la profesión, y contribuyen a afianzar la errónea idea de que el periodista en el Perú puede manejar la información a su gusto y cambiarla de color según su conveniencia.
Fuente: Político.pe

El Factor Scicluna

Por Camila Bustamante- Eldesconcierto.cl
Pedro Salinas aprovechó la conversación con Charles Scicluna, arzobispo de Malta, para emplazar a las autoridades eclesiales por su inacción en el caso Sodalicio. “Lamentablemente, el rol de la iglesia católica en esta historia ha sido patético. Las autoridades eclesiásticas declararon frases huecas y demagógicas; y todo lo que hicieron desde Lima hasta el Vaticano fue perdonar la vida a Figari y a su movimiento. Los encubridores fueron protegidos y la institución, en lugar de ser disuelta, sigue existiendo con cambios cosméticos. ¿Por qué sigue existiendo una organización que protege a los encubridores de abuso y con el aval de la iglesia?”.A pocos días de conocer su sentencia, el periodista dice estar profundamente preocupado por sus hijos. Todo el proceso, también ha significado una gran inversión económica, ya que debe viajar desde Lima a Piura constantemente, junto a su abogado, testigos, y además, contratar un abogado en la localidad. Cree que el panorama no es alentador, sin embargo,  dice que, “como periodista no creo haber vulnerado la honra de nadie. Por el contrario, las amenazas judiciales, provenientes además de un personaje público, parecieran más un intento por anular mi libertad de expresión y desacreditar la investigación periodística que, junto a Paola Ugaz, hicimos sobre el Sodalicio”.
El autor de “Mitad Monjes Mitad Soldados”, terminó su discurso en el Vaticano diciendo: “para terminar. Yo soy agnóstico gracias al Sodalicio. Sin embargo, luego de ver todo lo positivo que ha ocurrido en Chile, quisiera creer que la tolerancia cero puede ser real y tangible. Lamentablemente, los pastores del Papa no lo están acompañando”.

Mentiroso

Por Luciano Revoredo (Director de La Abeja).
El sacerdote jesuita Rafael Fernández Hart escribe un blog en la página de RPP. Lo cual está muy bien. Pero lo que está muy mal es que usa ese espacio para desinformar y mentir. Es el caso de su última columna titulada ¡A la reja!, publicada el 6 de marzo último.
En esta columna el padre Fernández hace un panegírico de Pedro Salinas y Paola Ugaz e insinúa (1ra mentira) que la querella que afrontan en Piura con Monseñor Eguren sería consecuencia de su “investigación” sobre abusos en la iglesia. Nada más falso. La querella es por difamación a través del Twitter, de reportajes y declaraciones en que ambos incriminan a Eguren sin pruebas de abusos y hasta de tráfico de tierras.
Luego señala que “recientemente, incluso el periodista Pedro Salinas participó en Roma en la cumbre sobre abusos sexuales con lo que podemos reconocer que el Papa Francisco ha estado muy atento a sus intervenciones” (2da mentira).
Sobre este tema puedo hablar en primera persona porque estuve en Roma acreditado como prensa en la cumbre convocada por el Santo Padre. Al respecto puedo decir que Salinas estuvo en Roma, pero jamás con el Papa. Apenas asistió y participó brevemente en una reunión con Monseñor Scicluna en la que se dedicó a poner en claro que él no era víctima de abuso sexual. Cosa que siempre se preocupa de aclarar.
Al margen de esta breve participación, que se dio un día antes del inicio de la cumbre, Salinas no tuvo mayor participación ni presencia en el Vaticano. El resto de la semana participó de la anticumbre convocada por la organización anticatólica ECA, en pequeñas reuniones y un plantón que no llegó ni al centenar de personas en los exteriores de Castel Sant’Angelo. El resto fue Chianti y pasta.
Como si estas mentiras no fueran suficientes, el padre Fernández Hart dice: “…nos ha llamado especialmente la atención que el 28 de febrero incluso Amnistía Internacional expresara su preocupación por procesos penales por difamación agravada contra periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas”.
Sabemos que la Compañía de Jesús hace años atraviesa una crisis doctrinal, pero que un sacerdote cite como fuente digna de crédito a una institución que hace gala de su cristianofobia, que defiende el aborto y la ideología de género como Amnistía Internacional ya es demasiado.
Sobre la base de los criterios de Amnistía Internacional habla luego de lo delicado que es penalizar una investigación. Volviendo a mentir, ya que como está claro la querella no tiene nada que ver con la investigación de Salinas y la discípula de Gorriti, Paola Ugaz.
¿Cómo es que hemos llegado a una situación como esta en un hombre de la iglesia que debería señalar el bien y la verdad opta por la mentira? El padre Fernández Hart tiene la palabra.

Decir y no hacer es lo mismo que mentir

Por Gabriel Jaime Pérez Montoya SJ.
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el Templo de Jerusalén, les preguntó Jesús a las autoridades religiosas de los judíos: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña”. Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Lo mismo le dijo al segundo y éste respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» «El primero», le contestaron. Y Jesús les replicó: «En verdad les digo que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de los Cielos. Porque vino Juan a ustedes por caminos de justicia, y ustedes no creyeron en Él, mientras que los publicanos y las rameras sí le creyeron. Y ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle (Mateo 21, 28-32).
“El mensaje del Evangelio de hoy podemos resumirlo en una frase de san Ignacio de Loyola (1491-1556): El amor se debe poner más en las obras que en las palabras [Ejercicios Espirituales, 230], que corresponde al refrán popular obras son amores, no buenas razones. Meditemos en lo que dice Jesús, teniendo en cuenta también las demás lecturas bíblicas de este domingo [Ezequiel 18, 25-28; Salmo 25 (24); Carta de Pablo a los Filipenses 2, 1-11].
1.- Dos actitudes opuestas
La parábola de los dos hijos muestra dos actitudes opuestas en la relación con Dios. El que dice “voy” y no va representa a quienes se consideran buenos pero dicen y no hacen (Mateo 23, 2-4). El otro hijo, que dice al principio “no quiero ir”, pero luego recapacita y atiende el llamado de su padre, representa a quienes se reconocen necesitados de salvación, como lo son los publicanos o recaudadores de impuestos del imperio romano y las prostitutas que venden sus cuerpos en el mercado del sexo, y al reconocer su necesidad de ser salvados y disponerse a cambiar de conducta, son acogidos por la misericordia de Dios.
Dios rechaza el pecado, pero acoge a quien se reconoce pecador y se dispone sinceramente a cambiar. Por eso dice a través del profeta Ezequiel en la primera lectura: Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá.
El padre José Luis Martín Descalzo, escritor y periodista español (1930-1991), además de una hermosa biografía titulada Vida y misterio de Jesús de Nazaret, dejó entre sus obras literarias un monólogo que lleva por título Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos. Es el drama de una meretriz que se dirige a Aquél que proclamó no sólo de palabra, sino con hechos, el amor de Dios a los “últimos”, a los pecadores rechazados por una sociedad hipócrita que los relega al rincón del menosprecio y a la imposibilidad de la redención.
2.- Decir y no hacer es lo mismo que mentir
La hipocresía, ligada a la soberbia de quienes se creen mejores que los demás y por eso desprecian a quienes consideran inferiores, es la actitud que más critica Jesús en los Evangelios. Esta actitud era característica de los jefes religiosos judíos en aquel tiempo: los saduceos integrantes de la casta sacerdotal del Templo de Jerusalén, y los doctores de la Ley que pertenecían a la secta de los fariseos, apelativo que significa “separados” o “incontaminados” y que se daban a sí mismos los que presumían de ser santos, y por eso se apartaban de quienes consideraban pecadores. Ya Juan el Bautista los había exhortado a que cambiaran esa actitud, pero ellos lo rechazaron, como también rechazaban ahora a Jesús precisamente porque la soberbia los hacía sordos a este llamado.
El hipócrita es un mentiroso. Se la pasa murmurando, condenando, moralizando. Cumple con unos ritos externos, repitiendo “Señor, Señor”, pero sin hacer la voluntad de Dios, que es voluntad de amor (Mateo 7, 21-23). Quienes se creen perfectos y menosprecian a los demás, especialmente a los que no son de su raza, religión, cultura, condición o clase social, esconden una conciencia torcida, envidiosa, llena de intenciones y acciones malévolas. Y suelen ser ellos los mismos que a menudo manifiestan de palabra sus adhesiones a Dios, a la patria, a las instituciones, a la moral, y a la hora de la verdad pelan el cobre: su vida es toda una mentira. Dicen y no hacen (Mateo 23, 3), como el hijo de la parábola que dijo “voy” y no fue.
3.- Andar en la humildad es andar en la verdad
El apóstol san Pablo nos presenta en la segunda lectura una de las descripciones bíblicas más bellas del misterio de la Encarnación de Dios en Jesús de Nazaret: “Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de servidor, pasando por uno de tantos…”. Por eso, al invitar a los primeros cristianos de la ciudad macedónica de Filipos, ciudad situada al norte de Grecia, a que piensen y actúen como lo hizo Jesús -una invitación también dirigida hoy a cada uno de nosotros-, lo hace en el marco de su exhortación a que se dejen guiar por la humildad.
Teresa de Ávila, también conocida como Santa Teresa de Jesús (1515-1582) escribió esta frase: “andar en la humildad es andar en la verdad”. Es precisamente cuando reconocemos con humildad nuestra condición humana necesitada de salvación, cuando nos ajustamos a la verdad de nuestra existencia.
Conclusión
Dispongámonos pues, desde el reconocimiento sincero de nuestra necesidad de salvación e implorando la fuerza que sólo el Espíritu de Dios nos puede dar, a ser coherentes y realizar en la práctica de nuestra vida cotidiana lo que expresamos al proclamar nuestra fe, y a imitar la actitud misericordiosa de Dios que se nos revela en nuestro Señor Jesucristo, acogiendo con compasión y misericordia a todas las personas rechazadas y excluidas que muestran y reconocen su necesidad de ser liberadas de todo cuanto las oprime. Sólo así podremos andar en la verdad y pasar de los dichos a los hechos”.

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