Maestro bueno

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Crédito: Daniel Ibáñez - ACI Prensa

Evangelio según San Marcos 10,17-30.
Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”.
Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”.
El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”.
Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”.
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”.
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”.
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.
Pedro le dijo: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.Estos son los 7 beatos que serán declarados santos el domingo

Estos 7 beatos serán declarados santos

En el marco del Sínodo de los Jóvenes que se realiza en Roma, el Papa Francisco canonizará a 7 beatos, entre ellos el Papa Pablo VI, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, que se convertirá en la primera santa de Bolivia.
1.- Pablo VI
El Beato Pablo VI es el Papa autor de la encíclica Humanae Vitae, la visionaria encíclica sobre la defensa de la vida y la familia en la que advirtió los problemas que sufre el mundo de hoy a causa de la mentalidad anticonceptiva.
Este Pontífice fue además quien llevó a término el Concilio Vaticano II, iniciado en 1962 por San Juan XXIII.
Giovanni Battista Montini nació en Lombardía (Italia) el 26 de septiembre de 1897. Fue elegido Papa el 21 de junio de 1963. Luego de 15 años de pontificado, falleció en Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978.La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, Día Internacional del Derecho a la Verdad.2.- Monseñor Romero
El Arzobispo de San Salvador murió mártir por odio a la fe, asesinado cuando celebraba la Misa.
Según las investigaciones, la autoría del asesinato apunta a un grupo de aniquilación vinculado a la dictadura militar, que creía que Monseñor Romero era cercano a la guerrilla marxista debido a su preocupación por los pobres. Una acusación alejada de la realidad.
En su lucha por los más pobres y en sus denuncias contra la dictadura, el futuro santo estuvo respaldado por los Papas Pablo VI y San Juan Pablo II.
3.- Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús
Nació el 10 de enero de 1889 en Madrid (España). Después de algunos años dentro de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, fundó en 1927 una nueva congregación: las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia, con la que sirvió a los más necesitados y a las mujeres en Bolivia.
En 1938 llegó a Argentina donde dio promovió varias instituciones a favor de los jóvenes y los pobres. Murió en Buenos Aires en 1943. Será la primera santa de Bolivia.
4.- Padre Vincenzo Romano
Vincenzo Romano fue sacerdote diocesano, nació el 3 de junio de 1751 en Torre del Greco (Italia). Recibió la ordenación sacerdotal en 1775.
Trabajó en la reconstrucción de Torre del Greco, ciudad que quedó casi totalmente destruida luego de la erupción del volcán Vesubio en 1794. Además inventó la “rastreadora”, una estrategia misionera para reunir, con el crucifijo en la mano, a grupos de personas o transeúntes, improvisar una predicación, y luego acompañarlos a la iglesia u oratorio más cercano para rezar juntos.
A menudo se convirtió en un mediador entre los dueños de los corales y los marineros que enfrentaban los riesgos y la fatiga de la pesca. Murió el 20 de diciembre de 1831.
5.- María Caterina Kasper
Nació el 26 de mayo de 1820. En 1845 comenzó su vida junto con algunas compañeras y en 1848, en el día de la Asunción, abrió su hogar a los pobres del país. A la nueva asociación dio el nombre de Esclavas Pobres de Jesucristo.
La madre María Caterina siguió la formación de novicias y la apertura de nuevas casas, incluso en el extranjero, para ayudar a los inmigrantes alemanes. Murió el 2 de febrero de 1898.
6.- Francesco Spinelli
Nació en Milán el 14 de abril de 1853, fue ordenado sacerdote en 1875, comenzó su apostolado entre los pobres en la parroquia de su tío Don Pietro. En 1882 conoció a Caterina Comensoli, que deseaba convertirse en religiosa de una congregación cuyo propósito sea la Adoración Eucarística.
Entre miles de vicisitudes se llega a la fundación de un instituto que debía dividirse. La Madre Comensoli estableció la Congregación de las Hermanas Sacramentinas, y Francesco la de las Hermanas Adoratrices de las Santísimo Sacramento.
Promovió a los marginados, rechazados, y estableció escuelas, oratorios, asistencia a los enfermos o ancianos solitarios. Murió el 6 de febrero de 1913.
7.- Nunzio Sulprizio
Inicialmente estaban programadas seis canonizaciones para el 14 de octubre, según anunció el Vaticano 19 de mayo de este año.
Sin embargo, el 19 de julio el Papa Francisco decidió que Nunzio Sulprizio, fallecido a los 19 años de edad, sea también declarado santo en el marco del Sínodo de los Jóvenes que se realiza en el Vaticano hasta el 28 de octubre.
Nunzio Sulprizio nació en Pescosansonesco (Italia) el 13 de abril de 1817. Durante su infancia padeció las consecuencias de la pobreza, la enfermedad y el maltrato; especialmente de su tío materno.
Desde que sus padres fallecieron, su tío lo obligó a trabajar como herrero en condiciones inhumanas, las cuales le habrían provocado el tumor óseo que lo llevó a la muerte el 5 de mayo de 1836.
Fuente: ACI Prensa.

Origen modesto

Por Victoria Dannemann-Deutsche Welle.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942.
Romero siempre fue un pastor comprometido, pero a comienzos de la década del setenta todavía era reticente al involucramiento de la iglesia en asuntos sociales y políticos. “Como obispo diocesano de Santiago de María, como él lo dijo, se topó con la miseria y se le abrieron los ojos a que había una injusticia estructural. También vio una masacre de campesinos por parte de la guardia nacional y creció su conciencia de que tenía que denunciar las injusticias y la represión. También lo marcó el asesinato del primer sacerdote en El Salvador, el padre jesuita Rutilio Grande”, relata el sacerdote alemán Martin Maier SJ, biógrafo de Romero.
“Él leía el evangelio desde la situación del país. Hablaba con gran autoridad y era admirado por su credibilidad y la contundencia de su mensaje”, destaca el padre Rodolfo Cardenal SJ, director del Centro Monseñor Romero de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador.
Sus prédicas y escritos dieron voz a los sin voz, pero también le crearon enemigos, en medio de un clima de violencia que marcaría el inicio de una cruenta guerra civil.
Si bien en un principio tuvo reservas y criticó la postura de los teólogos jesuitas Jon Sobrino e Ignacio Ellacuría, tras ser nombrado arzobispo los escogió como consejeros. “No fue teólogo de ninguna corriente, porque él era un pastor, pero su pastoral era liberadora, y los principios de la teología de la liberación están en su pastoral. Precisamente por eso lo mataron”, afirma Cardenal.
“Es un espaldarazo a la pastoral y a la Iglesia como él la entiende, que es liberadora, tiene que liberar del pecado, pero también de todas las esclavitudes sociales y estructuras sociales injustas”, agrega Cardenal.
Esperanza en una iglesia en crisis
En una iglesia fuertemente cuestionada, que ha perdido credibilidad y respaldo debido a los casos de abuso sexual, esta canonización pone “un ejemplo de obispo de una iglesia pobre y para los pobres, que se pone al servicio de los demás, en especial de los más necesitados. En ese sentido, el Papa da un clara señal”, dice Martin Maier.
Rodolfo Cardenal observa que “durante el papado de Juan Pablo II, la Iglesia latinoamericana se volvió sobre sí misma. Ya había obispos y sacerdotes mártires, y había temor al conflicto y la represión de los militares. La Iglesia se alejó de las directrices de Puebla, Medellín y del Vaticano II”.
En su opinión, esto se nota en el tipo de obispos que nombró el pontífice: “Dóciles al Vaticano, pero no son líderes ni  pastores natos, como Monseñor Romero. En parte, la tragedia de la iglesia en algunos países latinoamericanos y en Estados Unidos es el tipo de obispo que nombraron”.
Romero no se sintió comprendido por un Papa que, teniendo como referente su Polonia natal, vio con suspicacia las denuncias de un obispo al que los sectores de derecha tildaban de comunista. Más tarde Juan Pablo II rezaría en su tumba.
Dicen que la canonización solo viene a confirmar lo que los salvadoreños saben desde siempre: que Romero era un santo que hablaba con la verdad. Hoy es una figura nacional y también internacional y ecuménica. Incluso antes que la Iglesia católica, la anglicana lo reconoció como uno de los santos mártires del siglo XX con una estatua suya en la abadía de Westminster, junto a Martin Luther King.
La canonización es también un acto de justicia, en tanto los autores del asesinato nunca fueron enjuiciados y el crimen quedó impune. Como tantos otros en este país, que tiene una de las tasas de homicidio más alta de Centroamérica. “No hemos solucionado los problemas que preocupaban a Monseñor Romero. América Latina es un continente marcado por una profunda injusticia y desigualdad, con una tasa de pobreza todavía muy alta. En ese sentido, sus prédicas siguen siendo actuales. La esperanza es que la canonización contribuya a la reconciliación en la sociedad salvadoreña”, dice Maier.

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