Obispos chinos

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La necrológica de los obispos chinos en L’Osservatore Romano

Una pequeña señal de la pasión por la unidad de la Iglesia en China

Por Gianni Cardinale- www.30giorni.it
Es sabido que L’Osservatore Romano publica en segunda página, bajo el título “Luto en el episcopado”, las noticias de la “piadosa muerte” y de la “imprevista muerte” de todos los obispos católicos fallecidos apenas la noticia de su muerte llega al Vaticano. De modo que cuando en el periódico vaticano del 8 de abril apareció el necrológico del prelado chino Miguel Huang Woze, obispo de Nanchong, fallecido el 22 de marzo a la venerable edad de 99 años, el hecho podía parecer normal. En realidad no es así. Se trata de un acontecimiento inédito; y de un pequeña “revolución periodística”, aunque no sólo es eso. Es la primera vez que L’Osservatore Romano da la noticia oficial de la muerte de un obispo chino ordenado después de la ruptura del régimen comunista de Pekín con la Santa Sede.
Hasta ahora en las publicaciones oficiales vaticanas los casi 130 (*) obispos chinos simplemente no existían, ya fueran “oficiales” (reconocidos por el Gobierno) –con aprobación de la Santa Sede y sin ella– ya fueran “clandestinos”. Ninguno de estos obispos aparece en el Annuario pontificio, el “¿quién es quién?” oficial del Vaticano. Ni muchos menos L’Osservatore Romano publica en la primera página los nombramientos de los nuevos obispos chinos reconocidos por la Santa Sede, como hace, en cambio, con las demás diócesis del mundo. Y el diario vaticano tampoco publica las noticias necrológicas. Por lo menos hasta el 8 de abril. Ese día, como decíamos, fue recordada la figura de monseñor Huang Woze, obispo “oficial” y reconocido por la Santa Sede. Y no se trató de una necrológica de circunstancias. L’Osservatore Romano, tras recordar que «el solícito pastor seguía visitando las parroquias de su vasta diócesis incluso durante los últimos meses de vida, pese a que padecía diabetes», escribía: «todos los que han tenido la suerte de visitarle refieren con cuánto amor les enseñaba la foto del Santo Padre, Juan Pablo II, único objeto ornamental de su modesto despacho».
El 9 de mayo apareció la necrológica de monseñor Francisco Javier Guo Zhengji, de 91 años, obispo de Bameng, él también “oficial” y en comunión con Roma. En este caso L’Osservatore Romano del 16 de mayo publicó en la página 4 una crónica de los funerales en la que se subrayaba que también participaron en el rito fúnebre «los fieles de la comunidad “clandestina”», lo que fue «una señal más de la “pasión por la unidad” que anima a la Iglesia en China», «una señal de esperanza y colaboración». «Los fieles de la comunidad “clandestina”», añadía el periódico, «han querido manifestar su respeto al obispo y unirse a los hermanos de la comunidad “oficial”, reafirmando su convicción de las dos comunidades son una única familia».
Pero después del 8 de abril la atención del diario de la Santa Sede no se ha concentrado sólo en los obispos chinos en comunión con Roma, aunque “oficiales”. L’Osservatore Romano del 30 de mayo publicaba en la página 5 una noticia que había aparecido en la agencia Fides de la Congregación para la evangelización de los pueblos, sobre los funerales, celebrados el 24 de mayo en la Catedral de Tianshui, de monseñor Agustín Zhao Jing-nong, fallecido el 16 de mayo a la edad de 95 años. En este caso el periódico evitó publicar la noticia en la sección “Luto en el episcopado”, pero trató a monseñor Zhao con los títulos de «excelencia” y de «prelado». Zhao Jing-nong era de hecho el obispo “oficial” de Tianshui, válidamente consagrado, pero no reconocido por la Santa Sede. Este tratamiento distinto por parte del diario vaticano podría estar motivado por el hecho de que el prelado en cuestión, aunque se había reconciliado con la Santa Sede en los últimos años de su vida, no había llegado, sin embargo, a una legitimación. Fides y L’Osservatore Romano concluían así su recuerdo: «Monseñor Agustín Zhao era considerado por todos un hombre bueno y justo. Los sacerdotes de Tianshui refieren que siempre han visto en las manos del prelado un Rosario, a no ser que estuviera comiendo o haciendo otras cosas».
(*) Recientemente La Civiltà Cattolica –cuyas galeradas como es sabido se corrigen en la Secretaría de Estado– escribía: «[En China] la Asociación patriótica católica oficial ha de tener 79 obispos, y la Iglesia subterránea 49. Pero la Santa Sede reconoce muchos obispos de la Asociación: con otras palabras, los dos tercios casi de los obispos estarían de facto reconocidos por Roma» (6 de marzo de 2004, pág. 505).

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