El fruto de la nada

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Evangelio según San Mateo 25,1-13:
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. 
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. 
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, 
mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. 
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. 
Pero a medianoche se oyó un grito: ‘Ya viene el esposo, salgan a su encuentro’. 
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. 
Las necias dijeron a las prudentes: ‘¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?’. 
Pero estas les respondieron: ‘No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado’. 
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. 
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’, pero él respondió: ‘Les aseguro que no las conozco’. 
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

Maestro Eckhart

El primer proceso de inquisición contra un teólogo de la Universidad de París durante la Edad Media fue el del Maestro Eckhart (1260-1328), dominico alemán que predicaba la posibilidad de que el hombre alcance aquí en la tierra una vida bienaventurada, asumiendo su origen y filiación divinas. Sus expresiones arriesgadas sobre el nacimiento del Hijo de Dios en el alma, la experiencia nihilista de Dios a quien llama «pura Nada», el vacío interior que el espíritu comprende como una muerte necesaria o al exilio del alma noble, todo ello condujo a sus acusadores a ver en su obra tesis heréticas. Pero la fuerza de su pensamiento filosófico y teológico tuvo, a pesar de la prohibición de su obra, una continuidad inmediata en el siglo XIV, en primer lugar entre los dominicos alemanes Heinrich Suso y Johannes Tauler, y después en san Juan de la Cruz, Angelus Silesius, Jacob Böhme y, ya en el siglo XX, en Martin Heidegger. El interés por Eckhart va más allá de la tradición europea y occidental; han sido los filósofos de la Escuela de Kioto, Nishitani y Tanabe, quienes han llamado la atención sobre la figura como un interlocutor privilegiado con las tradiciones asiáticas y muy especialmente con el Budismo Zen. 
Este libro recoge algunos de sus más destacados sermones y tratados en lengua alemana, así como un conjunto de textos atribuidos al Maestro Eckhart (proverbios, leyendas y un largo poema) que proporcionan una idea completa del gran místico alemán.
Introducción por Amador Vega Esquerra:
Son numerosos los estudios comparativos que se han realizado a propósito del pensamiento eckhartiano, desde comienzos de siglo, coincidiendo con el descubrimiento de esta figura singular en Alemania y con el desarrollo de la historia de las religiones. A pesar de los muchos puntos de coincidencia, incluso a partir del análisis de palabras de común raíz indoeuropea, o de las sutilidades de conceptos como trascendencia o panteísmo, el nihilismo religioso de Eckhart y del budismo Zen parten la idea de liberación absoluta, centrada en Eckhart en la mors mystica («ruego a Dios que me vacíe de Dios») y en el Zen, a partir de la «Gran muerte», como una conversión radical del espíritu. La más importante reflexión, en nuestros días, se debe a los trabajos ininterrumpidos en las últimas décadas del profesor Alois M. Haas, que, superando los contextos estrictamente doctrinales de las tradiciones religiosas, se ha centrado en el aspecto de la «paradoja mística» en relación con el lenguaje de la poesía cristiana y Zen, recuperando asimismo para la tradición europea figuras como san Juan de la Cruz, Tauler y Suso, estos últimos discípulos del Maestro alemán. La poesía se sitúa en un marco extrarreflexivo, en el que la violencia con que el lenguaje somete a las palabras trasciende los límites de la razón, porque es la lógica del «sin porqué» (sunder warumbe), como la rosa de Angelus Silesius que el poeta Paul Celan recoge en su poesía titulada «Psalm» (Salmo): «Ein Nichts / waren wir, sind wir, werden / wir bleiben, blühend: / die Nichts-, die / Niemandsrose» («Una nada fuimos, somos, seremos, / floreciendo: rosa de nada, de nadie»). La voluntad de desapropiación de un lenguaje siempre en exilio de sí mismo no ha dejado de interesar a la filosofía«, pero en la radicalidad de su expresión hay que ir a buscado en el arte, la literatura y la música del siglo XX. Desde un estudio de estas formas de negación y abstractas de la estética occidental es posible, una vez realizado el exilio del alma en Oriente, retornar a casa ennoblecidos.

¿Qué piensa el Papa Francisco del diablo?

Tentaciones, mundanidad, hipocresía… Tres de las nueve maneras usadas por Satán para actuar contra las personas

Por Isabelle Cousturié-www.es.aleteia.org
Estamos lejos de la representación que solemos ver en la iconografía o en el cine: un hombre con aspecto cruel y cuernos en la cabeza. El diablo del que habla a menudo el papa Francisco en sus homilías y catequesis se manifiesta de manera muy diferente. Es un germen presente en la sociedad que extiende las semillas de la cizaña y trata de dividir a las personas. Un ser que trata continuamente de hacernos caer en tentación.
En una obra titulada Il diavolo c’è (“el diablo existe”, en español), el escritor italiano Diego Manetti reúne todas las intervenciones en las que el Santo Padre ha advertido contra los peligros de Satán y en las que explica lo que piensa de él.

1) Portador de amargura

“Como nos ha recordado tantas veces el papa Benedicto XVI en sus enseñanzas, y al final con ese gesto valeroso y humilde, es Cristo quien guía a la Iglesia por medio de su Espíritu. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza vivificadora y unificadora: de muchos, hace un solo cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo. Nunca nos dejemos vencer por el pesimismo, por esa amargura que el diablo nos ofrece cada día; no caigamos en el pesimismo y el desánimo: tengamos la firme convicción de que, con su aliento poderoso, el Espíritu Santo da a la Iglesia el valor de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, para llevar el Evangelio hasta los extremos confines de la tierra (cf. Hch 1,8)”. Papa Francisco, Audiencia a todos los cardenales, 15 de marzo de 2013.

2) Ladrón de esperanza

“Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros; nace del saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡hay tantos! Y en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis. Sigamos a Jesús”. Papa Francisco, Homilía del Domingo de Ramos, 24 de marzo de 2013.

3) Propagador de habladurías y cizaña

“Os pido [a la Gendarmería vaticana] no solo defender las puertas, las ventanas del Vaticano –un trabajo necesario e importante– sino defender como vuestro patrón san Miguel las puertas del corazón de quien trabaja en Vaticano, donde la tentación ‘entra’ exactamente como en todas partes. Pero hay una tentación, (…) una tentación que le gusta mucho al diablo: la de contra la unidad, cuando las trampas van precisamente contra la unidad de los que viven y trabajan en el Vaticano. Y el diablo intenta crear una guerra interna, una especie de guerra civil y espiritual ¿no? Y es una guerra que no se hace con las armas que nosotros conocemos: se hace con la lengua”Papa Francisco, Homilía para la Gendarmería vaticana, 28 de septiembre de 2013

4) Satán es hábil

“El deber del pueblo de Dios es custodiar en sí al hombre: al hombre Jesús. Porque es el hombre que da vida a todos los hombres, a toda la humanidad”. Por su parte, “los ángeles luchan para hacer vencer al hombre”. Así, “el hombre, el Hijo de Dios, Jesús y la humanidad, todos nosotros, luchamos contra todas esas cosas que Satán hace para destruirlo. Tantos proyectos, excepto los pecados propios, pero tantos, tantos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia al hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis; es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción”Papa Francisco, Meditación matinal del 29 de septiembre de 2014. 

5) Un seductor peligroso

“Satán es un seductor, es uno que siembra insidias y un seductor, y seduce con el encanto, con el encanto demoníaco, te lleva a creer todo. ¡Él sabe vender con este encanto, vende bien, pero al final paga mal!”.
“La vieja serpiente, el demonio, tiene tres métodos: primero, obtener cosas, en este caso el pan, las riquezas, que os conducen lentamente a la corrupción, y no os cuento ninguna historia, ¡la corrupción está por todas partes! Muchas personas venden su alma por dos monedas, venden su felicidad, venden su vida, lo venden todo. Ese es el primer nivel: el dinero, la riqueza”Papa Francisco, Homilía de la misa por el Cuerpo de la gendarmería vaticana, 3 de octubre de 2015.

6) Sombra de los espíritus impuros

“La vida cristiana es una lucha. Dejémonos atraer por Jesús. (…) Y es necesario que sea el Padre quien te atraiga a Jesús. (…) Pero si quieres ir adelante ¡debes luchar! Sentir el corazón que lucha, para que Jesús venza”.
“Pensemos cómo es nuestro corazón: ¿Siento esta lucha en mi corazón? ¿Entre la comodidad o el servicio a los demás, entre divertirme un poco o hacer oración y adorar al Padre, entre una cosa y la otra? ¿Siento la lucha, las ganas de hacer el bien? ¿Creo que mi vida conmueve el corazón de Jesús?”. Papa Francisco, Meditación matinal, 19 de enero de 2017.

7) Ningún diálogo

“La serpiente, el diablo, es astuto: no se puede dialogar con el diablo. Todos nosotros sabemos qué son las tentaciones, todos sabemos porque todos las tenemos: ¡muchas tentaciones de vanidad, de soberbia, de codicia, de avaricia, muchas! Pero todas empiezan cuando nos decimos: ‘pero, se puede, se puede…’”. Papa Francisco, Meditación matinal, 10 de febrero de 2017.

8) La mundanidad como tentación

“Algunas veces lo decimos con vergüenza, nosotros los presbíteros: ‘Yo quisiera esa parroquia…’. ‘Pero el Señor está aquí’, ‘Ya pero yo quiero esa…’. Lo mismo. No el camino del Señor, sino el de la vanidad, de la mundanidad. Entre los obispos sucede lo mismo: la mundanidad como tentación. Muchas veces, ‘Estoy en esta diócesis pero miro a esa que es más importante y hago este movimiento para alcanzarla… muevo este hilo, hago presión, aprieto este botón para llegar allí…’”. Papa Francisco, Meditación matinal, 21 de febrero de 2017.

9) Hipocresía y adulación

“Los hipócritas siempre comienzan con la adulación. Y luego hacen una pregunta. En las técnicas de la adulación están también el no decir una verdad, el exagerar, el hacer crecer la vanidad. Conocí a un sacerdote hace mucho tiempo, no aquí, que, pobrecillo, se creía todas las adulaciones que le hacían, era su debilidad. Y los compañeros decían de él que había aprendido mal la liturgia, porque no había comprendido bien el verdadero sentido de la incensación. La adulación comienza así, pero con mala intención. Esto se entiende bien también leyendo el pasaje evangélico: los fariseos, para poner a prueba a Jesús, le adulan para que Él crea esto y resbale. Es la técnica del hipócrita: te hace ver que te quiere, siempre te hincha, para alcanzar su objetivo”. Papa Francisco, Meditación matinal, 6 de junio de 2017.

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