¡Hasta la vista baby!

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Por Luciano Revoredo- www.laabeja.pe
El Presidente Kuczynski fue elegido bajo la premisa del mal menor. Fue el candidato al cual una inédita conjunción de hechos puso en la segunda vuelta. Finalmente la suma de los odios antifujimoristas lo llevaron a Palacio. Como sabemos nada que surja del odio termina bien, ya hemos visto cual ha sido el final de los Humala.
El primer sorprendido fue el propio presidente electo. Había llegado a la meta, a la cúspide de toda carrera política, pero había llegado solo, sin un equipo detrás, sin un partido organizado que lo respalde, sin mayoría en el congreso y sin saber bien que hacer.
Kuczynski es un viejo lobista, a eso ha dedicado su vida con éxito. Recurrió para que le maneje las cosas a un antiguo conocido, Fernando Zavala, un vendedor de humo, miembro también de una familia de lobistas y exitoso funcionario en el sector privado. Zavala tenía la experiencia de haber sido ministro junto a PPK en el corrupto gobierno del prófugo Toledo.
Anunciaron entonces un gabinete de lujo. Pero no fue así. Pronto el gabinete de “lujo” empezó a hacer agua. A los seis meses de gobierno el desgaste era terrible. Se convirtió así, en la percepción de los peruanos, en una continuidad de la política humalista. Y la gente no estaba dispuesta a tolerar más de lo mismo.
Pronto empezaron los escándalos. La sensación de desgobierno. Los destapes de negociados. Los manejos por debajo de la mesa y fueron rodando algunas cabezas, el impresentable Saavedra, factótum de la corrupción de los niños desde el MINEDU y el vicepresidente Vizcarra, cabeza de turco del caso Chinchero simbolizan este pago para calmar las aguas.
Mientras desde la estratósfera PPK sigue manejando sus asuntos, a su manera, para su conveniencia y la de sus amigos y de espaldas a las necesidades de la población. Zavala por su parte, muy sonriente y melifluo se fue embriagando de poder, se fue sintiendo intocable y mientras manejaba los hilos del poder con una mano, con la otra iba ordenando las fichas del ajedrez de la sucia política, armando ejércitos de “trolls” que le movían las redes sociales y deshaciéndose eficazmente de todo aquel que le hiciera sombra, haciendo “propuestas que nadie podía rechazar”. Quiso ser un Montesinos, olvidándose que para eso hay que estar detrás, oculto, ser el poder detrás del trono. Sus maniobras fueron evidentes y torpes.
Pero no olvidemos también que PPK llegó al poder con los votos de la izquierda, y siendo él un pragmático total, un hombre sin Dios ni patria, en agradecimiento permitió la infiltración caviar. Es así que el avance en el país del marxismo cultural y las acciones que tomaron sus operadoras en los distintos niveles del Estado no hicieron más que animar a los ciudadanos a levantar su voz de protesta y tomar acciones.
Se llenaron entonces las calles de protestas contra la imposición de estas políticas en los currículos escolares. Simultáneamente salieron a la luz los gastos excesivos del MINEDU, las sobrevaloraciones y todo esto terminó con la censura del Ministro Saavedra. Ante la posibilidad de la censura se agitó el fantasma de la pedida de la confianza por la PCM. Esto no sucedió y sabemos como acabó Saavedra.
El 1 de mayo, sin embargo, mientras muchos disfrutaban de un merecido descanso por el feriado del día del trabajo, un grupo de desadaptados marchaba por el centro de Lima reivindicando la “lucha” de Sendero Luminoso. Marchaban ordenadamente con pancartas con la foto de los principales líderes de esa banda asesina que ensangrentó a nuestro país.
Al lado de ellos, la Policía Nacional hacía el triste papel de cuidarlos. Caminaban a su lado como si se tratase de una procesión o el desplazamiento de una hinchada del fútbol. Era la misma policía que hace unos meses apaleó y persiguió incluso a caballo y lanzó gases lacrimógenos contra los padres de familia que marchaban pacíficamente para proteger a sus hijos de la ideología de género. Y era también la misma policía a la que estos perturbados izquierdistas había asesinado en forma masiva hace unas décadas.
Obviamente esto encrespó los ánimos. La gente ya estaba saturada de la criminalidad, de la inseguridad y esta actitud complaciente del ministro Basombrío con el terror fue la gota que derramó el vaso de la paciencia popular. Basombrío acabó interpelado y nuevamente se habló de la confianza. Debió ser censurado, sin embargo por esas carambolas de la política terminó recibiendo la confianza del congreso.
El Presidente de la República, mientras tanto, desatinado como siempre, en un momento de pública euforia en el Cuzco decía a viva voz “A los criticones les digo: ¡Cállense la boca! ¡Déjenme trabajar!”. Y ¿A qué abnegado trabajo se refería? Pues nada menos que al negociado de Chinchero que significó la renuncia del ministro Vizcarra, antes de ser censurado.
A esto se suma el indecente desparpajo de la ministra de salud repartiendo condones y hormonas para los trans mientras no había vacunas para el dengue, que mientras cobraba decenas de vidas la misma extraviada ministra decía que eso era un psicosocial.
Pero había más. Había la herencia del súper ministro, de la estrella internacional, del iluminado Saavedra. Esa herencia se llamaba SUTEP. La mala política había resucitado ese muerto. Pronto lo vimos robustecerse y tomar las calles. Frente a ellos una ministra bobalicona y frívola, incapaz de manejar la situación, débil, ignorante y temerosa, pero aferrada al sillón con uñas y dientes, nos regaló uno de los más lamentables episodios de nuestra historia política.
Evidentemente debía ir al congreso a dar cuenta de sus desaguisados y fracasos. Los escolares estuvieron a punto de perder el año. Mientras la ministra muy campante negaba todo y no veía nada. Por su parte siempre desde la estratósfera PPK la llenaba de elogios y la fortalecía. Zavala, el Montesinos de utilería, hacía lo propio.
La prensa caviar, todos esos beneficiarios de Odebrecht, esos trashumantes de albañal, que mamaron de la teta del fujimorismo mientras pudieron, los capos del media training, los siempre genuflexos asesores, dispuestos al cafecito, al cebichito, a la mermelada, empezaron otra vez con la cantaleta del pedido de confianza, es así que el cándido Zavala, envalentonado por los guapeos de estos innombrables, se sintió muy poderoso, muy astuto y presentó la cuestión de confianza.
El final de la historia ya lo sabemos. Se hizo lo correcto. Ante la irresponsabilidad de Zavala, que creó una crisis innecesaria, de la cual él y nadie más que él es responsable, sólo quedaba negarle la confianza y que caiga el gabinete. El congreso actuó correctamente. No se podía dejar arrinconar por tan burda estrategia.
Desubicados y golpeados, los caviares, los pulpines burocráticos y los odiadores profesionales del antifujimorismo ensayan una especie de media sonrisa y pretenden hacernos creer que han vencido, que tienen al congreso acorralado, cogido y que una nueva censura implicaría su cierre. No importa.
PPK tiene ahora la posibilidad de un borrón y cuenta nueva. Tiene la posibilidad de enmendar rumbos y formar un gobierno serio. Esperamos que tenga la capacidad de sacudirse de los parásitos caviares y eligiendo colaboradores calificados lleve al Perú por el buen camino.

Puntuación: 5 / Votos: 46

Un pensamiento en “¡Hasta la vista baby!

  1. Jorge Eduardo Portocarrero

    La jugada de ajedrez de PPK le salio perfecta, ahora es suficiente un nuevo pedido de confianza y cataplum cae el parlamento. ¡Felicitaciones por la excelente jugada de ajedrez! ¿Cual será la respuesta?: vacancia presidencial…

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