Rafo no cambia

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salvador del solar

Maltrató a Martha Meier y Karina Calmet

El Ministerio de Cultura se pronunció sobre la columna del periodista Rafo León en la revista Caretas, en la cual a través del personaje ‘China Tudela’ se refiere a una mujer como “la porcina ojo jalado”.
En la columna de ficción se hace alusión a personas de la vida real, en específico a Kenji y Keiko Fujimori, aunque no se mencione su apellido. Ante los fuertes calificativos que se lanzan en la columna, el ministerio ha señalado a través de un comunicado que “las frases contenidas en la mencionada publicación pueden ser calificadas como denigrantes y racistas”.

Pantaleón Pantoja

Asimismo, la cartera de Cultura remarca que dichas frases son dentro de un contexto de sátira política, por un personaje ficticio que es una caricatura de una frívola y discriminadora mujer de “clase alta” limeña.
“Más allá de si jurídicamente cabe una sanción estatal por actitudes o frases recogidas en la esfera de la ficción y en el ejercicio del humor, desde el Ministerio de Cultura, comprometidos con la lucha contra toda manifestación racista, expresamos nuestra solidaridad con las personas afectadas por estas frases”, remarca el ministerio, el cual agrega que hacen un llamado a los periodistas y comunicadores en general a “ejercer su libertad de creación y de expresión con la mayor responsabilidad”.
Fuente: Diario Perú21.

Por qué defender a Keiko

Por Enrique Pasquel– Diario El Comercio.
El mes pasado, Phillip Butters fue expulsado -con razón- de Willax TV a raíz de las denigrantes frases que utilizó contra futbolistas ecuatorianos. “Los ecuatorianos no son negros, son cocodrilos de altura […] ustedes hacen una prueba de ADN a Felipe Caicedo y no es humano, es un mono, un gorila”, fueron algunas de las perlas de Butters. Sumaron varias las personas y organizaciones que se manifestaron en contra del conductor y, entre ellas, el Ministerio de Cultura, que publicó un comunicado de rechazo. El lenguaje de este último fue contundente, pues indicó que los comentarios de Butters fueron “denigrantes”, señaló que “rechaza toda manifestación racista” y recordó que “el periodismo [cumple] un rol fundamental en transmitir valores”.
La semana que pasó, por otro lado, el periodista Rafo León, a través de su personaje satírico la China Tudela, calificó a Keiko Fujimori de “porcina ojo jalado” y la gran mayoría de personas que, con buenos motivos, saltaron en el caso de Butters callaron en esta ocasión. El Ministerio de Cultura, por su parte, también emitió un comunicado, pero con un tono muy distinto. Señaló que las frases “pueden ser calificadas como denigrantes y racistas” (se cuidó de decir que efectivamente lo son). Y a continuación precisó que “dichas frases son proferidas, dentro de un contexto de sátira política, por un personaje ficticio que es, a su vez, una caricatura de una frívola y discriminadora mujer de ‘clase alta’ limeña, lo que supone una crítica a este tipo de actitudes”.
Esta última justificación del ataque a la lideresa de Fuerza Popular, por cierto, es falaz. Y es que ese comentario de la China Tudela no buscaba ser una parodia crítica de cómo supuestamente piensa una mujer frívola y clasista (la cual en el imaginario popular no tiene una actitud de ese tipo frente a Keiko Fujimori). Rafo León, en buena cuenta, puso en la boca de su personaje de ficción un insulto racista y denigrante que replica el tipo de los que él realiza también en persona por las discrepancias políticas que tiene con la señora en cuestión. Como muestra, puede revisarse la publicación que hizo en su página de Facebook el 24 de diciembre del 2016, en la que trata a Keiko de “ronsoco”, mientras que en otra ocasión, a través de la misma red social, la calificó de “chancha pendeja”.
Dicho sea de paso, no es la única mujer ligada al fujimorismo a la que León se ha referido denigrantemente. Sobre Karina Calmet, el periodista dijo en su página de Facebook que en una foto “la colocaron ante un tablero de ajedrez, como para dar la idea de que es un ser pensante”, que “su inteligencia apenas supera la de un teléfono monedero” y que “sonreía como una cachalota en el día de su boda”.
Pero volviendo a nuestro tema, es claro que el Ministerio de Cultura y todas aquellas personas que se indignaron con el Caso Butters y no con el de León manejan un doble estándar. Palo para sus opositores políticos y guante de seda para quienes gozan de su simpatía. Esto deslegitima los esfuerzos por erradicar el trato denigrante y la discriminación, pues revela que para muchos no se trata de un tema de principios, sino de personas. Y, de esta forma, pierden autoridad moral en su prédica.
Quien siga esta columna sabrá que cuando lo hemos creído necesario no escatimamos en críticas al fujimorismo. No obstante, no me cabe duda de que si no podemos reconocer que también debemos tratar con el respeto que merece cualquier persona a aquellos con quienes discrepamos, es mejor que no hablemos de igualdad. Porque, claramente, no sabemos de qué estamos hablando.

¡Yo aliada de Kenji, fallezco!

Por Rafo León- Revista CARETAS.
Ay, chola, ya me está hartando Morelli con sus visitas inopinadas a mi departamento y su acoso cuando estoy jugando golf o a punto de entrar a nadar a la piscina del club, chola, donde tengo la sospecha de que unas señoras emprendedoras de pelo pintado color cucaracha de grifo y cuerpo de tamal mal envuelto, esas que no sé cómo se han vuelto  socias, bueno, se hacen la pila en el agua de la piscina, por más que se les dice que se les formará alrededor una mancha color morado, a lo que una de ellas contestó que le encantaba ese color porque hacía juego “con los sofás de mi living”. Pero bueno, Morelli está obsesionado con que yo me meta a apoyar a Kenji en su estrategia de tomar distancia de la porcina ojo jalado de la hermana, y así propiciar un acercamiento con PPK, la verdad no sé para qué. Un día lo recibí por media hora en el consultorio y me vino con la monserga de que Kenji representa el lado decente del fujimorismo y que el subnormal ese, en su opinión es poco menos que un Einstein incomprendido. Yo me limité a preguntarle si quería otro café antes de irse, con lo cual la cara de poto que le quedó no se le debe haber borrado hasta hoy. Pero es que, cholita, ¿hay necesidad de aliarte con agentados, improvisados, horribles y advenedizos para que el Perú empiece a andar como se debe? Porque aquí entre nos, reina, PPK está ya en un estado en el que gobernar para él es sinónimo de bailar ese pasito de Papa Noel en huelga de hambre que a mí me saca de mis casillas, cómo te explico. Entonces, sí, es necesario que alguien tome el liderazgo para gobernar con mano dura y pulso firme, como me quiso decir Sue el otro día en el sauna del club, pero creo que se estaba ahogando con el vapor o los cuatro pisco sour habían hecho su efecto porque lo que en verdad me dijo fue que el Perú necesita “una trola dura en la mano firme”, y yo la entendí porque la conozco desde que éramos así. Bueno, sigo con la reflexión del proyecto nacional, ¿ya? Mira, lo que estamos viviendo, que es algo así como un burdel de epilépticas, en realidad es la consecuencia de todo lo que el país ganó gracias al Chino, a quien detesto con alma, corazón y vida, pero como soy justa, pucha, se lo tengo que reconocer. O sea, si el Contralor se dedica a vender y comprar cientos de carros, pucha, está en su derecho porque este es un país libre y mejor tener un Contralor pragmático y emprendedor, que un borsifláis caviarón y teta frita que se meta todo el tiempo a hacerle auditorías a las empresas. Igual, cholita, o sea, la composición del directorio del BCR a mí me parece regia y súper equilibrada, a pesar de que Rafi Rey sea un zampatortas chupacirios que usa cilicio en el muslo gordo y rosado; y bueno, Pepe, ¿no?, cómo te explico. Ya tenemos en el gabinete de PPK a por lo menos tres ministros de nuestro lado, y todo esto sin hacer ninguna alianza con la wantán quemado ni el oligofrénico del hermanito, qué quieres que te diga. Investigando en la Biblioteca del Congreso en Washington he encontrado documentos que prueban que en el Perú, desde la sociedad de Caral en adelante, siempre ha habido dos elites en el poder. Una regia, cosmopolita, políglota, con una clase nivel Maria Callas y un poder de decisión inquebrantable. Y otra, pucha, compuesta por unos seres más cholos que juntar mesas en un restaurante, no sabes, impresentables, zafios, retorcidos y cutreros, pero que hacen regio su trabajo para nosotros. Entonces, Morelli, a ver si de una buena vez entiendes que no voy a reunirme con Kenji porque yo no sé tratar con gente bruta, nunca me ha tocado hacerlo en mi vida y además, ni falta que me hace. Regio, ¿no? Chau, chau.

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