Denuncias falsas

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Sodalicio: superior rechaza que sea una institución criminal

La acusación penal contra Luis Fernando Figari y otros siete miembros de la cúpula del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) por los delitos de secuestro, asociación ilícita para delinquir y lesiones graves, fue rechazada por el Consejo Superior de la organización religiosa. Esta grave denuncia fue presentada por cinco ex sodálites ante la 26 Fiscalía Provincial Penal de Lima.
“Nosotros los sodálites, que reconocemos los errores que podemos haber cometido, no vamos a aceptar que digan que somos una institución criminal. Lo rechazamos tajantemente y estamos dispuestos a trabajar denodadamente para demostrarlo en cualquier fuero”, manifestó el superior general Alessandro Moroni, quien además aseguró que su comunidad continuará trabajando para reparar a las víctimas.
La semana pasada, los denunciantes y su abogado explicaron que se cometió secuestro por la manera en que fueron captados los menores de edad en la comunidad. Sobre la asociación ilícita y lesiones graves, dijeron que el Sodalicio de Vida Cristiana se dedicaba a captar a adolescentes, y muchos de ellos fueron violentados.
Al respecto, otros miembros actuales del SVC desmintieron tales imputaciones. “La acusación de que nosotros en el Sodalicio lavamos el cerebro de los jóvenes es completamente falsa. Los jóvenes que están en nuestra comunidad están allí porque quieren estar. Han entrado libremente y también tienen toda la libertad de poder salir cuando lo crean conveniente”, señaló Gianfranco Zamudio.
Fuente: Diario El Comercio.
Arzobispo de PiuraEl Arzobispado de Piura, mediante un comunicado, indicó que el arzobispo monseñor José Eguren Anselmi está sorprendido de haber sido incluido en la denuncia contra integrantes del Sodalicio de Vida Cristiana, por parte de cinco presuntas víctimas de abusos del fundador de este grupo católico Luis Fernando Figari, a quien la congregación religiosa expulsó meses atrás.
En el comunicado del Arzobispado indican que la denuncia en cuestión no se refiere a abusos sexuales.
La denuncia penal ampliatoria presentada al Ministerio Público pide se añada a los cargos por los que se abrió una investigación de oficio, el pasado 22 de octubre de 2015, los delitos de secuestro, lesiones graves y asociación ilícita para delinquir.
La denuncia fue presentada, inicialmente, en contra del fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Luis Fernando Figari por el presunto delito de abuso sexual, y luego se hizo extensiva, por otros delitos, a quienes integraron esta congregación religiosa por muchos años donde se incluye al arzobispo de Piura José Eguren, junto a Jaime Baertl Gómez, Virgilio Levaggi Vega, José Ambrozic Velezmoro, Eduardo Regal Villa, Óscar Tokumura y Edwin Scheuch Pool.
Mediante el comunicado se precisa que el arzobispo “se encuentra con la conciencia tranquila y espera que prevalezca la justicia, con la cual está dispuesto a colaborar plenamente”.
Fuente: Radio Programas del Perú.

La facilidad del escarnio: A propósito del Sodalicio

Por Andrés Valle Mansilla- laabeja.pe
Disculpen la crudeza, pero siento el deber de expresar mi opinión sobre esto: Hace un par de días vi la publicación de una caricatura anti-clerical que describía lo siguiente: un cardenal mirando por la ventana a una pareja de homosexuales con un niño gritaba su rechazo a la adopción gay, mientras debajo de su sotana se veían los pies de un niño puesto de rodillas en una posición que daba a entender una práctica sexual.
Tras quedar herido ante semejante burla, escribí a la persona que publicó eso protestando por esa evidente generalización y después me enteré de los “likes” y aprobaciones que recibió en las redes sociales de parte de personas que odian a los que se consagran a Dios, sean culpables o no de esos execrables crímenes o que ni siquiera tengan que ver con el tema. De allí el presente artículo, para no limitarme al tema de moda en las últimas semanas, y que ha opacado (en parte) a la lluvia de fango propia de la campaña por las elecciones de 2016.
Dicha caricatura, que parecía inspirada en las portadas de la revista blasfema (“satírica” que le dicen) Charlie Hebdo, mezclaba varios temas candentes: los curas pederastas condenados y las indemnizaciones millonarias que tuvo que pagar la Iglesia a las víctimas; la adopción gay aprobada por la Corte Constitucional de Colombia y las acusaciones de abusos físicos y sexuales perpetrados entre los años 80 y 90 por el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV, por sus siglas en latín) y sus respectivos “brazos derechos” a raíz de la publicación de un libro conteniendo testimonios anónimos e incriminatorios. Es decir, son tres temas graficados con un afán crítico, condenatorio, pero incluso instigador del odio a la fe por culpa de estos criminales contra toda la Iglesia universal. Tal vez me equivoque en lo referido a lo de instigador, pero nunca está de más mencionarlo, porque a veces las expresiones artísticas contra lo piadoso o sagrado esconden semejante intención.
Después de casi un mes de haber estallado el escándalo dentro del Sodalicio, leo un artículo donde se acusa a la asociación de laicos católicos Tradición y Acción por un Perú Mayor (rama local de la TFP brasileña creada por el abogado Plinio Correa de Oliveira) de estar ligada de alguna manera a Luis Fernando Figari Rodrigo, calificándolo de co-fundador de dicha organización, la cual acaba de publicar un comunicado desmintiendo dicha afirmación y aclarando toda posible duda al respecto, además de rechazar todo intento de difamación o tergiversación de la realidad. Tradición y Acción tiene un carisma diferente al Sodalicio y a mí me consta, pese a que no integro ninguna de las dos comunidades. Ese es el beneficio de conocer la riqueza de matices y objetivos de trabajo que posee la Iglesia como parte de su misión de predicar el Evangelio (y lo pongo en mayúsculas para que no queden dudas) y practicar la caridad.
Habrán quienes discrepen conmigo porque dirán que Sodalicio es una secta, al igual que el Opus Dei, por sus métodos de captación de miembros, por las malas experiencias de sus ex miembros, por el espíritu tradicionalista y hasta militarista que algunos dicen que se vive dentro de cada uno de sus locales o por la mortificación que se practica de manera cruel o “medieval” como denuncia Dan Brown en su novela de ficción “El Código Da Vinci” o como caricaturiza ese bodrio llamado “Devorador de pecados” que protagonizó Heath Ledger. En parte los entiendo, y tienen todo el derecho a ser escuchados y a que la verdad se abra paso, prevaleciendo la justicia, pero también hay que escuchar los testimonios de las personas que perseveran en esos carismas y que les han ayudado a ser mejores cristianos. Eso incluye a los ex miembros, que pese a discrepar con sus respectivos estilos, los respetan y hasta los ayudan porque les consta el bien que hacen por la gente y por su defensa de los valores cristianos de la civilización occidental.
Muchas veces los acusadores mediáticos son los que tienen una eterna bronca con la Iglesia por malas experiencias que revelan dolor y dificultad para perdonar, otros por sus románticos ideales anti-religiosos (tipo John Lennon o Elton John), por su simpatía con los objetivos anarquistas o totalitarios de grupos de poder económico o ideológico, por sus heridas emocionales que se remontan a la niñez (por la rígida forma de inculcar la fe por parte de familias que olvidaban cómo ser caritativos o cercanos con sus hijos) o por dejarse llevar por la pereza intelectual mezclada con la tristeza espiritual (acedia), lo que lleva al agnosticismo o al ateísmo práctico. Pueden haber otras razones, pero muchas veces éstas son las que se suelen descubrir al momento de dialogar de este asunto. Por supuesto, sin dejar de mencionar la ignorancia culpable, que genera el prejuicio anti-clerical, que es el que abunda en la sociedad, si no me equivoco.
Es interesante escuchar las motivaciones de esta gente y hacer el esfuerzo por entenderlos. Por algo, el diálogo debe ser siempre la mejor manera de tender puentes para superar diferencias, además de la oración. Pero a quienes se sienten agraviados con acusaciones de delitos sin pruebas, campañas de demolición sistemáticas, opiniones mediáticas sesgadas o con caricaturas ofensivas en nombre de la sacrosanta “libertad de expresión”, tienen toda la razón de salir a manifestar su rechazo ante dichas actitudes. La justicia debe caer sobre los culpables de cualquier delito y el agravante, ante los escándalos que se desataron, debe ser demostrado en los respectivos procesos penales para que la verdad prevalezca. Después de todo, esta situación por la que el Sodalicio está pasando es una suerte de purificación (y no maldición) para que trabaje mejor por el prójimo, en quien está reflejado el mismo Cristo.
Fernando Karadima, Marcial Maciel y otros corruptores de menores cometieron crímenes y ahora lo están pagando, en esta vida y en la otra. Pero hay que recordar que la máxima penal “la inocencia se presume mientras no se demuestre lo contrario” debe aplicarse también a Figari, aunque algunos no le tengan simpatía, mientras dure la investigación fiscal contra su persona. Eso sí, lo correcto sería que venga a Lima a responder por esas acusaciones y así dé el ejemplo de no tener miedo a la verdad, sin ánimo de ofender. Eso le daría un “plus” de ayuda a la Sociedad de Vida Apostólica (no congregación, como ciertos periodistas escriben) que él fundó para evitar la fuga de simpatizantes, porque muchos de ellos aun no logran superar la magnitud del escándalo. Para ellos, y especialmente por las víctimas, las oraciones de quienes buscan la verdad la sanación y el perdón siempre serán oportunas. Para terminar, les dejo el trailer de la película de Alfred Hitchcock “Mi secreto me condena” que narra el calvario de un sacerdote por no poder revelar un asesinato que escuchó en confesión y que es sometido a juicio por ello. Eso sí, meter en este desaguisado al cardenal Cipriani o al juez del Tribunal Eclesiástico Luis Gaspar en una denuncia penal por encubrimiento de delitos, es una evidente muestra de mala fe para removerlos de sus cargos por el odio que les profesan sus acusadores y la antipatía de quienes los atacan por no plegarse a su agenda ideológica anti-vida, anti-familia o anti-desarrollo del país. Ni el odio, ni la difamación, ni la calumnia ni el escarnio público (callejero u online, gratuito o pagado) deben ser tolerados. A ver si se atreven a practicar lo mismo en Irán o en India contra los ayatolas o los brahmanes. Será delicioso ver cómo lo piensan dos veces.

Puntuación: 5 / Votos: 83

Un pensamiento en “Denuncias falsas

  1. José Manuel Sanchez Paredes

    Qué fue, qué ha hecho, en que se ha convertido el SVC… Lo único que cabe es una intervención, disolución o lo que sea necesario hacer con tal institución… Porque cuanto hagan y digan no cambiara la imagen, percepción, valoración y credibilidad negativas y reprobables de quienes habiendo convivido con los criminales pederastras durante muchos años, se rasgan hoy las vestiduras de manera tan contricta. Si supieron y callaron, que es lo que yo sinceramente creo ocurrió, son cómplices por omisión e igualmente reprobables. “Si tu ojo es ocasión de pecado…arrancatelo y entra tuerto al reino…”. Asi tan sencillo lo explica el Evangelio a la Iglesia, y el SVC ha sido el marco de una ocasión de pecado. Tu eres científico social, conoces la dinámica de los grupos similares al SVC, cuyos rasgos están tipificados en la sociología de las sectas religiosas. “Sectas”, no en sentido peyorativo sino en sentido estrictamente sociológico. No debe sorprender que sus lideres se hayan sentido y jurado la encarnación del paráclito y hayan manipulado las frágiles y vulnerables conciencias de jóvenes y adolescentes en formación y, probablemente, en conflictos de identidad, personalidad y de carácter emocional. A todas luces es criminal lo que se ha hecho con ellos, y lo menos que se puede hacer es disolver, cambiar de nombre, de estructura, de lideres, de estatutos, a esa organización. No se puede defender lo indefendible… El daño ya esta hecho, antes de victimizarse ante las acusaciones legitimas que se hace del SVC, deben pensar que en su momento tuvieron que haber evitado todos los actos criminales y delictivos de quienes aparecen recibiendo la sagrada comunión de manos del Papa y junto a ellos… Y hasta el desparpajo tuvieron de iniciar causa de beatificación para uno de esos criminales pedofilos. NO SE PUEDE DEFENDER LO INDEFENDIBLE.

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