Los algarrobos del Perú

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Algarrobo

Por Ing. Eric Cardich Briceño
Publicado en Plural. Revista del Programa de Estudios Generales de la Universidad de Lima. 1997. Número 4-5. Pág. 103-111.
Una historia sobre los quilates y los algarrobos
Aspectos naturales, culturales e históricos del algarrobo.
Las poblaciones de algarrobos se concentran de manera notoria a partir de la Latitud 7°S hacia el norte, en los Departamentos de Lambayeque, Piura y Tumbes, donde forma parte importante del denominado Bosque Seco Tropical en sus formaciones vegetales: bosque seco denso, bosque seco tipo sabana y chaparral, abarcando una superficie estimada de 1.8 millones de hectáreas.
La costa central y sur no le son propicios. Es un problema de temperaturas y horas de brillo solar. Donde el paisaje escapa a estos factores y se asemeja a la costa norte, aparece nuevamente el algarrobo. Eso solo se produce en Ica por la expansión de la estrecha faja costera.
También recupera presencia en algunas zonas de la Sierra con alta insolación y temperaturas diurnas cálidas, como en las cercanías de Huamanga y similares zonas de Ayacucho, Bagua en Amazonas y las vertientes occidentales de los Andes. Es reportado alcanzando su máxima altitud en Calca, Cusco, en el valle sagrado de los Incas a 2,976 metros sobre el nivel del mar.
En realidad, fuera de la costa norte, el algarrobo tiene una reducida presencia. Se le encuentra de forma aislada o en bosquetes discontinuos. Todo indica que estos son relictos de lo que fueron grandes masas boscosas que han venido disminuyendo constantemente desde la época prehispánica para satisfacer los requerimientos de energía en forma de leña y carbón. Esta condición de relictos es similar para otras especies forestales de la costa central y sur así como de toda la sierra.
Con la conquista se sumaron otras demandas y agresiones sobre el bosque seco, la necesidad de vigas y postes para los socavones de una minería intensiva, y la introducción de ganado del viejo mundo, en especial del caprino con la práctica del pastoreo trashumante o extensivo.
Debe señalarse que no necesariamente esta forma de pastoreo extensivo es destructiva, si se evita el sobre pastoreo, rotando el ganado oportunamente. Lamentablemente en la mayoría de los países subdesarrollados, es perniciosa para los bosques, pastizales y suelos pues termina eliminando la cobertura vegetal y provocando, por erosión, la desaparición del suelo.
En esta actividad trashumante confluyen dos factores: la percepción de que el área bajo pastoreo es un bien común, es decir no es de nadie o tan marginal que no interesa tomar en cuenta, y el progresivo deterioro que va produciendo la eliminación de nuevas generaciones de plantas o de los retoños de vegetación que están al alcance del ganado.
Es así, como no solo se pierde el bosque con la tala indiscriminada, pero también la vegetación asociada, tal como ha sucedido en Oriente Medio, la cuenca mediterránea y el Sahel Africano, entre los casos más notorios que se han registrado.
Este tipo de actividad ganadera viene causando serios trastornos ambientales en varios lugares de América Latina y se ha vuelto común en el Perú, en especial en la costa norte.
También es un problema vertientes occidentales de los andes y zonas cálidas de la sierra peruana donde mejor se adapta el ganado caprino criollo, el más rústico y con una capacidad notable de supervivencia, llegando a desenterrar raíces y roer la corteza de los árboles.
Un ejemplo son las “lomas” costeras que virtualmente han desaparecido de la costa central y sur por el efecto combinado de la tala intensiva y el sobre pastoreo.
La floresta que a modo de “ceja” existía en los cerros cercanos al mar, entre los 300 y 700 metros sobre el nivel del mar y de manera continua desde el Norte de Trujillo hasta Tacna hoy ha dejado paso al desierto. El desecamiento progresivo de la Costa Peruana, fenómeno natural de lenta progresión, se ha acelerado por la intensa acción humana.
Se tienen estudios efectuados para el Plan de Acción Forestal del Perú en 1987, que nos indican una pérdida anual de bosque seco de alrededor de 20,000 ha/año en la costa norte, de las cuales 12,386 ocurren en Piura (Jara y Otivo).
Se extrae madera para leña y carbón, aprovechando principalmente el buscado algarrobo. También se sacan otras maderas para hacer cajones fruteros (en especial para limón y mango) y las de mayor dureza como el hualtaco y guayacán para hacer parquet.
Comprobamos pues, que el bosque nativo ha desaparecido del paisaje de la sierra, costa central y sur arrastrando a sus componentes de flora y fauna asociados que no pudieron o no tenían capacidad de adaptación a los espacios abiertos. Luego de la desaparición del bosque se pasó a una dominancia de arbustos y luego de pastos. Pero en muchos lugares el proceso continuó hasta la pérdida del suelo fértil quedando la roca madre y el desierto.
Quedan aun 1.8 millones de ha de Bosque Seco en la costa norte porque las condiciones climáticas son más favorables, especialmente la presencia de lluvias, las temperaturas cálidas constantes y la gran insolación.
Otro elemento que incide favorablemente es la presencia del Fenómeno del Niño o como se le llama internacionalmente ahora: ENSO (El Niño Southern Oscillation), que cuando se presenta de manera intensa es el mejor aliado del bosque para recuperar su espacio.
Con un ENSO intenso se renuevan e incrementan los niveles de agua subterránea, se dispersan las semillas y los árboles aumentan de volumen, produciéndose un fenómeno inverso al de degradación antes señalado.
El desierto se cubre de pasto, producto de las semillas que durante años han esperado su oportunidad evolutiva. Este pasto no solo son plantas herbáceas, también son especies arbustivas y en gran medida algarrobos. Se estima (ONERN, 1986) que si se hubiera podido manejar en el último gran ENSO ocurrido en 1983, la regeneración natural acompañada de resiembras, e impedido o controlado el ingreso masivo de ganado, se habría podido capitalizar la ganancia de 1.5 a 2.0 millones de hectáreas de renovado bosque seco.
Por ejemplo, se podría haber detenido el avance del desierto de Sechura, enriquecido el bosque sabana y densificado el chaparral.
El algarrobo está adaptado a la sequía, lo indica su disposición radicular, habiendo encontrado raíces a más de 30 metros de profundidad. Por eso, cuando se producen lluvias o inundaciones su metabolismo se acelera, verdeando intensamente su follaje. Si está en floración o al inicio de su fructificación las pierde, con la finalidad de acumular el máximo de follaje y energía para aprovechar esta ocasión favorable.
Mientras dure la humedad sigue expandiéndose, acompasando su comportamiento al trastorno climático. Cuando cesa el fenómeno, se prepara con una gran floración a una excepcional producción de frutos con semillas viables. Estas tienen diferentes tiempos de dormancia, algunas germinan a la menor cantidad de humedad que encuentren, otras permanecen quizá decenas de años esperando se repita el fenómeno. Son la garantía de la especie para cautelar el germoplasma en condiciones naturales y de acuerdo al ambiente al cual se han adaptado en millones de años.
Pese a la presión humana sobre los recursos forestales, es notable la presencia de Bosque Seco en buena condición en varias zonas donde abundan los algarrobos o dominan plenamente el paisaje.
Algunas de ellas afortunadamente ya son Áreas Naturales Protegidas y se trabaja en su conservación. Son las siguientes:
1.La Zona Reservada de Tumbes (Ex Bosque Nacional De Tumbes). Establecida en Setiembre de 1994 con una superficie de 75,102 ha en las Provincias de Tumbes y Zarumilla. Las Zonas Reservadas son una categoría transitoria para definir su futuro y definitivo estatus.
2.El Parque Nacional Cerros de Amotape. Establecido en Julio de 1975, con una extensión de 91,300 ha, entre los Departamentos de Tumbes (Provincia Tumbes) y Piura (Provincias de Contralmirante Villar y Sullana.
3.El Coto de Caza El Angolo. Ubicado en el Departamento de Piura, en las Provincias de Sullana y Talara. Abarca una superficie de 65,000 ha, fue establecido en Julio de 1975.
Merece destacarse que estas tres áreas son continuas y constituyen la Reserva de Biosfera del Noroeste. Reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como una muestra representativa de uno de los ecosistemas de la Tierra. En este caso del Bosque Seco del cual solo queda 2% de la superficie original que había en el planeta en épocas históricas. En todos los casos, las causas principales de su destrucción han sido las actividades humanas. En África, Asia y Europa quedan remanentes en buena condición, pero de pequeña extensión o extensos pero muy degradados. En Australia todavía existen formaciones boscosas secas importantes.
4.Zona Reservada Laquipampa (hoy Refugio de Vida Silvestre Laquipampa). Establecida en Octubre de 1982 con una extensión de 11,346 ha, en el Departamento de Lambayeque y provincia del mismo nombre.
5.Zona Reservada Batan Grande. En el Departamento de Lambayeque, Provincia de Ferreñafe, se extiende sobre 13,400 ha, se estableció en Octubre de 1991.
6.Zona Reservada Algarrobal “El Moro”. Importante, por ser la más austral Área Natural Protegida de estas características pues se ubica en el departamento de La Libertad, provincia de Chepén con una superficie de 320,069 has, fue establecida en enero de 1995.
En total la superficie de Bosque Seco bajo protección legal especifica es de 576,217 ha, aproximadamente el 30% de la superficie existente lo cual merece destacarse. El esfuerzo que se hecho en el Perú, al menos para el amparo legal, sienta las bases para un trabajo más efectivo de manejo para la conservación del algarrobo.
Para complementar las áreas bajo protección es necesario incluir algún relicto de algarrobales del Departamento de Ica. En la Provincia de Nazca al oeste de las afamadas líneas, se encuentran todavía bosquetes en Cahuachi y Jumana bajo severa amenaza de desaparición. La tarea de conservar las líneas de Nazca se puede complementar con la de los algarrobales, los cuales, dependiendo de la categoría de Área Natural Protegida que se le asigne puede permitir el aprovechamiento sostenido de productos maderables y no maderables del bosque.
No obstante, esto no es suficiente, como dice Budowsky (1988), es necesario lograr patrones idóneos de uso de la tierra a mediano y largo plazo, especialmente detener la presión actual sobre las tierras forestales.
En el resto del Departamento, en las zonas silvestres costeras llamadas “pampas”, la extracción de agua subterránea mediante pozos ha profundizado la napa freática en extensas áreas, permitiendo la sobrevivencia solamente de los ejemplares más desarrollados de algarrobo, limitando a los juveniles y a las nuevas generaciones.
La preocupación por el bosque seco tiene varias décadas y se oriento por el lado de los dispositivos legales para regular o prohibir el aprovechamiento de sus recursos. El origen de la primera veda se remonta a 1965 (FPCN, 1995), seguidas de otras que ampliaron el ámbito, prohibiendo la tala y carbonización de árboles con fines comerciales. En 1993, por la Ley N° 26258 se prohíbe por un período de 15 años estas actividades en los Departamentos de La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes.
Como se sabe la mayor parte del carbón y parquet se comercializan en Lima, pero los dispositivos legales no son suficientes para detener estas actividades y actualmente la situación sigue siendo crítica después de más tres décadas de veda.
Algunos dicen que sin la veda, la situación del Bosque Seco hubiera sido peor en la actualidad. Además señalan que ya no se usa madera de algarrobo para fabricar ladrillos, absurdo derroche de leña que se producía por el precio excesivamente bajo del insumo, proveniente de la extracción ilícita.
En realidad, a nivel local la fabricación de cajones fruteros, en las panaderías, chicherías y picanterías, los otros usos comerciales de la leña de algarrobo tampoco detuvieron su consumo o cambiaron de fuente de energía.
Es difícil imaginar chicha norteña y más aun su aceptación popular si fuera preparada en cocina de querosene o petróleo y en ollas adaptadas a este artefacto.
Otros, analizando más críticamente la situación generada por la veda forestal, opinan que fue un buen negocio para todos los involucrados. Los extractores continuaron trabajando y no se generó un conflicto social, el mercado continuo abastecido, pero además aparecieron nuevos actores, los órganos de control de la veda, que regularon los precios y participan también de los beneficios.
Es así como Lima después de varias décadas de veda forestal continua siendo el gran mercado de los productos del Bosque Seco y la corrupción hace un espléndido negocio.
Se abastece de carbón de algarrobo y de parquet de hualtaco y guayacán de manera ininterrumpida de la única zona que puede proporcionar de manera suficiente y constante estos productos. El precio es la perdida de unas 20,000 ha de superficie boscosa por año.
Las pollerías y las parqueteras anuncian comercialmente por los medios de comunicación las bondades de sus productos hechos con productos ilegalmente obtenidos y los consumidores limeños disfrutamos de su calidad.
Existen alternativas de aprovechamiento del bosque seco bajo manejo, pero quizá no se pueda abastecer toda la demanda. Pese al escepticismo, la educación, capacitación y sensibilización para cuidar el recurso y represión de los delitos contra el bosque tendrán que ser aplicados en la costa norte y en Lima. Además, del bosque secundario o “purma” de la Amazonia se puede obtener carbón y madera para cajones, y de los bosques bajo manejo, las maderas duras para el parquet.
EL ORIGEN DE LA PALABRA ALGARROBO
Es evidente que la palabra algarrobo fue traída a América por los conquistadores españoles.
Proviene de la denominación árabe Al kharoubah con la que se designa a un árbol originario del oriente medio cuyo nombre científico es Ceratonia siliqua. Se sabe que este árbol por su gran valor económico fue llevado por los griegos desde su área nativa a su península y a Italia. Los árabes también difundieron la especie a lo largo de la costa de África del Norte y en la Península Ibérica.
Por tal motivo el nombre del árbol tiene equivalencias en otros idiomas mediterráneos: kharub (hebreo), caroube (francés), carruva (italiano) y algarrobo en español.
Anteriormente, en el tiempo de los faraones, los egipcios alimentaban a su ganado y hacían vino con sus frutos. Tradición que continúa hasta la actualidad. Además produce leña de buena calidad y carboniza óptimamente.
Pero también tiene una particularidad que fue empleada sabiamente por los árabes y otros pueblos. Sus semillas son de gran uniformidad en peso y tamaño. Todo indica que fueron utilizadas como estándar para pequeñas balanzas que pesaban piedras preciosas y perlas.
Tengamos en cuenta que además se podían encontrar fácilmente en toda la zona de comercio. En los establos de las ciudades, en sus alrededores y en las zonas rurales.
Por eso se considera que es la raíz de la palabra “al carat” y carat (árabe, ingles), unidad de medida para pesar pequeñas piedras de gran valor.
Actualmente un quilate se define como una unidad de peso para las perlas y piedras preciosas, que equivale a 205 miligramos. Otra acepción se refiere a cada una de las veinticuatroavas partes en peso de oro puro que contiene cualquier aleación de ese metal.
En su acepción figurada es el grado de perfección en cualquier cosa no material. (Diccionario Enciclopédico Hachette Castel, 1988).
Es conocido que los españoles que llegaron al nuevo mundo, denominaron plantas y animales con nombres comunes peninsulares. En América observaron árboles de similitud asombrosa a sus conocidos algarrobos: copa amplia, con frutos en forma de vainas apreciadas por su sabor dulce por personas y animales, desarrollando en zonas áridas y de madera muy dura, era inevitable que los denominaran de manera similar; si bien como veremos después son parientes lejanos de una misma, amplia y dispersa familia botánica.
Los nombres que le dieron los pueblos nativos americanos a estos árboles, en pocos casos se ha mantenido.
En México y Sur de los Estados Unidos se denomina mesquite. En el norte de Chile se denomina tamarugo. Desde el norte de Argentina hasta la zona central de los Andes circula aun el nombre de huarango o huarangay.
El nombre quechua taco o tacu prácticamente ha desaparecido, excepto en el norte de Argentina, en los valles Calchaquíes de la Provincia de Salta donde pequeños grupos indígenas los siguen denominando taco y al más temido por sus espinas: churqui (Prosopis ferox). Con el hualtaco (Loxopterigium huasango), con quien convive en la Costa Norte, no tiene parentesco, solo comparte el sufijo quechua, pues pertenece a la familia botánica Anacardiácea.
Algunas leguminosas arbóreas, especialmente aquellas pertenecientes al cercano genero de las Acacias levan a veces a confusión, sobre todo con las que coexiste el algarrobo, en especial: Acacia macracantha, llamada comúnmente: espino, faique, faique huarango, guarango y taque.
El algarrobo europeo, como se llama a la Ceratonia siliqua en el Perú y otros países americanos, es difícil de apreciar por estos lares. Se le ha plantado como ornamental, por ejemplo en la cuadra 40 de la Avenida Arequipa de Lima, en los jardines botánicos y en algunas casas o fincas rurales como la casa Hacienda Huando en Huaral.
En Europa y Oriente Medio ha mantenido su valor y es un cultivo de gran importancia económica en España, Portugal y las Islas de Creta, Cerdeña y Sicilia.
Los frutos de este algarrobo son fuente importante de exportación de Chipre y Siria. Decenas de miles de toneladas son exportadas a Europa y a los Estados Unidos como saborizante para salsas (salsa inglesa y para barbacoa) y usos biomédicos (para la elaboración de jarabes, como espesante y como medicina para problemas estomacales). Israel se encuentra empeñado actualmente en un programa intenso de reforestación con esta especie.
El algarrobo del viejo mundo, es un hermoso árbol que alcanza los 10 metros de altura con follaje denso siempre verde y con ramas que le dan una muy armónica composición. Desarrolla en lugares marginales a los que requieren los árboles frutales, sobreviviendo en una gran variedad de suelos, incluso entre las grietas de la roca madre.
Se dice que sus vainas son tan valiosas y alimenticias como los granos de cereales, en especial, para los animales a los que sirve como alimento y para engorde.
En la historia, el algarrobo jugaría un papel muy importante que le permitió popularizarse en el mundo anglosajón.
La caballería de Arturo Wellesley, conocido como el Duque de Wellington, fue un elemento decisivo durante la campaña contra las fuerzas de Napoleón en Portugal y España, entre 1808 y 1814.
Según sus biógrafos, este eficiente y austero militar que en los 12 tomos de sus memorias, donde cita al algarrobo, nunca utilizó la palabra gloria y cuya arenga más frecuente era “están bien vestidos, bien mantenidos; los que no cumplan con su deber serán ahorcados”.
Se ganó el aprecio de los pueblos ibéricos que le proporcionaron vainas de algarrobo y le condujeron a los rodales de esta especie forestal, pues no había otra forma de mantener a la caballería en un paisaje tan agreste y rocoso donde se desarrollaron las escaramuzas y batallas, que culminaron en sus triunfos de Toulouse (1814) y Waterloo (1815).
Muchos también especulan que las citas bíblicas referidas a la miel silvestre y el maná bíblico son referencias a las vainas y a la pulpa dulce del algarrobo.
LA FAMILIA BOTÁNICA DEL ALGARROBO
Los algarrobos del viejo y nuevo mundo pertenecen a la gran familia de las Leguminosas, pero allí acaba su parentesco botánico, pues se ubican en sub familias diferentes.
El algarrobo europeo, tiene una taxonomía sencilla como hemos visto, está constituido por un genero y una especie (Ceratonia siliqua), de la sub familia Cesalpinoidea.
En América la situación botánica del castellanizado algarrobo es muy compleja.
En primer lugar debemos decir que cuando nos referimos al algarrobo en este continente estamos hablando de muchas especies pero de un solo género botánico: Prosopis, perteneciente a la sub-familia Mimosoidea.
El género Prosopis cuenta con más de 30 especies en el Continente Americano de las 44 reconocidas a nivel mundial.
Si aplicamos la Teoría de los Centros de Origen de plantas y animales postulada por Vavilov, sabemos que esta se apoya en la hipótesis de que los centros coinciden con la presencia de un gran número de especies emparentadas y de sus variedades o razas sean plantas y animales respectivamente. Esta teoría también utiliza aspectos culturales como la domesticación, toponimias, giros gramaticales, usos y otros. Así se deduce por ejemplo que el Perú es centro de origen de la papa.
Con el mismo razonamiento para el algarrobo americano, su centro es el Noroeste de la Argentina, principalmente la Provincia de Salta, donde se pueden hallar más de 20 especies.
La familia leguminosa puede ser fácilmente distinguible de otras, por sus frutos en forma de legumbre o vaina. Lo difícil es muchas veces distinguir las especies o los géneros muy cercanos entre sí, lo cual lleva a constantes cambios en la denominación científica por parte de los especialistas en taxonomía botánica.
Las leguminosas son encontradas alrededor del mundo en zonas templadas, trópicos húmedos, zonas áridas a grandes altitudes e incluso existen algunas especies acuáticas.
Con 18,000 especies descritas, es la tercera familia más numerosa, luego de las orquídeas y las compuestas, dentro de las plantas superiores, es decir con flores.
Tiene tres sub familias: Mimosoidea, Papiliodea y Cesalpinoidea.
La sub-familia de las mimosoideas comprende mayormente especies arbóreas de tamaño mediano y arbustos de las zonas semiáridas y áridas de África, América y Australia, como las del genero Prosopis. Las Acacias son el género más representativo.
Se dice que después de los cereales, las leguminosas son la segunda familia botánica de plantas más útil para la humanidad.
Uno de los aspectos más importantes de esta familia es su capacidad para fijar nitrógeno de la atmósfera. Esto contribuye de manera importante a mantener el equilibrio productivo de los ecosistemas.
Pocas especies de otras familias botánicas tienen esta particularidad pero en las leguminosas se encuentra presente en la mayoría, convirtiéndose por esta adaptación evolutiva en las grandes incorporad oras de nitrógeno a los suelos del planeta.
Incluso hoy que se hace gran consumo de fertilizantes sintéticos nitrogenados, debe resaltarse que las leguminosas bajo cultivo añaden más nitrógeno al suelo que todos los fertilizantes que se usan en la Tierra. Una hectárea de leguminosas cultivadas incorpora más de 500 kilos de nitrógeno al suelo en un año.
La mineralización del nitrógeno atmosférico es efectuada por bacterias del suelo del género Rhizobium. La bacteria infecta la raíz de la leguminosa y la planta en reacción forma nódulos o hinchazones en la superficie radicular. Dentro de estos nódulos las bacterias Rhizobium se desarrollan y proliferan. En ese lugar ellas absorben el aire del suelo y por un proceso no completamente descifrado retienen el nitrógeno. La planta hospedera absorbe la mayor parte del nitrógeno y lo usa para producir proteínas, vitaminas, y otros compuestos nitrogenados vegetales. La planta en correspondencia le proporciona albergue y substancias orgánicas producto de la fotosíntesis.
Debido a esta simbiosis, la mayoría de las leguminosas suplen sus necesidades de nitrógeno sin requerir de fertilización.
Como se ha mencionado no todas las especies de leguminosas fijan nitrógeno. Es muy común en todas las que pertenecen a las sub-familias Mimosoidea y Papiliodea, pero solo en el 30% de las Cesalpinoideas se han encontrado nódulos fijadores de nitrógeno.
LAS ESPECIES DE ALGARROBO EN EL PERÚ
El destacado botánico peruano Dr. Ramón Ferreyra realizó en 1987, un importante estudio sistemático sobre los algarrobos de la Costa Norte del Perú. Anteriormente, se les consideraba una sola especie, denominada por unos Prosopis juliflora y según otros Prosopis chilensis.
Para el Dr. Ferreyra existen en realidad tres especies de Prosopis: P.pallida, P.juliflora y P.affinis.
La especie dominante según este científico es P.pallida, nativa de la Costa Norte, con cuatro formas: pallida, annularis, armata y decumbens.
La forma annularis es el denominado algarrobo “cachito” por sus frutos anillados o en forma de herradura a semejanza de pequeños cuernos. Su presencia está confinada a la Costa Norte peruana.
La denominada decumbens es el llamado algarrobo achaparrado.
La forma pallida o típica se encuentra distribuida hasta Ica.
La segunda especie en cobertura e importancia sería P.juliflora con la variedad horrida que habita en las zonas de Jaén, Bagua y Piura.
La especie P.affinis, puede ser fácilmente detectada porque sus frutos son de color morado, no tiene la gran productividad de las anteriores pero posee un tronco alto de mayor valor maderable. A esta especie los campesinos la denominan también algarrobo pava. Según Ferreyra ocupa una gran extensión geográfica, desde Argentina hasta el Norte de nuestro país.
Al igual que el algarrobo “europeo”, los frutos y hojas que caen al suelo forman un mantillo al que se denomina “puño”, importante insumo alimenticio para el ganado.
La vaina de algarrobo es especialmente valorada por los criadores de caballos de paso. Es probable que la presencia de extensos algarrobales haya sido un factor de gran importancia para el desarrollo de la ganadería equina en la costa peruana, habiendo una larga y fructífera asociación, al proporcionar alimento de buena calidad, abundante y barato. Es de señalar que el consumo de las vainas puede causar cólico en los caballos cuando no se acompaña de alimento verde, para prevenir estos problemas algunos criadores pican los frutos. Se dice que mejora la presentación de los animales por lo que es buscada antes de los concursos.
También las vainas son muy apreciadas para consumo humano, de donde se produce la algarrobina, un dulce y denso jarabe de extendido uso dentro y fuera del hábitat del algarrobo. Lo que si se está perdiendo es el consumo del “chupicin” una mazamorra de antigua data hecha con la pulpa de los frutos y harina de camote.
BIBLIOGRAFIA
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Castell, R. 1988. Diccionario Enciclopédico Hachette Castell. Tres Volúmenes. España. 1543 págs.
Ferreyra, R. 1987. Estudio Sistemático de los algarrobos de la Costa Norte del Perú. Lima. Ed. CONCYTEC. 30 pg.
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6 pensamientos en “Los algarrobos del Perú

  1. María Nelly Cuculiza

    Muy interesante. Este mes vamos a plantar semillas de lúcumo, molle, tara y algarrobo para tener 300 plantones que sembraremos el próximo año en las lomas de Villa María del Triunfo. Yo tengo algarrobos en Mala que han crecido rápido y dan fruto. ¿Piensa usted que no prosperarán en la loma? Hay grupos de voluntarios que están yendo a regar los árboles durante el estío. Gracias por su opinión.

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  2. Angel Edgar Aguilar Rivera

    En febrero del 2017 haré reforestación de una hectárea con algarrobo en el Distrito de Santa Rosa en La Mar-Ayacucho, con la finalidad de alcanzar un mejor sabor de miel de abeja en esa zona que es ceja de selva. Tengo ya listas 400 plántulas de algarrobo.

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  3. Luis Alban Contreras

    La descripción que hizo Ferreyra está llena de errores, muchas publicaciones a partir del año 2000 así lo demuestran. Seria bueno actualizar esta información.

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