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No camina derecho

El vicepresidente y su laberinto
Por Henry Pease García -Ex Presidente del Congreso
El vicepresidente Omar Chehade ha cometido errores políticos garrafales, pero el último linda peligrosamente con el tráfico de influencias y él sabe que eso es delito. La opinión pública ya le está cobrando a la imagen del presidente Ollanta Humala puntos importantes.
Para que se me entienda utilizaré la comparación, arma fundamental en la ciencia política.
¿Recuerdan el Caso BTR, que dividió las aguas en el gobierno de Alan García? No voy a entrar en materia penal, porque el poder aprista en el Ministerio Público y el Poder Judicial armó un enjambre inexpugnable que, unido al bloqueo que la alianza Apra-fujimorismo hizo a la Comisión Abugattás, implicó que no se acusara a nadie y la penalización fuera cada vez más difícil.
Pero el veredicto de la ciudadanía fue terminante en la desaprobación del gobierno. Jorge del Castillo perdió primero la presidencia del Consejo de Ministros, luego la candidatura presidencial y finalmente hasta su curul. El sistema blindó al presidente a pesar de las declaraciones de su secretario que muestran que no fue ajeno al trajín de sus ministros con el lobbista Canaán.
En el escándalo de hoy no aparece por ninguna parte el presidente Humala, pero la estrella es su vicepresidente, sin funciones como tal, pero con notoriedad suficiente para doblar voluntades de jefes policiales y para afectar las voluptuosas encuestas.
El vicepresidente ha empañado, por decir lo menos, la poda hecha por el ministro del Interior. Aunque alegue que el general Guillermo Arteta habla por la herida y miente, ¿quién va a confiar en el general Raúl Salazar después de lo que se dice de la reunión en Las Brujas de Cachiche?
No conozco al general Arteta, pero si preguntan en el norte les dirán que fue honorable y querido por la gente; más bien sacado abruptamente por el gobierno aprista. No sería lógico que participe en una maniobra para que Chehade no investigue al gobierno aprista. El vicepresidente se defiende con elocuencia, pero a nadie le encaja la comida de marras y cuanto más habla menos consistente aparece.
Todo empresario nacional o extranjero y todo interés particular -trabajadores incluidos- tienen derecho a reunirse con las autoridades pertinentes para solicitar acciones a su favor. Pero las reuniones se hacen en el local oficial, con cita previa y entrando y saliendo en horas de oficina. Los funcionarios deben publicar sus agendas y la prensa puede preguntar. No hay diferencia entre la suite de Canaán en el Country Club y Las Brujas de Cachiche.
Obviamente, en este caso, la autoridad es el ministro del Interior y no los generales que le están subordinados.
El vicepresidente no tenía que meter sus narices en el tema, ni para un desalojo ni para discutir políticas de seguridad o inteligencia en un restaurante. Su cargo es delicado por la imagen que proyecta ante los funcionarios subordinados y ante los medios. No puede entrar en un asunto de seguridad ciudadana pasando sobre el ministro del Interior. Así hayan hablado de la inmortalidad del mosquito, ha hecho un enorme daño a su gobierno. ¿Quién le va a creer?
Hay una cadena de errores del vicepresidente. El anterior, del 6 de octubre, lo asocia a la llamada ley mordaza por plantear la modificación del Código Penal para establecer el delito de prensa. Pero la más notoria fue el 6 de junio, al día siguiente de la segunda vuelta, cuando sostuvo que era probable que se traslade al reo Alberto Fujimori a una cárcel común, lo que causó de inmediato la demanda de indulto y la protesta de sus allegados. Una barbaridad que obligó a rectificaciones y que en estos días recordamos porque el cardenal volvió a poner el tema del indulto en debate. No lo voy a contradecir porque todo ciudadano tiene derecho a pedir una gracia. Lo que no puedo dejar pasar y ningún demócrata puede aceptar es la afirmación cardenalicia de que el presidente de la República no tiene que dar cuenta a nadie sino a su propia conciencia de esa gracia que otorga, no que tiene, el presidente.
Todo gobierno representativo, es decir democrático, se sustenta en la rendición de cuentas de los actos del gobernante. En el Perú, la responsabilidad política la asumen los ministros ante el Parlamento, pero eso no es toda la responsabilidad ni ante la historia ni ante los ciudadanos de hoy. Recuerden los dolores de cabeza de García tras el indulto a Crousillat y los traspiés del ministro Pastor, que tuvo a regañadientes que asumir la responsabilidad política. ¿Entenderemos la diferencia entre autocracia y democracia?

Acaso es un arlequinPor mucho menos Raúl Diez Canseco renunció
Desde Estados Unidos, el premier Salomón Lerner dejó sin piso al vicepresidente Omar Chehade y desbarató su coartada al informar que él nunca tuvo conocimiento de la gestión que hizo en el Ministerio de Transportes a favor de la empresa Andrade Gutiérrez.
Si bien todos los equipos de transferencia informaron de lo actuado en cada sector, en el caso del MTC Chehade no les comunicó que había hecho una gestión en el caso del Tren Eléctrico.
“Queremos aclarar que, en el tema del señor Chehade, no tenemos ningún tipo de referencia sobre el caso de la empresa brasileña Andrade Gutiérrez, con quienes no nos une ni hemos tenido ningún tipo de trato para el asunto de la licitación”, precisó.
Lerner enfatizó que “los que estamos comprometidos con Gana Perú hemos entrado con las manos limpias y vamos a salir así”.
En tanto, en el Congreso, la Comisión de Ética, que preside Humberto Lay, acordó, por unanimidad, iniciar las investigaciones a Chehade por una presunta infracción al Código de Ética Parlamentaria, al intervenir a favor del Grupo Wong en el caso Andahuasi.
“El Código de Ética impide que un congresista aproveche su condición e inmunidad para hacer gestiones ante entidades del Estado para beneficio propio o terceros. Habría que evaluar qué es lo que hizo y, en todo caso, debemos respetar el principio de la presunción de inocencia”, señaló en la víspera el titular de este grupo, Humberto Lay.
Andrade Gutiérrez
Omar Chehade no tuvo reparos en visitar al ex-ministro aprista de Transportes, Enrique Cornejo, para hablar a favor de la empresa Andrade Gutiérrez.
El jueves 9 de junio, a las 4.55 pm, Cornejo recibió la visita del recién electo vicepresidente. Entonces, faltaban cuatro días para que se entregue la buena pro del segundo tramo del tren, por un valor de US$583 millones, y la favorita era la brasileña Odebrecht porque había ejecutado el primer tramo.
Cornejo estaba acompañado en la reunión por sus viceministros Hjalmar Marangunich y Jorge Luis Cuba, además del secretario general Jorge Luis Menacho. Dos de los presentes en dicha cita confirmaron que Chehade les expresó su preocupación por el riesgo que implicaba otorgarle la buena pro a Odebrecht.
También afirmaron que Chehade descalificó al otro postor, el consorcio Metro San Juan. Al parecer la intervención del también congresista pretendía favorecer al tercer postor, la brasileña Andrade Gutiérrez; dado que se esmeró en detallar lo beneficioso que le resultaría al país que ellos ganaran la obra.
Chehade admitió que visitó a Cornejo y, a la pregunta de si abordó el tema del Tren Eléctrico, respondió que en la cita “se trataron varios temas”, pero asegura que no presionó para favorecer a alguna empresa. El legislador de Gana Perú insistió en que es víctima de una “guerra sucia’ destinada a desacreditar la lucha contra la corrupción del gobierno.
Agregó que tiene la conciencia limpia y que el próximo jueves decidirá su participación en la megacomisión que investigará al gobierno de Alan García. “No quiero generar más tensiones”, puntualizó.
Fuente: Perú21, Cuarto Poder, Panorama.
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Por Romina Mella
Daniel Abugattás, presidente del Congreso, dijo que la nota “Las primeras contradicciones” que publicó IDL-Reporteros, basada en una entrevista con Miguel León Barandiarán, amigo de los hermanos Chehade y ex asesor de Abugattás, era “cantinflesca”.
¿Cómo dice que me dijo que dijo? habría preguntado don Mario Moreno.
“El Perú merece periodismo un poquito más serio y profesional. Sobre todo tratándose de algo tan serio”, dijo Abugattás.
No ha sido la mejor intervención de Abugattás. No parecía haber practicado los ejercicios de respiración que tan bien le hacen, pero sin duda llegarán días mejores.
Es que, como decía Cantinflas, “hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos”.
En la misma entrevista, IDL-R le preguntó a León por su visita, junto con Miguel Chehade al general PNP (r) Guillermo Arteta en el cuartel El Potao.
Esto fue lo que se le preguntó y lo que respondió:
¿Usted fue al Potao con Miguel Chehade?
Yo no le he entregado nada al señor. Lo he visto una vez en mi vida. No puedo decirte más.
Lo importante de la entrevista a León –transcrita tal cual fue grabada– es que éste reconoció que sí se habló de Andahuasi y que no se discutió en absoluto asuntos de inteligencia. Esta versión contradice lo declarado inicialmente por Chehade y es particularmente importante porque León tenía todo el interés en defender a Chehade.
Pero IDL-Reporteros ha encontrado testigos que desmienten a los Chehade y a León.
Uno de ellos es el capitán PNP (r) Richard Salas, que fue testigo presencial del encuentro entre Miguel Chehade, Miguel León y el general Arteta. Salas trabajaba como colaborador en la creación del equipo de inteligencia para la dirección territorial de Lima Norte.
IDL-R ¿Qué pasó ese día, el viernes siete de octubre?
(…) … me encontraba por los pasadizos de la Sétima Dirtepol casi frente al despacho del general donde se encontraba la secretaria y me llama la atención la presencia de dos personas que estaban ingresando hacia el pabellón, hacia la oficina del general. Tengo entendido que ya habían estado en sala de espera. Me llamó la atención por el perfil de las personas. Eran blancos, medios gringos, ojos claros. Y normalmente en la policía uno no ve ese tipo de características. Me llamó la atención y le pregunté a la secretaria que quiénes eran.
¿Qué le dijo la secretaria?
Que eran unas personas que querían hablar con el general. (…)
Entonces vi que se acercaron a la oficina del general, él los atendió. Si mal no recuerdo fue en el pasadizo. Fue una cuestión de dos o tres minutos y posteriormente se retiraron.
¿Usted podría identificar a estas dos personas? (Se le muestra las fotografías de Miguel León y Miguel Chehade)
Sí. Sí, ahora viendo las fotos que usted me muestra, sí obviamente me doy cuenta. En ese momento no los conocía, pero viendo las fotos sí, son ellas las personas que fueron al Potao. Y no solamente los vi yo, (…).
¿Y qué ocurre ahí (en el pasadizo)?
Yo tenía entendido que el general en ese momento estaba con unos señores coroneles en una reunión de trabajo y me parece que por eso no los ha podido atender en su despacho. (…) Se encuentran prácticamente en el pasadizo, casi en la puerta de su despacho. Parece que tuvo que salir el general a atenderlos porque no podía cortar la reunión que tenía adentro.
¿Usted pudo ver el momento en que el general estaba conversando con estas dos personas?
Bueno los vi de espaldas, pero me pareció ver un sobre de color manila amarillo que le alcanzaron al señor general. Eso es lo que más o menos vi. (…) Habrá sido un par de minutos a lo mucho y luego se retiraron.
Como queda dicho, hay otros testigos de esa visita, que desmienten la versión de León y los Chehade.
De otro lado, IDL-Reporteros ha obtenido el ticket electrónico del viaje del general Abel Gamarra de ida y vuelta Tumbes-Lima-Tumbes.
Gamarra salió de Tumbes en el vuelo LAN 2335, a las 7:55 p.m. del día 3 de octubre. Regresó de Lima a Tumbes a las 5:30 p.m. del 5 de octubre en el vuelo 2334.
El propósito de su viaje fue obviamente la cena para verse con Chehade. Según una versión, Gamarra solo vino para tratarse de un mal del estómago. Dado que acudió a las Brujas de Cachiche como centro terapéutico, su problema estomacal debe haber sido el hambre.
Es que, según cita Cantinflas:
“Y como decía Napoleón : El que parte y reparte, le toca su Bonaparte”.
Fuente: IDL-Reporteros.
Puntuación: 5 / Votos: 63

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