Demasiada felicidad (la ironía en un título)

Una breve dispersión

A raíz del Premio Nobel del 2013, había escuchado que Alice Munro era una de las mejores narradoras de la actualidad. Con ella, no me pasó como con otros escritores a quienes primero leí y luego ganaron el nobel (Saramago y Grass además de Vargas Llosa). El día que anunciaron que había ganado el Nobel, comenzaron a circular dos textos de ella que leía inmediatamente. Uno de ellos, lo recuerdo perfectamente, era Radicales libres. Precisamente este relato es parte de Demasiada felicidad.

alicemunro

Ahora sí: Demasiada felicidad

Demasiada felicidad es un conjunto de relatos, 10 en total, de la Munro más madura. Esta colección fue publicada en español el 2010 y un año antes salió en su lengua original. A las voces que enfatizaron la maestría en su prosa, este texto quedará en deuda. Para poder hablar de la prosa de Munro sería necesario leerla en su idioma original. Una traducción, en muchas ocasiones, podría ser una obra literaria aparte. No correré ese riesgo.

Lo que sí puedo afirmar es que en Demasiada felicidad, Munro consigue por un lado esbozar, desarrollar y profundizar en sus personajes y, por otro, establecer un clima emocional en cada texto que profundiza en la trama. Esto en 9 de sus 10 relatos.

Radicales libres es quizá el mejor ejemplo de esto.

(Aquí viene el SPOILER)

El encuentro de una viuda con un avezado criminal es trabajado con maestría. El constante juego de poder que ambos personajes evidencian es tratado con maestría. Es, por decirlo de alguna forma, un juego psicológico. El clima dramática es el que sostiene la acción porque se transmite una sensación de que algo va a ocurrir de forma inminente. Los personajes parecen pasar a segundo plano.

En Dimensiones ocurre lo mismo. Doree es un personaje que ahonda en su vacío a consecuencia de la muerte de sus hijos. Munro le da poca voz a estos personajes pero ahonda en las circunstancias en las que están inmersas: las constantes visitas a quien fuera el padre y luego el asesino de sus niños, le permite a la autora profundizar en la psique de esta mujer. Aquí está la maestría de la autora.

Hay otro grupo de relatos que profundizan en las acciones. Juego de niños es uno de estos textos donde la acción y los personajes se equilibran. En menor medida Madera. La acción y el clima dramático están centrados en el quehacer de los personajes. Sus acciones nos pueden sorprender o ser coherentes con lo que esperábamos de ellos. Pueden evidenciar o enfatizar un conflicto moral o una crisis de confianza. Son narraciones que se acercan más a la teoría literaria sobre el cuento porque giran en torno a un conflicto que debe resolverse.

Aquí otra observación.

Los personajes femeninos que Munro esboza parecen estar atrapados en las circunstancias. Son mujeres a quienes han engañado, o les han quitado sus hijos, o son perseguidas por los fantasmas del pasado. Y en esos relatos hay una suerte de denuncia sin nombrar pero sugiriendo.

Todo funciona hasta Demasiada felicidad.

Dicho texto parece un tributo. Aún no he podido descubrir a quien y la verdad que no sería más que un dato pintoresco. El texto se acerca a una biografía y quizá su intento de acercarse a la realidad podría ser el aspecto que genera un problema.

De todas formas he de decir que recomiendo leer Demasiada felicidad. Con toda confianza lograrán encontrar un libro interesante y muy bien escrito. Munro es, sin lugar a dudas, una maestra en la narrativa contemporánea.

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