30/10/09: La Política 2.0 en el Prisma de la Conversación

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El siguiente articulo fue escrito por Augusto Erbin

El marketing político ha puesto el ojo en Internet, sus maravillosas herramientas y las bondades que posiblemente brindarán de aquí en más. Pero, comosi fuese una relación amorosa, los primeros pasos parecen ser de cautela porque aún se está conociendo a la contraparte. Muchos se animan y se incorporaron al juego, pero sin pensar en una estrategia de cómo aplicarlas en el día a día.

El dilema pasa por otro lado y radica en si hay que empezar a ver a Internet como el centro de la estrategia de comunicación política o no. Resulta muy difícil pensar el mundo de la comunicación política dejando de lado las herramientas de la Web 2.0, y sosteniendo la idea de que todos los políticos deben comenzar a reamar sus estrategias de marketing político poniendo foco primero en Internet; al estar dentro de la Web lo que hay que analizar en primera instancia es los espacios en donde se da la conversación. A partir de ver un esquema que nos muestre la cantidad de herramientas que se pueden encontrar en Internet debemos generar los mecanismos para accionar sobre aquellos espacios que puedan resultar más provechosos para emitir nuestro mensaje y que, tanto en el mediano como el largo plazo, traigan beneficios que puedan ser medidos en términos de resultados.

Brian Solis, un reconocido PR (relacionista público) de Silicon Valley, armó un Prisma de la Conversación que pretende ser una viva representación de los Medios Sociales que se va transformando y evolucionando a medida que los servicios y los canales de conversación surgen, se fusionan y se disipan. En la Web 2.0 hay que trabajar como en muchas disciplinas en las cuales la motivación, la forma y la dirección está dirigida por los consumidores, y se debe entender que participar en las conversaciones online resulta crítico para competir en el futuro.

El Prisma de la Conversación de Solis busca dar un muestreo en un gráfico sobre como se mueve la conversación online entre las comunidades más populares así como ilustrar las redes interconectadas a la Web Social. El paisaje de las herramientas sociales, los servicios y redes van cambiando al mismo tiempo por la rápida evolución o la incorporación de nuevos jugadores.

¿Qué ocurre si no estoy en el Prisma de la Conversación? Probablemente muchos políticos se pregunten eso. Si esa conversación está llevándose adelante en la Web y no estoy allí para verla y escucharla, ¿es como si no hubiese ocurrido realmente?

Lamentablemente, para aquellos que prefieren “hacer oídos sordos”, por ignorarla no va a dejar de existir: más allá de lo que piense el político, la conversación sobre él se está dando en la Web, con o sin su presencia.

Estar en el centro del Prisma de la Conversación resulta imprescindible, ya sea escuchando y observando lo que se dice o participando en los espacios. Por eso el político debe situarse en el medio del prisma para tener una visualización completa del mapa que conforma la Web 2.0 y poder accionar sobre aquellos espacios en los cuales le interesa formar parte de la conversación.

En ocasiones, al estar escuchando y observando lo que ocurre en algunos de esos espacios, puede determinar aplicar estrategias y formas de participación distintas para cada canal. Estas decisiones pueden estar supeditadas al plan comunicacional general del político o a las características y cultura que identifica a cada espacio.

Los resultados dentro de los Medios Sociales pueden resultar más efectivos cuanto mayor conocimiento se tenga de ellos, que, en definitiva, posee los mismos principios de interrelación social que se dan en el mundo offline o físico.

Por esa misma razón, en el mundo de la política 2.0, al igual en el de la política tradicional, las relaciones entre las personas es la moneda de mayor cotización. Así es como los políticos deben armar estrategias de comunicación política para saber de que manera van a involucrarse dentro del Prisma de la Conversación de los Medios Sociales y la Web 2.0.

Uno de los detalles a entender, es que al armar la estrategia de marketing político, Internet debe cumplir una función central, sino primordial, de ese plan.

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